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Capitulo 10 Cillian


Todos los que quedaban afuera ya habían entrada Martina y Pedro habían seguido caminando sin notar que yo me había detenido. Prefería que ellos no se metieran por miedo a que les sucediera algo; el tipo no soltaba mi mano y su expresión parecía la de un perro enojado.

- Devuélveme lo que me robaste, ladron- Por más que el me llamara ladrón yo no entiendo a lo que se refiere, solo robe una vez en mi vida, tenía seis años y eran los ahorros de mi hermano, después de una patada que al final lo castigaron a él, nunca haber robado algo, soy un santo,

- Yo no robe nada, y menos recuerdo haberte robado algo a vos- le dije con sinceridad, tratando de no sonar alterado.

- No mientas niño, ya sé que tú eres Damián, ¡devuélvelo! Y puede que no te haga daño- Ese "puede" no me gustó nada, y la verdad no recuerdo ser cleptómano. Este hombre ya me estaba empezando a hartar, no me explica nada y me dice ladrón sin pruebas.

- Primero no soy Damien soy Damián- Dije alzando un dedo representando ese número- segundo deja de llamarme ladrón que yo no te robe nada – levante dos dedos- y tercero me llegas a tocar un pelo, y no vas a ver quién te golpeo, mi papa es policía- Una mentira piadosa no hace daño, pensé al hablar; al tipo claramente no le importo nada de lo que dije porque no me soltó, y claramente no tenía intención de dejar de decirme ladrón.

- Niño no te hagas el ángel conmigo, ¡Devuélveme la gema!- dijo dando un paso más adelante y agarrándome con más fuerza, esto ya me empezaba a doler y no soy muy bueno soportando el dolor. Esperen acaso dijo ¿gema?

- Con gema te réferis, a una piedra naranja traslucida que claramente fue arrancada de algún lugar- dije y tal vez, pero tal vez di más información de la que debía, ups mi error. El asintió ya imaginando que yo era el ladrón que estaba buscando.

- Así que si la robaste, ¡¿Dónde está la gema?!- yo reí nerviosamente y trate para mi buena idea de patearlo en donde más nos dolía, esta es mi última opción, la más baja de todas, bueno a la altura de la cintura en realidad. Sin dejar de mirarlo y rápidamente con toda la fuerza que pude, lo patee con toda la ilusión de dejarlo sin hijos, pero él me detuvo con una sola mano, caí tan bajo para nada, solloce en mi mente – Con que tratando de escapar eh, ratita- dijo mientras sonreía malévolamente.

Creo que es hora de levantar la bandera blanca de la rendición; también quería que me dejara de insultar así que con el mal humor que él me genero decidí darle la maldita piedra fosforito. Parecía que no se iba a ir hasta que yo no le entregara esa cosa, creo que esto hubiera sido lo que tuve que hacer desde un principio, puede que no piense muy bien en los momentos de mayor estrés, debería hablarlo con la psicóloga. Ya un poco más tranquilo y decidido a mejorar la situación, tal vez después de esta situación nos haríamos amigos.

- Bueno amigo, ¿Queres que te de la piedra? Está bien, nunca la quise de todas formas- Él se sorprendió un poco y asintió – Seguime, está en mi mochila- le dije apuntando hacia la puerta de entrada.

Tal vez no sea lo más indicado invitar a alguien desconocido que trato de lastimarte a tu escuela, pero qué más da, por lo que se ve lo único que quiere él es la gema. Cuando estaba por abrir la puerta el preceptor Martin (alias el "Pendeviejo") nos detuvo. No es de sorprenderse porque alguien totalmente ajeno a la institución no puede pasar.

- Damian él no puede pasar, ni siquiera debieron de estar hablando en el patio- ósea que vio toda la escena y no pensó en ayudarme, que buen adulto ¿eh? Siempre ayudando a sus "preciados amigos" como solía llamarnos. Miro al pelinegro tratando de pensar una excusa y el me devuelve la mirada, el color de sus ojos me sorprende, que raro que no lo haya notado antes, digo los ojos color dorado es como demasiado, yo también quiero unos lentes de colores ¿Dónde los conseguirá?

Volviendo al tema Martin tenía toda la pinta de no dejarnos pasar, podríamos entrar por la puerta de emergencia o por una ventana, tal vez si le escribía a Pedro nos vendría a ayudar, mientras yo repasaba posibilidades, el tipo de la capa de un momento a otro chasqueo los dedos.

- ¿Por qué hicis...- quise preguntarle pero el rápidamente paso por al lado del preceptor y este no se movió en absoluto, de hecho parecía una estatua. Me quede tan helado como Martin cuando el pelinegro me miro y volvió a sonreír esta vez mas engreído, ósea que estaba ante un X-Men o algo así. También pase por su costado tratando de no tocarlo - ¿Sos un superhéroe algo así? Digo congelaste a Martin solo chaqueando tus dedos, no creo que algo normal en Europa- dije tratando de hacer algo de charla, sí, estoy tratando de sacarle charla a este imbécil.

- No me hables enano- me dijo cortando todo rastro de conversación que había intentado plantear, bufe y seguí caminando hacia mi aula, mientras el me seguía sin sacarme de su vista, sentía que me taladraba la nuca. Sin tardar nada ya estábamos en frente de la puerta de mi aula.

- Espérame acá, ahí te traigo la cosa esa – digo cuando estaba a punto de entrar pero él me detuvo con su brazo, altos músculos tiene por cierto.

- Nada de eso chico, entramos los dos- dijo mirándome fijamente, como hago para explicar que un tipo vestido como un raro que nunca estuvo en esta escuela entre a un aula llena de infradotados (excluyendo a Martina, perdón Pedrito, igual sos buena gente). Algo se me ocurrirá, no es tan grave, dije tratando de pensar positivamente. Lo mire y asentí, para luego agarrar la manija y abrir la puerta.

Entre al aula y como era de esperarse de alguien que llega tarde, todos se giraron para verme y se sorprendieron aún más al vera tremendo joven detrás de mí, todos estaban callados hasta la profesora estaba sorprendida.

- Hola profe este es mi primo Mariano – dije tratando de sonar realista, gracias a dios el tipo decidió seguirme el juego y levanto la mano en forma de saludo- Vengo a buscar mi mochila, Martin y mi padre vinieron a buscarme, ya firmo todos los papeles- dije mientras rodeaba el aula rápidamente y agarraba mi mochila.

Martina y Pedro me miraron y yo les lance la mágica mirada de "les escribo más tarde". Rápidamente tome del brazo al falso Mariano, ( ese nombre no le pegaba para nada) y nos dirigimos a la salida de emergencia por donde habíamos entrado, pasamos nuevamente por la estatua, y antes de salir decidí hacer una pequeña travesura.

Saque un marcador de mi mochila y le escribí en la frente un gran IMBECIL, al terminar solté una risa y segui caminando. Para salir del patio pasamos por un agujero para nada escondido y que estaba allí desde que había comenzado la secundaria, y salimos a la calle trasera del edificio. Vi que el tipo chasqueo los dedos, y suspire de alivio, puede que sea un diablo pero tampoco tanto.

Ya cansado de no saber cómo llamarlo decidí preguntarle de una vez.

- Me llamo Cillian-  respondio sin mirarme.



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QUE ONDAAAAAAA

Me habia olvidado de escribir algo aca jajajaajjajajajaja

Pasaron un lindo dominguito? o el dia de samana en que lo estes leyendo, si no disfrutaron ese dia, tranquilos siempre puede venir un mejor dia.

Nada eso besitos, estrellitas y comentarios jaja

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