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Capítulo Especial: El regalo de Katsuki (1)

20 de Abril, 2021.

Una mañana tranquila, acogedora y satisfactoria para el rubio ceniza. El sol se asomaba entre las cortinas blancas que se movían al compás del viento fresco, también el sonido de las aves le daban la bienvenida junto al bullicio lejano de las personas que solo logró despertarlo a medias, bostezo y se giro hacia la derecha para reconciliar nuevamente el sueño. Pero, para eso solo necesitaba un detalle y quedaría de piedra.

Extendió su mano hacia un costado aún somnoliento en busca del peso extra que tanto aheleaba entre sus brazos y así podría retomar su sueño de belleza, pero, no encontró nada.

Frunció el ceño, no quería abrir los ojos.

Nuevamente se estiro aún más e incluso se movió para encontrarlo y un sonido en seco retumbo entre las cuatro paredes para luego aparecer un silencio seguido de un gruñido rabioso. Ya que por azares del destino -quizás el Todopoderoso de arriba quería burlarse de él - termino en el frío suelo.

— Mierda.

Katsuki con sus cinco sentidos recobrados y con un humor de los mil demonios, sin otra opción se levanto del suelo con pereza. Estando de pie hizo un estiramiento previo para poder relajar los músculos tensados que por la caída repentina le había provocado y al finalizar observo a su alrededor dándose cuenta que algo o más bien alguien faltaba.

Su lindo brocoli se había escabullido.

Chasqueo la lengua molesto, Katsuki mientras se dirigía a la cocina pensaba en como se le pudo escapar cuando estaba consciente que nunca lo soltaba. Su esposo era su peluche personal para abrazar en las noches y siempre tenerlo entre sus brazos, estrujándolo y embriagándose de su aroma le ayudaba a dormir tranquilo.

Y si, debía de aceptar que padecía de insomnio.

Siempre lo lidiaba entrenando en las noches para cansarse más rápido o simplemente se resignaba y se ponía a contar ovejas, pero, desde que durmió por primera vez con Izuku quedó encantado. No solo porque por fin dormía con el pecoso, sino por el simple hecho de dormir con él le relaja y ayudaba a entrar en un estado de sueño placentero.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se había percatado en que momento había tomado el cartón de leche y se sirvió un vaso, la admiro un rato aún con sueño y levemente con pereza se aproximo al refrigerador a buscar algo para hacer su desayuno de esa mañana.

Una nota adhesiva lo saludo.

Querido Kacchan, salí a comprar algunas verduras y cereal. Regresaré en la noche, cuídate. Att: Deku.

Su ceño se frunció marcando su entrecejo - si más se podía- de lo que estaba antes, ¿Tanto tiempo se tomará para comprar unas malditas verduras y para colmar un puto cereal ?

Encontró otro adhesivo.

Kacchan seguro estará pensando... ¿Enserio tardará tanto para comprar esas cosas? Y la respuesta es un simple sí.
Psdt: Te amo.

No pudo evitar sonreír con gracia porque el desgraciado no sabia mentir, después lo confrontaría para saber que tramaba. Y restándole importancia -por ahora- se resigno a dedicarse a preparar el desayuno solo para una persona, obviamente para él.

Le fue asignado un día libre y sin preguntar la acepto rápidamente con el pensamiento de pasarla con su lindo Deku, vaya sorpresa que no sería así. Eso le molestaba un poco, tenían tiempo sin hacerlo adecuadamente y empezaba a impacientarse.

Un día de estos terminaría por encerrarse por todo un día con el pecoso y cogerían como dos conejos sin desenfreno. Ese pensamiento cochino le hizo sonreír con malicia.

Lo pensaría para después.

El sonido de la sartén con el aceite friendo y el huevo cocinándose es una melodía para sus oídos, con agilidad saco el huevo cocido a un plato libre para luego colocar una cuchara de mantequilla en la sartén y colocar unas tostadas. Mientras esperaba que se tostaran un poco más, regreso al refrigerador a sacar nuevamente el cartón de leche y servirse en el vaso vacío donde anteriormente hubo leche, luego de eso con tranquilidad se apoyo en el mesón de su gran cocina para degustar del vaso de leche fría sin perder de vista las tostadas.

En silencio se terminaba su segundo vaso, al menos podía disfrutar el resto de la mañana sin molestias.

El vibrar de su celular capto su atención, eso mando al demonio su pensamiento de hace poco. Y se aproximo a él para poder visualizar al remitente, contesto la llamada a sabiendas que si lo ignoraba era capaz de buscarlo a su hogar solo para fastidiarlo.

¡Katsubro!

— ¿Qué carajos quieres pelos de mierda?.— Katsuki respondió de forma brusca a pesar que el de la otra línea le saludo de una forma radiante y amigable, solo lograba fastidiarlo aún más.

Denki y yo tenemos boletos para un concierto de rock para la tarde, te prometo comida extra picante y todo en el paseo va a mi cuenta si vienes con nosotros ¿aceptas?

— Déjame pensarlo, No.

¡Ni siquiera lo pensaste, viejo! 

— No me interesa ser el mal tercio de su relación, ya renuncie a ese empleo hace años.

Bro, eres cruel. — La voz de Kirishima sonó lastimada, digno de un Oscar. — Solo queremos pasar contigo este día, ¡anímate o voy por ti!

— ¿Qué tiene este día en especial? — fue una pregunta más para sí mismo que para el contrario, después de todo no es su cumpleaños. 

Iba a revisar el calendario cuando la voz del contrario lo detuvo.— Katsubro no me obligues a ir por ti~

Katsuki sintió un escalofrío recorrerlo desde la espina dorsal hasta la nuca al escuchar ese tono meloso de voz, significaba muchas cosas que no tenía ni las fuerzas para aguantar.

— Maldito bastardo de mierda.— cada palabra fue dicha con lentitud y con un odio profundo que dejaría a cualquiera muerto de miedo.

A todos, menos a Kirishima Eijiro alias el domador de bestias.

¡Genial! Te esperamos en el lugar de siempre.— Kirishima se expreso ansioso para luego ser el mismo pelirrojo que finaliza la llamada.

Bufó con molestia y al voltear su mirada a la sartén su tostada se había quemado, nada le podía salir bien ese día ¿verdad?

Estaba agotado, y le faltaba un zapato. ¿Tanto había sido el gentío que asistiría? A él le gustaba ese tipo de conciertos pero lo que acaba de pasar fue una locura.

Casualidades de la vida que justamente uno de los cantantes había lanzado su chaqueta de cuero en su dirección, justo donde él estaba, y sea otra la casualidad que cuando la prenda de vestir estaba en sus manos se encontró rodeado de fanáticas locas e intensas. De todos modos, él es Bakugo Katsuki y se llevaría a casa lo que le fue obsequiado del cielo.

Obviamente le importo poco que fueran todas mujeres.

Obviamente empujo e incluso lucho con uñas y dientes para mantener la prenda en su dominio.

Obviamente fue el vencedor, quedándose con la prenda sudorosa y vieja de un cantante que ni siquiera recuerda en lo absoluto. En fin, les gano a esa bola de chusma.

Todo a costa de su zapato, pero al fin y al cabo vencedor.

De regreso a su residencia ya siendo de noche, pudo despedirse de un pelirrojo apenado y un rubio energético para así por fin poder regresar a estar entre las paredes de su refugio de la sociedad, la misma que esta perdiendo fe poco a poco. Coño, es una maldita chaqueta de un puto imbécil que hasta incluso puede tener un mal olor de la misma mierda, Joder no fastidien. 

Un suspiro cansado abandono sus labios e inmediatamente saco de sus bolsillos la llave de su hogar, cuando ingreso la mismo pudo escuchar como algunas cosas dentro se caían y pasos apresurados junto a murmullos eran persistentes. Con lentitud la puerta fue abierta y una bola de confeti lo recibió dándole una bienvenida sorpresa, sus orbes rubíes analizaron el lugar.

Varios globos entre rojos, blancos y dorados. Serpentinas de colores por doquier junto a algunas cajas sin importancia, pero lo que más llamo su atención fue el cartel que sostenía su esposo.

— Feliz cumpleaños, Kacchan... — Leyó en voz alta, procesando todo como una tortuga. No pudo ser la liebre porque en la vida no se escoge los personajes que te tocan en momentos como estos.

Izuku se lanzo hacia él y sus labios fueron atrapados por los de su esposo, así de rápido como le robo un beso sus brazos le rodearon en un abrazo. Seguía mudo mientras que las hebras verdosas del contrario chocaban contra su nariz generándole picazón, pero, no le importaba mucho. Correspondió el gesto a medias, porque Izuku se separo de él tan pronto como paso el minuto y nuevamente extendió en grande el cartel.

El peliverde tomo un gran bocado de aire y grito con todo el sentimiento, lo que estaba escrito en palabras en su dirección.

— ¡Feliz cumpleaños, Kacchan! — Exclamo con euforia Izuku, aún sosteniendo con emoción el cartel entre sus manos. Sacudiéndola de arriba hacia abajo demostrando el orgullo que sentía por el esfuerzo de haberla hecho con sus propias manos.

Finalmente, su mirada rubí termino su recorrido en esa sonrisa, en esa mirada. Y vaya que estaba asombrado, no, asombrado era una palabra corta a como se sentía en esos momentos.

Había olvidado su cumpleaños, que idiota.

Y recordó, nuevamente que tan afortunado es al tener a Izuku en su vida. A su lado, no podía estar más agradecido.

— Deku...

— ¡Kacchan! ¡¿Qué te sucedió?! ¿¡Y dónde esta tu zapato!?.— Izuku estaba con sus orbes esmeraldas abiertos de par en par ante al por fin darse cuenta de la apariencia de su esposo, rápidamente dejo el cartel en la mesa y busco un botiquín de primeros auxilios. Debía de desinfectar las heridas que aún permanecían frescas y al regresar a la sala le indico al rubio que se sentara a su costado para tratarlo.— Ven aquí. Le dije a Kirishima-kun que te mantuviera ocupado, no que te llevará a un lugar peligroso. — Refunfuño con molestia y pucheros sin dejar de limpiar las heridas con delicadeza.

— ¿Mantenerme ocupado? Así que fue tu idea.— Comento con suavidad e Izuku se sonrojo al delatarse. — Y vaya que si me distrajo, tuve una pelea inolvidable.

— ¿Te peleaste con los gatos acaso?.— Katsuki se quejo de dolor.— L-Lo siento.

— A unas locas les puedo considerar fueras aun así las mate a todas.

— ¿M-Mataste?

Shine.

— Ah, shine.

Izuku recogía las cosas luego de limpiar las heridas de Katsuki e Izuku - luego de asegurarse e inspeccionar que su esposo estuviera bien- le extendió un objeto hacía él. El rubio parpadeo confundido, pero el pecoso seguía empujando la pequeña cajita hacia su pecho con insistencia y no tuvo de otra que tomarlo.

— ¿Un regalo?

— ¡Si! ¡Espero que te guste!.— Una sonrisa grande adorno su expresión, y aquello le enterneció a Katsuki de sobre manera.

Aún así, con una ceja alzada y con mucha intriga fue abriendo el dichoso regalo envuelto en un papel de regalo de color verde junto a un lazo del mismo color con bordes dorados. Al estar finalmente al descubierto, definitivamente el regalo lo dejo en blanco.

Un libro con cubierta de color roja, con el título siguiente: Manejo de la ira para payasos 101. Al desviar su mirada hacía el pecoso, tenía puesto una peluca colorida y una nariz roja falsa luego en sus manos estaban una peluca extra que era extendida hacía él.

La sonrisa inocente sin rastro de malicia le demostraba que hablaba enserio.

— ¿Y? ¿Te gusto?.— Izuku permanecía sonriendo a su costado, ajeno al aura maligna que crecía en el contrario.

— Te la das de gracioso, eh De-ku

— ¿Kacchan..?

— Será mejor que corras, bastardo.

Definitivamente, Midoriya Izuku era el peor para escoger regalos. Pero, Katsuki tiene por hecho que cada cumpleaños que pase a su lado será perfecto, lo demás solo son detalles extra sin mucha importancia.

Aunque, ese pensamiento nunca lo dirá en voz alta.

¡Saludos preciosuras! Espero que les haya gustado el capítulo especial de hoy, una semana más sin actualizar y me mat0 :DD

Sé que estarán pensando, hace dos meses fue el cumpleaños de Kacchan y apenas ahora en Junio la escribí. La razón es que hoy es el día en que este ser vino al mundo, y para celebrarlo quise escribir este capítulo ya que para mí, es un regalo darles a ustedes una nueva actualización y lo disfruten❤️ 

Sin más que agregar, ¡les deseo una linda semana y nos leemos este fin de semana!

Les tkm.3.

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