Capítulo 5
Vladimir
Me desperté en un lugar muy extraño, no estaba en el hotel. Era una casa y una cama extraña, inmediatamente me levanté y miré al espejo, no lo podía creer. ¡Era otra persona! Mi cabello era negro, tenía unos ojos cafés y una tez apiñonada.
Volteé mi mirada y vi una nota sobre el tocador que decía así:
Querido Vladimir Smirnov:
Debido a los errores que cometió en el pasado, hemos decidido darle una segunda oportunidad. No la vaya a desaprovechar, arreglé los asuntos del pasado. Debe unir a Gloria Duran y a Gabriel Quezada, una vez que haya terminado su misión en la tierra, las puertas del cielo le serán abiertas.
No será tan fácil, pues deberá cumplir con estas reglas:
1. No puede decir a nadie su verdadera identidad.
2. Está prohibido involucrarse en una relación amorosa.
3. Si llegase a hacer mal uso de su oportunidad, se irá directo al infierno.
Ahora, usted es un hombre de 30 años, soltero, su nombre es Rogelio Onofre, tiene máximo seis meses para cumplir con su misión.
Estaba impresionado por la nota, aún volviendo a la vida no podía estar con mi dulce y bella Gloria. ¡Qué frustración! Agarré el auto de la cochera y fuí rumbo a aquel pueblo, ahora era un chico común y cualquiera, extrañaba mis lujos de Rusia.
Llegué a Tierra Blanca; Gloria seguía ahí, entonces al parecer su familia no se la llevó, me hacía mil y un preguntas. ¿Acaso se arrepintieron?. La vi regando unas plantas, con temor me acerqué a ella, tomé su mano y ella volteó a verme, estaba confundida.
—¿Se le ofrece algo? —me preguntó retrocediendo.
—Usted es la señorita Gloria Durán. ¿No es así?
—Sí, ¿me conoce? ¿usted sabe dónde vivo?
—Así es. Mi nombre es Vlad...., me llamo Rogelio, soy un gran amigo suyo, su hermano me ha enviado a buscarla y al fin la he encontrado. Venga conmigo.
Ella se asustó y retrocedió, no sabía de qué manera podía convencerla de confiar en mí.
Entonces me miró con temor y soltó la regadera. No fui muy inteligente, pero tenía que hacer lo posible por llevarla de nuevo a donde pertenece.
—No se asuste. Solo quiero ayudarla, no voy a hacerle daño.
—Lo siento, no puedo confiar en usted. Yo ni siquiera lo conozco.
Estuve un gran rato mirándola, quería besar esos lindos labios, tenerla en mis brazos y tenerla debajo de mí en la cama. Aunque sé que eso jamás volveré a experimentarlo. Me acerqué y con mi mano le peiné su cabello.
—Estoy diciendo la verdad, Gloria. Confía en mí, yo te llevaré de vuelta a tu hogar.
—No me resulta para nada familiar. Usted quiere aprovecharse de mi amnesia y no lo voy a permitir.
La pobre salió corriendo adentro de la casa, no fui tras de ella porque podía idear otro plan para llevarla conmigo.
Subí de nuevo al auto, solo había alguien que me podía ayudar con esta misión y esa persona era Gabriel. El problema era que él no sabía quién era ni podía decírselo.
Llegué al Vladimir's Hotel, necesitaba la suite presidencial y tratar de hablar con el gerente. Me esperé en recepción a que me atendiera la recepcionista.
—Buenas tardes, bienvenido a Vladimir's Hotel. ¿En qué puedo ayudarle?
—Quiero reservar la suite presidencial.
—Lo siento, ha sido ocupada. Pero tengo otras habitaciones disponibles.
—¡Por favor, necesito la suite presidencial! -ordené molesto—. ¿Que no sabe quién soy yo?
La mujer me miró con el ceño fruncido. Yo me cubrí la boca, se me olvida que ya no puedo ser Vladimir Smirnov, ahora soy un simple ciudadano sin poder adquisitivo.
—Señor, lo siento. Si la suite presidencial está ocupada, no puedo dársela.
—Es que usted no entiende que necesito esa habitación. Quiero hablar con su gerente en este instante.
A la pobre chica no le quedó otra opción porque le seguí insistiendo. Llamó a Gabriel, quien afortunadamente habló conmigo.
—Buenas tardes —me saludó él—. ¿Hay algún problema?
—El problema es que quiero la suite presidencial.
—Señor, si esa habitación está ocupada, no podemos dársela. Lo lamento.
Necesitaba hablar con él acerca de su amada, Gloria y unirlos, pero esto sería más difícil aún, no sabía cómo darle esa información, él iba a desconfiar.
—¿Podríamos hablar un momento? —pregunté nervioso—. Le tengo información muy importante.
—¿Qué puede ser tan importante? Lo escucho. ¿Qué quiere decirme?
—Tengo información sobre el paradero de la señorita Gloria Durán.
De pronto su rostro cambió, ahora notaba asombro, arqueó una ceja mientras se tocaba la barbilla.
—Disculpe, pero yo no lo conozco. ¿Acaso es usted algún familiar o amigo de la señorita Gloria?
—Soy un amigo, mi nombre es Vlad... —y aquí vamos de nuevo con la confusión—. Me llamo Rogelio, es un placer. Como le decía, tengo información sobre Gloria, sé dónde se encuentra y le agradecería si me ayuda a convencerla de regresar.
Gabriel se quedó mudo y se puso pálido ante tal información, creí que pensaría que era un loco que estaba tratando de engañarlo, pero para mí buena suerte me creyó.
—De acuerdo, me gustaría saber dónde puedo encontrarla.
—Se encuentra en Tierra Blanca, tiene que ir por ella, ha perdido la memoria.
En mi mente, Gabriel me daba las gracias, me brindaba la suite presidencial y se veía muy sonriente por saber información de su amada, pero en realidad pasó esto...
—Eso no puede ser.
—Le estoy diciendo la verdad —insistí—. Puedo llevarlo y usted lo comprobará con sus propios ojos.
Gabriel se quedó pensativo unos instantes creyendo que le estaba mintiendo, pero después de unos segundos accedió a creerme.
—Entonces lleveme con ella.
Y así fue, ambos nos fuimos al lugar en el que se encontraba Gloria, pero con lo que no contaba es que su hermano y su mamá estarían ahí al mismo tiempo que nosotros, platicaban con ella, pero solo temblaba como un perro chihuahua asustado.
Ambos nos acercamos a ella con mucha curiosidad, cuando la vi de cerca noté que tenía los ojos rojos e hinchados, acababan de hacer llorar a mi princesa.
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