Gloria

Estaba durmiendo, soñaba con un sexy hombre de cabello güero, alto, de ojos verdes y muy sensual.

Me derretia por él, se acercó a mí para besarme, ambos caímos a la cama, me quitó la ropa y continuó besándome. Llegó un punto en el que él me mordía el lóbulo de la oreja, mientras susurraba cosas en otro idioma. Ese hombre sabía muy bien mi nombre por la forma en la que lo decía mientras jadeaba, yo solo gritaba el nombre "Vladimir Smirnov".

Desperté, me quedé dudando. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué su nombre coincidía con el hotel? ¿Acaso era mi esposo? ¿Mi novio? ¿Mi amante? Ese hombre podía causar emociones muy fuertes en mí, algún vínculo especial debía de tener con él.

Ayudé a la señora Sandra a preparar el desayuno, era un rico atole de chocolate, la vida aquí parece muy humilde.

-¿Hay algún río? -pregunté a la mujer.

-Querida, hay ríos en todo el país, ¿buscas alguno en especial?

-En la credencial de trabajo, dice la dirección de un río, eso quiere decir que trabajo cerca de uno.

La señora se quedó pensativa mientras se llevaba una mano a la barbilla y me miraba confundida.

—¿Será que hay un río cerca de aquí? —insistí.

—Hay muchos, pero nunca he visto un Vladimir's Hotel cerca de alguno.

Mis opciones se estaban agotando, probablemente nunca recuperaría la memoria y no puedo quedarme toda la vida a vivir con personas que no conozco.

Salí a caminar despacio por el rancho, necesitaba ver si alguien me reconocía o si encontraba algo que me hiciera recordar, no había nadie ni nada.

Ahora era una mujer con amnesia y perdida. Quería saber quién era ese chico con el que había soñado, presiento que él tiene las respuestas a todas mis preguntas.

Regresé a casa, me comí un rico mole de olla, acompañado de elotes y agua de jamaica. ¡Por Dios! Me encantaba la forma de cocinar en ese lugar, todo sabia exquisito. Vi que un hombre alto y guapo llegó en un caballo.

—Hijo, te estábamos esperando —dijo el señor Humberto—. Ven a comer con nosotros.

—No, gracias no tengo hambre —respondió el hombre apático, él volteó a verme y su rostro mostraba desprecio—. ¿Quién es esa señora?

¡¿Señora?! En realidad no sé si sea señora o señorita, pero ¿cómo se atreve a insinuar que soy una señora cuando ni siquiera lo sabe? Me estaba diciendo vieja. Todo me molestaba y quería ahorcarlo.

—Ella es Gloria, está con nosotros porque tiene amnesia y aún no encontramos a su familia —el señor me miró y presentó a su hijo—. Gloria, él es mi hijo David.

El chico me dio la mano para saludarme, pero su expresión no cambió, continuaba con desprecio hacia mí. No lo entendía. ¿Acaso había hecho algo malo?

Después de unos minutos, la madre del hombre también se acercó a saludar y a hablar con él.

—Veo que ya conociste a Gloria, ella estará aquí mientras recupera la memoria, ha sido muy linda con nosotros.

—Sí, bueno me gustaría ayudarla, para que se vaya lo antes posible —dijo disgustado y se volvió hacia mí—.,¿Qué es lo último que recuerda?

—Solo me acuerdo de un hombre llamado Vladimir, soñé con él anoche, supongo que tiene algún vínculo conmigo —no le iba a decir cómo lo soñé, tan solo esperaba que no me lo preguntara.

—¿Recuerda el apellido de ese hombre?

—Se llama Vladimir Smirnov.

—De acuerdo, le ayudaré a buscarlo, creo que es la única persona que puede aclarar todas sus dudas.

Subió a su caballo y se fue del lugar, sé que no le caí muy bien a ese hombre, pero ¿por qué?

Me quedé pensando, me levanté y fui corriendo tras de él.

—¡Espera!

David detuvo el caballo y me miró molesto.

—¿Qué quiere?

—No entiendo por qué estás enojado desde que me viste y tampoco comprendo cómo podrías ayudarme.

—Porque no permitiré que me quite a mis padres. Entre más rápido se vaya de este lugar, mejor. Puedo ayudarla porque conozco a muchas personas importantes.

Pero qué chico tan arrogante, sus padres tan humildes y él tan soberbio. Al menos estaba dispuesto a ayudarme, no iba a dejar pasar esa oportunidad.

—El hotel en que trabajaba se llama Vladimir's Hotel, si pudiera buscar un poco de información se lo agradecería mucho.

—Lo buscaré, hasta luego —dijo secamente y se largó.

Me metí de nuevo a la casa, dicen que tuve un accidente en auto, tal vez en ese auto haya más pistas.

Le pedí al señor Humberto que me llevara al lugar en el que había tenido el accidente porque necesitaba ver mi auto, él solo me dijo que este ya no estaba, pues se destruyó en el accidente y ya no había nada de mi auto. Ahora sí, no tenía nada más que mi ropa apestosa y rota.

Solo queda esperar a que ese tal hombre Vladimir me encuentre o a que yo recuerde quién es.

Cuando me fui a dormir, de nuevo soñé con ese tal Vladimir, lo soñé acariciando cada parte de mi cuerpo, era tan guapo ese hombre, no podía dejar de mirarlo, pero algo me decía que esto no era correcta, había algo en él que me inquietaba. La fuerte lluvia me despertó de golpe, las láminas sonaban por el granizo, todos esos ruidos me asustaban.

Prendí el televisor, quería encontrar algo para distraerme de la lluvia, solo había noticias y películas de terror.