A pesar de estar en un lugar con poca gente buscamos un lugar un poco más escondido. Encontramos un lugar con un banco, Aleix dice que lo voy a necesitar.

Aleix empieza contándome que sabía que le estaban buscando, pues él no tomaba sangre directa de la vena y eso estaba, y está, mal visto en su sociedad. Aleix la echaba la bronca por ello habitualmente. Por eso, pero si le encontraban tenía una carta de despedida para mí. Menos mal que estaba sentada, sino me hubiera caído al suelo, bueno quiero pensar que Aleix me hubiera llegado a agarrar antes de tocar el suelo.

¿Por qué ahora? ¿Qué ha cambiado en estos cinco últimos años? ¿Por qué no me la ha dado antes? Todas estas preguntas que se aglomeran en mi mente acaban saliendo. Aleix dice que le prohibió dármela antes de cinco años, aún quedan unos meses.

¿Por qué no has esperado a su aniversario? ‒ pregunto.

A lo que Aleix responde ‒ Soy muy viejo y este mundo me aburre, he decidido abandonarlo, no soportaría ver como mi antigua raza se destruye. He esperado estos cinco años por él y por ti. Sé que no me porté bien contigo cuando estabas con él, es mi modo de pediros perdón ‒ añade tristemente.

Saca un sobre de su bolsillo y me lo entrega. En el sobre pone: Para la primera que robó mi corazón y la última, Sara.

Abro con cuidado el sobre y saco su último regalo para mí, su última voluntad, sus últimas palabras. Antes de desdoblar el papel, las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas. Muy amablemente Aleix me da un pañuelo.

Tras unos minutos estoy lista para leer la carta. Y desdoblo la carta.