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III

— Nos vemos mañana, Tweek Tweak.

— ¡Chaito! —, el rubio gritó mientras se despedía y corría en dirección a su casa. Craig lo observó y silenciosamente entró a su casa con los copos de nieve cayendo desde el cielo.

— Tendré problemas si un copo cae dentro de mí y se derrite — él murmuró así mismo. El chico subió las escaleras y se tumbó en la cama. Conectó el cable en su cuello y se puso en modo offline. Sus ojos se cerraron lentamente, miró por última vez la puerta esperando —y queriendo— que su padre entrara y le diera las buenas noches.

Al despertar por la mañana con su batería completa, CT abrió su maleta encontrando libros de la escuela y una cartuchera. Mientras sacaba uno, vio un nombre escrito: Tweek Tweak. Craig de inmediato se dio cuenta que tenía la misma maleta que Tweek. Debió confundir las maletas, lo cual significa que el chico paranoico tenía la suya.

El robot entró en estado de pánico, dándose cuenta de lo que tenía en su maleta. ¿Tweek descubriría su secreto? Craig salió corriendo de su casa directo a la parada de autobús donde conoció a Tweek. Él estaba allí, con la maleta en su hombro.

— De seguro aún no la revisa... —, Craig pensó. Tweek lo saludó.

— ¡Hola, Craig!

Craig le sonrió. No era en realidad una sonrisa, era más como un mal reflejo de lo que aprendió de las imágenes que vio en internet.

— ¿Te diste cuenta que tenemos la misma maleta? Gracioso, ¿no? — Tweek río. Craig asintió evitando su mirada. De repente, Tweek lo miró a los ojos serio.

— ¿Craig? — preguntó. Los ojos de CT se abrieron por completo y parpadeó repetidas veces.

— ¿Huh? — Tweek levantó una ceja y dijo:

— ¿Por qué demonios tienes cables y tornillos en tu maleta?

"No admitas que eres un robot"

Apareció en rojo en frente de los ojos de Craig.

— Tengo un robot en casa.

Tweek se rascó la cabeza y lo miró sospechoso.

— ¿Puedo verlo? — preguntó.

Craig negó y respondió: —No, no puedes, aún estoy trabajando en él. ¿Puedes devolverme mi maleta?

Tweek asintió y se la devolvió a Craig.

— Es tu culpa... — Tweek susurró para sí mismo.

El oído de Craig era excelente, así que lo escuchó y preguntó: — ¿Por qué?

El rubio tembló y lo miró.

— ¡¿Escuchaste eso?! — entró en pánico.

Craig dio un paso acercándose y repitió: — ¿Por qué?

Tweek se puso rojo por completo mientras miraba a direcciones al azar.

— Si estoy contigo, siento que estoy en todos lados... No puedo pensar bien... Odio estar cerca de ti, ¡me hace sentir confundido y raro! — gritó.

— ¿Me odias?

— ¡Sí!

— Ya veo.

Craig retrocedió, dándole espacio a Tweek. Ninguno habló con el otro hasta que llegó el bus. Ya que todos los asientos estaban ocupados, excepto dos, Craig y Tweek tuvieron que sentarse juntos. El chico nervioso miraba por la ventana frunciendo los labios. Puso su cara en su mano mientras que por sus ojos transmitía el cansancio en su cuerpo. Craig lo miró, esperando alguna reacción de él, ya que hace unos momentos dijo que se sentía raro a su lado.

— ¿Qué es lo que miras tanto, idiota? — dijo Tweek, claramente molesto.

CT se inclinó, sus labios tocando las orejas de Tweek.

— Solo quiero saber si te sientes raro ahora mismo.

— ¡Argh! — Tweek gritó, haciendo que todos en el bus se le quedaran viendo. Tweek retrocedió y se dio la vuelta, lo que causó que se golpeara la cara con la ventana.

— ¡¿Pero qué mierda, Craig?!

— Perdón.

— ¡No me digas "perdón", haz algo!

Craig buscó qué hacer en internet en caso de que alguien se lastimara.

— Aquí dice "besa la herida".

Tweek miró su cara confundido.

— ¿En dónde dice...? ¡No!

El robot se acercó y besó la nariz de Tweek tres veces.

— ¡OH... POR ... DIOS! — Tweek le gritó al atónito Craig.

Las miradas de todos estaban sobre ellos dos, algunos se cubrían la boca sorprendidos, otros tomaban fotos y la mayoría se estaba riendo. De repente, un chico castaño gritó:

— ¡Tweek y el chico nuevo están saliendo!

— ¡Clyde no! — chilló Tweek agitando las manos en la dirección de Clyde. Mientras todo el mundo murmuraba y los señalaba, Tweek se hundía en su asiento.

— Todo esto es tu culpa, idiota — susurró sonrojado.

Cuando llegaron a la escuela, Tweek salió corriendo del bus cubriéndose la cara de la vergüenza. Craig abrió el mapa de la escuela y vio que había un punto verde titilando. Decidió averiguar qué era lo que significaba. Se dio cuenta que el punto verde estaba localizado en el baño. Al entrar escuchó los murmullos de alguien en uno de los cubículos.

— ¡No me puede gustar! No lo conozco, no quiero conocerlo... y probablemente piensa que soy grosero. Puede que sea gay pero nunca le atraería un raro como yo. Nadie se sentiría atraído. ¡¿Por qué es tan sexy?! ¡Tonto, tonto, tonto! — Luego Tweek se golpeó la cabeza con la puerta seguido de su llanto desesperado.

— ¿Tweek Tweak? — Craig golpeó levemente la puerta. Un "¿huh?" vino como respuesta. — ¿Sobre quién estás hablando? — CT preguntó.

— Vete al carajo y nunca más me vuelvas a hablar... — Tweek dijo mientras se hacía bolita.

— No fuiste tan grosero la primera vez que nos conocimos. La forma en la que hablas ha cambiado.

— Sí. Así soy en realidad. Y deja que adivine, ahora me odias. Siempre es así.

Craig saltó y trepó la puerta del baño. Luego cayó al piso y vio que Tweek estaba sentado en la taza abrazando sus rodillas.

— No.

Tweek miró hacia arriba. Una lágrima cayó de su ojo y de inmediato retrocedió cuando vio al chico parado en frente suyo.

— ¿Cómo fue que...? ¿Cómo carajo pudiste pasar-

CT se arrodilló y miró a Tweek en los ojos.

— No te odio — dijo.

El otro chico se limpió las lágrimas y sollozó.

— Deberías, tonto...

Cuando salieron del baño, se encontraron con un grupo de estudiantes afuera.

— Chicos... acaban de salir del baño juntos... — Clyde gritó, después puso su mano sobre su boca —, ¿qué demonios hacían... solos... en el baño...?

Craig busco una respuesta en internet.

"Cosas para hacer solo en el baño"

— Nos besábamos — dijo con un tono monótono y su cara neutra. Tweek, quien estaba a su lado, abrió la boca sorprendido.

— ¡¿Queeeeeeeeee?! — gritó mientras se jalaba el cabello. Para sorpresa de todos, Tweek golpeó a Craig en la cara, una fuerte cachetada. Desafortunadamente, el golpe llegó hasta su batería, haciendo que comenzara a bajar hasta llegar a cero. Mientras Craig se "desmayaba", todos los miraban perplejos. En cuanto a Craig, lo único que pudo escuchar fue "¡mierda, no debiste golpearlo así de fuerte!" mientras se arrodillaba y paulatinamente cerraba sus ojos.

— ¡Craig! Mierda, ¡abre los ojos! — Tweek gritó mientras lo agarraba de los hombros y lo sacudía —, ¡despierta!

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