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Capítulo 2

Los días en la escuela eran una maravilla y yo era la persona más feliz del mundo, estaba haciendo lo que realmente me gustaba, estaba haciendo radio, mientras que mis compañeros tenían que atender a los profesores con esas clases tan extensas y aburridas, por la casa todo excelente mi mamá se había dado cuenta de mis ganas de estar todo el tiempo en la escuela y ya sospechaba que más que por amor a los estudios se debía a alguien.

Ya comenzamos en la radio de la escuela, en la prueba que se me había hecho de voz para ver en qué tipo de programas me ubicaban, salió que tenía la voz ideal para un programa juvenil que tuviera contacto directo con el público através de llamadas, algo que a la verdad me encantaba. Y si hablamos de Martín que puedo decir, de vez en cuando se desviaba por las mañanas e iba a dar frente a la mía con la justificación de que tenía que pasar a ver a su hermana y esa era la excusa perfecta para ir juntos a la escuela y yo realmente estaba encantado con esto, aunque supiera de buenos contactos que el no tenía ninguna hermana, eso lo hacía tierno.

Hoy tenía que estar temprano en el estudio, pero para sorpresa de nosotros teníamos que estar como corresponsales en el juego de fútbol de nuestra escuela con los del instituto Hellywort, así que nos dirigimos hacia el bus que nos llevaría, para nuestra noticia era el mismo en el cual estaban los jugadores. Allí estaba el, su mirada se clavó en mi, tan fuerte era la sensación que la piel se me erizaba, el automáticamente señaló con su mano que me sentará junto a él.

– Tantos días que llevas aquí y no me habías dicho que eras uno de los que trabajan en la radio de la escuela¿ Que programa haces ?

– Los Diablos sudados.

Si aunque pareciera un cliché o sonará muy escandaloso, se trataba de interactuar con todos los que estuvieran en sintonía, por lo que Martín prometía desde ese día  ser un fiel escucha del programa y eso para mí era más que suficiente.

Estábamos allí, eso parecía una batalla de vikingos, el fútbol no es que fuera mi deporte favorito, exactamente no me gusta ningún deporte, pero como buen corresponsal tenía que informar a todos en la base como estaba yendo el juego, estábamos ya en los últimos tres minutos y era un empate lo que estábamos viendo en el juego. De la nada lo vi a él, saliendo entre todos los jugadores, todo sudado quitándole el balón al oponente y manejando la situación como uno de los grandes, era como un CR7   y en los últimos diez segundos todos inclusive yo aguantando la respiración anoto el gol que le daría la victoria a nuestro grupo, todos brincamos de la alegría, se podría sentir la misma energía en las gradas.

– Chicos desde aquí en el campus anunciamos que nuestro instituto salió del juego como el ganador, gracias al jugador y líder del equipo Martín Zuñiga–  comentaba para todos los radioescuchas.

Salí saltando del apartado donde estaba y fui directo al campo de juego donde estaban todos celebrando, mientras que había música en el fondo, de repente el se lanzó hacia mi y me cogió en sus brazos y me cargó en el aire gritando que eramos los campeones, y cuando me bajo después de todas las risas, hubo un momento en el que nuestros rostros quedaron a un milímetro de distancia, el podía sentir mi respiración entrecortada y ese segundo se hizo mucho más lento aún cuando nuestras miradas se cruzaron.

En ese momento avisaron que teníamos que ir corriendo para el autobús, ya era hora de festejar en el camino, y nos separamos está vez el me agarró la mano y me dijo al oído.

– Cuando  puedas quiero hablarte.

Y yo solo sonreí y ese segundo lo estuve recordando todo el fin de semana, el era quien le estaba dando vida a mi existencia algo que sonaba paradójico en mi situación. Mi mamá y yo fuimos el sábado a ver al doctor, era unas de esas citas medicas para chequear que todo estuviera bien, los resultados eran normales, no habían ni buenas, ni malas noticias, pero a mí no me importaba nada eso, quería ser ese que se atreviera a decir me gustas a ese que me estaba quitando el sueño, pero lastimosamente no había tenido el valor para hacerlo hasta el momento.

En los días de escuela, todo era tan colorido e incluso ya podía ver a los chicos que cantaban en grupo en los distintos lugares de la escuela aunque no dejaban de ser para mí como si estuviera escuchando la promoción de un serial barato. Hoy nos tocaba hablar del amor en el programa y era una emisión especial ya que le habíamos propuesto a todos que llamarán para dedicarle unas palabras a sus parejas o a quienes le gustaban, para nuestra sorpresa hubo gran aceptación y acompañado de risas y buena vibra había estado esa emisión.

– Bueno mi gente linda tenemos una última llamada aquí en nuestro programa, así que dígame qué le quiere decir a esa persona tan especial.

– Si, buenos días....

No podía creerlo era la voz de él, se sentía un poco nervioso, pero yo reconocería esa voz donde fuera, me preguntaba que estaría haciendo.

– Solo quería decirle a esa persona que estoy amando en secreto, que desde que chocamos gracias a su despiste no he dejado de pensarlo y que me gustas, no se qué tengo que hacer para demostrarlo, realmente es la primera vez que me le declaró a un hombre, te estoy esperando Fabio.

Todos en el estudio se me quedaron mirando, y yo estaba casi sin respirar de la emoción, no podía creer lo que él había acabado de hacer, pero estaba contento de que lo hubiera hecho. Así que salí corriendo de allí y fui hasta la salida del instituto donde siempre lo encontraría y el estaba temblando de la misma manera que yo, pero eso no le detuvo para darme el beso más grande que me habían dado.

– Tengo ganas de ti– me dijo sonriendo.

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