Capítulo 1
Corrí junto con el, con el amor de mi vida, me sentía completamente pleno, estaba más vivo que nunca, podía sentir el aire como golpeaba con una sutileza inminente nuestros cuerpos. Estábamos felices, éramos libres, esa era la palabra que nos definía.
– Oye tu.
Me miró antes de lanzarse al agua, esa mirada que desde el principio me derretía.
– ¿Vivirás por mi?
Se quedó por un segundo interpretando la pregunta y puso esa cara de niño tierno como cuando no entienda nada.
– Si amor.
Sonreí y eso me hizo estar más tranquilo, te amo Martín, dije dentro de mi.
Un año atrás
Soy Fabio Gastunnet hoy es mi primer día en la universidad de este lugar donde me acabo de mudar y aunque suene paradójico se esta acercando el fin del curso, enseguida te explico mis padres se divorciaron ya que mi padre se dedicó más a frecuentar los bares y llegar a altas horas de la noche que ha cuidarnos a mí madre y a mi. Luego de esto mi madre y yo nos fuimos para este pueblo, ella monto una floristería, ella estaba llena de vida apesar de todo, mantenía esa sonrisa que hacía que las flores estuvieran más vivas. La razón para que todo ocurriera no es importante ahora pero bueno no podía quejarme, si ella estaba feliz yo lo era también.
Mi primer día de clases siempre son una pesadilla, ya no sé cómo ir vestido o como me voy a comportar, si ser el payaso del aula, el estudioso o el que apenas se presenta en el aula y saca buenas calificaciones.
– ¿Hijo quieres que vaya contigo a la escuela ?
– No mamá, no es necesario– le respondí a ella con todo el amor del mundo.
– Mi amor tengo que decirles a todos los profesores y a la directora sobre...
La detuve con un beso en la mejilla, no quería saber de nada que pudiera arruinarme el día, hoy era un día perfecto para ser feliz y no lo voy a desaprovechar.
Ya estaba llegando a la escuela, desde aquí, desde mi pies podía ver todo tipo de personas desde los fashion, hasta los nerds, desde la santurrona, hasta la más puta y yo por lo menos me decía que iba a estar entretenido esto aquí. Aunque para ser sinceros ya no sé quiénes serían los populares aqui ya que Glee ha hecho muchos daños en la escuela, tenía miedo de cerrar los ojos y al abrirlos apareciera un grupos de muchachos cantando como locos, aunque adoraría que me pidieran cantar así podría romper un poco de cristales con mi voz.
Y de repente choque con un chico, todos mis libros se calleron directo en el piso, en ese momento sentí como la tierra se quebraba en mis pies y me tragaba.
– Hola,¿ tu eres nuevo aquí cierto?
– ¿Tanto se nota ?–le pregunté algo sonrojado
Y fue cuando me explico que desde hace rato me veía como perdido por lo que había decidido acercarse a ayudarme y allí fue cuando lo choque.
– Disculpa, es que andaba distraído escuchando a Katy Perry, me puedes decir dónde queda el aula de periodismo.
El me señaló y es que para mí sorpresa estaba justo al frente de ella, le di las gracias por la gentileza de ayudarme.
– Oye me llamo Martín ¿ y tu?
En ese momento no se me ocurrió nada, me quedé con la mente en blanco, no había visto nunca antes un chico tan lindo por lo que decidí jugar un poco con el y darle otro nombre.
– Me llamo Robert.
Y por dentro de mi sonreí, ahora sí valía la pena vivir esta experiencia de la universidad, ya tenía una razón por la cual no faltar. Todo el día en clases dimos una panorámica de la política actual del país y el papel del periodismo en base a esto, en resumen un tema del cual no podía decir que me importará mucho.
Salimos entre asignaturas un momento de receso para poder ir al baño y merendar y cuando salí se me acercaron varios chicos.
– Oye te hemos oído en clases, tenemos una radio en la universidad que nos permite hacer de todo tipo de programas,¿ te interesaría?
Claro que me interesaba, mi sueño era ser alguien en los medios de comunicación, así que acerté y mucho más cuando me contaron que esto me salvaría de ir a unas cuantas clases al aula como la de política. Me presentan quienes son los que conformaban este maravilloso proyecto, mañana sería la prueba de voz, para ver a qué tipo de programa me era favorable estar.
Sin duda esto estaba siendo un buen comienzo para mí, y no me puedo quejar, todo estaba como me gustaba, ya era hora de marcharnos para nuestras respectivas casas y estaba lloviendo, habían como diez mil mensajes de texto de mi mamá preguntando si podía venir a buscarme porque era muy malo para mí mojarme, pero decidí decirle que no fuese por las razones que fuesen, este era un nuevo comienzo para mí, así que hoy me tocaría bailar bajo la lluvia, bueno tanto así no, siempre acompañado de mi útil paraguas.
– Adiós Fabio– se despedían de mi los chicos del aula.
Ya saliendo de la universidad estaba el de nuevo, y se me quedo mirando en el mismo instante en el que mis ojos se habían clavado en su rostro y el sonrió.
– ¿Te puedo acompañar hasta casa?
Me hize para un lado y el sin pedirlo se hizo portador del paraguas, y me llevo por todo el camino, hablándome de todo sobre el instituto, el era el líder del equipo de fútbol y me contaba que estaban ya casi a las finales y que todo estaba pronosticado para que ganarán.
– Ya esta es mi casa– le dije sin que en mi rostro desapareciera mi sonrisa
– Ok, bueno aquí te dejo sano y salvo en su casa señor Fabio.
Lo mire sorprendido de que supiera mi nombre real apesar de yo haberle dado otro. No hubo reacción más patética de mi parte que tenderle la mano y decirle.
– Mucho gusto.
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