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7

Pov Rui

Al final de cuentas, terminamos hablando hasta las tres de la mañana, así que obviamente el momento que llegan los maestros a despertarnos a las seis de la mañana no es placentero. Hoy nos toca hacer un recuerdito talando madera y caminar entre los árboles, otra vez. En la primera actividad yo hago una estrella, Yuri un corazón (tal y como sospechaba), y Aki un balón de fútbol americano, ya que uno de básquetbol se vería simplemente redondo y sin chiste.

Yo no acompaño a todos a la excursión. En cambio me quedo con los maestros a esperar. Les expliqué mis razones y ellos mostraron comprensión. Ya que estoy aburrida, le empiezo a sacar plática a los maestros. Me doy cuenta de que no todos son tan inútiles como pudieron ser los de la primaria.

Mi equipo es el primero en llegar y ya que todavía queda como una hora y media para el tiempo límite, nos ponemos a platicar relajadamente. Con Aki siempre hablo, y con Masato, nos comprendimos un poco desde ayer, mientras que con Shunsuke intento hablar pero él es muy escandaloso y empieza a hablar por sí solo. Y Yuuki... Está demasiado ocupado siguiendo la conversación con Yuri, mirándola directamente a los ojos. Luego llega Yuuto y lo saludo con entusiasmo.

—Buenos días Rui, ¿Cómo estás? —pregunta un poco impresionado por mi interés, o eso creo.

—Ya son tardes. Muy bien, ¿Y tú? —le respondo mirándolo a la cara.

—La verdad estoy muy cansado. —Se ríe y se le escurre una gota de sudor por la frente. Oh por dios.

—Ten, si quieres te presto mi toalla y te comparto de mi agua —digo por cortesía y empiezo a buscar la botella de agua adentro de mi mochila después de darle la toalla que tenía colgada en mi cuello—. Préstame tu termo por favor. Vaciaré la mitad de mi agua ahí. —Yuuto asiente obedientemente y me da el termo.

—¿Por qué tanta amabilidad hoy, Rui?—Sonrío ante su pregunta.

—Decidí ser más alegre, y solo por hoy, hablarle a todas las personas que pueda. —Golpeo mi pecho mostrando mi seriedad.

—Me alegro mucho por ti, Rui. Sabes que te apoyo en cualquier cosa que te propongas. — Guiña un ojo y se va con su equipo.

Todos llegan cansados al autobús de regreso. Yuuki y Yuri están sentados juntos detrás de mí, y Yuri no tarda en caer dormida sobre los hombros de Yuuki. Ruedo los ojos inconscientemente y me asomo a los asientos de enfrente. Aki y Masato están hablando muy ardidamente sobre quién sabe qué, pero de seguro es de algo de deportes. Shunsuke no es una gran opción para hablar, y empiezo a sentir fuertes cólicos, así que decido dormir todo el camino. Cuando llegamos a la escuela mi abuela me recibe con los brazos abiertos y yo me aviento a ellos.

—Bienvenida de vuelta, Rui, ¿Te divertiste?

—Demasiado. Tengo muchas cosas que contarle, abuela.

Pov Yuuto

—Entonces, ¿todos irán a mi fiesta de cumpleaños? —pregunto a mis amigos el siguiente día de clases. Estamos en el patio de la escuela en el receso.

—Pues claro que sí, Yuuto. Es un evento muy importante y tu mamá siempre nos sorprende. ¿Este año de qué país va a ser el postre? —pregunta uno de ellos entusiasmado. Al parecer es lo que más les importa de la fiesta.

—De Francia. Oigan, ¿Creen que pueda invitar a alguien más aparte de ustedes? —pregunto un poco nervioso y todos se voltean a ver entre sí.

—Es tu fiesta, así que tú decides. Aunque preferiríamos que fuera mujer, porque tú ya tienes a Mari. —Mari le da un coscorrón por su comentario y este se queja y se soba.

Cada quien dice lo que se le da la gana sobre la vida de los demás. Aunque me duela admitirlo.

—Ella es mi mejor amiga pero no significa que solo yo pueda hablarle. Es más, a mí me gustaría que todos ustedes se lleven bien con Mari —digo volteando a verla y ella solo sonríe sumisamente. Todos la voltean a ver intentando hablarle pero ella solo los ve con una mirada arrogante y enojada. Es muy bipolar.

—¿Sólo me llamaste para decirme lo de la fiesta y que me junte con estos tórtolos? Recuerda que yo soy mujer, por dios. ¿A quién se supone que vas a invitar? —me pregunta con desdén. Admito que a veces, sólo a veces, se cree mucho.

—No veo nada de malo en que te relaciones con ellos. Pienso invitar a Rui. —Ante mi confesión los chicos ahogan un grito.

—Esa chica es hermosa, pero nunca tuve oportunidad de hablarle. Es una gran oportunidad para conocerla. Creo que tendremos cosas interesantes por hacer. —Kenta codea a los demás y todos reaccionan con una sonrisa pervertida. Haruya a su lado simplemente encoge los hombros. Mi único verdadero amigo.

—Si quieres yo la invito —menciona Mari con cara de aburrida y agarrándose una de sus coletas altas. Eso no me da buena pinta.

—Gracias por la oferta pero yo lo haré, Mari —aseguro pero Mari insiste en que ella lo hará. Quería decirle hasta la salida, pero ya que ahora no puedo arriesgarme, le diré en cuanto pueda. Y eso es después del receso cuando regreso al salón.

—Oye Rui, la próxima semana tendré mi fiesta de cumpleaños. Nos iremos desde la escuela hasta mi casa. Si hace falta mis papás te regresan a tu casa. ¿Qué dices, te gustaría estar conmigo ese día especial? —pregunto con el pecho inflado.

—Tendría que pedirle permiso a mi abuela. ¿Quiénes van a ir? —me responde con otra pregunta y le doy los nombres de cada uno—. Sólo conozco a Mari... ¿Podrían ir Aki y Yuri también?

—¡No! Digo, no queremos meternos en donde no nos llamaron y además ese día ya teníamos planes, ¿Verdad, Aki? —Yuri voltea a ver a Aki y Aki se queda pensando unos segundos, para luego asentir.

—Bueno Rui, ya sabes, me dices si puedes. —La dejo al dedicarle un guiño. Ese guiño se ha vuelto tan habitual desde que conozco a Rui.

Pov Rui

—Ya llegué, abuela —digo al abrir la puerta de mi casa con la llave que había perdido después de ir por mi abuela al hospital.

—Hola Rui. ¿Qué hay de nuevo? —me pregunta desde la cocina. Creo que la cena de hoy es curry.

—Que Yuuto me invitó a su fiesta de cumpleaños —le respondo escéptica y dejo mi mochila en el suelo.

—Muy bien. Ya que eres muy independiente para ocuparte de tus cosas en casa, también te dejaré serlo fuera. No necesitas pedirme permiso, sólo decirme a dónde vas, con quién y a qué hora regresas, ese mismo día. Quiero que salgas más. —Me quedo boquiabierta ante la respuesta de mi abuela y respondo tartamudeando.

—M-muchas gracias por tenerme tanta confianza, abuela.

—No hay de qué, cariño. Ahora ve a dejar tus cosas para que vengas a cenar.

Pov Yuuto

—Perdón por retrasarme, es que nos pusieron a recoger el salón de música —se disculpa Rui al llegar corriendo hasta el estacionamiento de la escuela.

—No te preocupes Rui, todavía falta que llegue Mari. —Me acerco a ella y la acompaño a donde están los demás. Todos menos Haruya la miran descaradamente.

—Uff, en el comité siempre nos reúnen en los momentos más inoportunos. Bueno, vámonos, Yuuto —una voz ridículamente femenina suena detrás de mí y me agarra de los hombros para que voltee. Luego me agarra del brazo para llevarme con ella.

—Pero Mari, yo quiero ir también con ellos...

—Que nos sigan, Yuuto, ya tendrás tiempo de hablar con ellos. ¿Por qué no aprovechas el tiempo con tu mejor amiga? —se agarra una de sus coletas delicadamente y empieza a caminar rumbo a mi casa. Volteo discretamente y veo que los demás nos siguen.

—Está bien, Mari. ¿Cómo te ha ido?

—Me alegra que lo preguntes. Pues muy bien la verdad, a veces estoy muy ocupada por actividades que hacemos en el comité representativo pero nada más. ¿Recuerdas que nos tocó estar juntos en el comité representativo varias veces en la primaria? —pregunta levantando su cabeza para verme debido a su pequeña estatura. Y eso que yo no estoy tan alto. Me sigue agarrando del brazo.

—Claro que lo recuerdo, no hace ni un año de eso. Hemos tenido tantos retos juntos.

Cruzamos la salida de la escuela.

—De lo más maravilloso. Pero, ¿Sabes algo? Me da miedo de que me cambies por alguien más. —Hace un ademán de limpiarse las lágrimas, pero es obvio que es puro ademán.

—Claro que no lo haría, Mari. ¿Por qué crees eso? —pregunto y ella voltea a mirar atrás.

Sigo su mirada que apunta hacia Rui. Se ve que está disfrutando la compañía de mis amigos. Me quedo boquiabierto; no sé si sea lo correcto decirle que Rui no sería su reemplazo de mejor amiga, sino algo mucho más que eso.

—No seas boba, Mari, nunca cambiaría a mi mejor amiga.

Pov Rui

—¿Que se siente participar en un evento tradicional que tenemos desde primaria? —me pregunta Kenta y me quedo pensando.

—Pues... No sabía que lo era pero ya que lo dicen es un honor. —Sonrío levemente.

—Para nosotros también es un honor que estés con nosotros. Todos los años Mari capta toda la atención de Yuuto y estos tórtolos empiezan a hacer de las peores tonterías —comenta Haruya al verlos fríamente—. Aunque supongo que no lo van a dejar de hacer aún con tu presencia.

—Pero claro que nos comportaremos decentes delante de una chica tan bonita. —Me río incómoda ante el comentario de Kenta, recordando lo que dijo Yuuto sobre apuestas amorosas. Todos ponen los ojos en blanco.

—Traducción de miradas: deja de querer imitar las cursilerías de Yuuto y sigue al margen como todos —dice Haruya y nos soltamos riendo.

Creo que al menos no tendré problemas con ellos. Pero tampoco soy de juntarme con puros hombres. Cuando menos lo espero, veo a Mari y Yuuto parados frente a una casa. Supongo que llegamos.

En cuanto Yuuto pasa y todos saludan, avientan sus zapatos en la entrada y corren por el largo pasillo de madera. Se ve que ya están acostumbrados. Yo, en cambio, acomodo los zapatos y camino tranquilamente hacia donde están todos.

Hay cuadros que están decorados con un marco color dorado, los cuales en uno está Yuuto, y en el otro su hermano. En medio del pasillo están las escaleras y el teléfono. Veo bajar a un señor de aproximadamente cincuenta años y me observa como si de un fenómeno se tratara, luego ladea bruscamente su cabeza y me saluda. Yo le regreso el saludo y se va a la sala que está al fondo.

Yo procuro seguirlo pero me llama la atención una foto donde está un niño de cabello castaño y una niña de cabello lacio que se ven de cinco años, de espaldas en una habitación con cama y cortinas blancas bajo la luz del atardecer. El cabello de la niña se parece al mío pero muchas personas tienen el cabello así, por lo que es muy poco probable que sea yo.

Sigo el camino y me fijo en la estructura de la casa al llegar a la sala. La casa es estilo japonesa pero con arreglos extranjeros, cubriendo el piso que probablemente es tatami con una alfombra color crema. Todos están sentados en los sofás color café claro. Al fondo de la sala está la cocina, donde veo a la mamá de Yuuto cocinar. Veo que están hablando de recuerdos y anécdotas de la primaria, y yo me siento en una orilla del sillón quedando al lado de Mari. Ella se da cuenta al instante y me incluye en la conversación.

—¿Cómo eran tus amigos de la primaria, Rui? —Esa pregunta me incomoda demasiado.

—En realidad no me gusta hablar de eso. Mejor díganme, ¿Cómo se conocieron y qué pensaron ese día? —Miro hacia donde está Yuuto con la esperanza de que siga la conversación de cualquier manera. Admito que es un acto de cobardía.

—La mayoría nos conocemos desde primero, excepto Haruya, que llegó en tercero desde Hokkaido. Al principio hablaba muy raro y todos se burlaban de él, pero a mí me caía bien y poco a poco ellos también fueron incluyéndolo. ¿Verdad? —Yuuto pregunta y todos los niños asienten.

—No sé qué haya pasado, Rui, pero sabes que puedes contar con nosotros para cualquier cosa —Mari comenta repentinamente y todos se le quedan viendo impactados, pero la apoyan. Eso suena a falsedad, pero es lo de menos.

—¡Niños, ya están listas las crepas! Vengan a comer —grita la mamá de Yuuto desde la cocina y todos nos dirigimos a la mesa. Ahí estaban unas crepas con relleno de chocolate y fresas arriba.

¿Que está haciendo, madre? pregunto entrando a la cocina e intentando alcanzar la estufa para poder ver lo que mi mamá hacía. Ella es una gran cocinera.

—Es algo muy dulce y delicioso. De seguro te va a encantar —responde y me levanta para que pueda ver un sartén plano y la harina delgada. Me baja y veo cómo hace unos movimientos rápidos y voltea la masa—. Ve a lavarte las manos mientras acabo de prepararla.

Obedezco y me voy al lavabo. Cuando termino le acerco dos platos, tenedores y cuchillos a mi mamá y veo cómo le pone crema batida y chocolate a la masa y toma el plato que le di para decorarlo con fresas. Crepas al estilo de mamá. Ella lleva el plato listo y yo la sigo.

Buen provecho, mi niña —dice mi mamá y empieza a cortar una orilla de la crepa. Yo imito a mi mamá y la corto en pedazos comestibles.

—¿Te pasa algo, Rui? —me pregunta Mari y vuelvo a la realidad. Siento como una gota caliente y salada cae por mi mejilla. En frente de mí está un plato de crepas. Los demás ya están comiéndoselo con la mano, pero ni siquiera se me ocurre decir algo al respecto.

—Oh, lo siento. No tengo nada en absoluto. Disculpe, ¿me podría prestar el baño? — cuestiono dirigiéndome a la mamá de Yuuto. Ella asiente e indica dónde está. Yo me voy rápidamente y más lágrimas empiezan a salir en cuanto llego. ¿Por qué tenían que ser esas malditas crepas que me recuerdan a mi madre?

Pov Yuuto

—¿A dónde fue Rui? —le pregunto a Mari después del desastre que hicieron Shunya y compañía al darme cuenta de su ausencia.

—De repente empezó a llorar al ver las crepas. ¿Tan pobre es que le conmueve ver un postre así? No entiendo por qué la invitaste. —Claramente esos son celos. Mi única respuesta a eso es una mirada despectiva hacia ella—. ¿Qué? ¿Yo siempre soy la mala? Está bien, no hablaremos más de esto. Deja le pido la cámara a tu mamá —dice enfurecida, regresándome la mirada despectiva y se va. Aunque sea mi mejor amiga no puedo permitir que hiera a Rui.

Mari llega con la cámara después de unos minutos y empezamos a tomarnos fotos alocadas en grupo. Luego se une Rui a nuestra locura. En algunas fotos salgo abrazado de Rui y mis amigos se burlan de mí diciendo que no engañe a Mari. Rui también ríe. Después de un rato abro las ventanas de la sala para ir al patio, y todos me siguen. Yo me sitúo al lado de Rui. Ella observa las estrellas, las cuales siento que brillan más de lo usual.

—Érase una vez una tejedora llamada Orihime que tejía telas hermosas para su padre, el rey celestial. Pero ella se sentía muy triste porque no conocía a nadie. Un día su padre decidió presentarle al pastor Hikoboshi y ellos se enamoraron profundamente y se casaron. Pero eso hizo que ya no se concentraran en su trabajo. Enfurecido, el rey celestial los separó haciendo un río de estrellas llamado vía láctea entre los dos. Orihime le suplicó a su padre que le dejara ver a su esposo una vez más. Conmovido por sus lágrimas, el rey dijo que podrían verse solo un día al año si terminaban su trabajo. Ese día especial, el 7 de julio, las grullas hacen un puente en la vía láctea para que puedan cruzar y verse. Dicen que si ese día escribes un deseo en una hoja delgada y larga y la cuelgas en un árbol de bambú, ese deseo se cumplirá.

Al darse cuenta de que yo estoy contando la leyenda del tanabata, Rui sonríe y dice después de un gran suspiro.

—Entonces deberíamos hacerlo. —Toma una hoja y un lápiz, que ya estaban ahí debido a que los demás ya lo usaron y empieza a escribir. Yo le sigo y también escribo en una hoja y lo colgamos juntos.

—¿Qué pediste? —pregunta Rui.

—Ser mejor en el fútbol. ¿Y tú? —

—...No te lo diré porque decirle tu deseo a alguien más hace que no se cumpla.

—Está bien... Espera, ¿¡Eso significa que mi sueño no se va a cumplir!? —Ante mi grito todos me voltean a ver y Rui se ríe a carcajadas. Qué bueno que ese no es mi verdadero deseo.

— Las estrellas se ven hermosas, ¿No lo crees?

—Por supuesto. Aunque creo que ya deberíamos meternos —digo y todos me acompañan al igual que cuando salí. Cuando estoy a punto de cerrar la ventana me doy cuenta de que Mari sigue afuera.

—¡Mari, ya ven con nosotros! Si no vienes te quedarás ahí —le advierto y se acerca lentamente.

Después de eso seguimos platicando y jugando a las cartas hasta que poco a poco llegan por mis amigos y solo quedamos Rui y yo. Ella dice que no vendrán por ella, así que mi mamá y yo la llevamos a su casa en el carro de mi mamá.

—Perdón por las molestias, mamá de Yuuto.

—Tú puedes llamarme Tsukiko —dice mi mamá en tono agradable en frente de la casa de Rui.

—Perdone si le molesta, pero, ¿Le puedo decir mamá Tsukiko?— Ante esa sugerencia me sonrojo y mi madre asiente con una sonrisa en la cara. Esa forma de llamarla es como si fuera su suegra.

—Muchas gracias por todo, Mamá Tsukiko, nos vemos luego.

—Cuídate, Rui —me despido y se baja del carro. Sin duda mi cumpleaños número trece ha sido el mejor de mi vida hasta ahora.

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Gracias por leer este capítulo, espero que les haya gustado: 3

Por cierto, tengo una cuenta de Facebook especial para Wattpad, me pueden encontrar como Hiyama Yuuto.

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