Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28

Pov Rui

—Abuela...

Acudo a su camilla en el hospital, y pongo el pulgar sobre la vena de su brazo, pero no tiene pulso. Es más, está frío. También paso mi mano por su nariz, pero no hay señales de que respire. Es definitivo. Mis piernas pierden fuerza y me quedo tirada en el piso, con mis ojos llorosos incontrolables. La señora Fujiko acude a mi lado y me sostiene los hombros.

—Tu abuela se entristecería mucho si te viera así. Ella ahora descansa en paz.

Esas palabras caen como piedras en mi corazón. Ni siquiera pude despedirme de ella. ¿Cómo voy a saber si ella se fue feliz? A lo mejor su último recuerdo de mí es que fui una mala nieta.

Las otras cuatro amigas de mi abuela llegan, y empiezan a discutir sobre la funeraria.

—¿Ustedes ya sabían que esto iba a pasar? —me atrevo a preguntar.

Todas se miran entre sí, y asienten sin más. La misma que me dió la noticia me entrega un sobre que dice "para Rui". Supongo que es una carta póstuma.

—Ella ya llevaba tiempo enferma. ¿Recuerdas cuando se cayó de las escaleras y la internaron por dos meses? Pues ahí le diagnosticaron osteoporosis. Pero luego vieron que no solo sus huesos estaban débiles, sino que sus defensas iban bajando poco a poco. Le dijeron que lo máximo que duraría sería dos años, así que empezó a hacer planes para que tú pudieras vivir bien sin ella. No la culpes por favor.

Su expresión de verdad muestra lástima, pero es lo que ahora menos necesito. Tomo el sobre, y me echo a llorar de nuevo. De seguro hubo muchas señales que no pude captar por estar concentrada en mis propios asuntos... Pero qué egoísta soy.

En la funeraria, vinieron muchos amigos de mi abuela que nunca conocí, y todos me consolaban. También mis amigos vinieron a apoyarme, pero aún así sentía un vacío enorme, y apenas y escuchaba algunas cosas que decían.

—Mi abuela fue... Mi soporte durante este año y medio, una figura materna... Pero yo... No ... Supe...

No supe apreciarla lo suficiente. Supongo que daba por sentado que siempre estaría ahí. Se supone que ya había aprendido cómo la vida puede desaparecer de un día a otro, y aún así... Cometí el mismo error.

Al verme parada, incapaz de seguir hablando, Yuuto se pone de pie para tomar mi lugar en frente.

—La señora Yokoyama era alguien alegre, llena de energía y un poco juguetona. Es tan triste ver a personas tan únicas partir de este mundo. Pero estoy seguro que sus recuerdos quedarán en su corazón por siempre.

Aún recuerdo que una pequeña lágrima se veía debajo de sus ojo derecho, y me agarró del hombro para ayudarme a moverme a los asientos, pues no había comido y apenas me podía mover.

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..

Bueno, ya han pasado tres días de eso. Hoy desperté en mi casa (bueno, en teoría es la casa de mi abuela), y una amiga de mi abuela estaba abajo preparando el desayuno. Las amigas de mi abuela se están turnando para quedarse conmigo. No saben que yo me puedo cuidar sola.

—No tengo hambre.—espeto al mirar la comida—. No tiene nada de malo, simplemente no creo que pase por mi garganta.

Me doy a explicar, y la señora asiente con tristeza.

—Al menos toma agua por favor.

A eso sí obedezco. Ahora que lo recuerdo, no he leído la carta de mi abuela. Pero es que no quiero hacerlo. Siento que al hacerlo, estaré aceptando el hecho de que nunca regresará. Aún siento que este sufrimiento es temporal y algún día tocará la puerta y me sonreirá.

No sé cuánto tiempo he estado sentada en el comedor ordenado, junto a la señora, cuando tocan la puerta. Ha de ser Aki, quien me prometió venir hoy. Me levanto a duras penas de la silla, y voy a abrir.

—¡Hola, Alice! Oh, te ves...

Puedo ver que su boca forma la palabra "terrible", pero no la pronuncia. Veo que detrás de él también viene Ayaka sosteniendo flores para muertos, y me muevo para que puedan entrar. Claro, no estuvieron cuando más lo necesitaban, pero ahora llegan como si nada. Bueno, no es culpa de Ayaka; es culpa de mi padre que siempre ha priorizado el trabajo.

La amiga de mi abuela los saluda, y ellos toman asiento en frente de nosotras. Genial, tendré que ver su cara.

—Rui, lo sentimos mucho por lo de los últimos días. Mi más sentido pésame.

Ayaka empieza a hablar, pero yo la interrumpo antes de que pueda decir algo más.

—Si lo sienten tanto, ¿por qué no fueron a la funeraria? Mejor digan qué necesitan.

Mi hermana se queda mirando la mesa, agachada, y mi padre da un suspiro.

—Venimos por ti. Te mudarás con nosotros a París, y necesitamos que estés lista para mañana.

Suelta Alan, y yo aprieto mis puños sobre mis piernas.

—Lo siento padre, pero, ¿es que acaso está loco? No puede pedirme que me aliste en tan poco tiempo, y yo ni siquiera planeo irme.

—Pero tienes que. No tienes familiares aquí en Japón, y nadie va a pagar la renta de esta casa.

Acota mi padre, a lo que yo contraataco.

—No, mi abuela compró esta casa y la acabó de pagar hace mucho. Y sobre el dinero para vivir, ¿Qué problema tiene con seguir mandando dinero acá?

—Los menores de edad no pueden recibir cheques del extranjero porque ni siquiera pueden hacer una cuenta bancaria.

Sentencia mi padre, y yo volteo a ver a la señora, sospechando sus palabras. Ella parece querer decir algo, pero se lo guarda.

—De seguro sí hay una forma de que tenga el dinero, pero no me la quieren decir porque no les conviene. A mí me gusta mucho mi vida aquí, y tendría que pasar algo muy grave como para que acepte irme.

Expreso agresivamente, y me voy corriendo a mi cuarto, sosteniendo la carta póstuma con mis manos resbaladizas.

Me acuesto en la cama, pero no puedo pensar claramente. Me duele el estómago y me siento mareada. Tengo que pensar en algo, pero mi mente está en blanco, así que decido abrir el sobre con mis manos temblorosas.

"Querida Rui.

Supongo que si estás leyendo esto es porque ya no estoy en este mundo. A lo mejor ya te lo hayan contado, pero hace ya un año que tenía osteoporosis y otra enfermedad que hacía que se debilitaran mis músculos de una forma más rápida de lo normal. Puede que hayas notado que había perdido peso, y conociéndote, te estarás culpando a ti misma por no notar las señales, pero eso es lo último que quiero que hagas. No es tu culpa, es solo que yo hice mi mejor esfuerzo para que no lo notaras.

Tengo que confesarte algo. Mi vida siempre ha sido sobre apoyar a las personas que amo detrás del escenario. Primero fue tu abuelo, luego tu mamá, y tú... Y fui muy feliz, pero ese no es el punto. Tú me veías como alguien inmadura de vez en cuando, y eso es a causa de que siempre buscaba la aprobación de alguien, y sentía que si me volvía alguien aburrida nadie me aceptaría. Por eso es que siempre traté de tener un corazón de niña, y llegó un punto en que no podía actuar cien por ciento como una adulta. Lo siento si te causé problemas con eso, pero es que quería que vivieras al límite, y encontraras amigos con los que pudieras divertirte. Recuerda que no importa tu forma de ser, o si tienes un pasado oscuro, siempre habrá personas que te aceptarán tal y como eres.

Por último, pero no menos importante (de hecho creo que es lo más importante para tu futuro); he vendido la casa, así que no podrás quedarte a vivir sola en Japón. Yo pagaré la renta hasta el mes que muera. Te dejaré el cheque de lo que obtuve vendiendo la casa, pero con una condición; quiero que te vayas a vivir con tu padre a París, y te quedes hasta que seas mayor de edad. No será fácil dejar a tus amigos, pero podrás escribirle cartas y llamarlos. Después de que seas una adulta, podrás hacer lo que tú desees, pero quiero que crezcas junto a tu familia por lo que resta del tiempo antes de eso. Estoy segura que tú cumplirás todo lo que te propongas, y elegancia será como un cisne.

Con todo el amor que tengo,

Yokoyama Hazuki

1 de abril de 2007"

Y aparte, también estaba el cheque de la casa. No lo puedo creer... Todo había sido para prepararme para este momento... Desde que me obligó a ir al parque de diversiones con Yuuto... Y el milagro de ver a mi padre...

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..

—Rui, despierta.

Aki me sacude los hombros, sentada al costado de mi cama, y me despierto. Tengo la carta abierta a un lado mío, así que supongo que me desmayé.

—Hola Aki... Tengo que decirte que este es el último día que te veré en años.

—¡¿Qué?!

Se levanta, sorprendida. Sí, es mejor decirlo así, para no ponerme demasiado sentimental.

—Supongo que mi padre no te dijo. Mañana partiré a París, y no podré regresar hasta que sea mayor de edad —la cara de Aki denota una gran decepción—. Oh, por favor, no hagas esa cara...

—Es que... eres una de las mejores amigas que he tenido... Y es tan aterrador que me quede sola...

Aki solloza. Yo me intento parar, pero mis piernas no responden y caigo a mi cama de nuevo. Las lágrimas, las cuales pensé que se habían secado por completo, empiezan a brotar como una tormenta de lluvia.

—Lo sé, yo también quiero... Quedarme... Pero...

No puedo. Ojalá fuera unos años mayor para poder tomar mis propias decisiones.

—Ven acá.

Aki se sienta a un lado mío y extiende sus brazos. Me dejo llevar y le regreso el abrazo con la mejor fuerza que puedo sacar de un cuerpo con tres días sin comer, y cuando logro calmarme, susurro.

—Muchas gracias por este año y medio. Sin ti la escuela seguiría siendo una pesadilla para mí. Dime tu dirección, para escribirte cuando llegue a París.

—Pero ya tienes mi número, ¿no?

Ante su pregunta, río débilmente.

—Pues sí, pero lo más probable es que mi papá me haga cambiar de celular.

Aki parece convencida ante mis palabras, y saca una hoja pequeña de apuntes, en la cual escribe su dirección y su número, y la arranca para dármela.

—¿Me ayudas a pararme por favor? Tengo que ir a comer algo y empacar mis cosas.

Mi vida está a punto de dar comienzo a una nueva etapa. Pero al menos quedaré en los recuerdos de Aki, y en el cuadro colgado en el pasillo de la casa de Yuuto. (Así es, resultó que esa niña de cinco años sí era yo)

Pov Yuuto

—Buenos días, vengo a visitar a Rui.

Exclamo cuando me abre la puerta la señora Fujiko.

—Hola chico. Lo siento, Rui y su familia partieron hoy antes del amanecer al aeropuerto de Nagoya. Regresarán a París. —Me quedo sin palabras ante su confesión—. Pero si gustas pasar, con todo gusto.

—Bueno... —vacilo antes de aceptar—. ¿Me podría dejar usar el teléfono? Quiero llamar a mi hermano.

—Por supuesto.

Accede con una gran sonrisa. Yo al entrar, introduzco los números y después de dos tonos responde.

—¿Diga?

—Hola, soy Yuuto, estoy llamando desde la casa de Rui. ¿Me podrías llevar al aeropuerto de Nagoya? Es que creo que si nos vamos ahora todavía podemos alcanzarlos.

—Mira las disparatadas que estás diciendo ahora. Supongo que se irán a Francia pero, ¿A qué hora se fueron? Porque si se fueron muy temprano, ya no los alcanzaremos de todos modos. Son las nueve de la mañana.

Le pregunto rápidamente a la señora Fujiko a qué hora se fueron.

—Dice que se fueron a la cuatro de la mañana.

—Ay, Yuuto.. De seguro ya están a bordo. Lo siento, pero no hay mucho que puedas hacer...

—Está bien, Shuuto, gracias.. Ya voy de regreso a casa... Cuídate..

—¿Quieres que vaya por....?

Le cuelgo antes de que termine la frase. Me quedo parado en frente del teléfono.

¿Pero por qué? ¿Tanto me odiaba que ni siquiera quiso despedirse? ¿O es simplemente que no le interesaba? Bueno, lo único que sé es que los momentos más felices de mi vida fueron llevados junto con su ser.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro