27
Pov Rui
Mientras veo el cielo entre color violeta y vino, mi corazón está emocionado por el evento que solo pasa una vez en verano. No obstante, el hecho de que estoy sentada sobre las piernas de mi amiga en el carro del hermano de mi mejor amigo me hace cuestionar algunas de mis decisiones.
—¿Ya casi llegamos?
Pregunta Yuuto, impacientemente.
—Pues si tus amigos no se hubieran demorado tanto en prepararse, tal vez ya estuviéramos estacionados y viendo qué comprar en los puestos.
Responde Shuuto con la misma irritabilidad.
—¡No culpes a los demás! Tuve que rogarte por dos horas para que accedieras a llevarnos.
—¿Podrías dejar de brincar sobre mis piernas? No eres ligera como un bebé.
Reclama Masato.
—Uy, perdón. Como no soy tu novia, verdad.
Yuuto acude al sarcasmo.
—Ya basta, Yuuto. Es por esto que las parejitas de secundaria no son naturales. Algunos todavía ni siquiera tienen la fuerza para sostener a su novia. No puedo creer que estoy cooperando a una cita doble de unos mocosos.
Escupe Shuuto, sosteniendo con demasiada fuerza el volante y sin dejar de mirar adelante.
—No, no es una cita doble.
Niego, estoy un poco avergonzada.
—De hecho sí lo es, porque Shuuto trajo a su novia —corrige Aki—. No entiendo de qué se queja.
Akari esboza una incómoda sonrisa, tratando de decir algo, pero el sonido del primer fuego artificial la interrumpe.
—¿Qué ibas a decir, Akari?
Pregunta Shuuto, amablemente.
—¿Qué tal si ellos se bajan aquí en el puente? Total, nosotros podemos disfrutar los fuegos artificiales en el carro. Claro, en el peor de los casos.
Shuuto la mira de reojo, no muy convencido, pero tras ver la sonrisa pícara de su novia, asiente.
—¿Ustedes están de acuerdo con...?
—¡Claro, lo que sea para no tener que cargar a este bastardo!
Exclama Masato y oigo la risa de Aki detrás de mi cabeza.
—Bueno, tengan mucho cuidado. ¡Marquen cuando terminen!
—¿Cómo vamos a hacerlo si no tenemos tu número?
Cuestiona Aki, y Akari le dice el número en voz alta para que lo guarde en sus contactos.
Nos bajamos en el puente, y hacemos un esfuerzo de no perdernos de la vista de cada uno entre la multitud.
—Por cierto, a las dos se les ve muy bien los yukata. Parece que se pusieron de acuerdo para contrastar los colores.
Elogia Yuuto cuando por fin llegamos a los puestos.
—¡Gracias!
Gritamos al unísono, tomando en cuenta todo el ruido. No necesitan saber que son los mismos del año pasado.
—Qué tramposo, siempre me robas las oportunidades de dar cumplidos.
Se indigna Masato.
—Ay amor, no pasa nada. Por cierto —Aki dirige su mirada hacia mí—, ¿Recuerdas la apuesta que hicimos?
Me tardo un par de segundos en recordar.
—"Si el próximo año venimos tú, Yuuto, Masato y yo, juntos a los fuegos artificiales, me debes lo que quiera" —cito con nostalgia—. ¿Qué quieres de mí?
Pregunto entre risas.
—Bueno, antes de que se te olvide... Cómprame un vaso de pollo sin hueso y esos castellas tamaño miniatura, ¿No?
—¿Eso es lo que valemos? ¿Una comida de puesto?
Interfiere Yuuto, con indignación fingida.
—Pues por mí está bien, mientras me beneficie a mí.
—Vaya, ¡qué tacaño es tu novio, Aki!
Se burla Yuuto y Masato le dirige una mirada gélida.
Han pasado tantas cosas desde que entré a la secundaria. Al principio pensaba que iba a ser la continuación del infierno que viví en primaria, pero conforme los días pasaron, veía la personalidad de cada persona, y con los meses, le fui tomando cariño a unos pocos. Pensaba que nadie de mi edad podría comprenderme al estar en una situación lejana de su realidad, pero ellos aceptaron cada parte de mí, llegando a un contrato silencioso de confianza mutua. Ni siquiera sé si merezco a gente tan maravillosa... A estos mejores amigos.
—Muchas gracias por todo.
Pov Masato
—No, gracias a ti.
—¿Por qué a mí?
Rui parece un poco confundida.
—Tú me hiciste darme cuenta de lo que es más importante. —Una lágrima silenciosa está a punto de caer de la mejilla de Rui, y me contengo—. Bueno, mejor disfrutemos de la vista.
Todo fue gracias a ella. Cuando me dijo que le gustaba a alguien, la curiosidad me carcomía. Unos días después de que dejó de venir a la escuela, Aki me preguntó si sabía algo de ella, y yo le conté lo que pasó. Obviamente se enfureció, y me contó lo que era el amor de pareja según ella.
Siendo honestos, lo primero que pensé fue "creí que no le gustaban las cosas cursis". Pero luego, cada palabra se encajó en mi corazón cuyas dagas, haciéndome sentir como la peor persona del mundo. Quería aprender a querer a alguien de la manera en que Aki lo describe. Cada vez sentía la necesidad de darle todo el amor, apoyo y cariño que ella quisiera.
Cuando Aki se me declaró, me sentí muy feliz porque supe que era la oportunidad para demostrar que al menos sirvo como novio.
Yo estaba perdido, con miedo de que alguien a propósito me quitara lo que yo quiero, así que ya intentaba nada nuevo. Pero Aki cambió mi vida. Ella me dió una oportunidad para esforzarme por lo que quiero, y gracias a ella creo que podré encontrar más objetivos en mi vida. De hecho entré al club de atletismo para esforzarme en algo mientras Aki sigue mejorando en baloncesto.
—Estoy muy feliz de estar contigo. Te amo.
—¿Quieres uno?
Pregunta Aki, sosteniendo un pedazo de pollo sin hueso con el tenedor. Sus palabras suenan indiferentes, pero se me afiguró que su rostro, iluminado por una luz de forma de corazón, estaba sonrosado de una manera tenue.
Pov Yuuto
—Se ven hermosos los fuegos artificiales. —exulto, mirando al cielo.
—Es verdad —asevera Rui.
Paso mi mirada por su rostro, y puedo ver su cara de asombro, con su boca abierta, y sus ojos iluminados, que la hacen ver más bella que nunca. Mi corazón late a mil por hora, y las palabras de confesión están a punto de salir de mi boca, junto con el órgano bombeante. Regreso mi mirada a los fuegos artificiales, pero por mi mente cruza la idea de que cada luz representa un recuerdo con ella. Me sorprendo a mí mismo por ser tan cursi.
—Quiero venir contigo el próximo año. Y todos los que siguen —suelto, en un estado hipnotizado por mis pensamientos.
—¿Qué dijiste? ¡No te escuché!
Expresa Rui, pero cuando estoy a punto de repetir lo que dije, empieza el bombardeo más rápido de fuegos artificiales, y me rindo. Después de unos minutos, el bombardeo termina con luces blancas que parecen formar una cascada.
—Bueno, es hora de irnos.
—¡¿Pero qué dijiste?!
—Nada. Oye Aki, tienes que marcarle a mi hermano. —Desvío el tema al involucrar a otra persona. Aún así no deja de mirarme—. ¿Quieres que tire la basura del raspado por ti?
—No, está bien, yo lo tiro.
Brama, y avienta el vaso al bote cercano, al cual milagrosamente acierta. Le había hecho un raspado de uva, mezclando el sabor de fresa y blue hawaii. Pensé que sabría raro, pero descubrimos que no cambia, ya que todos los jarabes de diferentes colores saben igual, y solo es cuestión de imaginación.
—Tu hermano está estacionado abajo del río —informa Aki, señalando debajo de nosotros.
—¿A quién se le ocurre? Lo pueden multar.
Dice Masato, pero nosotros solo nos encogemos de hombros.
—Dame la mano para que no te pierdas.
Ofrezco a Rui, y ella me agarra al instante. ¿Será que recuerda la vez que estuvimos más cerca y ya no le da vergüenza? Me acuerdo que esa vez la estaba consolando por el festival deportivo, y la abracé de lado... Bueno, solo la agarré de los hombros. Espero no ser el único raro que recuerde esas cosas.
—¿Por qué traes la camisa al revés?
Cuestiono a regañadientes cuando me subo al carro de mi hermano. Los demás empiezan a fijarse si hay algo más sospechoso.
—¿Por qué tiene el yukata flojo?
Veo que Aki le pregunta a la novia de mi hermano discretamente.
—Bueno, es mi carro, puedo hacer lo que quiera —masculla Shuuto después de un incómodo silencio.
—¿Qué es lo que pasó?
La forma en la que Rui pregunta da a entender que de verdad está perdida en el asunto.
—Lo que pasa es que ellos dos...
Le doy un "pequeño" golpe en el estómago de Masato, quien ahoga un grito dramático.
—¿Me explicas, Aki?
Rui se voltea para verle la cara a Aki, pero esta solo desvía la mirada, con sudor frío saliendo de su frente.
—Pues... Hicieron cosas de novios.
Espeta Aki, y al instante la cara de Rui se pone como un tomate. Con razón lo quiso llevar jinbei, pero pobre de la novia que se arregló y solo estuvo en el carro.
En el carro invade el silencio, ya que nadie quiere hablar tras el descubrimiento perturbador, y llevamos a sus casas a Aki y Masato, que básicamente son vecinos.
Cuando pasamos frente a la casa de Rui, la intención de mi hermano era dejarla rápidamente, pero yo me bajo también, así arruinando sus planes.
—Bueno Rui... Fue un placer estar contigo.
—Oh no, el placer es mío —ríe, dejando sus dientes al descubierto. Nunca podría haber imaginado que sonreiría así cuando la conocí—. Bueno, voy a tocar, así que...
—No te preocupes, no me vendría mal hablar un rato con tu abuela.
Igual y mi hermano se estará divirtiendo con su novia mientras espera en el carro.
—¡Ya llegué, abuela!
Grita y toca la puerta al mismo tiempo para que le abran.
—Buenas noches. Qué bueno que estás de regreso, Rui.
La voz que atiende no es la que esperaba, y sale una anciana de estatura baja y delgada.
—Señora Fujiko...
Alude Rui, lo que me confunde aún más.
—Siento mucho que tengas que oír esto, pero tu abuela...
Para a media oración y Rui está congelada ante la situación. Así que yo soy el que exige más detalles.
—¿Qué le pasó a su abuela?
—Es que ella... Está...
Alguien un poco más alta empuja a la señora Fujiko para ponerse en frente de nosotros.
—Yokoyama Hazuki está muerta.
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