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20

Pov Rui

Mi firma que acabo de crear tiene mezclados mis dos nombres (Rui en japonés y Alice en francés) de una manera que el que solo conozca uno no pueda identificar el otro.

—¿En serio tenemos que hacer esto? —suelto incrédula, señalando el papel impreso al que le agregué mi firma.

Tuvimos que guardar el documento e ir a una tienda de conveniencia porque no tenemos impresora.

—Considerando que una firma mantuvo a tu padre en París todo este tiempo, sí, definitivamente. —Mi abuela encoge los hombros mientras mete la hoja en un sobre.

—Lo siento, abuela, pero sigo sin entender por qué un simple papel no lo dejaba venir a Japón.

Me dirige una mirada de "aún eres una niña" y me empieza a explicar por segunda vez, mientras se para del piso.

—Cuando tu padre regresó a París la vez del accidente, lo atormentaron psicológicamente para que firmara un papel que decía que no iba a salir del país hasta que tu abuelo falleciera, y en dado caso, él sería el sucesor de la empresa.

Eso no tiene sentido: Entiendo que eso de las firmas es una promesa formalizada entre dos personas, pero, ¿por qué obligar a que una persona se quede en un lugar que no le gusta? Supongo que hay razones de las cuales yo nunca sabré.

Mientras camino hacia la oficina de correo con mi abuela, recibo un mensaje de Aki.

"Hola, te mando un mensaje para agradecerte a ti y a tu abuela por el regalo de cumpleaños. ¡Me gustó mucho! Por cierto, ¿Yuuto sí aceptó ir contigo a París en mi lugar?"

Wow, no pensé que de verdad le fuera a gustar la sudadera rosa y las calcomanías de Harry Potter. O sea, le pregunté a su hermana sobre sus gustos pero se me hizo sospechoso.

—Cuidado —sisea mi abuela al agarrar mi brazo y determinadamente en frente del semáforo en rojo —. Ya te he dicho que no uses el celular mientras caminas. —Me quita el celular de mi mano rápidamente y lo guarda en su bolsa—. Te lo regreso en la casa.

Creo que mi celular es la única cosa que me limita mi abuela, porque cuando estoy con mis cosas de anime no me dice nada. Intento seguir calmada durante el camino aunque sienta la ansiedad de contestarle a Aki.

"Me alegra mucho que te haya gustado el regalo (*^^*)

Cuando le dije que quería que fuera conmigo a París se veía muy sorprendido pero luego sonrió de lado a lado y dijo que sí. Pero todavía le tiene que pedir permiso a sus padres y yo tengo que confirmar con el mío"

Pov Yuuto

—Felicidades, has superado tu nivel de locura —abronca mi padre, levantándose de su silla —. ¿Te damos un poco de libertad y ya quieres cometer disparates como ir a París con una chica?

—¡Obviamente no seremos solo nosotros! Iremos con el padre y hermana de Rui —contraataco, tratando de mostrar mi calma al no pararme. Si empiezo una pelea ahora tendré menos oportunidades de que me dejen.

—¡Eso es peor! ¿Si quiera sabes los planes que tienen ahí? A mí me suena a que serás un inadaptado en el lugar.

—Eso es imposible, porque la misma Rui me invitó.

Mi papá se paraliza por un momento y miró a mi mamá, cuya expresión es solemne.

—¿Dijiste que Aki no podrá ir porque tiene un torneo? El equipo de fútbol también tiene uno en las vacaciones de primavera —dice mi madre.

—Puede que ella sí vaya a salir, pero en mi caso, hay tantos miembros del club que no me escogerían a mí para jugar. No tiene caso que vaya.

—Casi nadie sale en los torneos en su primer año, pero si no apoyas a tus superiores, no tendrías el derecho de jugar el próximo año.

Siempre he odiado esa jerarquía que tienen de la secundaria: ¿Por qué tengo que hablarle con respeto a personas que me humillan, solo porque son uno o dos años mayores que yo?

—A mí ni siquiera me gusta el fútbol, es más, si pudiera hacerlo, mandaría a ese club al comino.

Mi madre ahoga un grito al escuchar mis palabras. Ahora me paro para llevar mis platos al lavabo.

—No eres bueno en los estudios, y ahora resulta que ni siquiera tienes entusiasmo en las actividades extracurriculares. ¿Alguna vez has pensado qué les pasa a los chicos populares buenos para nada cuando se hacen adultos? —dice mi madre en un tono recriminatorio.

Claro que lo he pensado, es lo que más pienso desde que conocí a Rui, porque quiero ser digno de apoyar a alguien tan hermosa y talentosa. Bueno, en realidad desde que dijo que podíamos ser mejores amigos. Antes de eso, solo me importaba sobrevivir a los dramas y eventos escolares sin dejar una mala impresión en alguien. Obviamente no puedo decirle eso a mis padres, porque dirán que solo estoy obsesionado con ella.

—Que me vaya mal en la escuela no significa que no tenga planes para el futuro.

Mis pasos se van acercando a la silla de mi madre. La miro directo a los ojos, pero no noto nada inusual ya que siempre parece enojada. Mi padre se acerca y masajea el hombro de ella.

—Tú nunca has dicho nada sobre tus sueños, así que naturalmente pensamos que no tenías.

Claro que no lo saben, porque es algo que no quieren de mí, nunca entenderé sus motivos para alejarme de lo único que soy bueno.

—Quiero ser cantante y componer mi propia música en el piano.

Suena un sonido inesperado desde el fondo de la garganta de Tsukiko: ¡Se está riendo a carcajadas! Me desconcierta su reacción e intento irme del comedor, pero mi padre me retiene con su voz:

—¿En serio sigues con eso? Te dije que no tenías talento para la música y no perdieras tu tiempo en eso.

Su rostro es súper rígido y apenas mueve la boca; es más, ni siquiera se digna a mirarme a los ojos. A pesar de que mi corazón late muy fuerte por la rabia, intento mantener la calma.

—Siento que hay otras razones por las que no quieres que sea músico. ¿Por qué no intentan apoyarme y al menos escuchar cómo toco?

—¡Si te lo prohíbo es por algo, y no debes cuestionar a tu padre!

Sus gritos explotan y Tsukiko se levanta para interponerse entre nosotros y calmar a mi padre.

—Yuuto, hazle caso a tu padre y enfócate en tus estudios. Algún día encontrarás algo que te interese estudiar —dice Tsukiko con una voz diminuta—. Acaba tu tarea y luego duérmete.

Aprieto mis dientes y después de diez segundos, respondo.

—Por favor, les prometo que si me dejan ir a París nunca más diré que quiero ser músico.

—Entre más mientas, menos oportunidades tienes de ir —farfulla mi papá. Rayos, ya descubrieron mi hábito de mentir.

Sin más cosas que discutir con ellos, muevo la perilla de la puerta para dirigirme a mi habitación. Me siento en mi escritorio y se supone que estoy leyendo el libro de historia pero se me viene a la mente Rui. ¿Ella estudiará tan arduamente porque de verdad le gusta o solo es su obsesión con las buenas calificaciones?

☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..

—Vaya, se quedó dormido mientras estudiaba.

El sonido de la puerta y la voz de mi madre me despiertan pero finjo que no me doy cuenta y sigo con la cabeza recargada en mis brazos que están sobre el escritorio. Siento cómo el cuarto se torna oscuro y me dan ganas de abrir los ojos pero me aguanto. Siento que mi madre intenta levantarme, pero como no lo logra, solo mueve mis brazos y pone una almohada en su lugar. Luego me acaricia la cabeza y se va silenciosamente.

Cuando oigo que se cierra la puerta, giro mi silla para no tener que mirar al escritorio. Escucho atento los movimientos de mis padres mientras observo el techo oscuro, y después de una hora, las voces de mis padres cesan y la luz que se derramaba un poco desde los bordes de las puertas ya no se ven más. Me paro lentamente de la silla y busco mi uniforme dentro mi clóset, con mis puras manos, y lo meto en mi mochila de la escuela. Luego me la cuelgo en los hombros y abro la puerta de mi cuarto y bajo las escaleras con los pies de puntas y tratando de no hacer ningún ruido.

Cuando al fin llego al primer piso, casi suelto un gran suspiro de alivio, pero me aguanto. Cuando me voy aproximando a la puerta, algo inesperado pasa y casi me caigo de espaldas.

—Eh... Hola, Yuuto, ¿qué haces?

—¿Qué no ves que estoy tratando de escapar de esta casa? —respondo con un susurro tembloroso—. ¿Tú qué hacías tan tarde fuera de casa?

Shuuto desvía su mirada al suelo. Igualito a mi papá.

—Tanía mucha tarea, y me quedé a hacerla en la casa de mi novia. —Sonrío en la oscuridad y siento su mano en mi hombro—. Pero yo tengo más libertad porque soy adulto. ¿A dónde querías ir a esta hora?

No puedo ver su expresión pero creo que levanta una ceja. Me jala del hombro para llevarme al otro lado de la puerta que había cerrado.

—Hace mucho frío—me quejo e intento entrar de nuevo a la casa, pero Shuuto no me suelta.

—Ibas a salir desabrigado de todos modos, no te hará daño tener una conversación conmigo por un momento.

Ahora cierra la puerta y dejo caer mi mochila al suelo, al mismo tiempo que me agacho y me siento con las piernas abrazadas y mi cabeza sumergida entre ellas.

—Pero al menos en mi plan me ponía zapatos —acoto y Shuuto suelta una pequeña risa.

—¿Ibas a ir al monte en pijama? —cuestiona en tono burlón.

—Iba a quedarme en la casa de Haruya porque mis padres están en contra de mí —apostillo sin levantar la cara de mis piernas.

—Qué raro, casi nunca se oponen a algo que tú quieres hacer. —A este punto ya no sé si lo dice en serio o es sarcasmo. —¿Ahora qué cosa disparatada hiciste?

Alejo mi cara de mis piernas y volteo a ver su cara roja por el frío y su aliento blanco.

—Les dije que quiero ser cantante.

Shuuto se queda callado y se pone a mi altura. Ya no puedo ver su cara porque la luz de las lámparas ya no la iluminan. Miro al cielo que está nublado y no se ve siquiera un pequeño resplandor de la luna.

—¿Qué hay en tu mente? ¿Nubes densas, muchas estrellas o una luna? —suelta mi hermano y creo entender a lo que se refiere.

Intento aclarar mis ideas para explicarle, pero mi cuerpo, especialmente mi mandíbula no deja de temblar y no puedo hablar bien. Mi hermano se da cuenta y me pone su chamarra en mi hombro, y yo me la pongo propiamente. Después de calentar mis manos con mi aliento, digo.

—Lo más importante en mi vida siempre había sido las personas que me rodean, es decir, ustedes mi familia y mis amigos. Pero en el centro de esas estrellas, había algo mucho más grande ahí: mi pasión por el canto y tocar el piano. En esta luna estaban incluidos el abuelo de Haruya, quien me enseñó sobre la música y Haruya, mi confidente.

»Sin embargo, la luna no puede brillar por sí sola, así que siguió oculta en la oscuridad por muchos años, mientras aprendía más canciones cada semana. El sol que hizo posible que mi luna brillara fue Rui; siento que por ella podría hacer lo que sea, incluyendo luchar por mis sueños e ir con ella a París.

—En otras palabras, estás enamorado de Rui y quieres ir con ella a París. —Me enoja mucho que lo resume de la manera más brusca pero asiento—. Te voy a ayudar a que nuestros padres vean que tienes futuro en la música y que te dejen ir a París, pero necesito que escuches unas cosas.

—¡Claro, lo que sea! —exclamo eufóricamente y mi hermano me tapa la boca.

—Ay, no vayas a despertar a todo el vecindario —me recrimina —. Tienes que saber que mi padre está tan en contra de la música por lo que pasó con nuestro antepasado; en ese entonces Francia estaba en guerra, pero nuestro choza abuelo se escapó para que no se lo llevaran al ejército, y recorrió toda Francia durante la guerra cantando sobre la paz y la igualdad social. ¿Suena bonito, no? Pues las personas de ese entonces lo encontraron ridículo, así que cuando supieron que no había cumplido su servicio militar, lo desterraron por ser desleal a la patria, y por cosas del destino llegó a Japón.

Habla tan rápido que apenas capto la idea pero cuando calla, me quedo atónito.

—¿Por eso a mi papá no le gusta la música? ¿Y yo qué culpa tengo de un error que cometió mi choza abuelo? —bramo y mi hermano me dedica una mirada fría—. Ay, o sea, yo a veces tampoco cumplo con mis deberes pero solo eso. ¿Algo más?

Shuuto da un suspiro antes de tirar las palabras al aire.

—Prométeme que aunque te pelees o pierdas contacto con Rui, seguirás persiguiendo tu sueño de ser cantante.

Eso me toma desprevenido, pero le ofrezco mi dedo meñique. En lugar de juntar su meñique con el mío, me abraza por unos segundos.

—Y luego por qué me emparejan con un hombre —ironizo entre sus brazos y me suelta.

—Eso no es mi culpa, o sea, ¡soy tu hermano!

Ahogo una carcajada ante su reacción y él me da un coscorrón de mentira.

—Siento que últimamente tú me has ayudado mucho. Gracias —susurro de una manera sincera cuando Shuuto le pone llave a la puerta y estamos en el pasillo de la casa.

—Solo hago lo que me hubiera gustado que alguien hubiera hecho por mí. Ahora duerme, que mañana empiezas con cambios drásticos.

Pov Rui

Yuuto se sienta frente al piano de concierto tras mirar a sus padres, su hermano, mi padre, Ayaka, a mí, y por último a Haruya y su abuelo.

Empieza presionando las teclas delicadamente, y estas bailan de manera alegre y elegante. Puedo ver cómo el ambiente rígido con muchas personas paradas en un ático cambia a una pradera llena de flores y con niños bailando alrededor.

A pesar de que la canción es jovial, estoy al borde de las lágrimas cuando termina de tocar. ¿Cómo fue que escondió toda su arte musical durante casi cuatro años?

—Al parecer sí eres tú el que toca en la grabación —dice el padre de Yuuto con la grabadora en mano—. Pero no es gran cosa como para que puedas presumir en París. A menos que puedas tocar y cantar al mismo tiempo.

Exhala fríamente y veo cómo Yuuto aprieta su mano. Con padres así, cualquiera lo hubiera ocultado con tal de que no negaran su esfuerzo completamente. ¿Por qué es tan importante presumir a las personas? Pensé que el papá de Yuuto no quería que fuera conmigo porque las personas en el otro continente son... Arrogantes.

—Rui —me llama el que está a prueba—, ¿recuerdas la canción de esa vez?

Se levanta de la silla para empujarme con él hacia el piano.

—¿De qué hablas? —cuestiono, confusa.

—Ya sabes, la canción del concurso. —Guiña el ojo.

Cierto, ya había descubierto esta obra de arte hace mucho. Asiento, parada a un lado del piano y Yuuto se voltea para tocar.

Se supone que ya he cantado with you smile enésimas veces, pero la forma en que Yuuto toca y canta esta vez, es más emotiva de alguna manera. ¿Habrá practicado para hacer que suene más como balada? ¿Será tan fuerte su sentimiento de querer demostrarle a su padre de lo que es capaz?

Escucho como esta vez todos le aplauden, no solo mi abuela y la familia Nanase. Un parpadeo de ojos hace que mi conmoción fluya.

—Hablemos fuera del ático —menciona el papá de Yuuto y él lo acompaña. Su expresión se veía un poco más suave que antes.

Intento seguirlos, pero mi abuela me retiene, agarrando mi brazo.

—Es algo privado, Rui.

Me volteo a encararla. En teoría es algo privado, pero tengo derecho a saber por qué le han negado su talento todo este tiempo y qué tipo de resentimiento le tienen al lugar de nacimiento de mi padre. Si todo está pasando frente a mis ojos, y al parecer a causa de mí, ¿no sería lógico que sepa lo que pasó o está pasando?

—Yo también quiero hablar con usted en privado. —Ante mis palabras serias, mi abuela apunta a mi padre y a Ayaka con su cabeza—. Disculpen, nosotras también vamos a salir un momento.

Los dos nos miran sorprendidos pero asienten. Al parecer Yuuto salió de la casa, porque no había nadie en el pasillo entre los cuartos y la cocina. Nos situamos en frente de la puerta de la cocina y mi abuela reanuda la conversación.

—¿Qué es lo que quieres saber, Rui?

—Para empezar, ¿Por qué usted no puede ir conmigo a París? ¿Por qué Yuuto tiene que mostrar que es digno enfrente de mi padre? En todo caso, ¿Por qué el mismo día que me voy a París? ¿Cuál es la relación...?

—Lo siento, Rui —me interrumpe mi abuela—. Ni siquiera sé todos los detalles. Pero sí te puedo decir una cosa: Piensa en todos los pequeños detalles de tu vida que nunca han cuadrado, y mézclalos con cualquier experiencia que tengas en París, y encontrarás la respuesta.

¿Ahora de qué demonios está hablando? Sus palabras parecen de adolescente, dramáticas y un poco poéticas, pero sin ideas claras.

—Abuela, eso no me da respuestas...

—Yo sé que no, pero al menos te dará pistas —susurra sobre mi cabeza al abrazarme—. Sé que todos estarán al pendiente de ti estos días, pero trata de cuidarte tú misma, y diviértete dentro de lo que cabe.

Sus brazos se sienten menos gruesos que antes. ¿Está adelgazando?

—Gracias abuela, y cuídese igualmente —articulo y me suelta.

—Regresemos al ático.

Ahí ya están todos a nuestra espera, para darnos el resultado de la "prueba".

—Tenemos que regresar por tu maleta que hiciste por si aceptaba, Yuuto.

¡Lo sabía!

—Bueno, entonces vayan ustedes a su casa, y nosotros los alcanzaremos cuando el chófer llegue a recogernos —sugiere mi papá a la familia Hiyama, y ahora se dirige directamente a Yuuto—. Ven preparado, porque tenemos que ir en carro hasta la estación de Gifu, tomar el tren hasta Nagoya, un avión a Tokyo, y ya en la noche, el vuelo de Tokyo a París.

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Oye tú, personita que ha llegado hasta aquí. Gracias por tomarte tu tiempo y tu vista en esto. Sea quien seas, te amo mucho.

Sé que no actualizo muy seguido, pero les tengo una buena noticia: la próxima vez que publique esta historia será para ponerlo todo junto y por fin terminar la historia. Puede que me tarde un mes, tal vez un poco más, pero les aseguro que la próxima vez que aparezca en sus notificaciones, será con muchos números y el "Epílogo".

Dame una estrellita y tu opinión sobre el capítulo para que el proceso sea más rápido, plis :3



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