14
Pov Rui
—¿Dónde está el asesor de la clase 1-5? —exige mi abuela en cuanto le abren la puerta de la dirección. Los maestros llaman al asesor, aterrados—. Mi nieta me ha dicho que tiene sospecha de que una chica hizo trampa en los exámenes y obtuvo los resultados que Rui debió haber tenido. Pero usted no se tomó ni la molestia de investigar.
—Señora, si nos tomáramos en serio cada reclamo de los alumnos no terminaríamos de comprobar todo.
—¿Me está diciendo que hay tantos casos en los que hacen trampa en el examen a tal grado de que no puede manejarlo?
La cara del maestro se petrifica.
—No, señora, es solo que...
—¡Entonces sí tiene tiempo de investigar un simple caso! Le sugiero que compare la letra de los exámenes y los cuadernos de cada una, y la verdad estará clara.
—¿Quién es la otra alumna en cuestión? —pregunta el asesor.
—La señorita Nonomura Kanami.
El rostro que denotaba fastidio se torna serio.
—Ella no es culpable.
—No le creeré hasta que tenga pruebas. Además, ¿qué clase de maestro sería usted si tiene alumnos preferidos? —Antes de que mi abuela siga hablando, le susurro algo en el oído—. Ah, y exijo que otro maestro esté presente a la hora de comprobar.
La maestra de 1-2, la que he notado que siempre toma las decisiones más importantes del primer grado, aparece de la nada. O a lo mejor ya estaba desde antes pero no me había dado cuenta por estar centrada en mi asesor y mi abuela.
—No se preocupe señora, yo estaré ahí para ver —asegura la maestra y mi abuela agradece para luego decirme que es hora de irnos.
—¿Ves lo fácil que es? También podríamos acabar con el bullying de esta manera, pero tú te niegas.
—Abuela, si usted hiciera eso, la cosa empeoraría.
☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..
Al día siguiente, nos llaman a Kanami y a mí antes de la primera clase. Cada una llevamos el cuaderno y los exámenes, y salimos del salón.
—Yo no veo nada extraño aquí —dice el asesor, viendo solo de reojo las hojas y los cuadernos.
La maestra le arrebata todo y empieza a checar.
—¿Cómo puedes ser tan ciego? Es obvio que Kanami cambió el nombre del que era originalmente el examen de Rui, ya que está borrado con corrector y el tipo de letra no coincide con el resto del examen. ¿Saben qué, niñas? Regresen al salón, y no te preocupes Rui, obtendrás tus respectivas calificaciones.
En cuanto entramos al aula de regreso, parece que empieza a regañar al asesor.
—¿Qué pasó, Kanami? ¿Por qué las llamaron?—Asumi y Yuri preguntan, y Kanami se va con ellas. No puedo creer que se hayan convertido en sus perritas falderas.
—Rui empezó a decir que yo le había copiado cuando de seguro fue al revés —se queja Kanami, haciéndose la víctima.
En cuanto me siento en mi lugar, Yuuto me toca el brazo y veo su mirada que exige una explicación. Ya que Kanami está ocupada haciéndose la víctima, le explico en susurros. Cuando termino de explicar, abre la boca.
—Qué descarado de su parte. Hay otra cosa que me queda la duda: ¿por qué de la nada dijiste que me odiabas? Pensé que éramos amigos.
Me quedo sin habla así que lo ignoro y volteo a ver a Aki. Está molestando a Masato cuando Kanami se dirige a ella.
—Oye Aki, ¿Por qué te sigues juntando con esa rara? ¿Acaso te paga por hacerlo? Oh, espera, ¿es algo así como que al fin encontraste a alguien como tú? ¡Claro, los bichos raros se juntan! —Aki se levanta de su silla mientras Kanami se acerca a ella—. Pero debes saber que eso hará que te traten igual que a Rui. No puede ser posible que haya alguien tan mala como Rui en este mundo... Entonces, tú debes sentirte caritativa al juntarte con ella.
—Cierra la boca de una vez —masculla Aki y le da una cachetada.
Sin embargo, después de vacilar por menos de un segundo, Kanami se sigue acercando.
—Vamos, te perdonaré eso si dejas de juntarte con esa huérfana prostituta y...
Kanami intenta tocar su cabello, pero Aki le agarra la muñeca y la tuerce. La víctima ahoga un grito.
—¡Eres igual de salvaje que Rui! ¡Suéltame!
—El burro hablando de orejas.
Ahora la golpea en la cara, y Kanami la golpea en el estómago con su mano desocupada.
—¿Que está pasando aquí? -—Llega la maestra de 1-2, quien nos enseña matemáticas—. señorita Nonomura y Kouno, vengan al pasillo.
—¡Rui causó todo! —exclama Asumi y todas las niñas del salón la apoyan. La maestra suspira.
—Señorita Yokoyama, venga usted también.
De nuevo tengo que salir al pasillo.
—¡Kanami empezó a ofender a Rui! —exclama Aki en cuanto salimos.
—Pero al parecer usted fue la primera en acudir a la violencia.
La maestra levanta las cejas seriamente.
—Cualquiera golpearía a la persona que dijera... cosas tan horrendas. Además, ella también me golpeó el estómago.
—¿Sí sabe que obtiene una suspención de tres días por dejarle un daño a ella, verdad? —la maestra reprende a Aki. Kanami tiene una marca roja en su cara de la mano de Aki.
No puede ser que por defenderme, Aki tenga que cargar toda la culpa. Tengo que hacer algo para que no la suspendan.
—Todo fue mi culpa. Yo le dije que le pegara. Pero ella no es agresiva —interfiero en la conversación.
—A menos que tú la hubieras obligado, Aki es la única que es responsable de sus propias acciones —replica la maestra, y Kanami intenta ocultar su sonrisa—. Iré con Aki a la enfermería a confirmar que no tenga ninguna herida. Y en caso de que la tenga, usted también estará suspendida, señorita Nonomura. Ustedes regresen al salón.
La maestra se abre el paso entre nosotras y se va con Aki. Cuando se aleja lo suficiente para no escucharnos, Kanami voltea a verme.
—No pudiste proteger a tu aliada que maltrató mi cara perfectamente hermosa. Nadie que se mete conmigo sale ileso —alardea. Lo que dice no es para nada elocuente.
—Pues yo no hice nada y aun así me atacas.
—Eso es lo que tú crees —después de decir eso, regresa al salón, dejándome atrás.
Siempre tiene una selección de palabras que vuelve locas a las personas, en buen o mal sentido.
☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..
En la hora del almuerzo, abro la bolsa donde está mi mandil y mi gorro y hay una cucaracha y otros insectos muertos. Suspiro, dejando la bolsa ahí y me voy a lavar las manos de nuevo.
—Qué asco, no quiero la comida que ella sirva —sisea un chico que estaba viendo la escena con desagrado.
Me desinfecto las manos y muevo el cuenco lleno de ponche de frutas y los platos para empezar a servir.
—¡¿Por qué no traes ni el mandil ni el gorro?! ¡Qué antihigiénico! —exclama el maestro al verme y me encojo de hombros.
-Mi mandil está tan sucio que no puedo usarlo.
—Bueno, entonces siéntate. ¡Alguien sirva el ponche por Rui! —alenta el profesor pero nadie le hace caso.
—Nadie va a querer comer en los platos que Rui tocó —susurra Kanami entre risas. La misma culpable de siempre.
—Yo repartiré la comida —dice Yuuto.
—Pero está lleno de gérmenes de Rui. —Kanami hace una mueca de desagrado y sus perras falderas asienten.
—¡No digas tonterías! Sus manos están limpias, y si el problema fuera que no quieren que alguien más toque los platos, entonces nadie podría servir la comida y repartirla —articula Yuuto mientras sirve el ponche, y las admiradoras de Yuuto se forman para repartirlo.
Ahora ya ni derecho de hacer mi trabajo tengo porque me lo niegan. Yuuto ni siquiera trae mandil, pero el único problema aquí soy yo. De repente me empieza a doler el estómago y la cabeza. Le digo al maestro pero me sugiere que primero coma y ya en el receso vaya a la enfermería. ¿Por qué hasta el maestro tiene algo contra mí?
Pov Yuuto
—¿Te estás transformando en tu forma extraterrestre o algo? —pregunta kanami al ver a Rui toda pálida y un chico del equipo ríe sutilmente.
—Ojalá te digan así cuando tú te enfermes —manifiesto con coraje.
¿Cómo puede seguir burlándose cuando de por sí se ve claramente que está sufriendo?
—Y espero que tu novia te dé una gran golpiza por grosero, pequeño perrito —contraataca y cuestiono su sentido común más que nunca.
—No tengo novia.
—Vaya, no pensé que fueras el tipo de persona que niega a su novia para coquetear con otras. Ayer te vi abrazando muy felizmente a Mari en receso.
Empuño mi mano pero luego veo que Rui está demasiado quieta.
—Oye, no has comido nada.
—No tengo hambre —contesta a duras penas.
—Bueno, yo me como lo tuyo, sería un desperdicio dejar la comida. Deberías ir a la enfermería.
—El maestro me dijo que me esperara al receso.
¿Es en serio? ¿Acaso soy el único que nota lo mal que está?
—Bueno, yo llevaré el cuenco de vuelta, tú no te preocupes.
Así pues, como el doble de lo usual y cuando suena el timbre Rui se va lentamente a la enfermería.
—Por cosas como esas es que las chicas confunden tu amabilidad con coqueteo.
Kanami no sabe lo que está diciendo. Solo se inventa cosas a lo loco. En el caso de Rui sí soy más amable a propósito, y con Mari solo me aguanto aunque sea encimosa.
—¿Acaso la cachetada que te dió Aki no bastó? —mascullo.
—Uy, ¡Qué miedo! —bromea y se va.
Pov Rui
—Creo que todo lo que me cuentas es debido al estrés. Parece que los exámenes fueron demasiada carga para ti —comenta la enfermera cuando le digo mis síntomas—. Chécate la temperatura también.
Obedezco y me siento en la cama. Yo no diría que fueron los exámenes, sino más bien todo lo que me hace Kanami y ahora lo de Aki hizo que estallara. El termómetro pita y marca 39.8. Justo lo mismo que tenía exactamente hace un año cuando pasó lo de mi mamá. Eso me da un mal presagio. Se abre la puerta y entra Masato.
—No tenías que venir a verme —digo débilmente.
—No está Aki, así que... ¿Quién más lo haría?
Sonrío levemente. Después de que vieron que Aki no tenía ninguna marca, le hablaron a sus papás y se fue a su casa. Estará suspendida por tres días.
—Rui, no puedes quedarte aquí más de una hora y tampoco puedes regresar a clases, así que tienen que venir por ti —declara la enfermera.
—Nadie puede venir por mí, ambos de mis padres están trabajando. Por favor, ¿No hay una manera de que me quede aquí hasta la salida? —miento un poco y le suplico.
Masato me voltea a ver reprobatoriamente ya que sabe que es mentira.
—Está bien, puedes quedarte hasta la salida —suspira y prosigue—. Ah, y tú no trates de saltarte el resto de las clases con la excusa de que la estás cuidando.
Masato suelta una risa amarga y la enfermera se va.
—Tenía las llaves de la azotea por si pasaba algo pero parece que todo está bien —comenta Masato.
—De todos modos no tengo la fuerza suficiente para subir todas las escaleras.
—Pero la intención es la que cuenta, ¿No?
—Supongo. ¿Cómo demonios conseguiste las llaves?
—Es un secreto —ríe malévolamente—. Oye, ya me tengo que ir porque el receso está a punto de acabar.
—Espera —intento gritar pero más bien sale como una débil súplica. Masato me mira de nuevo—. ¿Por qué solo me ayudas cuando nadie más ve?
—Porque si me ven, van a molestarme a mí también, y si pasa eso ya no podría ayudarte —articula y se para, cerrando la puerta delicadamente al dejar el cuarto.
☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:..
—Ya se tardó.
—Qué raro, ella suele llegar temprano. Bueno, no importa, hoy vamos a amenazarla con picarle los ojos para comprobar que no tiene lentes de contacto. Luego a la hora de descanso, vamos a obligarla a meter su cabeza al retrete, y por último en el almuerzo, le vamos a tirar toda la comida en el uniforme. De todos modos se lo merece, es una asesina.
Oigo toda la conversación antes de entrar al salón y retrocedo tragando saliva. Ojalá no me tope con nadie hasta llegar al baño. Sí me los topo, pero todos me ignoran como si se tratara de aire. Ya no puedo soportar que me vean como aire o un juguete para maltratar. Cuando estoy a punto de entrar al baño, alguien me grita.
-¡Ey, vas a llegar tarde a clases! —Es la voz de Masato. Volteo y él ve mis lágrimas—. Eh... ¿Estás bien? Sígueme, vamos a la azotea.
Camina al lado contrario del que estoy y me indica que lo siga. Sube unas escaleras que tiene que jalar desde el techo, y usa la llave para abrir la cerradura que está ahí. Cuando él logra subir, me ayuda a que yo suba. Ahí hay otro espacio encerrado pequeño, así que abre la puerta para salir.
—Como puedes contemplar, la mayoría del espacio está al aire pero si empieza a llover puedes irte al pequeño espacio techado—me explica y asiento—. Bueno, yo ya me voy a clase. regreso en el receso.
Baja las escaleras y también se oye que cierra con llave. Si pasa algo no podré escapar pero por otra parte está bien porque nadie podría entrar por accidente y encontrar mi escondite. No quiero venir más a la escuela, porque de todos modos el ambiente no me deja concentrarme en clase, pero tampoco quiero decepcionar a mi abuela como hace un año. Con esos pensamientos dando vueltas en mi cabeza, sin darme cuenta me quedo dormida.
—¡Despierta! Te traje estos cacahuates del almuerzo, sé que no es mucho pero era lo único que me podía traer sin que se dieran cuenta.—Me da la bolsa—. Estaba pensando que deberías quedarte aquí todos los días, y yo te traeré comida y te daré unos mangas para que te entretengas.
—¿Eh?
—Sé que hay razones por las que quieres que tu abuela piense que vas a clases, y también sé que las niñas no pararán. Hoy empezaron a rallar y arrumbar tu asiento a un lado. También a romper y mojar todos los libros que dejaste en los libreros.
Palidezco ante su declaración.
—Aunque me quede aquí no se resolverá nada.
—No me malinterpretes, pienso que sería irresponsable de tu parte huir de esta manera, pero si es lo que necesitas para armarte de valor, estoy dispuesto a ayudar —dice firmemente.
—Pero... Cómo se supone que los enfrente?
—Te molestan porque te encuentran debilidades que hacen posible destruirte. Si fueras normal, tal vez ignorarían eso, pero como eres bonita y te tienen envidia, aprovechan para sentirse superiores. ¿Te has preguntado por qué los niños no te molestan tanto? Es porque eres bonita y les da nervios el simple hecho de hablarte. Pero los suficientemente valientes intentarán defenderte. Tienes una ventaja, ya que a las feas las molestan los hombres también.
Escucho detenidamente lo que dice. No sabía que observaba tantas cosas. Aunque lo que dice suena un poco prejuicioso.
—Nunca me habían dicho que soy bonita,
—Estás de broma, ¿Verdad? Cualquiera te voltearía a ver en la calle, tienes una belleza peculiar —argumenta Masato y me río un poco—. ¿De qué te ríes?
—¿Entonces esa es la razón por la que me ayudas? —pregunto y se sonroja.
—No solo eso, también hay otros factores.
Las siguientes semanas, me la paso todo el día en la azotea de la escuela leyendo mangas que Masato me presta: Death Note, y luego Astroboy. No son cosas que yo suela leer, pero de todos modos son interesantes. También me trae el postre del almuerzo de cada día. Cuando llega la hora del club, nos ponemos a platicar sobre lo que pienso del manga que estoy leyendo, gustos de música y a veces, de nosotros mismos.
—Buenas tardes, señorita.
Llega en el receso como siempre, pero esta vez lo noto diferente.
—Hola, ¿Por qué el saludo tan formal? —cuestiono y él lleva su mano detrás de la cabeza.
—No lo sé, solo se me ocurrió. ¿Alguna vez te has puesto a pensar sobre el futuro? —pregunta repentinamente y lo reflexiono un rato.
—La verdad no, solo me he esforzado en tener buenas calificaciones y hacer lo que todos consideran correcto.
—Qué aburrido y agotador. —Masato pone los ojos en blanco y prosigue—. Pero a lo que me refiero es, ¿no tienes alguna ambición que quieras cumplir en tu vida?
—Algún día me gustaría cantar en un gran escenario, siendo escuchada por muchas personas del mundo. Es un sueño estúpido que no contribuye nada a la sociedad, y mucho menos a la historia de la humanidad, pero si al menos dejo una huella en las personas que viven en esta época, podría morir en paz.
—Tú no tienes que ser alguien extraordinario como para salir en un libro de historia, tu sola presencia alegra a muchas personas.
Sus palabras hacen que me acelere el corazón.
—Gracias, pero no tienes que mentir para alegrarme. A la única persona que tal vez podría importarle tanto, y ya es exagerar, es a mi abuela.
—Tonta, también ella pero me refiero especialmente a mí —dice y se acerca repentinamente a mi cara, y se agacha para alcanzar mis labios con los suyos, haciendo un contacto lento pero firme. Al darme cuenta de lo que acaba de pasar, abro los ojos como platos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro