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12

Pov Yuuto

—En serio, harían una muy linda pareja juntos —comenta Kanami, y al escuchar que alguien la llama desde el otro lado, guarda rápidamente el celular en su bolsillo trasero y se va corriendo.

Rui se levanta rápidamente y observa la dirección en la que Kanami se fue.

—Me pregunto qué otras fotos tendrá en su celular.

Su mirada se ve triste. Me levanto y agarro su mano fuertemente.

—Hay que averiguarlo. Sígueme.

Tiro levemente de su brazo y empiezo a correr. Nuestros pasos marcan el pasto, y luego la tierra del campo donde está Kanami hablando con unos niños. Me pongo de acuerdo con Rui y ella se sitúa detrás de Kanami mientras yo me incorporo en la conversación con los chicos. Ella saca el celular del bolsillo trasero de una manera ágil y Kanami se voltea rápidamente agarrando su muñeca.

—¡Ey! ¿Qué clase de ladrona lesbiana eres? —pregunta de una manera hostil, y un niño ríe sutilmente sin entender la seriedad de la situación.

—La maestra me dijo que le llevara tu celular ya que está prohibido su uso en la escuela.

—Para empezar, sí se permiten los celulares, y no tienes derecho a...

—A menos que quieras que tu información personal se muestre en toda la escuela, tendrás que dejar que lo revisemos —añado abruptamente antes de que Kanami pueda decir algo más.

Ella resopla y encoge los hombros.

—Si querían ver lo que tengo en el celular, debieron haberlo dicho sin rodeos.

Finalmente suelta la muñeca de Rui y yo me muevo a su lado para ver la pequeña pantalla. Entramos a la galería y Rui borra la primera foto que aparece; nosotros abrazados. Personalmente no entiendo por qué lo haría pero debe tener buenas razones.

La siguiente foto es un poco extraña: un callejón oscuro sin rastro de personas. Rui y yo intercambiamos miradas, confundidos. Avanza más en la galería y vemos personas robando, asaltando con armas y... cadáveres de mujeres tirados en el basurero como sacos de papa. Rui ahoga un grito al ver eso.

—Yo investigo casos de delincuencia por mi cuenta para advertir a las demás personas. Y no es algo que ocultar, me siento orgullosa de ello.

Los estúpidos admiradores de Kanami que sin que me diera cuenta se habían juntado aplauden.

—Jóvenes, ya terminó la limpieza. Les sugiero que vuelvan a sus casas, y los veo el martes —el profesor de deporte nos grita desde en frente del gimnasio.

—Gracias, profesor, cuídese —dice Kanami en un tono inocente y el profesor desvía la mirada para irse al gimnasio.

—Hay que ir a comer a algún lado —propone Kenta—. ¿Te apuntas, Yuuto?

Miro de reojo a Rui y ella ladea la cabeza y dice que ella va a cenar con su abuela. Vuelvo a ver a Kenta para responder.

—Claro, hay que desahogarnos por la victoria que estuvo cerca.

Pov Rui

En la mañana del martes, llego al salón inusualmente tranquila, con la expresión más neutra que puedo. Pero me quedo parada enfrente de la puerta al escuchar la plática de las niñas.

—No ganamos el festival, pero si al menos a causa de todo el alboroto una pareja logra formarse, sería una gran ganancia.

—Ay, no hables como si fueran objetos. Pero la verdad sí, si Yuuto y Rui se hacen novios yo les daría todas mis bendiciones y apoyo —dice la voz de Yuri.

—Buenos días —alguien susurra de una forma traviesa a mis espaldas; Yuuto—. Gracias por esperarme para entrar juntos al salón como triunfadores.

Sus palabras me hacen sonrojar, y aunque quiero contradecirlo, simplemente me adentro al salón.

—Ahí viene la pareja del año —chilla Yuri y todas le siguen la corriente.

Aun cuando me siento en mi lugar, siguen haciendo escándalo, y no paran hasta que llega Kanami acompañada de Mari, ambas con rostro serio. Bueno, en realidad el rostro de la segunda empieza a irradiar una sonrisa pura cuando ve a Yuuto. Kanami entra al salón y Mari está en la puerta.

—Hola, Yuuto, ¿Podrías venir para hablar un poco? —cuestiona Mari afuera del salón.

—¿Qué pasó, Mari? Dímelo desde ahí —incita Yuuto sin darle mucha importancia y Mari se enfada.

—¿Cómo puedes ser tan frío si eres mi mejor amigo? Es algo serio, y necesito hablar contigo a solas. —Hace un movimiento de manos diciéndole que se acerque, y Yuuto se para de su asiento para atenderla. Por fin terminaron mis cinco minutos de fama. O tal vez no.

—No podemos dejar que esa tipa se lleve al novio de Rui usando su posición como mejor amiga —Asumi objeta.

—No es ninguna "tipa", es la líder de todo el grado —Kanami replica en respuesta del comentario.

—¿Eso qué tiene que ver? Estamos hablando de rivalidad entre clases, no entre grados —dice Asumi y luego se dirige a mí—. ¿Verdad que harás todo lo posible para que Yuuto sea tuyo, Rui?

Yo me sobresalto al escuchar mi nombre y volteo a los lados en busca de apoyo. Definitivamente Yuri empeoraría las cosas en este momento. Miro hacia donde Aki está sentada leyendo un manga y me quedo con la esperanza de que hagamos contacto visual para que me ayude pero no pasa.

—¿Por qué siempre tienen que competir por algo e involucrar a personas ajenas al problema? ¿Qué no tienen suficientes problemas con sus vidas propias, o al menos algo en qué mejorarlas? —digo, según yo en mi mente.

—Disculpa, ¿podrías repetir lo que dijiste? No te entendí. —La chica cruza los brazos y levanta sus cejas.

—Para empezar, quiero aclarar que nadie le pertenece a nadie y todos somos libres como individuos y podemos actuar de la manera que se nos dé la gana. Para mí Yuuto es...

—No te molestes en debatir. Él nunca te verá como algo más que amiga, porque te tiene lástima, y mientras tú estabas en la casa ayudando a tu abuela a hacer la cena él estaba comiendo y bailando con Mari.

—¿Mari estaba en esa fiesta? Pero se supone que era exclusiva para el equipo blanco —duda Asumi.

—Claro, Yuuto haría lo que fuera por tener cerca a Mari, porque es la elegida. Y tú, Rui, ya no podrás causar lástima contándole la forma fea que te trataban en la primaria ni cómo sufriste por la muerte de tu madre. Para eso estoy yo: para desmentir lo que dices. —Se arma un alboroto entre el salón incluyendo algunos hombres que andaban de metiches y Kanami espera a que se silencien un poco para continuar—. A ella nadie le hacía daño siquiera con un pétalo de una rosa, pero ella se inventaba historias en su mente y decía que todos la maltratábamos e insultábamos. En cuanto a su madre, técnicamente ella la mató. Si les importara un poco el bienestar de Yuuto, no dirían tantas estupideces como las que ya han dicho.

Ahora ella está hablando de la parte más oscura de mi vida como si fuera propia y modificándola para hacerme ver como una psicópata. Y lo peor de todo es que le creen. Cuando creo que ya he visto todo y no me pueden lastimar más, ella llega para demostrarme lo contrario.

—¡Ya viene la maestra! —exclama Aki y todos se mueven a su asiento.

Pov Yuri

—Miren, allá va la hija de la prostituta —una niña dice y todas sueltan unas risillas.

Abro mis ojos enormemente volteando a ver a Rui.

—¿¡Cómo se atreven a decirle así!? Rui es la persona más pura que he visto —la defiendo dando unos pasos para entrar al salón de música.

—No pensarás lo mismo cuando veas esto. —La que tiene tinta de líder de segundo saca su celular con la intención de mostrarme algo pero la maestra entra e instintivamente encoje los hombros.

—Señorita, deme su celular, no debería sacarlo hasta después del club. —Se pone enfrente de ella y extiende la mano. Ella guarda el celular pero la maestra no deja de verla, así que se rinde y se lo da—. Venga por él después del club.

Después de eso la maestra nos pone a hacer ejercicios de preparación y se va de nuevo, dejándonos practicar por partes.

—¿Qué publicaron en internet para que le digan esas cosas a Rui? —pregunto sutilmente a una amiga que también es mezzo soprano.

Me cuenta que hay una página que publica casos de criminales y de vez en cuando chismes locales, y una foto de ella apareció ahí, junto con un texto revelando datos perturbadores sobre ella.

Volteo a ver a Rui y veo que ahora ni siquiera la tocan, porque dicen que todo lo que está relacionado con ella está contaminado y si la tocan les dará sida. Obviamente saben que eso no es posible pero lo hacen para hacerla sentir menos. También le dicen que no debería cantar porque si se le sale saliva podría contagiar a alguien.

Verla así hace que se me encoja el corazón, pero a la vez me siento culpablemente aliviada porque a mí no me han inventado ninguna historia falsa. Lo que sea que hayan escrito, no creo que sea verdad, pero tuvo que hacer algo para que se inventaran historias descabelladas. Le pido a mi amiga que me escriba el nombre de la página en una pequeña libreta para verla luego y ahora sí me concentro en cantar.

Después del club voy caminando con Rui pero saco mi celular para checar la página de la que todas hablan. En el camino también se une Aki. Cuando al fin encuentro la publicación, interrumpo la conversación entre Aki y Rui.

—Ya encontré el problema de todo.

Lo primero que destaca es una foto de una mujer llena de sangre y una foto de Rui y Yuuto abrazándose, pero con unos cuernos y cola de demonio dibujados en Rui.

—Voy a leer la publicación. "Siempre he hablado de adultos pero esta vez quiero destacar que también hay niños de los que se tiene que tener cuidado. La madre de Yokoyama Rui era una prostituta, por lo que no se sabe la identidad del padre de su hija. Es probable que sus ojos azules no sean reales y use lentes de contacto para verse más interesante. Cuando Rui se enteró del trabajo de su madre y la razón por la que nunca tuvo un padre, ella se enfureció y la mató a sangre fría en la casa. En la escuela actuaba muy raro y decía que todos le hacían bullying cuando apenas hablaba con los demás, y tenía ataques de ira durante clase, quebrando mesas y ventanas. Un mes después, los policías descubrieron su crimen debido a las quejas de los vecinos que decían que olía a muerto, y por ser menor de edad, en lugar de arrestarla la llevaron a un psiquiatra lejos de la civilización. Hoy en día ha regresado a la escuela, pero ¿De verdad podemos estar seguros en la escuela con personas con antecedentes así? ¿No creen que si llegara a tener pareja, terminaría haciendo lo mismo que con su mamá por un simple malentendido?

Se lo enseño a las dos y se quedan petrificadas. La verdad todo suena muy falso. Rui debe tener una explicación. En una distracción miro adelante y Yuuki me está saludando de lejos. ¿Debería irme con mi novio para pasar un buen rato o quedarme a escuchar lo que Rui tiene que decir aunque sea muy triste? A la mierda todo, ¡Yo me voy por lo fácil!

—Creo que Yuuki me está llamando, ¡Adiós, Aki, Rui! —exclamo y me despido. Creo que las dos están desconcertadas pero no es algo que no se pueda agregar mañana.

Pov Rui

—Bueno, ¿Cuál es la versión verdadera? —pregunta Aki con un tono que me tranquiliza un poco después de leer tanta barbaridad y doy un gran suspiro.

Yo llevaba una vida escolar normal, relativamente buena. Tenía mi grupo de amigas, me llevaba bien con los maestros, tenía buenas calificaciones, y a pesar de ser algo reservada todos me ponían atención cuando tenía algo que decir, hasta los niños más rebeldes.

Ese día de octubre parecía normal, hasta que después de la comida me empecé a sentir mal y fui a la enfermería para que me checaran la temperatura. Traía 39.8 grados de fiebre, pero mi mamá no podía ir por mí inmediatamente porque tenía que venir desde su trabajo del centro de idiomas en autobús y luego caminando, ya que éramos pobres y no teníamos carro. Después de una hora y media, por fin llegó mi mamá, y solo faltaban treinta minutos para que se acabaran las clases. Mi madre sujetó mi cuerpo que apenas podía caminar y nos dirigimos a casa.

—Perdón... por hacerle salir temprano de tu trabajo. Le... Van a descontar esto del sueldo. —había dicho a pesar de estar casi delirando.

—No te preocupes cariño, lo importante no es el dinero, sino que tú estés bien. —No había visto su cara, pero podría estar segura de que estaba esbozando una dulce sonrisa. Daría lo que fuera por volver a ver esa sonrisa una vez más.

Para llegar a casa solo faltaba cruzar una calle pequeña en la que solo de vez en cuando pasaban carros. Mi mamá me alentaba a que siguiera caminando porque faltaba poco. Cuando íbamos a mitad del camino, de repente me empujó y llegué hasta el otro lado de la calle.

—¡¡Cuidado!! —oí su exclamo y junto con eso el sonido de unas llantas de carro yendo a toda velocidad, y cerré los ojos. lo siguiente que pude ver fue a mi mamá cubierta de algo rojo y me desmayé.

Cuando desperté estaba entre unas sábanas blancas de un hospital, y mi abuela estaba a un lado.

—¿Dónde está mi mamá? Quiero verla.

—Ella... Se fue a otro lado. —Recibí una respuesta un poco vacilante de su parte.

—¿A dónde se fue? —hice otra pregunta, sin entender lo que me decía.

—Falleció, Rui, ella falleció.

Al entender esas palabras, sentía como pesaba mi corazón. Era como una bala que se enterraba en mi corazón por dentro y no había vuelta atrás. Ni mi mal estado de enfermedad se comparaba con lo mal que me hacía sentir eso. Me salió una insignificante lágrima, lo que desató un gran llanto y empecé a lamentarme todo como loca. Mi abuela solo me escuchó, y decidió no decir nada hasta que me calmara. Eso no pasó hasta después de muchas horas, y mi estado no era exactamente calmo. Me dijo que cuando un carro a toda velocidad vino, ella me protegió a costa de su vida. ¿Cómo se suponía que eso podría ser un consuelo?

Los siguientes días estuvieron llenos de preparativos para el funeral y pésames de muchas personas. Yo solo decía unas cuantas palabras al día, envuelta en mi ropa negra, recibiendo comentarios de que mi mamá era alguien muy noble y amable, y era muy triste que hubiera fallecido pero al menos yo había sobrevivido. Eso me hacía sentir que yo era las sobras de mi madre y no merecía vivir. También conocí a muchos familiares que jamás había visto, pero lo cierto es que no puse mucha atención.

Después de una semana de que mi abuela se mudara conmigo a la casa en la que solíamos vivir mi mamá y yo, mi abuela sugirió que volviera a asistir a clases. No tenía ganas, pero la verdad es que tenía que seguir estudiando así que no hice regateos y fui.

Todo había cambiado. Cuando saludé a mis amigas todas reaccionaron de una manera incómoda, como si me tuvieran lástima. Yo no estaba de humor para averiguar qué pasaba, así que las ignoré.

En receso, yo estaba sentada en mi escritorio con la cara escondida entre mis brazos intentando soportar mi ataque de llanto cuando oí que alguien abría mi mochila. Levanté la cara en un modo que no se vieran mis lágrimas y Kanami traía mi bolsa de lápices.

—Juguemos a algo, Rui. Si logras atraparme y recuperar esto, demostrarás que no mataste a tu madre. Pero si no lo haces hasta que llegue al bote de basura del primer piso, serás catalogada como asesina por siempre.

Kanami siempre hacía juegos raros que muchas veces eran bizarros pero hoy no estaba de humor para eso. Sin embargo, ella se fue corriendo y por miedo a que tirara mi bolsa a la basura, la seguí. Cuando la alcancé, mi bolsa de lápices ya estaba dependiendo de un dedo de Kanami si iba a caer al bote o no. Cuando me acerqué a agarrarla, Kanami lo soltó.

—Todavía puedes demostrar que eres inocente. Mete tu cabeza para agarrarlo.

Sentía como mi cuerpo empezaba a arder de rabia, pero obedecí. En ese instante, ella me empujó hasta el fondo de ese gran bote y mi cuerpo completo entró ahí. Me acostaron dentro del bote y empezaron a patearme de un lado a otro.

—Ahora que eres huérfana, ya nada me impide humillarte en público. Nunca me gustó tu actitud de niña consentida. Pero ahora podré hacer que sufras cada día que estés en la escuela. Es lo mínimo que una asesina como tú merece.

De repente empezó a reír altaneramente. Y lo único que podía hacer yo era esperar que terminara el receso para poder salir de ese estúpido bote de basura.

Cuando termino de contar la historia, no soy la única que está llorando. Aki también tiene unas pequeñas lágrimas bajo sus mejillas.

—En serio lamento no poder haberte ayudado cuando estabas sufriendo algo tan atroz. Eres alguien muy fuerte, si fuera yo no creo que pudiera lograr confiar en alguien para confesar cosas como tú lo hiciste. Yo siempre estaré para ti, pase lo que pase.

Aki me abraza con todas sus fuerzas, frente a la puerta de mi casa. Luego de unos minutos, le digo que tal vez debería irse a su casa porque sus papás estarían preocupados, por lo que ella asiente y se despide silenciosamente.

Después de ese día, las cosas no hacen más que empeorar. Las niñas del salón que antes estaban a favor de que Yuuto y yo nos hiciéramos pareja, ahora dicen que Mari y Yuuto son la pareja perfecta, y yo debería dejar de hablarle a Yuuto porque soy un estorbo y una persona horrible. Cuando él me saludaba y me hablaba, yo quería contestarle alegre, pero entonces me dirigían una mirada penetrante o hacían una interrupción súper obvia o a veces hasta ofensiva hacia mi persona. No soy alguien tan fuerte como Aki dice, por lo que al cabo de unos días, bajo la presión social, decido perder contacto con Yuuto.

Sé que todo esto fue causado por Kanami y Mari. Sé que si le tomo demasiada importancia terminaré destruida de nuevo. Y más si dejo ir a la persona que me hace feliz.

—¿Por qué actúas tan raro últimamente? —pregunta Yuuto, sujetándome del brazo.

¿Acaso no se ha dado cuenta de lo que me está pasando? Claro que no, las planeadoras son tan buenas que él no sospecha nada, y en todo caso, él es muy distraído.

—No es asunto tuyo.

Me agarra el brazo de nuevo. Lo volteo a ver. No puedo complicar más las cosas. Decido agarrar su hombro y acercarme a su oído rápidamente.

—Nunca me caíste bien. Eres un acosador asqueroso. Si de verdad quieres ayudar, deja de hablarme porque desde que te conocí mi vida ha empeorado y... Te odio.

Cuando siento que ya fueron suficientes mentiras, me alejo de él y lo miro de reojo. Sus ojos están levemente cristalinos. ¿Cómo es que puedo hacerle algo así a quien dijo que siempre estaría de mi lado?

—¡Bien! Si tanto me odias ya no me acercaré a ti.

Dice. No sé qué hace después de eso porque me alejo rápidamente de él, y bajo las escaleras hasta el primer piso, con pasos igualmente rápidos. No estoy de humor para que las chicas del club me digan cosas hirientes, así que tomo dirección hacia mi casa. Mientras camino, siento una punzada de dolor en mi pecho, pensando en todo lo que le dije a Yuuto. La maldad de una persona a otra solo termina haciendo una cadena hiriente. 

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