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11

Pov Yuuto

—¿A quién crees que elijan para la carrera de relevos?

—De seguro uno de ellos va a ser Yuuto.

Escucho a unas niñas murmurar. Suspiro, nervioso por la carrera. Los tres niños más rápidos del salón participarán en la carrera de relevos.

—¿No crees que hubiera sido mejor romper sus ilusiones antes? —pregunta Haruya, quien está a mi lado preparándose.

—Yo nunca dije que fuera bueno en deportes, así que no soy responsable de su opinión.

—En sus marcas, listos... ¡Fuera!

El silbato suena y todos los chicos del grupo empezamos a correr. Yo llego como en medio de todos, y Haruya unos segundos después de mí. En primer lugar está alguien que conozco muy bien.

—¡Vaya, Kenta corre muy rápido! —una chica exclama.

—Bueno, ya sabes, ahora depende de ti si ganamos o no en el festival deportivo. —Un chico que estaba ahí le da una palmada en la espalda, medio de broma y medio en serio.

—Como siempre esmerandose en ser mejor que tú —comenta Haruya.

—Hay muchas personas mejores que yo, pero cuando alguien me gane en carisma... Ahí sí me rindo.

Suspiro. Lo único que tengo a mi favor es mi reputación, y aunque sea un elemento superficial, me sirve mucho para tener una vida escolar agradable.

Después de que el último niño llega, las niñas se forman para correr. Sorprendentemente, Kanami es la primera. Ahora los hombres estarán más locos por ella porque a pesar de tener apariencia tierna y débil, tiene buena condición física y pues... Ya saben, los hombres son débiles a lo inesperado. Aki es la tercera, Yuri y Rui son de las últimas.

Suena el timbre y regresamos al salón. Nos volvemos a poner el uniforme normal arriba del deportivo. Cuando hace frío eso es agradable, hasta alentador, pero en verano, que sudo mucho por hacer poco ejercicio, es muy desagradable.

La última clase que tenemos es para elegir a los cuatro porristas que nos dirigirán a todos. Bueno, en realidad ya habíamos votado por dos hombres y dos mujeres dentro de los candidatos, que eran cuatro hombres y cuatro mujeres. Lamentablemente me agregaron a los candidatos, según ellos porque yo sería el líder ideal, pero no es como que me llame mucho la atención.

—Ya saben que ayer votaron con unos papelitos para elegir a los porristas. Voy a nombrarlos uno por uno. Los nombrados se paran y se vienen adelante y nos dan una palabra de lo que prometen. ¡Takayama Kenta!

El nombrado salta de su asiento y se dirige al frente mientras todos aplauden.

—Muchas gracias por su apoyo, espero hacer lo mejor para unir al grupo. ¡Victoria al equipo blanco!

—¡Oh! —todos sueltan un grito.

—¡Hiyama Yuuto!

Miro de Reojo a Haruya, él asiente y solo me paso enfrente de mi escritorio.

—Me siento halagado por el apoyo que tengo de su parte, prometo no defraudarlos, pero también espero su apoyo. ¡Unidos podemos ganar! —digo lo que se espera de una figura de líder y se escuchan aplausos.

—Me gusta el entusiasmo de los dos. ¡Kouno Aki!

—¡Sé que vamos a ganar! —es lo único que dice y ante unos segundos de silencio, Yuri y Rui empiezan a aplaudir y los demás también.

¿Será que no sabe qué decir? En este punto, no tengo idea de quién va a ser la otra porrista, porque la verdad Aki era la única candidata entusiasmada, pero el nombre me deja boquiabierto.

—Por último, pero no menos importante, ¡Yokoyama Rui! —Hay un silencio incómodo.

—¡Sabía que tú podrías, Rui! ¡Felicidades! —exclama Yuri e intercambia miradas con Kanami. Rui se levanta lentamente de su silla y se dirige al frente.

—Emm... Espero que todos seamos cooperativos y ganemos, gracias. —Todos aplauden con menos entusiasmo que anteriormente.

—Bueno, tengo que hablar con ellos en privado, así que hagan trabajos que tienen pendientes mientras hablo con ellos. —El profesor nos lleva al pasillo fuera del salón—. Ahora ustedes son responsables de que este grupo se aprenda las porras y lo haga con entusiasmo. De que estén unidos. Las porras son una gran clave para ganar contra el equipo rojo en el festival.

—¡Sí, profesor! —contestamos al unísono.

—Ah, Rui. —Se voltea—. Deberías tener más confianza en ti misma, ya que muchos piensan que serías buena en esto aunque no lo creas. —Ella solo se queda procesando la información—. Aquí tienen una carpeta con los datos. Solo hay una por grupo, así que no la pierdan. — Kenta agarra la carpeta y esperamos a que el maestro diga algo—. Ya pueden regresar al salón.

Pov Rui

— ¿Qué se supone que estás haciendo?

Estoy segura de que Kanami es la responsable de que me eligieran.

—Disculpa, ¿De qué hablas? —lo dice como si ella no supiera jugar sucio y con una seguridad que me hace flaquear pero intento que mis palabras sean firmes.

—Tú hiciste algo para que me eligieran a mí.

—Ay huérfana, yo puse tu nombre como candidata pero ellos fueron los que votaron por ti. Más que por tu liderazgo, creo que fue porque eras la única que no se quejaría. —Me dirige una mirada triunfante.

—¿Por qué me juntarías con Yuuto? ¿De qué lado estás?

—De ninguno, huerfanita. Yo las dirijo pero no apoyo a ninguna, porque una batalla de dos contra una sería muy injusta. —No es algo que la persona que me hizo la vida imposible diría—. ¿Sabías que Kenta y Yuuto no se llevan bien? Tendrás que lidiar con todo eso.

—¡Rui! Vamos a repasar los movimientos que tenemos que hacer. —Aki llega con nosotras y me jala para ir al lugar de Kenta.

Observo un segundo a Kanami y ella articula un "buena suerte".

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—Me sorprende que te apuntaras como candidata —acota Yuuto después del entrenamiento de porristas.

—Yo nunca lo hice. —Salgo del gimnasio junto con Aki. Yuuto nos sigue.

—La verdad todo el método de votación estuvo muy raro. Primero los que querían ser porristas les decían a Kanami, y no la clase, y ella los apuntaba. Ayer fueron las votaciones, y los únicos que vieron los resultados fueron el profesor y Kanami, y hoy nos los dieron a nosotros. ¿No es extraño que Kanami esté involucrada en todo esto? Ni siquiera es la jefa de grupo por parte del comité representativo.

—¡Pero miren quien tenemos aquí! ¿Ocupado con los ensayos de porristas, Yuuto? —Una voz chillona se oye detrás.

—Ah, hola, Mari. Sí, no estuvieron tan mal. Supongo que tú estabas con lo del comité representativo.

—Ya estoy acostumbrada a tanto trabajo. Por cierto, escuché que estas vacaciones fueron varias veces a la alberca. ¿Por qué no me invitaron?

—No creo que te gusten los lugares corrientes donde todos van, tal como las albercas públicas de este pueblo —Aki responde en lugar de Yuuto. Mari la fulmina con la mirada.

—¿Qué insinúas, Aki? ¡Claro que hubiera ido si me hubieran invitado!

—Lo que tú digas. ¿Ustedes dos se van por el otro lado, verdad? Entonces nos vemos mañana, adiós, Mari y Yuuto —Aki se despide y yo solo muevo mi mano. Después de que están lo suficientemente lejos, vuelve a hablar—. A Mari solo le gusta relacionarse con gente rica e ir a lugares elegantes, no entiendo para que finge otra cosa en frente de Yuuto. Es una ofrecida.

—Misteriosamente concuerdo con todo lo que dices, Aki —respondo y nos reímos juntas.

Pov Mari

—Poner a Rui como porrista no era el plan, Kanami —digo desesperada estando a mi cuarto.

Ya que Kanami es mi vecina y fui la primera en conocerla, ahora somos buenas amigas.

—¿Dijiste que Kenta y Yuuto no se llevan bien, no es así? Entonces ellos se harán trizas y Rui se desesperará y querrá alejarse de Yuuto.

Bueno, el odio hacia Rui es otra cosa que nos une.

—¿En serio crees que eso va a funcionar? —pregunto parándome al lado de ella, que está en mi escritorio.

—Si no lo hace por eso, lo hará por presión social. Hay demasiadas formas para lograr lo que quieres.

—¿Tú lo disfrutas más que nadie, cierto?

—Ya te conté por qué la odio tanto, y si no es una razón suficiente, no sé qué lo sea —dice y saca una carta. La leo y volteo a ver a Kanami con el ceño fruncido.

—No es... ¿Algo excesivo?

—En el amor y la guerra no hay reglas. Tienes que demostrarle a todos lo que pasa si se meten con la persona que amas. Todo el mundo está lleno de manipulaciones, así que mientras nadie sepa que todo fue nuestro plan, tú saldrás triunfando sin ninguna herida.

—Ya basta de darme lecciones de vida, sé qué hacer y pensar. Así que, ¿Mañana lo harás? — pregunto con expectación. Ella sonríe de una manera malévola.

—Seguro que sí, la diversión apenas comienza.

Pov Rui

—¿Me acompañas al baño? —pregunta Aki después de que se acaba la clase. Asiento y salimos del salón.

—Últimamente ya no hemos hablado con Yuri, se junta más con los de su equipo y su novio. ¿Será que en realidad no le caíamos bien y solo se juntaba con nosotras por compromiso? —pregunto, cuidando de que ella no esté cerca.

—Yo creo sí le caemos bien, pero se siente más a gusto con su novio y nuevas amigas.

—Yo te espero aquí. —Me pongo a un lado del lavabo. Aki se cambia los zapatos a las pantuflas del baño y entra a un cubículo.

—¡Pero mira a quién tenemos aquí! —alguien grita y volteo para descubrir que es Kanami.

La miro por un segundo y vuelvo a mirar al espejo pero se pone en un lugar donde no puedo evitar verla aun estando de espaldas. Viene junto con dos niñas con apariencia llamativa.

—¿Qué es lo que quieres?

—Tú dijiste que si el equipo blanco ganaba te quedarías con Yuuto, y si el rojo ganaba Mari se lo quedaría —responde Kanami y frunzo el ceño.

—Yo nunca...

—No necesitas fingir que eres inocente, pero tampoco puedes llegar a intentar robar novios.

—Yuuto dijo que Mari no era su novia. Y no hables de él como si fuera un objeto al cual se debe poseer. Si quieren poner las cosas en claro, hablen con Yuuto, no conmigo —digo seriamente e intento rodearlas para salir de ahí.

—¡Eso lo hubieras pensado antes de declarar la guerra, huérfana! —exclama Mari y una niña que está junto a Kanami me agarra fuertemente del hombro y no me la puedo quitar de encima.

—¡Deja de levantar falsos testimonios de mí! ¡Yo no busco problemas como tú y no quiero estar en uno! —grito y empujo con fuerza a la niña que me está agarrando del hombro. La niña se cae y empieza a llorar.

—¡Me está agrediendo!

—¿Sabes que podría contarles tu pasado a todos cuando quiera verdad? —dice Kanami con un tono oscuro y tenebroso.

—¿Qué tal si dejan de actuar como simios y la dejan en paz? —Suena la voz de Aki a mis espaldas.

—¿Qué hace un hombre con falda en el baño de mujeres? —Kanami mira su cabello corto y estatura alta, su pecho plano, hasta llegar a sus piernas largas y pies grandes.

—Ni siquiera sabes insultar bien. Si de verdad valoran su vida, les sugiero que se vayan porque yo no dudo en darles sus golpes que merecen. —Las acompañantes de Kanami empiezan a asustarse y tiemblan.

—Bueno, Rui, solo recuerda que si no te enfrentas diremos todos tus secretos. —Kanami empieza a salir del baño.

—¿Y me vas a dejar en paz si compito, sin importar que gane o pierda? —exijo rápidamente y se detiene por un segundo. Las demás ya se fueron.

—Te salvas sólo si ganas.

Al soltar sus últimas palabras, se marcha sin más.

—Sentí la necesidad de defenderte sin saber la situación, pero, ¿Qué está pasando aquí? —pregunta Aki, confundida.

—Kamani está de parte de Mari porque las dos me odian. Ella dice que va a decirles a todos de mi pasado porque ella estuvo conmigo en primaria, pero solo va a esparcir rumores que son mentira para hacerme la vida imposible —digo y Aki me da unas palmaditas en el hombro.

—¡Pero claro que vamos a ganar el festival deportivo! Tú no te preocupes por eso. Bueno, vamos a regresar al salón.

Le sonrío levemente y caminamos de regreso al salón.

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—¿Por qué estás tan callada, Rui? —me pregunta Yuuto caminando a mi lado. Hoy fue la segunda junta de porristas y Aki se fue corriendo en cuanto acabó. Creo que tiene un compromiso con alguien o algo así—. ¿En qué piensas?

A lo mejor solo quería dejarme sola con Yuuto para no pasar este momento incómodo. Siento lástima por él porque hay personas que quieren "ganarlo", como si fuera un objeto. Y no puedo permitir eso.

—De verdad necesitamos ganar el festival deportivo —murmullo como respuesta.

—Ganemos o no, lo que quedará en tu memoria son los momentos que conviviste y te esforzaste con tus amigos de secundaria para lograr completar una carrera de cien pies, los relevos o las porras. Eso es lo que de verdad importa, así que no te presiones de esa manera —dice y guiña un ojo.

—Quisiera pensar eso... Me quitaron algo importante y no lo voy a tener de vuelta si no ganamos —respondo con pesadez y me voltea a ver curioso.

—¿Acaso te robaron dinero? Para ser eso es un trato demasiado absurdo.

—No, es una reliquia familiar... Una muñeca que aprecio mucho, pero la otra vez mis primas fueron a la casa de mi abuela y me dijeron que se iban a quedar con ella sino ganaba el festival deportivo.

Llegamos al lugar donde nuestros caminos se separan pero él se queda parado conmigo para escucharme.

—Deberías recuperarlo a la fuerza sin importar que ganes o no. No puedes dejar que te hagan amenazas tan absurdas, y menos con una reliquia familiar. ¿Tus primas van a venir al festival deportivo? Si es así, me dices quiénes son para que te la regresen.

Ojalá fuera tan fácil. Ojalá se tratara de un objeto y no de una persona.

—No sé si vendrán, pero aprecio tu apoyo.

—Bueno, cuando necesites repasar las porras o atar mis pies con los tuyos para practicar la carrera de cien pies, no dudes en acudir a mí. ¡Nos vemos el lunes! —se despide de mí y al recordar la cercanía que siempre tenemos al atarnos los pies, me sonrojo.

—Adiós, Yuuto.

Me despido con la mano y camino a la dirección opuesta de Yuuto. Es tan irónico que me amenacen con alejarme de la única persona que me defendería si alguien quisiera hacerme daño. Si todo es una propuesta de Kanami, entonces a ella no le importa lastimar a todos, y si Mari está involucrada, o es demasiado tonta o le importa más ella misma que Yuuto, aunque diga que lo quiera mucho.

Toco la puerta de mi casa y en unos segundos se abre.

—Hola abuela, ya regresé.

—Hola Rui, ve a dejar tus cosas a tu cuarto para cenar —dice mi abuela como siempre. Asiento y subo a mi cuarto. Miro la foto de mi mamá.

—Ya llegué, mamá —suspiro al tocar el portarretrato. Tengo dos semanas para prepararme y luchar para no ser destruida de nuevo.

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Bajo el cielo sin nubes, personas preparan los escenarios, las bocinas, micrófonos, tabla de puntuación, carpas, etcétera. Nosotros los porristas estamos practicando nuestros movimientos, saltos, acrobacias y pirámides, en medio del campo. Todos empiezan a traer sus sillas del salón para ponerlas bajo las carpas. Cuando todos acomodan su silla y se forman en el campo frente al escenario, nosotros estamos en frente a lado del escenario, donde la chica está esperando a que guarden silencio.

—He aquí, damos inicio al festival deportivo de la Secundaria Uguisudani del 2006.

Da un paso para atrás, una reverencia, y baja del escenario. A continuación, el director, el jefe del comité representativo y otras personas dan su discurso y nos damos buenos deseos para que sea una pelea limpia entre los dos equipos, y finalmente los de primero y tercero regresamos a las carpas.

—¿Tus primas vinieron? —pregunta Yuuto, quien tiene su silla al lado mío y se sienta.

—No. —le respondo con culpa—. Pero mi abuela sí vino. ¿Quieres ir a verla?

—Claro, vayamos antes del almuerzo.

Los de segundo están jalando la soga por cada lado, compitiendo por quién logra tirarla por completo. Los de tercero dicen que tenemos que apoyarlos y gritamos "¡Ánimo, equipo blanco!" y también gritamos las porras que hemos estado practicando. El equipo rojo gana, y su puntuación sube a 55.

—Bueno, solo fue mala suerte. La próxima será. —Aki me mira y encoge los hombros.

Pero la situación no parece mejorar, y aunque también nuestro equipo gana puntos, las puntuaciones en la tabla son las siguientes para antes de la última competición previa al almuerzo:

"Rojo: 350

Blanco: 295"

Nos formamos en orden que vamos a correr frente a la línea de comienzo. Nos dan los pañuelos para amarrarnos los tobillos y estar listos para la carrera de cien pies. Yo amarro mi tobillo derecho con el de Yuuto y Haruya amarra mi tobillo izquierdo con el suyo.

—En sus marcas, listos, ¡Ya!

Tiran un balazo al cielo y el primer grupo empieza a correr. Los de nuestro equipo están batallando un poco mientras los del equipo rojo tienen buena coordinación. Tienen que darle una vuelta a los conos que están en el camino y regresar directamente. Algunas veces los del equipo rojo llegaban primero. A veces nuestro equipo. Pero cuando el penúltimo grupo del equipo rojo llega, los penúltimos del equipo blanco van a medio camino. Mari me dedica una sonrisa triunfante mientras se desata el pañuelo.

—¿Están listos? Recuerden que practicamos mucho más que ellos y todo saldrá bien —exclama Yuuto cuando el grupo anterior a nosotros por fin va llegando.

Tiene razón: él nos puso a practicar mucho más de lo que los demás grupos lo hicieron. Aunque su intención fuese ayudar a mí, inconscientemente se está ayudando a sí mismo.

—Uno, dos, ¡Tres! —exclama Kanami, la que va primero, cuando les falta un paso al grupo anterior y empezamos a correr—. ¡Derecha, izquierda, derecha, izquierda!

Casi corrernos a la velocidad de una persona normal. Cuando llegamos al primer cono y damos vuelta, veo que los del equipo rojo se atoran en el segundo cono y se caen. ¡Todavía tenemos posibilidad de ganar!

—¡Uno, dos, uno, dos! ¡Más rápido! —exclama Yuuto, mientras me agarró más fuerte de su hombro y cuello que están sudorosos.

Damos vuelta al segundo cono, y los del equipo rojo apenas se están parando para continuar. Seguimos con la misma velocidad, procurando que los rojos no nos rebasen, hasta que llegamos unos segundos antes que ellos a la meta.

—El ganador es... ¡Equipo blanco! —anuncian en las bocinas y todos gritan de emoción y se chocan las palmas mientras nosotros, el último grupo, nos desenamoramos los pañuelos. Sí que están felices.

"Rojo: 350

Blanco: 375"

Observo cómo cambian los números en el tablero y yo también me pongo feliz.

Anuncian que habrá un descanso por las bocinas y todos se van esparciendo por la escuela. Yo localizo a mi abuela sentada al lado de la mamá de Yuuto y me dirijo corriendo hasta ahí.

—Hola, abuela. ¿Qué va a hacer?

—Me voy a quedar aquí a comer el lonche que me hice.

—Buenas tardes, señora Hazuki — Yuuto saluda alegremente.

—Hola, niño. Ya ví que practicaron bastante para la carrera de cien pies, fue lo único que valió la pena ver —comenta mi abuela y se quedan platicando por un rato.

—Muchas gracias, señora. Bueno, nosotros ya nos tenemos que retirar porque tenemos que estar todos los de la clase para empezar a comer, ¿Verdad, Rui? —Se dirige a mí y asiento.

—Yuuto, solo quería recordarte que tu mamá es existente y está sentada justo a tu lado y también está feliz al ver tus esfuerzos —acota Tsukiko y Yuuto suelta una risa incómoda.

—Nos vemos más tarde, abuela, mamá Tsukiko. —Me despiden con la mano cuando digo y nos dirigimos al salón. Cuando llegamos, todos están impacientes porque la única persona que falta es Kanami.

—¿Ya la buscaron en el baño? —pregunta Yuri y cuando nos ve nos entrega una botella de té verde a cada uno. La niña buscada entra como si nada al salón y todos se le quedan mirando —. ¿Dónde estabas que no te encontrábamos?

—Lo siento, estaba con mis amigos de otro salón.

Todos se quedan mirándola pero la líder de grupo da gracias por la comida en voz alta y todos prefieren ingerir alimentos por los siguientes minutos. Por eso nadie objetó sobre la tardanza de Yuuto y yo.

La plática durante la comida se centra en que somos muy buenos y que gracias a nosotros terminamos ganando en una reversión. Kenta empieza a decir que fue pura casualidad y que cualquiera lo hubiera logrado con suerte. Ahí es donde Kenta y Yuuto empiezan a tirar chispas con sus miradas penetrantes. Ya van a empezar de nuevo. Cuando están así, suele durar el resto del día.

Después del almuerzo, las tablas de puntuación están tapadas por una manta oscura. Por ende la paso más relajada, echando porras pero ya no tan desesperada por ver quién va ganando. Ya no voy a competir en ninguna carrera, solo me falta la presentación de las porras.

Nuestra presentación es la segunda y última, y todo sale bien, desde las acrobacias, patadas, movimiento de manos, hasta que tenemos que hacer una pirámide al final. Se supone que Kenta y yo tenemos que sostener a Yuuto, pero Kenta hace un alboroto y casi hacen que Yuuto caiga, y nos tardamos un poco más en hacer la pirámide. Puede que eso nos quite unos puntos a los ojos de los jueces. Ya hasta el último están las carreras de relevos que involucran a los corredores más rápidos de primer a tercer grado.

Finalmente, nos formamos como en la mañana para la ceremonia de cierre donde otra vez dan discursos.

—Ahora, el momento que todos han estado esperando. El tablero se destapa en, ¡Tres, dos, uno!

Me quedo viendo enfrente, de cara a cara con los que no son porristas para ver su reacción. Mis compañeros se quedan paralizados por un momento, y un segundo después escucho al equipo rojo soltar gritos eufóricos. Volteo a la derecha y a la izquierda para ver a Yuuto y Aki. Los dos se encogen de hombros. Volteo lentamente a ver el tablero.

"Rojo: 700

Blanco: 650"

Cincuenta puntos. Esos cincuenta puntos cambian toda mi posición en la escuela y reputación. No me afectaría si solo hablaran mal de mí. Pero no sé qué cosas podrían llegar a hacerme físicamente por el simple hecho de que la manera en que me miren cambie. Y lo peor de todo es que esto también afecta a Yuuto, ya que Mari será más posesiva y puede que no le deje hacer lo que quiera.

Después de eso los porristas tenemos que decir palabras de despedida y agradecimiento, pero la verdad no pongo mucha atención y creo que digo cosas vacías y sin sentido. Después de eso tenemos que recoger las carpas y demás pero yo me voy directo con mi abuela a decirle que no me espere y se vaya a la casa. Ya no tengo ganas de hacer nada, así que me oculto detrás de un edificio y me dejo caer, recargándome en la pared. ¿De verdad valió la pena todo el esfuerzo?

—¿Rui? ¿Qué haces aquí? —Yuuto se acerca a mí al verme y se sienta a un lado mío. Al ver cómo no sabe nada de lo que está a punto de pasar se me salen las lágrimas—. Lo siento, yo también hice todo lo que pude para que pudieras recuperar tu muñeca.

Ojalá fuera solo eso. Ojalá.

—Me prometes que... ¿Pase lo que pase no me vas a abandonar? —pregunto entre sollozos y Yuuto se sienta a mi lado abrazándome por los hombros.

—Claro que no te abandonaré, Rui, aunque el mundo entero esté en contra de ti, yo estaré a tu lado para apoyarte. Claro, si me permites. —dice y yo río con la nariz y hundo mi cara en su pecho.

Su pecho es delgado pero firme, y me da la seguridad que necesito. Las manos de Yuuto acarician mi cabello y hombros suavemente.

—Vamos a ver qué falta de recoger —murmuro y levanto mi cabeza de su pecho. Cuando levanto mi cabeza, Kanami está enfrente de nosotros tomándonos fotos con su celular. 

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