Capítulo 9.- Eligiendo una nueva realidad
Guillermo y Bernardo llegaron pasado el mediodía a la casa de Felipe, el ex alumno del sacerdote quien los estaba esperando ansioso para realizar la regresión, el psiquiatra tenía suficiente tino como para no solicitar que le dieran explicaciones de la razón por la que buscaban la regresión, ya que era un procedimiento que le gustaba tanto que solo realizarlo ya era suficientemente bueno para él. El sacerdote agradecía la prudencia de su amigo solicitándole que realizara el proceso con las instrucciones que él le iría dando a medida que avanzaran, pidiéndole que no se frenara en ningún momento, aunque sintiera o viera algo extraño en el transcurso del proceso, adelantándole que debían repetir las regresiones en más de una oportunidad. Felipe entendía que era muy especial el objetivo de lo que le estaban pidiendo, dejándoles claro a ambos que no se preocuparan, que él no haría preguntas y seguiría las indicaciones que le dieran. Mientras le solicitaba a Guillermo que se tendiera sobre el diván que tenía en la oficina de su casa, para comenzar a trabajar inmediatamente.
El psiquiatra le indicaría a su paciente que necesitaba que estuviera lo más relajado que pudiera, ya que para lograr realizar una regresión exitosa era necesario hipnotizarlo primero, por lo que acercando se hacia él le pidió enfocarse en el lápiz que tenía en la mano, mientras al mismo tiempo le solicitaba que controlara su respiración y escuchara las instrucciones que le daría enfocándose en su voz, mostrándose impresionado por la velocidad que tenía Guillermo para entrar en estados de trance. La primera regresión seria hacia un momento simple en la infancia de su paciente, haciendo retroceder al hombre hasta sus ocho años, a un momento en que jugaba en el patio de su casa junto a su hermano, la dedicación que el profesional mostraba en los movimientos que aplicaba al lápiz mientras focalizaba el retroceso con una voz pausada causaron efectos inmediatos, llevándolo a un trance hipnótico perfecto. Pronto Guillermo comenzaría a relatar lo que estaba ocurriendo en ese lugar mientras Bernardo le indicaba que buscara la luz que se encontraba en el mismo en su figura infantil y procediera a trasportarse hacia ella. El intento que hizo Guillermo no fue fácil, ya que las diferencias vibratorias de él mismo en sus distintas etapas de vida y en distintos momentos del tiempo no eran tan fáciles de coordinar, más si en su trance escuchaba instrucciones por parte de ambos hombres mucho mayores que él, los que al no estar bien coordinados aun hacían que se confundiera. Por lo mismo se esforzó en abstraerse de sus palabras haciendo su esfuerzo sin la ayuda de sus guías, con dedicación logro ingresar y poseer el cuerpo de su ser, cuando aún era un niño en esa misma capa, pero en un tiempo completamente distinto. La sensación de volver a ser niño por unos minutos, de volver a disfrutar de ese cuerpo y energía, reviviendo la relación con su hermano mayor cuando eran niños, jugando sin control y siendo felices con eso. Cuando pasaron los primeros tres minutos de esa vivencia sintió agotamiento por lo que decidió regresar a su punto de origen, despertando en el diván tremendamente cansado indicándole a Bernardo que había tenido éxito, pero el esfuerzo que había que realizar era muy alto, ya que enfrentarse a un alma tan pequeña genera la preocupación de no querer causar algún tipo de daño sin querer hacerlo.
Felipe se sentó junto a Guillermo explicándole que el proceso de regresión era complejo en un comienzo, que como todo en la vida la práctica lo haría cansarse menos y haría que se vaya sintiendo más cómodo, mientras Bernardo le indicaba que recuerde que debía ver cómo lograr una transición en que no necesitara regresar, ya que su plan final consistía en eso, viajar para no tener que regresar. Por lo que ambos hombres mayores dejaron sólo por un momento al paciente para que lograra descansar por un rato, ya que les quedaban solo dos días y un poco más para que Guillermo potenciara su don, por lo mismo no podían perder mucho tiempo y debían intentar que se repusiera rápido.
Veinte minutos después estaban comenzando una nueva regresión, la cual lo llevaría hasta la primera vez en que tuvo intimidad con Liliana, por lo que el interés era mayor para Guillermo, quien con las indicaciones y en estado hipnótico logro rápidamente hacerse de su ser más joven, disfrutando sentir su cuerpo mucho más joven y estar junto al de su esposa completamente desnudos, aprovechando la oportunidad de volver a hacer el amor con ella, con mucha más experiencia obtenida por sus años dedicándose más en enfocarse al disfrutar de ella que cuando era más joven, lo que los llevo a un orgasmo exquisito y largo, el que haría que Guillermo se perdiera por un buen rato ya que no volvía a su presente por más de una hora ya que no quería soltar a la mujer de su vida, despertando en el diván después de ese tiempo con una sonrisa tremenda que hizo reír al psiquiatra y rezar al sacerdote, quien lo acusó de haberse aprovechado de la situación, a pesar de ellos, estaban más conformes por el tiempo en que Guillermo había logrado mantenerse en un pasado que le resulto demasiado agradable. El feliz hombre estaba descansando de su regresión con una copa de vino en la mano, mientras se reponía para realizar un tercer intento, nuevo viaje en que debía durar aún mayor cantidad de tiempo apoderándose de su ser del pasado. Mientras entre las pausas de las regresiones de ese hombre, Bernardo entraba en meditación para ubicar cada una de las capaz en las que se encontraba Facundo en sus distintos presentes, preparando el viaje y misión que le correspondía llevar a él. Mientras un feliz Guillermo aun podía sentir el aroma del cuerpo de su esposa lo que sin duda merecía una copa de vino para celebrarlo.
Así después de un merecido descanso llegaría el momento de la tercera regresión, Guillermo ya estaba colocándose en posición en el diván, dejándose llevar por las instrucciones de Felipe, quien logro dejarlo rápidamente en trance, para transportarlo a un momento doloroso de su vida buscando medir sus reacciones ante la pena profunda, por lo que lo transporto a la última vez que estuvo junto a Liliana antes de partir a dejar a los niños al colegio instancia en que ella aprovecho de suicidarse. Desde el inicio de ese entrenamiento el sacerdote le habían prohibido hacer cambios a Guillermo durante sus regresiones de prueba, sin embargo al lograr trasladarse con éxito y hacerse parte de su ser en ese momento, Guillermo no pudo evitar abrazar a su esposa antes de partir al colegio diciéndole al oído lo mucho que la amaba y que entendería sin cuestionar todas las decisiones que ella tomara con su existencia, ya que su amor por ella era tan grande que jamás en su vida, sería capaz de molestarse con ella ni la cambiaría por otra, ya que para él solo existía ella en todo el universo. Sin hacerle caso a las instrucciones del sacerdote esta vez el matrimonio tendría, por opción de Guillermo, una despedida distinta a la que habían vivido antes. Después de despedirse con amor de su esposa, Guillermo llevo a los niños al colegio para después regresar a casa sin detenerse en el puente a meditar como lo había hecho antes, iba rápido para llegar a casa cuando Liliana aún estaba con vida. Ella recién había terminado de escribir su carta de despedida, teniendo junto a ella el frasco con las pastillas que utilizaría para acabar con su vida, quedando atónita al ver ingresar a su marido a la habitación ya que él la miro directamente a sus ojos diciéndole que respetaba la decisión que ella estaba tomando, aunque no podía ocultar que le causaba un profundo dolor. Entendiendo que ella no quería hacer sufrir a sus hijos al verla como se iba destruyendo de apoco con un cáncer que ya la había derrotado, eso provoco que ella llorara en una triste felicidad al sentirse apoyada en una decisión tan dura, dejándole claro a su marido que lo hacía solo por el profundo amor que sentía por ellos. Ella sentía que ya no había vuelta atrás en su enfermedad y quería ahorrarle un dolor mayor a quienes amaba con pasión.
Guillermo se sentó junto a ella y tomo una de sus manos sin dejar de acariciarla, mientras Liliana con la otra mano tomaba las pastillas y las ponía en su boca para después de tragarlas y tenderse abrazada, absolutamente contenida por su esposo quien no la soltó hasta que ella emprendió su nuevo camino, estaba vez acariciada sintiendo en todo el proceso lo mucho que la amaban hasta que dio su último respiro. El hombre no evito llorar por el dolor que le causaba la situación regresando con angustia a su presente, apareciendo en el diván sollozando incontrolablemente de pena, ya habían pasado tres horas desde su partida y sentía que había logrado curar en algo una herida que tenía clavada como una estaca dentro de su corazón. Ni Bernardo, ni Felipe dijeron nada, ya que sin pedir explicaciones creían comprender lo dura que había sido esa regresión para él valiente hombre que tenían frente a ellos.
Los hombres mayores llevaron a un destrozado Guillermo a una habitación, él había logrado mucho durante ese día y querían que se recuperara de una jornada emocionalmente fuerte, dolorosa y demasiado carnal. Por lo mismo lo acostaron ya que él no podía con su aflicción mientras Felipe le daba una pastilla tranquilizante para que durmiera bien y lograra descansar, ya que cuando despertara le quedarían sólo dos días para lograr sus objetivos.
Esa noche el viejo sacerdote no haría ningún esfuerzo pro dormir, debía seguir entrenando y observando las ubicaciones de Facundo y Luciano, teniendo claras las mayorías de las capas en que estos se encontraban, meditando sobre cuál debería ser la mejor forma de neutralizarlos, ya que no podía dejar de recordar las palabras del pequeño Leonardo, que no quería que se utilizara la violencia para salvar su vida.
Esa noche fue la más dura para Guillermo quien no podía reconciliar su sueño al no poder sacar de su cabeza la imagen de Liliana, había tenido dos experiencias importantes en sus regresiones, el volver a hacer el amor con ella lo llenaba de vida, ya que el recuerdo de su piel, su olor y de la cercana complicidad que ellos tenían se habían distanciado en su mente hasta ese momento donde gozaron haciendo el amor. En la otra regresión pudo acompañar incondicionalmente a su esposa, cuando ella tomo la decisión de partir voluntariamente de esta tierra por las razones que siempre la habían definido como persona, el hacer lo mejor para los suyos, alejando de ellos el sufrimiento sin importar el impacto que esto pudiera tener en su propia alma. Ese momento marco nuevamente a su marido, quien creía haber obtenido el mayor de los premios al conocerla y tener la dicha de ser su marido, amigo y compañero. Se le estaba haciendo difícil poder tener la paz para dormir aun cuando Felipe le había dado medicación para ayudarlo a tener un merecido descanso. Fue así como pasaron la noche, el cambiante más nuevo intentaba descansar, mientras quien fuera su maestro no dejaba de practicar para erradicar el peligro que significaba para ellos Facundo y Luciano.
Al otro día ya estaban más agotados, pero eso no impedía que estuvieran preparados para realizar una cuarta regresión de práctica, poniendo a prueba de forma cada vez más compleja las habilidades de Guillermo. Esta vez el salto elegido hacia atrás lo llevaría a otro momento importante para su vida ya que regresaría a la luz del nacimiento de su hija Antonia siendo un momento que lo fortalecería nuevamente. En esta oportunidad Felipe guiaría mucho menos a su paciente en el proceso de regresión ya que Bernardo le había solicitado a su amigo que dejara que él comenzara a aprender a generar su propio proceso para que lidiara con este de forma más autónoma. A más control tuviera Guillermo de su propio ser, menos riesgo existiría y tendría, ya que dejaría de depender de otros para seguir avanzando en sus habilidades. Su aprendiz ya estaba en un nivel de dominio de su don muy superior a lo que el viejo sacerdote había sido capaz de ver en cualquier cambiante en el transcurso de su vida. Por lo mismo, dejaron que Guillermo se tendiera en el diván sólo cuando se sintió listo para que él volviera a demostrar su tremenda habilidad de ingresar a un periodo de meditación activa, luego solo recibiría la instrucción de trasladarse hasta el momento del nacimiento de Antonia sin indicarle como, demostrándose que el descanso había hecho bien en ese hombre ya que rápidamente logro verse dentro de la sala de operaciones, viendo con orgullo la fuerza y empuje con que Liliana pujaba durante un parto natural, que trajo a la vida a la pequeña y bella Antonia, quien solo nacería con un pequeño defecto en su pierna izquierda la que se encontraba doblada como con una curva en su fémur, lo que se debía a la postura que ella había mantenido mientras estaba dentro de la matriz de su madre. Guillermo esta vez no se preocuparía de la situación entregándole a Liliana la tranquilidad que necesitaba, ya que él sabía que la pierna de su hija se recuperaría muy rápidamente gracias a los masajes y trabajos kinésicos que ellos realizarían como padres para mejorarla.
Volver a cargar a su hija recién nacida en sus brazos, acompañarla a su primera medición y pesaje fue una experiencia iluminadora para su padre, ya que él siempre había sentido que el momento más bello que había vivido durante su permanencia en la tierra había sido justamente ese, disfrutar del nacimiento de su primera hija, lo que lo transformaba en padre de un momento a otro, proyectando el amor que tenían con Liliana a un nuevo ser. Solamente esa realidad, había cambiado todo su espíritu para siempre ya que tener la posibilidad de revivir ese momento en carne viva, lo mantuvo en un trance de cuatro horas en los cual no se esforzaba en regresar al presente junto Bernardo y Felipe, ya que no quería que su esposa quedara con susto, mientras él no perdía la gran oportunidad de disfrutar a su hija lo más que podía.
Uno puede grabar con una cámara de video y ver el nacimiento de un hijo mil veces, pero vivirlo en carne propia por una segunda vez era un privilegio que hasta el momento solo había podido darse él, siendo hasta ese momento el único ser humano conocido que había logrado alcanzar ese nivel de habilidad. Cuando Guillermo regreso a su presente, se le veía radiante ya que su hija le había hecho recuperar la fe en la vida. El cambiante había cumplido con éxito su penúltimo episodio de regresión, que por muy duros o luminosos que fueran sólo tenían la característica de ser un entrenamiento. En cada una de las regresiones Guillermo había logrado mantenerse más tiempo haciéndose del cuerpo de su yo más joven en ese lugar para regresar a su origen de forma exitosa en esas cuatro oportunidades. Por lo mismo le dieron un respiro antes de realizar la última prueba, ya que después de eso el padre quería ir donde sus hijos a disfrutar el último momento con ellos antes de realizar una regresión de la cual no volvería, la que, al realizarse en la misma capa tendría como efectos cambios absolutos a ese futuro por lo que nunca volvería a ser igual.
Guillermo volvería a tenderse en el diván, esta vez sin que nadie se lo sugiriera, lo haría por última vez durante ese día, teniendo un claro objetivo para esta última regresión, él había disfrutado el nacimiento de su hija y ahora estaba decidido a viajar al momento del nacimiento de Leonardo. Él quería volver a ver, sentir y palpar lo que para su persona había sido un sueño que había logrado completar su pequeña familia con un cuarto integrante, el que sería demasiado importante para cada uno de ellos. Esta vez aprovecharía al máximo la regresión indicándole a ambos hombres que lo acompañaban, que no se desesperaran si el tardaba en volver, que esta vez se tomaría mucho más tiempo. Tanto Bernardo como Felipe sabían que sería un momento importante para el hombre que tenían frente a ellos, por lo que no le pusieron ninguna objeción a lo que él les había planteado.
El hombre solo necesito cerrar sus ojos para entrar inmediatamente en el trance que lo llevaría hasta el momento en que llegaban junto a Liliana a la cínica para tener al menor de sus hijos, sin saber las implicancias que esta última prueba podría llegar a tener.
Le llegada al pasado no fue un problema, ni siquiera el momento en que ingreso dentro de su propia piel en ese instante del tiempo, acompañando a Liliana en todo momento, la que se mostraba nerviosa mientras esperaba el momento de la cesárea en la cual nacería su hijo menor ya que había sido una espera de muchas ansias, una espera mucho más madura. Ambos estaban con los nervios habituales de volver a transformarse en padres. Guillermo, aunque estaba repitiendo una vivencia no podía evitar ser feliz y se encontraba esperanzado de que en esta oportunidad las cosas salieran de distinta forma, sin problemas posteriores.
El pabellón donde nacería él bebe ya estaba listo para la intervención, por lo que los médicos, enfermeras y matronas ingresaban a la sala de parto para hacer su trabajo una vez llegada la hora del alumbramiento. Todo iba bien al igual que la primera vez que presencio el nacimiento de su hijo, mientras ambos miembros del matrimonio apretaban sus manos transmitiéndose toda la energía necesaria para que ese día volviera a ser uno de los mejores de su vida, al igual que cuando nació la bella y pequeña Antonia. Que en este momento y presente ya tenía diez años de esas y esperaba ver pronto a su hermano menor, en un mundo en el que ella sólo había sido hija única y sus primos eran lo más cercano a un hermano.
Fueron dos horas de trabajo por parte del equipo médico hasta que Leonardo nació siendo un niño hermoso que irradiaba una energía que era capaz llenarlo todo con una vibración que acongojaba a su padre, quien mientras miraba a su hijo recién nacido, daba una pequeña mirada hacia los presentes contiguos, validando con esta acción lo que antes ya había sido capaz de certificar, que en el tiempo y en el espacio esa era la única capa donde Leonardo estaba volviendo a nacer. Extrañamente el presente original de dónde venía su padre se había borrado completamente de su mente he incluso de las líneas temporales que generaban paralelos y traslapes en el universo. En toda la tierra la única presencia de ese niño se estaba dando ahí, en ese mismo momento y lugar. Siendo los padres capaces de presenciar un evento que jamás podrían entender los seres humanos que no fueran cambiantes, él niño venia al mundo en una sola realidad, lo que lo hacía único.
La vibración que generaba su precioso hijo sólo era detectable por su padre entre las personas que se encontraban en ese pabellón. El vibrar del pequeño era armónico, casi como música creada por el ser más virtuoso, nivelando automáticamente su energía apenas fue cargado por su padre llegando a tener una sincronía única entre ellos, lo que provocó una vibración mucho más potente y única que salía desde ambos, como si fueran uno sólo, generando una armonía musical jamás sentida por el hombre ni por nadie en la tierra, ya que en el mismo instante sin encontrarse en el mismo tiempo ni en la misma capa, el resto de los cambiantes vivos en todos los lugares del mundo fueron capaces de percibir la misma música que era tan potente y hermosa que los puso a todos en meditación. Algo había pasado en el mundo en ese momento, algo completamente inusual he inexplicable. Lo que extrañamente logro dar paz hasta el mismo Facundo y Luciano, quienes al escuchar la música sintieron un quiebre en sus almas que los hizo dudar de los objeticos que se habían planteado por años. Ese momento marcaría un hito sin que el mismo niño pudiera darse cuenta, mientras feliz era abrazado por su madre Liliana que lo llenaba de besos y desde el primer segundo de su vida comenzaba a darle el amor que siempre le había entregado en todos los recuerdos que tenía él bebe y su padre. Un recuerdo de una madre capaz de entregarse a un nivel que pudiera marcar cualquier alma cercana.
Esta vez Guillermo sería precavido, aunque sabía que en esa capa Leonardo nacía en perfectas condiciones, solicito que se le hicieran exámenes cardiacos para descartar la patología que ya le había costado la vida en un futuro paralelo. Los médicos no eran capaces de entender la solicitud del padre, si todos los exámenes rutinarios se veían tan bien, por lo que Guillermo debió mentirles he indicarles que quería descartar una patología que tenían algunos miembros de su familia, según él no estaba de más hacer un eco cardio más si no tenía ningún problema en pagarla. Petición que los médicos terminaron aceptando a regañadientes ya que todos los exámenes indicaban que ese niño había nacido sano. Pasaron dos horas para que se realizara el examen, durante todo ese tiempo el hombre aprovechaba de compartir junto a Antonia y Liliana en un momento del tiempo en ese presente que era la perfección absoluta, quizás un instante temporal donde hubiera sido lindo permanecer por la eternidad.
Pero los resultados de los exámenes no serían lo que el padre esperaba, ya que esa realidad inexplicablemente había sufrido un cambio drástico, el pequeño volvería a nacer con su padecimiento cardiaco, lo que era ilógico ya que era algo que para el padre no debía ocurrir en ese presente, castigándose por dentro al pensar que sus viajes habían alterado la suerte de su hijo, siendo culpable de lo que estaba ocurriendo en ese momento. Por lo que Guillermo como pidiéndole perdón abrazo a su hijo entregándole todo el amor que tenía dentro de su corazón para comenzar posteriormente su retorno a casa de Felipe, completamente destruido, con la pena de que las cosas se habían escapado absolutamente de sus manos en una nueva realidad que era incomprensible hasta para el sabio y viejo Bernardo. El último entrenamiento para lograr regresar en el tiempo había traído resultados no esperados, derrotando antes de tiempo al hábil Guillermo quien ya no sentía tener ni las ganas ni fuerzas para luchar, encontrándose completamente entregado a una realidad en la cual sentía que había perdido la batalla por la vida de su hijo menor, que el destino al parecer ya estaba prestablecido para él y que por más que quisiera cambiarlo no había alternativa para lograrlo.
Ya se habían agotado los días en que el sacerdote y su pupilo podían permanecer juntos, los acontecimientos de esa última regresión los harían viajar a desafíos individuales completamente distintos a los que se habían planteado anteriormente, los últimos eventos quizás podrían hacer más fácil la misión de Bernardo, mientras para Guillermo su retorno sería para ver por tercera vez el nacimiento de su hijo, sabiendo las consecuencias que este tendría por lo que iba dispuesto a dedicar todas las energías con las cuales aún contaba, para salvar la vida de Liliana evitando que esta sea atacada por el cáncer de mamas que se había llevado su vida en el pasado, que ahora sería el futuro de la misma capa, producto de la regresión que haría su esposo. A Bernardo y Guillermo les quedaban solo un par de horas para conversar y despedirse, por lo que Felipe los dejo tranquilos en una habitación sin preguntar absolutamente nada, ya que sabía que lo que estaba ocurriendo en ese lugar era algo completamente atípico e importante a su vez, en sus años como psiquiatra sentía que por fin lo estaba viendo casi todo, recibiendo el agradecimiento de los otros dos hombres por la ayuda desinteresada que había dado esos tres días.
Ambos amigos salieron caminando al hermoso patio del médico, sentándose en una banca que miraba hacia la huerta y las hermosas plantas que esta tenía fruto del trabajo las manos de Felipe.
"Amigo mío, hasta aquí llega nuestro viaje juntos, hubiera esperado que las cosas transcurrieran de otra manera, pero mientras aún nos quede aire que respirar te pido que sigas teniendo esperanzas.
Siento que el haberte conocido querido Guillermo ha dado sentido a mis viajes y por sobre todo a mi espera final, en la parroquia. Algo me decía que esperando que llegara gente como nosotros, podría ser capaz de entregar ayuda y generar un cambio real. Por lo que no sé cómo agradecerte la gran experiencia de vida que me has dado. Sé que lo que hemos vivido no ha sido para nada fácil para ti y que mis palabras no lograran producir consuelo alguno dentro de tú alma, sin embargo, no puedo dejar de agradecer todo lo que me enseñaste siendo mi aprendiz. Te prometo que cuando cumpla ciento diez años, si existe una forma de regresar, aunque sea por un instante, lo hare para contarte lo que viene después", fueron las palabras que salían de la boca de Bernardo quien comenzaba a despedirse, mientras no podía evitar que salieran lagrimas desde sus ojos.
Luego sería el momento de la despedida de Guillermo, quien poniendo su mano derecha sobre el hombro de su anciano amigo le diría, "mi viejo, no imagino cómo agradecer el que hayas salido en mi búsqueda el cómo dedicaste cada uno de los segundos que estuvimos juntos para cambiar mi vida y hacer que me diera cuenta de que no estaba muerto ni loco, lo que acompañaste con un entrenamiento que me ha permitido vivir la vida de la forma en que muy pocos seres humanos han podido lograrlo. Siendo sabio y trasparente desde un principio en explicarme que ni tú sabias si este don era una ventaja o un castigo, jamás me ocultaste la verdad y siempre abriste tu corazón y tú espíritu para levantarme desde el suelo. Hay cosas que ni nosotros entendemos sobre cómo funciona la vida y el universo, ahora que regresare a mi pasado para no volver a este futuro, gracias a ti entiendo que debo valorar las cosas de otra forma disfrutando cada segundo con los míos como si fuera el último dedicándome a vivir para ser feliz.
Cada uno de nosotros va a emprender un viaje sin retorno, sin la seguridad de lograr nuestro objetivo, eso no significa que no partamos con todo a entregar hasta nuestro último aliento. Gracias viejo amigo. Llego nuestra hora de partir". En ese momento los amigos se separaron, Bernardo partiría a su casa detrás de la parroquia, para preparar su viaje a las distintas capas en un mismo momento del tiempo desde ahí. Mientras después de despedirse de un amable Felipe, Guillermo iría a estar con sus niños para estar con ellos y partir desde ahí. El hombre sabía que su "Yo proyectado" desde la fecha en que él llegaría al inicio de su viaje, tendría la sabiduría de cuidar de la mejor forma a los niños. Lo que era una garantía en ese único presente donde su Leonardo estaba sano y vivo, pero sin contar con la presencia de una madre que había fallecido.
Guillermo manejo su vehículo con cuidado hasta la casa de los abuelos de los niños, con el único objetivo de dormir ese día ahí junto a ellos, por una última vez en ese punto del universo. Una vez que llego a casa los niños salieron corriendo a abrazarlo, tuvieron una hermosa jornada donde el padre a través de juegos y chistes les prometía su amor eterno, y no estaba mintiendo, ya que mientras hubiera algún pequeño rastro o luz de su alma, ese hombre no dejaría de pensar en los suyos nunca. Fue una linda noche donde pudieron dormir abrazados tal como el padre deseaba, cuando se despertaron el hombre ya estaba vestido y les diría a sus hijos que debía ir a su trabajo. En plena despedida Antonia lo beso con amor, mientras Leonardo le dio un beso en la boca y le dijo al oído "te amo, siempre estaré contigo", palabras que emocionaron a su padre, quien le contestaría que él siempre estaría para ellos en todo momento.
Después de la despedida Guillermo partió hacia su casa tremendamente desecho, pero cada vez más convencido de que el camino que estaban eligiendo era completamente el correcto. Cuando llego a su destino fue a mirar por un rato la habitación de sus hijos, como queriendo volver a despedirse de ellos, para después caminar hacia a su habitación y tenderse en el lado de la cama donde dormía Liliana, mismo lugar donde ella se quitó la vida estando junto a él.
Guillermo se tendió sobre la cama y aún podía percibir el exquisito olor del perfume de su esposa, cerrando los ojos para entrar en meditación activa y partir hacia el pasado, dejando atrás un periodo importante de su existencia.
En el mismo instante, Bernardo caminaba con su lento andar hacia la parroquia, se notaba pensativo, pero con energía, el viejo sacerdote se sentó justo frente a la imagen de cristo para tener su última conversación con él. Luego cerro sus ojos partiendo inmediatamente a sus distintos presentes para comenzar a disminuir el riesgo que significaba Facundo.
Ambos amigos se separaban, sin nunca haber conversado sobre la música que se generó entre Leonardo y Guillermo, ya que para el sacerdote había sido suficiente buena experiencia el haber tenido la dicha de escucharla y no quería inmiscuirse en conversaciones que pudieran generar melancolía en un hombre que necesitaba fuerte en ese momento.
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