Capítulo 18.- Infinito
El viaje de regreso a casa lo hicieron completamente abrazados el uno al otro, viajar hacia el futuro era muy distinto ya que lo hacían con sus cuerpos originales hechos de energía vital lo que les provocaba sentimientos mucho más plenos al estar juntos, además, el viaje lo estaban realizando sin uno de los suyos lo que no dejaba de darles nostalgia mientras avanzaban a través del tiempo, llegando a casa y apareciendo en el mismo momento en que habían huido desde su verdadero presente. Cuando se vieron nuevamente en su hogar, Guillermo a través de su energía se despidió del resto de los miembros de su civilización deseándoles suerte, como respuesta, todos los seres vivos que había en el planeta comenzaron a hacer lo mismo generando la música más celestial que alguna vez se hubiera escuchado sobre la faz del planeta, mientras comenzaban los terremotos y se podía percibir como la tierra se detenía por completo, entrando a sus últimos segundos de vida, momento en que todos sus habitantes se despidieron de ella pidiéndoles perdón por sus faltas y agradeciéndole la vida que les había permitido tener en ella bajo su cuidado.
Cuando comenzaron los primeros terremotos nadie mostraba miedo ya que todos se habían preparado para el final, sintiéndose en paz consigo mismo por lo que salieron de sus casas mientras la tierra no dejaba de sacudirse y se sentía un sonido que llenaba el espíritu de todos, ya que el espíritu de la tierra se estaba despidiendo y también pedía disculpa por sus faltas, aprovechando de agradecer a los seres vivos que quedaban sobre ella lo feliz que había sido de poder haberlos albergado durante su existencia, la música que generaba la tierra les entregaba paz a todos en el momento que comenzaba su colapso, mientras los seres de luz podían ver con sus propios ojos el cambio de color que tenía el cielo y las auroras boreales que comenzaban a envolverlo todo causadas por la destrucción de su campo gravitatorio, viendo como la atmosfera colapsaba y la falta de gravedad comenzaba a arrasar con todo, momento en que Liliana miro a Antonia y dándole un tierno beso en la frente se despediría de ella, para hacer después lo mismo con su amado Guillermo, los tres se despidieron con cariño mientras el caos los rodeaba a todos, durante un evento final en que cada ser humano de la tierra estaba con la paz de dedicar sus últimos momentos solo a despedirse de quienes querían entregando lo que les quedaba de amor.
La fuerza de los temblores se intensifico al máximo, y la tierra entraba en un terremoto interminable mientras se iba destruyendo su interior casi por completo, saliendo una luz poderosa desde ella que lo invadía absolutamente todo en el momento en que cada ser vivo abrazaba o estaba junto a otro para vivir el final en compañía de alguien. El planeta tierra había muerto y el último aumento de intensidad la fracturo por completo mientras la luz se hacía más fuerte llegando el final que todos estaban esperando, momento en que los seres vivos se unieron a la luz que lo inundaba todo desapareciendo como si nunca hubieran existido, al momento que todo explotaba y los pedazos de lo que había sido su hogar se esparcían por el espacio volando hacia la inmensidad o impactando en su vertiginoso viaje contra alguno de sus planetas hermanos que se encontraban cercanos a ella, en el colapso la luna se saldría de su lugar y los restos que habían quedado de ella saldrían de la galaxia casi como si fuera un cometa inmenso, dejando un espacio absolutamente vació en lo que había sido esa parte del universo durante milenios.
Guillermo se veía abrazado de Liliana y Antonia rodeado de luz sin dejar de sentir a los otros seres de luz girando en un túnel oscuro casi interminable, que mostraba una luz al final de este, la imagen era hermosa, pero el hombre comenzaría a desvanecerse hasta cerrar los ojos y aun abrazado a los suyos, sentía como la vida se iba de él mientras continuaba flotando en la inmensidad de la nada. Viendo como su cuerpo comenzaba a desvanecerse quedando iluminada solo la luz de su pecho y del de sus queridas chicas, ya que su alma permanecía con energía hasta que cayeron en un sueño profundo mientras no dejaban de girar en la inmensidad.
La tierra como se conocía había muerto y los que la habitaban también, flotando todos completamente inconscientes en un túnel que parecía interminable y que solo mostraba una luz al final de este, mientras, las almas de cada uno de los habitantes de la tierra seguían brillando en completa paz y armonía, casi disfrutando de estar en la inmensidad de la nada.
Guillermo estaba completamente apagado, y la luz de su pecho comenzaba a desaparecer sintiéndose cada vez más tenue su vibración, mientras una brisa de viento comenzaba a llegar a su rostro fallecido a causa de la destrucción de su hogar, sin embargo, de a poco comenzó a activarse su respiración mientras sentía que la sangre comenzaba a moverse lenta dentro de su cuerpo y el ruido de un corazón comenzaba a latir lentamente, pero aún se encontraba en un extraño estado de estasis sin poder recuperar su conciencia y menos abrir sus ojos, mientras sus sentidos más básicos comenzaban a activarse lentamente y su piel ya reaccionaba frente al viento que había en ese lugar. Lentamente sus pulmones comenzaban a llenarse de aire al mismo tiempo que una fuerte luz comenzaba a generar sensaciones en sus ojos que aún mantenía cerrados. Volviendo a sentir de a poco que su espíritu se iba reiniciando y sin mucha capacidad de moverse podía percibir que tenía manos y piernas, dándose cuenta, aún con los ojos cerrados de que poseía un cuerpo nuevamente, que no era de luz como el que tenía en su vida antes de morir.
Aún no podía sentir ningún ruido, mientras su subconsciente hacia esfuerzos por reincorporarlo haciendo reaccionar a su mente y sus recuerdos, su espíritu podía sentir la actividad eléctrica que comenzaba a generarse en su cerebro, lentamente, como saliendo de un prolongado viaje por el espacio. Pronto su espíritu comenzó a enviar más energía hasta su cerebro generando leves descargas eléctricas que le devolvieron la consciencia mientras aún estaba con los ojos cerrados, sintiendo que estaba tendido sobre una superficie muy suave mientras lo rodeaba un viento fresco y agradable que traía aromas a campo y aire fresco, mientras aún no tenía el control de todas las funciones de su ser.
Su capacidad de oír de a poco comenzó a funcionar, mientras la sed comenzaba a aparecer de a poco por lo que pensaba en agua mientras la luz poderosa del lugar le molestaba aun teniendo los ojos cerrados. De apoco comenzaría a sentir más sus manos, las que llevaría hasta su cara para al tocarla, dándose cuenta de que tenía una figura y forma humana distinta, más parecida a la de los seres humanos antiguos, mucho más atrás de ser luminosos. El cansancio se apodero de él por lo que comenzó a quedarse dormido lleno de confusión en su interior, pero tranquilo al saber que ya llegaría el momento de entender cuál había sido su destino.
Guillermo durmió por muchísimo rato y cuando despertó la luz ya no lo envolvía tan fuertemente, instancia que aprovecho para esforzarse hasta que pudo abrir sus ojos, mientras seguía inmóvil tendido en ese lugar, su vista estaba borrosa y de a poco, muy lentamente fue logrando enfocarla nuevamente para mirar hacia un cielo completamente verdoso y de una belleza tremenda, haciendo los esfuerzos por ponerse de pie para darse cuenta que se encontraba en medio de un pastizal de hojas celestes que se movían por el viento que traía hasta él un aire lleno de pureza, la qué no había sentido jamás. Encontrándose solo en la inmensidad de la nada, mientras a unos kilómetros podía ver una estructura blanca parecida que parecía una casa, justo detrás de un bosque.
El hombre al mirar sus manos ratifico sus pensamientos de que tenía forma humana, caminando hacia el bosque lleno de árboles parecidos a los de la tierra pero donde las hojas en lugar de ser verdes eran de distintas tonalidades de azul y rojo, avanzando tranquilo a través del paisaje donde se encontraría con un charco de agua limpia, del cual bebió con desesperación sintiendo un sabor exquisito por parte de la misma, pudiendo ver el reflejo de su rostro humano en ese charco, encontrándose completamente desnudo mientras se sentía cada vez mejor y volvía a caminar hacia la estructura que no estaba a más de un kilómetro de él.
Por más que miraba hacia los alrededores no veía señales de Liliana, de Antonia ni de nadie más, teniendo como últimos recuerdos el haber estado flotando en un túnel casi infinito, por lo que seguía avanzando hasta que pasados quinientos metros logro darse cuenta que realmente era una casa lo que estaba frente a él, llegando hacia ella completamente desnudo pero sin pudor, sintiendo ruidos provenientes del jardín que se encontraba al otro lado de la misma, caminando lento hasta ese lugar esperando encontrar a alguien que le convidara alimento y lo ayudara a entender en qué lugar se encontraba.
Cuando Guillermo logro llegar hasta el lugar de donde provenían los ruidos, vio sobre el pasto una mesa donde había cuatro personas sentadas comiendo y conversando, esa gente era humana al igual que él. En ese momento el menor de ellos dio vuelta su cabeza y al percatarse que él estaba ahí, grito de alegría al verlo, mostrando una sonrisa demasiado conocida para Guillermo, quien en el instante sentiría el grito "papá" mientras el niño se paraba de su asiento y corría hasta él para abrazarlo, si bien no podía reconocerlo físicamente al recibir su fuerte abrazo se dio cuenta inmediatamente que ese niño era su amado Leonardo, quien lo besaba descontroladamente como sabiendo que su padre llegaría en algún momento. Mientras desde la mesa y con cuerpos distintos a los que conocía Liliana, Antonia y su gran amigo Bernardo lo miraban con emoción, estaban esperándolo, lo que lo lleno de emoción a Guillermo que sabía que eso no era un sueño. Mientras su pequeño hijo le entregaba todo su cariño y después de darle un fuerte beso en la boca le diría "Papito lindo, bienvenido a nuestro nuevo hogar. Gracias a ti todos pudimos llegar hasta acá.
No sabes cuánto te amo, aquí por fin podremos estar juntos para siempre", eran las palabras de un hijo que no podía dejar de llenar el espíritu de su padre quien por fin después de siglos lograba trascender hasta su nuevo hogar, lo que no hubiera logrado jamás si no se hubiera detenido a vivir una vida de verdad, tal como le había enseñado su pequeño y querido hijo.
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