Capítulo 17.- Mi última regresión
Por fin había llegado el momento para el cual estaban todos reunidos, mientras cada uno de los cambiantes conversaban entre ellos, Guillermo se sentó en una esquina fuera de la cabaña y comenzó a respirar profundamente, inhalando y exhalando sin que nadie se percatara o lo molestara, ingresando a un estado de meditación en el que permanecería por una hora preparándose para lo que venía, ingresando al trance que acostumbraba para elevarse lo más que podía y aumentar el vibrar de su energía, lo que hizo que los cambiantes que estaban en la montaña quedaran en absoluto silencio, sintiendo en sus espíritus la necesidad de entrar en un estado de relajación, por lo que todos los que habían llegado a la reunión citada por Guillermo se sentaron en el suelo y comenzaron a meditar, mientras éste en su ascensión llegaba al techo del infinito para encontrarse con Leonardo que lo esperaba vibrando de alegría sin disfraz alguno, mostrándose como el ser de luz que era, por lo que su padre al verlo haría lo mismo sacando la imagen corporal que lo cubría, iluminándose ambos en una sincronía perfecta que comenzó a generar la música que llamaba al resto de sus compañeros para que comenzaran a elevarse, viéndose la luz azul que salía desde sus almas.
Leonardo era más desarrollado espiritualmente que su padre, por lo que explico al resto de los cambiantes como ascender, lo que haría a través de la música que salía de su vibrar, lo que todos escuchaban con atención, tomándose su tiempo para sentirse en condiciones idóneas para subir, ya que para lograrlo había que estar en una meditación activa muy profunda y la mayoría de los que estaban ahí no practicaban hace muchos llegar a ese estado.
En inicio el llamado del niño se focalizo en su madre y su hermana, las que sentían su voz que las abrazaba y con cariño comenzaba a elevarlas mientras eran capaces de sentir que el menor de su familia era quien las hacia ascender mucho más allá de las líneas de tiempo que conocían desde su primera vida en el futuro, la ascensión estaba llena de cariño y las llevaría a un lugar nuevo para ellas completamente lleno de luz, donde encontrarían la figura real de Guillermo y de su hijo, iluminados por completo ya que eran seres humanos hechos de energía pura. Ambas se emocionaron al reconocer la figura real de quienes tenían al frente, viendo como Leonardo se acercaba a abrazarlas y besarlas rodeándolas completamente lo que aumento el volumen de la música pues por fin esa familia volvía a reunirse, mientras Leonardo sacaba el velo corporal de su madre y de su hermana para que disfrutaran de su cuerpo real, mientras los cuatro podían observarlo todo desde el lugar donde estaban.
Por fin se podían abrazar los cuatro al mismo tiempo, apretándose fuerte al sentirse más cercanos que nunca, mientras rozaban sus caras unas con otras por la necesidad de que todos sus sentidos pudieran celebrar la presencia del otro. Leonardo les pidió a sus padres que lo tomaran de las manos y a su hermana que lo abrazara en sus hombros, lo cual hicieron gustosos a penas el pequeño se los pidió. Era increíble la habilidad que tenía el menor de la familia para nivelar las vibraciones de sus padres y de su hermana para hacer más claro el sonido de la música que fue guiando uno por uno a los cambiantes que estaban en la montaña facilitando su ascender, llevándolos solo hasta las líneas de tiempo, haciendo aparecer las que en un momento algunos habían perdido, mostrándoles con claridad el camino hasta el punto del tiempo donde se hicieron de los cuerpos que tenía cada uno, esperando que todos llegaran a ese lugar situación que a algunos les estaba dando miedo y a otros ganas de terminar con un proceso que consideraban errado. Sin embargo, más allá de los sentimientos individuales que tenía cada uno, los que estaban ahí se enfocaban en la música que lograba tranquilizarlos por lo que todos estaban a la espera del segundo paso que tenían que realizar, ante lo que Leonardo cambio su vibrar por lo que saldría una música distinta que les indicaba que tenían que tomar el cuerpo de la persona a la cual habían invadido y después de hacerlo comenzar a hacer más pequeña la luz de cada uno de ellos y pedirle a su alma que comenzara a hacer más grande el alma del ser humano a quien hace mucho le habían usurpado su cuerpo, llegando un momento en que ellos ya no tendrían cabida en esa persona, saliendo de ahí, liberándolas completamente. En ese momento las personas volverían a ser quienes era antes de la llegada de los cambiantes a su presente, no recordando ninguna sola cosa ya que despertarían en el mismo momento en que los habían hecho desaparecer lo que transformaría su resurrección en un simple parpadeo ante la mente de esa persona.
Cuando todos habían devuelto sus cuerpos a las almas a las cuales correspondían, Leonardo le pidió a su padre que elevaran su energía al mismo tiempo que él, proceso que también explicaría a su madre y hermana para que hicieran lo mismo para ayudarlos, la vibración esta vez fue la más grande que habían logrado alcanzar, ya que estaba la familia reunida con su corporalidad real lo que les facilitaba a los cuatro las cosas a la hora de manejar su espíritu transformándose en faros que guiaban a los suyos.
Esta vez lograron que la tierra se detuviera rápidamente, dejando de girar cuando no quedaba ningún cambiante en ninguno de los presentes de la misma, lo que como consecuencia haría que el brillo en el pecho de los cambiantes aumentara hasta ser casi un azul incandescentes, sintiendo cada uno de ellos el máximo poder de su espíritu mientras eran invitados por Leonardo a ascender hasta donde se encontraba con su familia, por lo que de a poco comenzaban a llegar los humanos de luz al techo del infinito, sin el cuerpo que habían portado en los últimos siglos durante interminables repeticiones de sus vidas, ya que ninguno de ellos había optado antes por trascender, al tener miedo de partir solos y sin una guía que los iluminara en ese camino.
El infinito de color blanco brillante se comenzaba a llenar de espíritus con almas con tono azul, abandonando todos al unísono las distintas líneas de tiempo y presentes en los cuales vivían, entregando en ese instante la tierra nuevamente a los seres humanos que no habían evolucionado. Lo único que esperaban los humanos del futuro era que el planeta y los seres vivos que la habitaban disfrutaran al máximo lo que les quedaba de vida, ya que cada uno de los que iban llegando hasta ese lugar sabían las consecuencias que traería a ella el manejo equivocado que le estaba dando el hombre desde que llego a gobernarla, observando todos la magnitud de la vida existente en ese lugar desde la altura máxima a la que había llegado un ser humano consciente, lo que sentían era un privilegio, pues era único estar en ese momento en ese lugar, acompañándose unos a otros sin ningún miedo de lo que se les venía por delante, ninguno optaría por quedarse en la tierra ya que entendían que su vida estaba en otro lado y habían tenido suficiente tiempo adicional, por lo que era necesario que partieran en calma.
Leonardo abrazó a su madre y a su padre, pidiéndole a Antonia que hiciera lo mismo, él no había pedido nada hace siglos y lo único que quería era que lo apretaran fuerte entregándoles todo su más grande amor en ese momento, él solo quería sentir como lo acogía su mami, después de haber estado tanto tiempo lejos de ella, por lo que el estar abrazados sin soltarse se estaba transformando en la realización de un sueño que tenía hace demasiado tiempo, lo cual también hacía que su madre y hermana por fin se sintieran completas llenando el vacío de su alma que no podían explicar hace mucho. Mientras el niño que siempre se había visto tan seguro, se aferraba a los que amaba mostrando miedo lo que nunca había sido frecuente en él, lo que sus padres pudieron sentir por su vibración entendiendo que algo pasaba con Leonardo y que existían cosas que aún no quería decirles, por lo que solo se dedicaban a entregarle el cariño que su hijo necesitaba en esos momentos, recordando lo pequeño que era, seguía siendo un niño, lo que muchas veces se olvidaba por la sabiduría que había mostrado en su actuar.
"No quiero dejarlos nunca, los he extrañado mucho", les decía su pequeño sin soltarlos en ningún momento, mientras lo invadía nuevamente la melancolía reflejada en su energía y en las brillantes y suaves lágrimas que salían de sus ojos.
"He esperado tanto para este momento, les prometo que mi vida fue muy feliz mientras estuve con ustedes y si bien duro menos de lo que queríamos no dejé de sentir su amor en ningún momento, no todos los que mueren pueden decir que fueron felices y amados cada día de su vida, yo tuve la suerte de serlo y por eso no quiero que me suelten.
Les prometo que no quería irme papitos, pero la enfermedad fue más fuerte que mis ganas de quedarme con ustedes tres, quiero que sepan que cuando partí nunca deje de mirarlos ni pensarlos en ningún minuto ya que para mí fueron, son y serán lo más grande que ocurrió en mi cortita vida, así que no cambiaría absolutamente nada con tal de estar nuevamente con ustedes, no quiero que sufran por mí, ya que estaré bien y lamentablemente no puedo explicarles lo que se viene después pero estense tranquilos ya que han sido tan buenos en la vida que van a ser merecedores del mejor de los regalos.
Yo no podré volver a casa con ustedes, ya que fallecí antes de que ustedes viajaran hasta el pasado por lo que está llegando el momento de separarnos nuevamente, y esta vez soy yo el asustado al no saber todas las respuestas de lo que ocurrirá, sé que lo que estamos haciendo es lo correcto, pero tengo mucho miedo de haber esperado tanto para que ahora nos volvamos a perder y quizás nuestros caminos no logren volver a cruzarse. Que tontito soy, pero soñaba con volver a sentir el calor y el olorcito de mi mami y de Antonia, y no sabía cómo consolarlas cuando miraba desde el infinito la pena de cada uno de ustedes cuando fallecí, dejándolos con tan tristes por lo que doy gracias por este nuevo ratito en que podemos volver a estar juntos", las palabras del niño hicieron llorar a sus padres y a su hermana al enfrentarse a lo inminente, una nueva separación que no sabían si sería para siempre y de la que no podían predecir nada en absoluto. Eso hacía que esas caricias, besos y abrazos fueran las más importantes de todas sus vidas y quizás de sus muertes, si es que esta última realmente existía, tal como Bernardo se lo había planteado hace mucho a un Guillermo recién transformado en cambiante que estaba confundido por creer que había fallecido.
Estaba llegando el momento de separarse, pero todos los seres de luz que estaban en el lugar dejaron que la familia disfrutara esa despedida estando juntos por más rato, completamente conmovidos por el niño que había logrado liberarlos a todos del error que habían cometido, volviendo a dar vida a los humanos y las almas que habían afectado hace tanto, sintiéndose cada uno de ellos curados espiritualmente, todo gracias a ese pequeño niño que había fallecido y no había intentado esquivar a la muerte como habían hecho cada uno de los que estaban ahí. El alma de Leonardo era tan generosa que había esperado por siglos aprender lo suficiente para darle otra oportunidad de trascender a los miembros de su civilización, sin esperar nada a cambio más que la tranquilidad de las almas de cada uno de ellos, que era como lo habían educado sus padres cuando él estaba vivo en un futuro que ya se veía demasiado borroso.
Leonardo cumpliría su última misión ya que él sería quien llevaría a los demás humanos de luz hasta el futuro, llevándolos hasta el instante previo en que huyeron de la muerte de la tierra, para que vivieran ese momento junto a los que habían tomado el otro camino, juntos todos y acompañando a la tierra misma y las pocas especies que quedaban en el lugar. Cuando el niño hiciera ese viaje para guiar al resto, el fin de este sería su trascender, volviendo a un lugar donde ya había estado y del cual no podía comentar mucho pues no todos los que estaban ahí llegarían a él. Después de su partida su padre tenía que guiar a las mujeres de la familia hasta el momento que se hicieron de los cuerpos que habían utilizado, lo que ya había realizado Leonardo con anterioridad, para después ascender hasta el techo del infinito y regresar al futuro siguiendo las indicaciones que le dejaría a Guillermo, después de ocurrido eso sería una completa incógnita lo que iba a suceder, esa era la situación que aterraba tanto al niño ya que no sabía si volverían a verse en la eternidad, teniendo claro que no había marcha atrás a lo que estaban haciendo en este momento y no podrían arrepentirse de lo que era el camino correcto, más allá de las consecuencias que este pudiera traer a su familia y a los demás.
La familia comenzó a darse los últimos besos que eran cada vez más intensos y acompañados con lo mejor de cada uno para él otro, besos en que cada uno le regalaba un pedazo de su espíritu al otro, momento emocionante para el resto de los seres de luz que los seguían observando en absoluta calma y tranquilidad, ya que el tiempo estaba detenido en esos momentos esperando los últimos cambios que tenían que realizar todos los que estaban en ese lugar. Los cuatro miembros de la familia se tomaron de la mano haciendo un circulo, repitiendo un ritual que hacían cuando estaban juntos en su primera vida en el futuro, ritual en que cada uno de ellos le decía algo lindo y le regalaba algo con su imaginación a cada uno de los otros, cada uno de ellos debían hacer un regalo a los otros tres, después de hacer el regalo cada uno de ellos le agradecía en forma individual a los otros por algún momento que habían vivido juntos. Rito que cada miembro de la familia recordaba y que lo hacían con más seriedad que nunca por la cantidad de siglos en que no lo habían hecho y sin saber si esa sería la última oportunidad.
Después de eso vino la despedida individual de cada uno de ellos a su amado Leonardo, lo que no era fácil para ninguno de ellos, por lo que se tomaron su tiempo y no tuvieron miedo de llorar si sentían que lo necesitaban.
Leonardo se separó de los suyos y avanzo hacia los otros seres de luz, pidiendo que todos se tomaran de las manos unos a otros sin soltarse para no perder a ninguno durante el viaje de regreso a casa, lo que todos hicieron mientras agradecían a ese niño lo que estaba haciendo por cada uno de ellos.
Fue así como el niño y quienes viajaban con él comenzaron a ascender mientras la mirada de Guillermo no dejaba de cruzarse con la de su hijo, sin poder evitar las lágrimas que caían desde sus ojos, hasta que la luz se hizo más intensa y su hijo con el resto de los seres humanos que habían sido cambiantes desaparecieron del techo del infinito, quedando Liliana, Antonia y Guillermo solos en ese lugar, llorando por lo ocurrido, pero sin angustia en sus almas, ya que lo ocurrido era un motivo que debía generarles orgullo lo que ya habían aprendido, sobre todo Guillermo, que debían dejar volar alto al otro no amarrándolo a una realidad que no le correspondía.
Era un camino difícil, pero era el que todos iban a seguir ese día, mientras de a poco la tierra comenzaba a girar lentamente volviendo el tiempo a desplazarse mientras los tres que estaban ahí se dedicaban a observar cada una de las líneas de tiempo y de la vida que podían observar desde lo alto, siendo testigos privilegiados de toda la historia de la humanidad teniendo la capacidad de verla y entenderla sin esforzarse, observando cada cosa mala de la humanidad pero dándose cuenta a la vez de todas las cosas buenas y bellas que también tenían. Lo que les daba una visión más amigable del ser humano a la que tenían cuando en vivían en el futuro en un planeta destrozado por sus antepasados. Desde las alturas podían ver la culpabilidad de la raza humana en el destino que había tenido la tierra, pero también había brillos de lo que esa raza había sido capaz de crear y de lo importante que era el amor para ellos, creyendo que si lo hubieran tomado más enserio el planeta tierra no hubiera perecido jamás.
Guillermo y Liliana conversaban lo idiota que habíamos sido como raza al no poner como máximo objetivo la felicidad en todo lo que hacíamos, siempre habíamos tenido las respuestas de que la felicidad, el amor y el compartir eran lo que más hacía brillar a los seres humanos, quienes en lugar de seguir ese camino habíamos generado civilizaciones que se alejaban completamente de lo importante, quizás por miedo o simplemente por el individualismo de pensar que solo algunos deben gozar de privilegios, que solo algunos eran más importantes o trascendentes que el resto, dividiéndose en clases de distinto tipo sin importar que uno como persona estuviera bien y al mismo tiempo alguien afuera de tu casa estuviera falleciendo por hambre.
El ser humano siempre había tenido la clave, pero solo al evolucionar y a través de sus equivocaciones se daría cuenta de su tremendo error, cuando quedaban demasiado pocos de ellos para disfrutarlo y el planeta estaba demasiado destruido como para proyectar ese estilo de vida durante siglos, por lo que como raza habíamos desperdiciado y botado a la basura la posibilidad de ser felices todos, ya que estábamos más preocupados de nosotros mismos.
La facilidad que tenía el espíritu humano de desviarse de lo que más quería se pensaba había sido erradicado completamente por la evolución, pero al perder a su hijo el mismo Guillermo demostraría que era completamente difícil llegar a la perfección y no errar, por lo que ninguno de los que estaban ahí tenían la capacidad moral de juzgar completamente a las civilizaciones anteriores por lo que habían hecho con el futuro y con su hogar. Los tres se abrazaban esperando que el menor de la familia llegara bien a su destino y pudiera tener la felicidad que merecía por el bien que había hecho a todos, tampoco sabían si después de partir ellos volverían a encontrarse, así que no hacían ningún esfuerzo por apresurar la despedida.
Había llegado el momento de trascender, por lo que Guillermo tomo de la mano a Liliana y Antonia, entregándoles una sonrisa mientras descendía con ellas hasta el momento en que llegaron al pasado acaparando la corporalidad de esa familia, haciendo el procedimiento que le había enseñado Leonardo para salir de los cuerpos que habían habitado y ver como esas personas seguían felices su camino sin darse cuenta de lo que había ocurrido, para después volver a abrazar a sus chicas mientras regresaban al techo del infinito para dar una última mirada a las líneas de tiempo antes de partir a su último viaje. Guillermo dio un beso a su esposa y uno a su hija para luego comenzar la ascensión que los llevaría camino al futuro desde donde provenían.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro