—...Y se supone que todo ahora irá mucho mejor.— concluyó Jesús, entrando a la celda que le habían puesto a Jackson, mientras este venía escuchando todo detrás de él.

—A mi no me esta yendo tan bien.— menciona Jackson rascándose la nuca y sentándose en la improvisada cama que Merle le había organizado en el suelo el primer día.

—No tiene por que, te lo tienes merecido.— afirmó con seguridad Rovia. —Mira Jackson, seguramente aún no despiertas de todo esto, de todo lo que has causado, pero deberías comenzar a hacerlo. Mucha gente te odia, más de la que Rick o yo podríamos manejar, si estas aquí es por que ni siquiera nos fiamos en nuestras comunidades como para dejarte allí sabiendo que estarás en peligro.

Jackson suspiró, haciéndole una seña a Paul para que se siente a su lado, este hace lo pedido y entonces le acaricia la espalda.

—Lo sé.— comienza Jackson. — Sé que me he ganado unos cuantos enemigos y lo entiendo, pero es algo que debía hacer, simplemente no podía dejar pasar aquello. Mira, mi hermano y mi padre se habían vuelto unos putos sádicos, te lo doy, desde que llegsron al santuario que se había comenzado a comportar de una mala manera, sacando aquellas fotos de los cadáveres de Negan y tal que mi padre guardaba y con las mierdas de Mike, por eso con Daryl pudimos llegar a un acuerdo, Mike se lo tenia un poco merecido, supe disculpar eso, y mi padre nunca descubriré quién fue el que lo mató así que ajá. ¿Pero mi madre? Ella era un amor, puede que nunca lo expresara conmigo a cada minuto, pero ella siempre fue la madre que yo necesité, y iba a volver a serlo pero aquella estúpida le robó la oportunidad de serlo. ¿Fue Carol? No me importa, ella estuvo ahí y no la detuvo, ella no podía vivir criando a su hijo si mi mamá tampoco podía, es todo. Debía hacerlo, me importa un carajo si todas las comunidades deciden odiarme.

Jesús asintió con la cabeza, repasando las palabras del menor, había hablando más rápido de lo usual, Rovia sabía que aquello era por que se lo había estado guardando por demasiado tiempo, debía decírselo a alguien y hasta el momento no había tenido con quién. Paul agarró la mano izquierda del menor tomandola entre sus dos manos, comenzando a repartir caricias en esta como solía hacer antes, cuando Jackson llegaba a Hilltop ansioso por alguna estupidez que causaban sus dos amigos. Black suspiró, comenzando a calmarse y sonriendo melancólico, después de aquél tiempo Rovia seguía recordando que aquello por mas minimo que fuera le calmaba.

—Esta bien, tranquilo.— susurró el mayor, acercándose varios centímetros más, Jackson respiró el conocido aroma de Rovia y poco a poco se fue relajando, hasta recostar su cabeza en el hombro de el buscador.

—¿Me odias por matarla?— preguntó curioso, mirando como seguía acariciando su mano.

—Nunca podría odiarte, Jack. Jamás.

—Yo tampoco, podría... odiarte...— susurró, para después caer finalmente dormido.

Se escuchó el ruido, de un metal cayendo al suelo, Jesús curioso volteó a la puerta a ver de que se trataba, encontrándose a Carl el cuál se encontraba bastante serio, más de lo que era costumbre ver Rovia, el hombre sonrió confundido, y vio como los ojos de Carl paraban otra vez en las manos unidas, para después abandonar la habitación dejabdo a un aún mas confundido Paul.