CAPÍTULO 37
—D.J de Alexandria, Frankie de Alexandria.— una voz comenzó a enumerar, Jackson recordó a los dos primeros como viejos amigos del santuario, que habían encontrado su lugar y les habían dado la bienvenida en Alexandria.
»—Tammy Rose de Hilltop, Enid de Hilltop.
Jackson observó como Carl a su lado bajó la cabeza, tal vez recordando lo cercano que había sido con la doctora de Hilltop, sin poder evitarlo, tomó su mano y la entrelazó, intentando darle fuerzas aunque sabía que él luego necesitaría más, era la primera vez que decían hacía el público quiénes fueron los caídos, y sabía que tendría más de una mirada sobre él en cuánto dijeran al último.
—El Rey Ezequiel de el Reino.
Aquél lugar pronto se volvió un cúmulo de suspiros escandalizados, comenzaron a mirarse en aquél lugar los unos a los otros, susurrando que hacía poco tiempo que se habían encontrado al Rey, y que no podían creer lo que se les estaba contando, algunos otros susurraban que la última vez que lo vieron, fue cuándo guío a una chica rubia hacía algún puesto. Lydia al escuchar eso bajó la cabeza.
Se encontraban todos en esos momentos en el escenario improvisado en dónde momentos antes se habían estado cantando canciones alegremente, ahora el ambiente era sumamente tenso, mientras los presentes esperaban a que el próximo nombre que enumeren no sea uno de sus seres queridos.
Quién peor la estaba pasando con aquella afirmación, era tal vez, el mismo que había tenido que dictar las muertes, el mejor y más cercano amigo de Ezekiel, el mismo Jerry.
El hombre suspiró fuertemente, conteniendose a sí mismo tal vez de largarse a llorar, y continuó hablando.
—Ozzy y Alek, quienes nos ayudaron a que las comunidades lleguen a salvo a el Reino.
Algunos susurraban que habían sido unos héroes, otros ni siquiera los recordaban. Jackson se lamentó por el resto de su grupo, que sólo había querido ver una película y terminó perdiendo a dos de los suyos.
—Adeline de Hilltop, Rosita de Alexandria.
Nuevamente se escucharon aquellos mismos escandalizados suspiros colectivos por aquélla gran guerrera de Alexandria.
Rosita Espinosa, era quién, para esos momentos llevaría el hijo de Siddiq en su vientre, nadie había previsto que tendría un final tan terrible como ella lo tuvo.
Interrumpiendo nuevamente a Jerry, quién era el que había tenido que declarar públicamente las muertes de todos ellos, las personas comenzaron a hablar entre sí, de lo terrible que aquello había sido, que una mujer embarazada haya muerto de aquella manera.
Jackson guardó silencio en todo momento, puesto que no tenía nada agradable para decir acerca de aquella mujer.
Gracias a su madre, a Carol, había aprendido a no desearle la muerte a nadie aún cuándo tuvieses razones para hacerlo, aún aunque tuvieses tantas razones para hacerlo, no debías desearle la muerte a nadie, y aquello, se lo podía decir por su pura experiencia, y Jackson así lo cumplió.
No le había deseado la muerte a Rosita aún cuándo ésta siempre lo despreció y lo trató como menos que un perro salvaje, no le había deseado la muerte cuándo ella propuso que lo echarán después de haber rescatado a Judith de un error que ella misma había cometido, y tampoco le deseó la muerte cuándo le gritó a la cara que Judith y Carol jamás serían parte de su familia, por que a fin de cuentas él no se merecía algo tan preciado como aquello era.
Jackson no le deseó la muerte, pero, si sonrió al verla en aquella pica.
Inconscientemente volvió a sonreir al recordar aquello, eso fue al menos hasta que escuchó los últimos dos nombres.
—Billie de Alexandria y Mikey de Alexandria.
Y todo volvió a derrumbarse.
Poco después de los sucesos en las picas, el Reino finalmente cayó, y el invierno se estaba acercando con gran rapidez, los pasos eran pesados y las palabras solían ser vacías.
Todos siguieron a Jackson, aún si él no hubiese sido el líder de Alexandria, en aquellos instantes se encontraban ayudando a las personas del Reino a llegar sanos y salvos a Hilltop antes de que la gran tormenta aparezca, y fue entonces cuando Jackson se dió un respiro, para poder pensar en todas aquellas cosas que habían pasado, tantas en tan poco tiempo.
Había tenido que estar al pendiente de todos durante aquellas últimas semanas, todo se le había venido encima tal vez con demasiada velocidad y potencia, pero él, finalmente había conseguido equilibrar todo, con ayuda de Carol y Merle quienes se encontraban a su lado ayudándolo a tomar las decisiones importantes.
Gabriel y Carl se habían quedado en aquellos momentos en Alexandria, puesto que había allí aún demasiadas cosas que debían preever y organizar con la llegada del invierno.
Gabriel se había convertido ya en el indiscutible líder de Alexandria, nadie lo había propuesto, no habían hecho votaciones al respecto, pero todos allí sabían que él era quién podría hacerse cargo de todo, junto con la gran ayuda que recibió de Carl, el cuál tomó el puesto de Daryl siendo la mano derecha del líder, y también con la ayuda de Eugene, el cuál, después de la muerte de su mejor amiga terminó en convertirse en un principal elemento de consuelo hacía Gabriel, posteriormente volviéndose más cercanos, y unos grandes amigos, como no lo habían sido en presencia de aquella pelinegra, constantemente en una pelea por su atención, tal vez habían perdido algo muy valioso, pero, aquello no tenía por qué ser el fin de todo.
Jackson tomó por su mano la seguridad de las tres comunidades, ahora dos, se lamentó. Y poco a poco, más gente se fue uniendo con los mismos ideales de proteger, y sin darse cuenta, tal vez habían creado una pequeña unión, no podía ser llamada una comunidad, puesto que no tenían ningún lugar en específico, pero si se habían convertido tal vez en un pequeño grupo que su único intención tenía proteger.
Algo a Jackson le susurró la palabra "salvadores" y al parecer, no sólo a él se le había sido susurrado aquello, puesto qué, tanto Hilltop como Alexandria no se abstenian a hacer comentarios de aquél tipo, diciendo que les recordaban mucho a un grupo que habían logrado derrotar, y que si llegaba el caso, podrían también derrotarlos a ellos.
De momento no eran demasiados, además de él, se encontraban Daryl, Merle, Laura, Aaron, Alden, Magna, Derek y ocasionalmente se les unía Carl, pero éste ya tenía su puesto asegurado como mano derecha de Gabriel, así que era por supuesto algo ocasional.
Su grupo básicamente consistía en pasearse por los alrededores, limpiando las carreteras de muertos y de algún susurrador que haya osado a cruzar la línea, en aquellos trayectos iban de una comunidad a la otra y se quedaban un par de días a ver en qué podían ayudar y quedándose si los necesitaban para alguna labor en específico, aunque aquello era claramente toda una fachada.
El verdadero plan detrás de aquél grupo que inconscientemente Jackson había creado, era para acabar con todos los susurradores de una vez por todas, aquello se mantenía en secreto, puesto que Alexandria se peleaba a seguir aquella guerra que sabían tal vez no podrían ganar, Hilltop se mantenía sin comentarios al respecto por parte de Carol, pero ya las voces comenzaban a hacerse escuchar, y pronto, de un modo u otro todos querrían pelear, para aquél entonces Jackson y su grupo ya tendrían toda una estrategia planeada.
Por otro lado, se podría decir que Carl había mejorado por sobremanera su relación con Judith, aunque la niña aún tenía un poco de reticencia hacía él, ya todos podían notar que aquellos dos eran bastante cercanos, ahora cada vez que la pequeña quería ir a visitar a Negan, en vez de que Jackson la acompañe ahora lo hacía Carl.
En un principio Judith se había molestado por ello, pensando que ahora que Carl había vuelto, Jackson había encontrado una via libre para abandonarla, y fue aquél el motivo por el cuál Jackson finalmente terminó contándole a la pequeña aquél plan de ataque que estaban preparando, y qué él no podía estar en Alexandria por demasiado tiempo por que debía encargarse de observar todos los movimientos de los susurradores, y finalmente aquello logró convencer a la pequeña, la cuál comenzó a tratar más amablemente a Carl, sabiendo que él no sería el reemplazo de Jackson y que tal vez podría aceptarlo finalmente como su hermano.
Por otro lado Jackson, había tenido todo aquél tiempo para desconcentrarse de todo, porqué si vomenzaba de a pensar en algo sabía que las cosas podrían comenzar a ponerse feas, él no quería pensar en Billie, ni en Lydia ni aquella trágica relación de las pequeñas que jamás se pudo llegar a dar, él no quería pensar en Mikey, en que ni siquiera le pudo pedir perdón por no amarlo como el pelinegro tanto se lo había merecido, y definitivamente él no quería pensar en Carl, y en lo atento que él se comportaba cada vez que habían entablado algún tipo de conversación.
—Jay.— llamó Daryl. Jackson volteó a verlo, encontrándose con que ya todo su grupo se encontraba conversando acerca de algo.
Entre medio de todos ellos, protegiéndola, se encontraba Lydia, la cuál en aquél último tiempo incontables veces había sido atacada ya sea por los del Reino o por los de Hilltop y Alexandria, la chica que no había tenido la culpa de tener una madre cómo esa, puede que Jackson no sepa mucho de madres, puesto que jamás había tenido demasiada conexión con la suya, pero sabía lo que era que lo culpen acerca de todo por un sólo error.
—Estabamos preguntándonos que tan buena idea sería introducir a Negan al grupo.— murmuró Merle a su lado, intentando no llamar la atención de los presentes, puesto que aquél sujeto, Negan, siempre sería algo controversial que pasaría de boca en boca.
—También lo pensé.— admitió Jackson, recordando que el hombre ya le había tirado antes un par de ideas que les había servido bastante para poder espiar a los susurradores sin que lo noten. —Pero de momento no estoy seguro, ya tenemos demasiado con los rumores esos de que nos convertiremos en los nuevos salvadores.
—Oigan, les aseguro que no entiendo toda esa mierda, pero realmente están comenzando a cansarme. ¡Les reconstruimos y les hacemos todos los jodidos trabajos pesados! no sé de qué mierda se están quejando si lo único que hacemos es ayudarlos a cambio de suministros.— se quejó Magna, uniéndose a la conversación.
—Eso era, lo que hacían los salvadores.— puntuó Aaron.
—No, los salvadores mataban, nosotros no, y no los obligamos a que nos den suministros, ellos nos lo proporcionan después de habernos estado mandándonos con las mil y un tareas forzosas que nos hacen realizar por su comunidad.— aclaró Alden, palmeando el hombro de Aaron y viendo como el contrario terminaba por asentir de acuerdo.
—Touche.
—Creo que no podremos llegar antes de que la tormenta inicie.— comentó Jackson, acomodándose mejor aquella chaqueta extra que le habían dado por el frío que hacía.
—¡Debemos encontrar un lugar para resguardarnos!— gritó alguien del Reino.
—Esto no es por querer seguir los rumores y tal pero... El único lugar más cerca en el que podamos refugiarnos es...— comenzó a decir Merle, deteniéndose y esperando a que alguien termine su oración.
—El santuario.— finalizó Jackson.
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