|Capítulo 3|
Mi boca está abierta y mis ojos más abiertos de lo normal, no puedo creer que el modelo al que pintare desnudo sea Kim Namjoon, mi alumno.
— ¿Qué haces aquí? -hago esa pregunta, mirando con disimulo la parte de su clavícula que está al desnudo-
Veo como llevas tu mano a tu cabello, revolviendolo con frustración.
— Necesito el dinero
— ¿Cómo conseguiste este empleo si eres menor de edad?, No puedes desnudarte frente a desconocidos -digo esto tratando de sonar lo más sereno posible-
Bajas la mirada unos segundos, luego tomas mis manos. — No me heche de cabeza, ¡Por favor, profesor!
Trago en seco, mis manos tiemblan entre tus grandes y cálidas manos. La forma de tus dedos es inusual, pero me gustan. Sonrío en mis adentros.
— ¿Para qué necesitas el dinero? -pregunto soltando tus manos, no es que me desagrade, pero prefiero evitar el contacto físico contigo-
— Mi padre está enfermo, el dinero que mi hermano aporta es insuficiente por lo que quiero ayudar -observo detenidamente sus abultados labios, mientras se mueven-
¿Cómo se sentirá el besarlos?
¡Maldición!, Desvío la mirada sintiendo mis mejillas calientes, no debería estar pensando esas cosas indecentes, peor aún sobre un alumno y menor de edad.
Me miras con ojos de cachorro herido y mi corazón da un vuelco, debo negarme. Más por mí que por ti. No estoy preparado para ver tu cuerpo, algo extraño me pasa contigo.
— Buenas tardes
Los demás pintores van llegando, algunos te saludan normal, otros se fascinan al verte, ¿Y cómo no? Si eres precioso.
— Muy bien, ya que todos están aquí, nuestro modelo se llama Namjoon, tratenlo bien -observé con el ceño fruncido a la mujer que hablaba acariciando, con sus uñas, la espalda del menor-
Por inercia deslizo mi lengua por mis labios al ver cómo bajas con cierta timidez la bata. Trago en seco, estás de espaldas y lo primero que veo son tus anchos hombros, ahora tu espalda está desnuda. Mi mirada sigue tus movimientos y ahora he posado mis ojos en tus glúteos, son del tamaño adecuado. Finalmente la bata cae al suelo.
— Solo gira la cabeza, estás perfecto así -pide un pintor, todos están de acuerdo-
Incluso yo lo estoy, siento mi rostro caliente y preferiría no ver tu parte delantera.
Tus mejillas están de tono escarlata y tus labios entreabiertos dejando a la vista tus blancos dientes. Tienes una mano en la cintura y la otra en tu hombro, tu mirada es de total inocencia y pureza.
Mi mano se mueve por si sola, siempre he amado pintar. Las cosas hermosas me inspiran y tú eres una de ellas; no te encuentro ningún defecto, eres perfecto.
Me renuevo incómodo en mi lugar, como artista no tiene nada de malo tener estos pensamientos.
— ¿Quieres que te lleve a casa? -pregunto esto sin atreverme a verte a la cara, estoy tan apenado comportándome como un adolescente tonto-
Sonríes y me miras, ¿Cómo puedes mirarme sin rastros de pena?
— ¿Enserio?
— Claro, ya es tarde como para que te vayas en autobús -esta mal, lo sé, el que quiera pasar más tiempo contigo no es normal, pero algo me arrastra hacia ti-
De reojo te observo mientras conduzco, tu mirada está fija hacia adelante y tus manos juegan con ellas mismas.
Sonrío levemente. — ¿Estás nervioso?
Tus grandes ojos se posan de inmediato en mí, niegas repetidamente con la cabeza, "lindo" es lo primero que pienso.
— Me siento nervioso porque has visto mi cuerpo, ¡Como voy a mirarle de ahora en adelante!, Los demás no importan, pero usted es mi profesor
— Tranquilo Namjoon, he borrado de mi mente tu imagen. Pintar es mi pasatiempo favorito, no te preocupes por como me "miraras", no es nada del otro mundo -te respondo tal vez mintiendo un poco, tengo grabado en mi mente cada parte de tu bello cuerpo-
Te ríes, dejándome escuchar por segunda vez tu risa tan peculiar, pero que es música para mis oídos.
— ¡Debería estar orgulloso por haber sido privilegiado al verme!, Nadie lo ha hecho -exclamas tan orgulloso que no puedo evitar sonreír-
Probablemente sí, soy afortunado al haberte conocido.
Después de cosas triviales llegamos a tu casa, luce acogedora desde afuera.
— Gracias, profesor, nos vemos mañana -te despides con una sonrisa y bajas corriendo, entrando torpemente a tu casa-
Estando solo en el auto sonrio como estúpido, tu aroma a impregnado mi auto o tal vez solo soy yo que lo siente más intenso.
Al entrar a mi casa, siento el delicioso aroma a comida. Ella siempre cocina para mí, a pesar de estar cansada tiene comida caliente para recibirme.
— ¡Papá! -exclama mi pequeño hijo, no tan pequeño claro, pero siempre lo veré como un niño-
— ¿Cómo te fue en la escuela, Jimin? -le pregunto revolviendo su cabello castaño-
Sonríes tiernamente enseñándome un examen. — ¡Diez!, Fui el mejor de la clase
— ¿Y cómo no? Si tienes un padre muy inteligente -ella sale de la cocina con un mandil puesto-
— ¿Cómo estuvo tu día, cariño? -paso mi brazo por tu delgada cintura, dejando un beso en tus delgados labios-
Correspondes mi beso. Escucho a mi hijo hacer un ruido de asco e irse dejándonos solos. Besarte se siente tan bien, te sigo amando estoy seguro de ello, pero no comprendo porque sigo pensando en cierto chico.
— Perfecto, ¿Tienes hambre, amor? -sonries como solo tú lo sabes hacer, haciéndome recordar porque me enamore de ti-
— Te amo, Jihyo -digo sin pensarlo, no titubeo ni lo pienso dos veces, me sale del corazón-
Ríes y me lanzas una mirada acusadora. — ¿Qué quieres, Yoon? No te daré doble carne
Sonrío por tu reciente broma y camino hacia la cocina abrazándote por la cintura.
A pesar de estar sentado frente a mis dos personas más importantes, sigo pensando en cada detalle de tu persona.
¿Qué me hiciste, Kim Namjoon?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro