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Una Navidad como cualquier otra

Diciembre de 1942.

Era una fría noche de Nochebuena en territorio alemán. Los niños dormían, ya que no faltaba mucho para medianoche.

Reich estaba apoyado en el balcón de su casa. Observaba el cielo estrellado, el cual tenía unas nubes de las cuales salían copos de nieve. Estaba pensativo, hacía mucho que no tenía tiempo para si mismo. Jugueteaba con su insignia de la Orden Teutónica, imaginándose posibles futuros escenarios en su cabeza sobre el desenlace de la guerra que ocurría. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no escuhó unos pasos acercarse.

"¿No crees que te puedes enfermar si estás así?"

El nacionalsocialista se dio la vuelta. Se sentía como si alguien hubiera agarrado su alma del tobillo y lo hubiera arrastrado otra vez a la tierra. Vio a Imperio Japonés y sonrió.

"¿Dijiste algo?"

"Te pregunté si no crees que vayas a enfermarte" respondió la japonesa imperial "Digo, estás un poco desabrigado."

"Aprecio tu preocupación, pero no es necesario. Estaré bien, no hace tanto frío"

"Está nevando"

"Lo sé"

"Y crees que estarás bien" al ver que el alemán asintió, ella soltó una pequeña risa "Reich, ¿Estás loco?"

Al escucharla, él empezó a reir. Volvió a girarse, en su rostro había una sonrisa que mostraba sus dientes afilados cual piraña.

"Podría decirse que si" respondió "Ja, Ich bin ein bisschen verrückt (Estoy algo loco)"

Una sonrisa apareció en el rostro de ella y se acercó al barandal, apoyandose a su lado. En sus antebrazos estaba apoyado un abrigo de cuero.

"No me digas" respondió la imperial, sarcástica.

"¿Trajiste eso para mi?" preguntó el nacionalsocialista, notando en abrigo.

La sintoísta asintió.

"No era necesario"

"Insisto. Te quedará bien"

Reich le hizo caso. Agarró de los brazos de ella el abrigo y se lo puso. En el momento en el que finalizó su acción, fuegos artificales empezaron a verse en el cielo. Ya era medianoche.

"Frohe Weihnachten (Feliz Navidad)" le dijo el alemán, quien amistosamente envolvió uno de sus brazos alrededor de la japonesa.

"フェリス・ナビダッド (Feliz Navidad)"

[...]
Diciembre 24, 1945.

Era una tarde calurosa en CABA, probablemente las 6. Reich leía un libro en la sala, mientras Alemania y Malvinas jugaban no muy lejos suyo.

En una de esas veces en la que el nacionalsocialista levantaba su vista, encontró a Malvinas jugando con algunos adornos navideños que a los pocos segundos casi se le caen de las manos, pero que fueron agarrados por Alemania.

"Kinder, ich denke, es wäre am besten, wenn ihr nicht damit spielt. (Niños, creo que lo mejor sería que no jugaran con eso)" comentó Reich mientras cerraba su libro y se acercaba a los niños. Agarró los adornos y se los quitó de las manos, para luego ponerlos dónde estaban antes.

"¿Qué dijo?" preguntó Malvinas. Alemania soltó una risilla mientras que su padre sonreía un poco.

"Dije que lo mejor sería que dejaran estás cositas en su lugar"

"¿Por qué? No tenemos con que jugar"

"¿No tienen una pelota de futbol o algo parecido?"

"Se pinchó. De nuevo" la islita miró hacia una habitación, su mirada transformandose como la misma con la que miras a esa tía que te cae mal, para después volver a ser esa misma mirada inocente e ingenua de siempre. "En fin. ¿Nos deja jugar con esos adornos? Dudo que se rompan tan facilmen-

"¡Malvi! ¡Ya arreglé la pelota!"

"¡Ay voy!" la islita se fue, dejando a padre e hijo solos.

"Vater... (Padre...)"

"Was ist los, Sohn? (¿Que sucede, hijo?)"

"Wie geht es Ori? (¿Cómo estará Ori?)"

[...]
Diciembre 25, 1943.

Ori agarró un paquete con un envoltorio rosado con una sonrisa, rompiéndolo al instante. De la caja salió un cuaderno de colores rosados que ella había jurado haber visto hace unos días.

"Das war es was ich wollte! Danke, Papa! (¡Esto era lo que quería! ¡Gracias, papá!)" exclamó y se puso de pie para abrazar a su padre.

"Ich freue mich, dass es dir gefällt, Liebes. (Me alegra que te guste, querida)" dijo este último y acarició la cabeza de su pequeña.

Alemania estaba abriendo su regalo. Encontró dentro de la caja un auto de juguete que también le había gustado mucho, pero que nunca se había animado a decírselo a su padre. Si bien no dijo nada, se acercó a su padre y le abrazó fuertemente. El nacionalsocialista le correspondió el abrazo, teniendo cada niño en cada uno de sus brazos.

[...]

Malvinas estaba en su habitación, con su madre cepillándo su cabello blanco en una trenza. La islita llevaba puesto un vestido rosa viejo, que tenía a la altura de la cintura un lazo de un tono mas claro con una flor adornando uno de los lados. Llevaba también unos zapatitos del mismo color, y unos cancanes de color blanco.

Argentina, mientras tanto, todavía no se había terminado de arreglar. Todavía le quedaba cambiarse y peinarse, pero quería asegurarse de que las provincias y su hija (en especial esta última) no necesitaran ayuda en algo.

"¡Ma'! ¿Me ayudás con el vestido?" se escuchó decir a CABA desde la habitación de enfrente.

"¡Ya voy!" le dijo la república. Giró su cabeza hacia su hija "Ya vuelvo, corazón, ¿Ok?"

"¡Ok!" respondió la islita, distraída.

Una vez quedó sola, siguió jugando con las prensas por un minuto o dos, hasta que vio el anillo que su madre empezó a utilizar repentinamente hace unos meses. Curiosa, lo agarró y lo empezó a ver. Era de plata, con un pequeño dije de rubí con forma de rombo. Era un anillo muy bonito.

Se le quedó viendo un rato hasta que decidió ponérselo. Se lo probó en su dedo meñique, quedandole un poco grande, luego hizo lo mismo con el dedo corazón, esta vez quedándole de maravilla.

Momentos antes, Argentina entró en la habitación. Al ver a su hija jugar con su anillo, soltó un pequeño suspiro y sonrió. Le daba ternura.

"¿Seguimos?" Preguntó, haciendo que la islita se sobresaltase y se girara, para luego asentir con la cabeza. La república soltó una pequeña risilla, dirigiendose al tocador-escritorio de la niña.

[...]
Diciembre 24, 1944.

Alemania estaba dibujando en su habitación, con su melliza a su lado haciendo manualidades. Se encontraba sentado en el suelo, apoyando su espalda en su cama.

En un momento, Ori se giró para verlo.

"¿Qué dibujas?" preguntó, extendiendo sus brazos para ver el dibujo de su hermano. Cuando lo agarró, se vio a si misma y a su familia en el dibujo. "¡Somos nosotros!"

El de lentes asintió, agarrando nuevamente el dibujo.

"Pensaba regalárselo mañana a Papá" comentó, agarrando otra vez su dibujo "Espero que le guste"

"¡Seguro que si!"

[...]

Era la hora de la cena. Estaban los mismos de siempre; Baires, CABA, Córdoba, Argentina, Malvinas, Tierra del Fuego, Alemania y Reich. Este último estaba comiendo un pedazo de asado que la ciudad autónoma había hecho cuando Córdoba se acercó un poco hacia él.

"Eu" susurró la cordobesa, atrayendo su atención.

"¿Qué sucede?" preguntó el nacionalsocialista en voz baja.

"Ayer estaba paseando por el centro cuando juré haber visto como a una mina de la nada le aparecían orejas en la cabeza" respondió la provincia del interior, en el mismo tono con el que había atraído su atención.

No hubo respuesta por unos momentos. Internamente, el alemán estaba emocionado, quizá podría ver nuevamente a Imperio Japonés en los próximos días. Pero su expresión mostraba seriedad, y la miraba como si no le creyera.

"Debiste haber visto mal" respondió, tomando un sorbo de su vaso de vino.

"Te lo juro por tu abuela. Por cierto, ¿Tienes forma de contactarla? Puede que le hable un poco"

Córdoba le guiñó el ojo de manera pícara. Naz inevitablemente sonrió un poco, dándole gracia que alguien estuviese moléstandole con su abuela.

El pequeño Alemania (que estaba sentado a la derecha de Malvi y a la izquiera de Fuego) se levantó hacia su padre y le jaló suavemente del pantalón de traje que llevaba puesto.

"Was ist los, Ale? (¿Qué sucede, Ale?)" preguntó en su lengua natal.

"Ich habe mit dem Essen fertig (Terminé de comer)" le respondió el niño.

"Muy bien, ahora pueder irte a dormir" comentó el nacionalsocialista.

"¿Lo vas a hacerse dormir a esta hora?" preguntó Baires, curioso, metiéndose en la conversación.

"No sé que tienen algunos de ustedes con irse a dormir temprano el 24 a la noche" murmuró CABA, juzgándo al nacionalsocialista, aunque habló un poco mas fuerte de lo normal y fue escuchada. Al recibir la mirada de, prácticamente, todo el que estaba en la mesa, un pequeño rubor aparecía en sus mejillas de ligera vergüenza. "Qu-quiero decir... e-es completamente válido, solo que me parece algo extraño. Con todo el respeto del mundo"

[...]
Diciembre 25. Moscú, Rusia.

En territorio soviético ya eran pasadas las 12 de la noche. Ori estaba sentada en la sala, leyendo algunas de las cartas que le había escrito su hermano en los dos últimos meses. En todas él le hablaba de sus vivencias allí en Buenos Aires y como se hizo amiga de Malvinas, la hija de su nueva «cuidadora». Aún seguía sin entender porque Ale no estaba con ella.

Mientras leía la última carta, Soviet se acercó a la sala. Notó a la niña y, algo sorprendido de que ella estuviera despierta, se acercó.

"Feliz Navidad, Ori" le saludó, sonriédole cálidamente

"Feliz Navidad" le devolvió el saludo la niña, levantando su vista de las cartas y dándole una sonrisa.

"¿Puedo saber qué haces despierta a esta hora, pequeña?"

"Quería preguntarte algo"

"Después de Navidad y Año Nuevo, ¿Podemos ir a Buenos Aires? Es que no veo a mi hermano de hace tiempo, ¡Y le extraño!"

La unión se quedó pensativa unos segundos, considerando en que si era buena idea o no. Luego de unos pocos minutos (pero para la alemana oriental se sintieron como horas), habló.

"Voy a pensarlo, ¿Si?"

[...]

"¡Ay, que emoción! ¡Faltan menos de 1 minuto!"

"¡Voya buscar las copas, ya vuelvo!"

"¡Dale, dale, rápido!"

"10, 9, 8, 7, 6..."

"¡Pero apurate, la concha de la lora!"

"¡Acá estoy! ¡Acá estoy!"

"5, 4..."

"¿Tienen todos copa?"

"¡Yo no!"

"Baires, pasale una copa al nene porfa"

"3, 2, 1..."

"¡Feliz Navidad a todos!" se escuchó decir a todos al unísono.

Empezaron a hacer brindis con sus copas, deseandose mutuamente felices fiestas. Reich aprovechó que todo el mundo estaba distraído para irse disimuladamente. Subió las escaleras y se dirigió a su cuarto. Se quitó su saco y chaleco y lo dejó en una silla cercana. Se asomó por la ventana y sonrió al verle.

"メリークリスマス、ライヒ (Feliz Navidad, Reich)"

[...]

¡Hola a todos, preciosxs! Espero les guste este capítulo, es el mas largo que he hecho hasta la fecha. ¡Que tengan una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!



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