Capítulo 10
CABA miró a Abigail a los ojos. No tenía palabras para lo que había dicho.
"¿Q-qué haga qué?" le preguntó, mientras trataba de creer que eso había salido de la boca de aquella chica de trece años.
"Matalo" le dijo la chica, mientras le miraba a los ojos "¿No es exactamente lo mismo que le hicieron a Manu?"
"Si" le respondió la ciudad autónoma "Pero no lo puedo matar"
"¡¿POR QUÉ NO?!" le preguntó la chica casi en gritos.
"Porque no puedo, Abi" dijo la ciudad autónoma "si el sospechoso escapa ahí si tenemos oportunidad de dispararle pero no para matarlo... y si, ya sé que suena injusto, pero así es la ley y yo soy una de sus defensoras, por así decirlo"
"Entiendo..." dijo Abigail, calmándose un poco "Perdoname, no sabía" se disculpó
"No hay problema, Abi" le dijo CABA, antes de secarle un par de lágrimas y darle un abrazo "¿No tenés que ir a la escuela vos?"
"¡Cierto! Me olvidé" dijo la chica de 13 años, quien se despidió con un rápido beso en la mejilla "Chau" dijo la oji esmeralda antes de subir corriendo las escaleras de la escuela, dejando a CABA sola, apoyada en la baranda de la escalera.
Unos segundos mas tarde, la ciudad autonoma agarró una libretita y una lapicera y empezó a tachar algunas palabras y a escrribir otras mas. En una parte, donde decía "SOSPECHOSOS", bien al borde de la hoja, estaban algunos nombres, entre ellos, estaban el señor y la señora Massachutts, Abigail y, rodeado muchas veces, el nombre de Naz. Tenía sospechas de ese último... bastantes sospechas...
"A ver, CABA, no podés desconfiar y sospechar de alguien que casi no puede salir por el simple hecho de que lo están buscando por todos lados ya que están sospechando de que su muerte es falsa, cosa que es verdad" se regañó a si misma, mientras guardaba su libretita en un bolso y se acomodaba el pelo. Iba a ser, quizás, un largo día lleno de interrogatorios...
[...]
"«Felix», ¿A dónde vas?" preguntó «Jessie» mientras veía al joven no tan joven (porque parecía un hombre de unos 35 años aproximadamente)
"Voy a ir a una plaza o a no sé donde" le respondió mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón "quiero olvidarme por unos minutos que nos están buscando"
"Si vas a salir" dijo la mujer mientras se le acercaba un par de pasos "Mas te vale que tengas cuidado" le advirtió y le dio un par de pastillas rosa claro. El chico las guardó y la miró con una cara rara.
"¿Y esto para qué?"
"Fashisuto (Fascista), ¿Lo preguntas en serio?" le preguntó la mujer, con una cara de seriedad, queriendolo matar.
"Si, ¿Por qué me das esas pastillas? Tengo un par en el bolsillo"
"¿Te refieres a este paquete lleno de envolturas de caramelos? Eso es lo único que tiene"
"¿O sea que todo este tiempo estaba comiendo papel?"
«Jessie» asintió con la cabeza mientras «Felix» se sonrojaba de la vergüenza.
"Ay, que vergüenza, por la sultana Nurbanu"
"Siempre me he preguntado porque en vez de decir «Por dios» dices «Por la sultana Nurbanu»o «Por Valide Haseki Nurbanu Sultan»"
[...]
"Y luego... el príncipe valiente y el rey malvado fueron convertidod en piedra por la malévola Bruja del Bosque, todo en frente de la Princesa Florencia" dijo Buenos Aires mientras le acariciaba el pelo a Alemania.
"Pobrecita, no se va a poder casar con el chico que ama..." dijo Alemania con un poco triste, causando un poco de ternura.
"Dejame terminar, Ale" le dijo el porteño "La princesa Florencia, al ver todo esto, agarró a la bruja del pelo y la tiró al piso, para luego matarla con la espada del principe valiente. Después de matarla, la princesa Florencia se acercó al príncipe valiente y empezó a llorar al lado de su estatua y, por arte de magia, el príncipe dejó de ser una estatua y se convirtió en el valiente y atractivo príncipe que era. A la semana se casaron y vivieron felices por siempre." cuando terminó de contar la historia, el bonaerense se levantó del sofá de la sala y se fue de allí.
"¿A dónde vas? ¿No era que ibas a seguir con los cuentos?" preguntó Alemania, un poco triste porque ya no le iban a contar historias.
"Voy por un caminito voy por el otro, que venga Third Reich y nos cuente... ¿y Naz?" Baires iba a decir un dicho pero se detuvo al no ver al alemán de cruz esvástica
"¿Hablas de Vater? Debió haberse ido arriba, quizás tu historia le pareció muy aburrida y se fue"
Baires hizo una mueca la cual mostraba que estaba un poco ofendido por ello.
"Una patada en los hu3v0s dolía menos" dijo, mientras se volvía a sentar al lado de Alemania y se abrazaba las piernas. Alemania lo veía sin entender nada.
"Ehm... ¿Todo bien?"
"¿Uh? S-si, todo bien... ¿Por qué preguntas, pequeño?"
"Nada, porque te abrazaste las piernas y parecías triste y ofendido, ¿Es por lo que dije?"
"N-no, pequeño, claro que no, ¿Qué te hace pensar eso?"
"Es que mi padre a veces se aburre rápido de algunas cosas y se va, lo ha hecho ya varias veces"
"Gracias por decirme, pequeño.."
"D- de nada"
"¿Querés ir a buscar a tu padre?" le preguntó el porteño mientras le daba al alemán de lentes unas caricias en el pelo "¿O querés quedarte acá y escuchar mas historias?"
"Mi papá debe estar buscando un libro, es de leer mucho, pero mucho mucho, se puede terminar un libro en pocos días" dijo el alemán de lentes mientras se limpiaba un poco sus anteojos "y eso que no tenía mucho tiempo libre. Imagínate ahora que tiene mucho casi todo el día libre"
"¿Tu papá se come los libros o qué?"
"No lo sé, pregúntale a él"
[...]
Naz iba caminando por los pasillos del piso de arriba.
¿El cuento de Buenos Aires lo había aburrido? Si. ¿Estaba buscando un libro para entretenerse? No. ¿Entonces que estaba haciendo? Estaba buscando a Córdoba. ¿Por qué? Ni él mismo sabía, supongo que era para no aburrirse.
"¿Dónde está la cordobesa cuando la necesito?" dijo entre dientes mientras caminaba por los pasillos "Si tan solo me supiera como es la casa..."
"¿Me buscabas"
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