Parte 9
Desperté acurrucada en el pecho de Cris, a él parecía no importarle, ya que siempre que dormía con él me relajaba, me sentía protegida.
—Buenos días —hablé mientras me estiraba
—Buenos días —Dijo sin abrir los ojos, seguramente quería seguir durmiendo.
Reí quitándome la sabana de encima — voy a preparar algo de desayunar.
Él solo asintió.
Me fui a la cocina y empecé a preparar el desayuno. Saqué la leche del refrigerador, dos platos y una caja de cereal. Me senté y oí el agua de la regadera, así que espere en lo que Cris se bañaba. Minutos después ya estábamos desayunando.
—Te quedó muy bueno — dijo Cris mirándome.
Sonreí — Gracias
— ¿De dónde conseguiste la receta? — preguntó mientras comía su cereal.
—Receta familiar.
—Ah — asintió y luego de que termináramos recogió los platos — hoy es el último día aquí
Cuando Cris dijo eso, me sentí realmente triste. No había disfrutado unas vacaciones así en mi vida, ya ahora debía de volver al trabajo.
—Oye — volteo — que clase de cara apachurrada es esa — dijo riendo — podemos volver cuando quieras — me sonrió, dejándome ve su dentadura perfecta.
Sonreí —Gracias sonrisa Colgate, eres lo máximo.
Mi comentario hizo que Cris sonriera más, al punto de casi comerme —Sonreí, esto es tuyo.
Como hoy era mi último día aquí y de descanso, decidimos pasar el día en la playa.
Así que entré a la habitación y decidí cambiarme. Mi cuerpo curvilíneo se veía espectacular en trajes de baño donde resaltaban mis curvas, así que no lo pensé dos veces y tomé uno de mis favoritos que era color café rojizo. En cuanto me vi en el espejo sonreí. No era alguien delgado por lo que mi barriga sobresalía un poco, pero me veía sexi. Salí directamente al mar con Cris que ya estaba ahí.
—Bola de cañón — grité arrojándome hacia él.
Me cargó en sus brazos mientras me daba vueltas y yo reía como la loca que era.
—Rose, tu risa es muy discreta — dijo Cris bajándome.
Y es que la verdad, mi risa era todo lo contrario a discreta, era muy fuerte y rara, pero como me quitaba el estrés.
Luego de que la tarde pasara y comiéramos unas banderillas que un vendedor nos ofreciera, estábamos Cris y yo sentados sobre la arena viendo como el sol se tornaba naranja.
—Cris, felicidades has batido tu record – dije quitándome el agua de la cara
Me miro confuso — ¿Qué?
Reí al verlo — No has tomado nada de alcohol en más de dos días — extendí mi mano —te considero, rehabilitado.
Él la estrechó felizmente — Eso se merece una cerveza.
Y bueno, ahí teníamos a Cris. Sonreí levantándome de la arena.
—Vamos por unas bebidas, yo también tengo sed — Dije mirándolo.
Comenzamos a caminar por la arena jugando a pisarnos los pies hasta que llegamos al bar de la playa. Me senté en un banquito y comencé a jugar con mis pies, Cris rio sentándose a un lado de mí. Levanté el dedo dándole entender al mesero que viniera.
—Dos cervezas y — me miró — ¿qué se te antoja de tomar?
—Cualquier refresco que tenga — dije mirando al mesero.
Él asintió y se fue.
—Rose, ¿no crees que ya es tiempo que tomes alcohol? — me miró divertido.
Volteé a verlo igual —Cris, ¿no es tiempo ya que dejes el alcohol? – dije poniendo los codos sobre la barra de metal.
Extendió el puño —Touché.
Luego de un rato el bartender trajo nuestras bebidas, pero había una margarita de más.
—Disculpa — le sonrió —creo que hay una confusión. Es que nosotros no pedimos una margarita
—Ah, perdón, el señor de allá se la mando a usted como cortesía — dijo apuntando a una orilla donde estaba un señor como de setenta mirando hacia acá.
Cris y yo miramos al mismo tiempo — ¿Es tu abuelito? — pregunté mirando a Cris.
—Já — Cris le tomó a su cerveza — suerte tuviera.
Volví a mirar y el señor solo me sonreía y luego comenzó a hacer señas —Cris, dudo que el señor esté hablando lenguaje de señas.
Mi amigo volteo — ¿Te importa si lo pongo en su lugar?
Le di un trago a mi refresco —En lo absoluto.
—Bien —Cris rápidamente tomo la margarita y fuimos hacia allá. La puso sobre su mesa — no sea rabo verde.
— ¿Quién mierdas eres tú muchacho? — preguntó el anciano mirándolo.
—Tu nieto no creo — dijo Cris.
—Oye entrometido – le dijo el anciano levantándose, pero Cris le sacaba una cabeza y poco más — ella debería decidir no tú.
Cris me miró y yo miré al señor —No me gustan mayores que mi papá, perdón.
Pero el hombre volvió a mirar a Cris — ¿Y quién mierdas eres tú?
—Bueno — él sonrió malévolamente agachándose estando casi a su altura — no voy a dejar que un rabo verde como tú la esté incomodando. Así que si vuelvo a ver que de algún modo lo haces, te voy a quitar tu mes de vida.
Me tomó la mano y nos fuimos a nuestro lugar nuevamente. Pero me incomodaba la mirada de ahí, así que decidimos irnos. Cris y yo comenzamos a jugar a perseguirnos en la playa mientras oscurecia.
—Cris — lo miré — ¿dónde está la casa?
Él me miró riendo —Pues aquí sons... — miró al frente, pero esta no era la casa —A caray.
—Dime que no estas borracho por favor.
Él me miró incrédulo — Me ofendes Rose, ¿tú crees que alguien como yo se va a emborrachar con dos cervezas?
—Tienes razón, tú eres un borracho experimentado — dije mirando hacia ambos lados.
—Gracias.
—Quien encuentre la casa primero gana.
Él sonrió —Trato.
***
Miré a Cris — ¿Me vuelves a explicar cómo pasó?
—Juro que ellos empezaron — dijo a la defensiva.
Miré sus nudillos sangrando y respiré —Ay Cris.
— ¡Me quisieron asaltar!
Lo miré — ¿Cómo vas a poner tu vida en riesgo por unas sandalias Cris? No juegues — dije comenzando a curar sus heridas.
—También me insultaron, y eso no lo iba a dejar pasar — se retorció mientras que aplicaba el alcohol — duele — y puse unas vendas.
— ¿Y por eso te agarraste a golpes con unos pandilleros? — pregunté seriamente.
Él suspiró —Ya, perdón.
—Cris, no me molesta el hecho de que hayas peleado. Sino e que pusieras tu vida en riesgo por algo tan estúpido — lo miré— prométeme que no te vas a volver a poner en riego.
Él sonrió —Lo prometo.
Lo abrasé y él a mí. Estaba nerviosa y preocupada siempre por Cris. Él era una persona muy importante en mi vida y no quería que le pasara nada.
Cris comenzó a acariciar mi cabello y sentí como mi corazón latió más rápido— Listo — Dije separándome de él —ahora hay que empacar.
Me levanté del sofá para tomar aire, pero unas manos me detuvieron. Cris me abrazó contra su cuerpo, me estremecí al principio pero después devolví el abrazo. ¿Siempre habían sido así de cálidos sus brazos?
—Gracias Rose, no sé qué haría sin ti.
Reí dándole unas palmaditas en la espalda — Ya te lo dije, te mueres.
—Lo sé.
Me separe de él —Bueno grandulón es hora de empacar.
Los dos estábamos en la habitación empacando, pero ninguno de los dos hablaba. ¿En qué estaba pensando Cris? Por otro lado, yo seguía sintiendo el calor de su cuerpo sobre el mío.
—¿Qué es esto? — preguntó Cris asustándome y sacándome de mis pensamientos.
Volteé y vi que tenía una cosa larga vibrando en su mano —Ay —la tomé — es mi cepillo de dientes — dije poniéndole la parte de arriba.
—Aja, supongamos que te creo — volvió a hacer su maleta.
—Hoy vas hacer de cenar tu Cris —hablé cambiando de tema.
Él me miró — ¿qué quieres que haga?
—No sé, sorpréndeme.
—Claro, chica vibradora.
Le lancé un par de calcetines cuando salió de la habitación y suspiré. Sentía que el calor de la habitación había subido así que abrí las ventanas.
Luego de un rato, y un baño después. Estaba en el comedor con una pijama de Cris mirándolo cocinar
— ¿Falta mucho Cris?, mis entrañas se empiezan a devorar.
—No seas exagerada — dijo moviendo el sartén.
—Shh — lo callé —escucha.
Cris me miró raro — ¿Qué?
Tomé mi barriga —Cris, me voy a comer las tripas de Rose si no cocinas rápido — hablé en una voz muy aguda.
— ¿Seguro que eras la rara nomas porque eras estudiosa? — preguntó Cris mirándome.
Lo miré mal, y él siguió cocinando. En lo que pasaban los minutos, yo tranquilizaba a mis entrañas.
—Tranquilas — sobaba mi vientre - shh, lo sé. Cris es demasiado tardado, lo sé, lo sé
—Rose parece que le estabas hablando a un bebe — dijo riendo.
—Pues tal vez lo es — hablé mirándolo.
Él volteo —Fíjate, ya eres la nueva Virgen María, chingate esa.
—No, tal vez hice eso con alguien.
Él rio —Sexo, dilo.
—Cris.
Él se acercó a mí —Coger, sexo, meter el pen..
Tapé su boca —Que obsceno eres.
Pero Cris lamio mi mano —Solo para ti.
Rodé los ojos —Aja.
—Ya está la comida — dijo dándome un plato.
Miré al plato casi llorando — ¿Son... tacos de barbacoa? – dije casi saliéndoseme la baba.
—Así es — Cris me guiñó el ojo.
—Te juro que te embarazo aquí mismo.
Cris abrió sus brazos —Por favor.
Reí y le lancé un beso —Eres lo mejor del mundo.
—Lo sé — sonrió orgulloso.
Empezamos a cenar, bueno yo devoré los tacos.
—Rose tranquilízate — Cris me miró casi asustado.
Levante mi vista, mi boca estaba toda llena de salsa — ¡Es que están demasiado buenos!
—Linda —Cris me limpio la cara — parece que te vas a comer el plato.
Reí. Después de acabar de cenar reposé en la sala.
—Ufff, creo que tengo el mal del puerco — dije sobando mi barriga.
— ¿El qué? — preguntó Cris sentándose a un lado mío.
—Nada — me recargué en él — cosas de gente inteligente.
Él rio — ¿Es algo español?
—Ana estaría encantada de que así fuera — dije mientras miraba el televisor.
Ana era española y por desgracia o una mala broma de la vida, vino a California en unas vacaciones y ahí conoció a mi padre, y luego salí yo. No, no tenía ni la más mínima idea de qué decía ella cuando hablaba español.
— ¿Cómo se dice Rose es una glotona en español? — preguntó Cris riendo.
Lo miré —A ti te mandaban a clases de español muy caras.
—Tu mamá es española.
—Tus padres gastaron lo que vale una casa en clases de idiomas para que su hijo terminara yendo a jugar futbol americano.
Él me miró sorprendido — ¿Cómo sabes?
—Rubio, tampoco es que seas el mejor mentiroso — reí —además, una vez me llamó tu madre para agradecerme por pasar por ti a las clases. Cris, yo estaba en mi casa, y cuando fui a donde tomabas las clases, la chica estaba ahí sentada fumando un cigarro.
—En mi defensa ya sabía mucho español.
Lo miré — ¿Cuál es tu nombre? — pregunté en español.
Cris sonrió y miró a la televisión — ¿Ya viste? Wow, creo que no le va a alcanzar a comprar su vestido de novia con ese presupuesto.
Y luego de un rato de ver televisión, bostecé y apagó el televisor —hay que ir a dormir señorita.
Levanté mis dos brazos para que me cargara como niña pequeña —Por fa.
—Ay Rose — sonrió pero igualmente me cargo, fuimos a la habitación, nos acostamos y yo como siempre me acurruque en el pecho de Cris.
—Que rico dormir — dije acurrucándome.
Sentí como el pecho de Cris vibraba mientras reía —Siento que me vas a morder un pectoral.
***
—Rose despierta.
Abrí mis ojos y los volví a cerrar por la luz —No — me cubrí con la sabana.
—Una tal "chica con las chichis de mis sueños te llama"— dijo dándome mi teléfono.
Lo tomé de inmediato y vi la foto de Andy —"Hey"— hablé mientras bostezaba.
"¿Todavía estás dormida maldita? — Preguntó pero antes de que pudiera contestar algo, siguió hablando —Claro y tu amiga matándose en el trabajo para que tú tengas unas bonitas vacaciones"
Suspiré —"Andy, esta vez me la debes, Cuando yo te suplí un mes para que te fueras con Thomas a coge..."
"Buen, bueno, te perdono — oí como pasaba de página — los materiales y telas para la nueva colección llegaron, pero los colores verdes llegaron distintos, así que tendré que cambiar algunas cosas para que queden bien"
Vi a Cris levantarse de la cama e irse hacia el balcón. Inevitablemente vi su trasero, ¿cómo mierdas podía ser tan redondo? —"¿La tienda cómo va?, ¿los vestidos de noche qué tal se vendieron?
"Todos están agotados y estamos diseñando nuevo, tomé los diseños de tu oficina y solo faltan algunas aprobaciones"
Sin darme cuenta, vi que Cris me miraba con una sonrisa —Pervertida.
Volteé hacia otro lado —"Gracias guapa, te debo una" — y colgué.
— ¿Qué te hizo mi pobre trasero para que lo miraras como si te lo fueras comer?
Levanté las manos lo más inocente que pude —Solo me preguntaba por qué estaba tan redondo — hice un puchero —quiero tu trasero
—Lo siento, no te lo puedo dar — me sonrió acercándose —pero sí a tus hijos.
Le puse una mano en la cara —Me voy a lavar la cara.
Oí a Cris riéndose detrás de mí, cuando entré al baño suspire. Tranquila Rose, Cris solo te está molestando como siempre.
Luego de que los dos nos vistiéramos, estábamos arriba de la camioneta.
Sonreí poniéndome mis lentes negros — Estoy lista —alcé mi pulgar.
Cris sonrió —Déjame tomarte una foto así, te ves muy linda — dijo sacando su celular.
—Cris — hablé y sentí como mis mejillas comenzaron a calentarse.
— ¿Qué? — Tomó la foto y luego sonrió al verla — no estoy diciendo nada más que la verdad.
Tomé su celular —Ahora hay que tomarnos una foto los dos — volteé y sonreí, y Cris hizo lo mismo —aw, esta me gustó.
El camino a casa fue algo raro, Cris venía tarareando las letras de las canciones y ocasionalmente yo lo veía y cuando él se percataba de eso me miraba de reojo y sonreía, pero inmediatamente me volteaba y sentía como el corazón me latía más rápido, ¿estaba tan contenta de verlo feliz? Así que yo solo veía la ventana. Recordé todas las veces en que Cris me abrazaba, como yo me sentía... ¿Qué rayos Rose?
— ¿Qué piensas Rose? — preguntó Cris sacándome de mis pensamientos —te veo con una enorme sonrisa. Debe ser algo muy bueno.
Quité mi sonrisa —Nada. Solo estaba recordando lo bien que la pase contigo.
Él sonio tomándome la mano —Yo también.
Miré nuestro agarre y apreté ligeramente su mano sonriendo —Gracias por invitarme
—Fue todo un placer que hayas venido.
Sonreí contenta mirando todo el camino mientras seguía agarrando la mano de Cris, no entendía el porque estaba tan feliz, pero quería seguir así. Luego de varias horas, regresamos a casa.
—Ah ya me dolía el trasero — abrí la puerta de la entrada.
— ¿Quieres un masaje? —Volteé mirándolo, Cris levanto las manos inocente, sonriendo — solo trato de ayudar.
—Voy a hacer el desayuno —dije acercándome a la cocina.
—Voy a descansar — y él se tiró como saco sobre el sofá de la sala.
Empecé hacer unos omelette, cuando sonó mi celular.
"Hola" —Contesté poniéndome el celular entre el hombro y la oreja mientras seguía cocinando.
"Rose, ya volviste y no tuviste la decencia de avisarme" – era Andy
Reí —"Ya, perdón. Pero no he desayunado nada en el viaje y en lo primero que pensó mi mente fue en comida"
"Claro, que y me muera de la preocupación no es prioridad"
Suspiré —"Perdón. Ya no lo volveré a hacer"
"Más te vale nalgona, te espero en la oficina"
"Andy, sabes que eres mi mejor terapeuta" — miré de reojo a Cris pero él seguía dormido en el sofá.
"¿Es malo?"
"No... bueno, no lo creo"
Oí su risa —"Bueno, aquí te espero, cuídate, beso en el yoyo"
"Adiós mi vida" — le lancé un beso y colgué.
Puse los omelette en los platos y miré hacia la sala — Cris, ya está el desayuno.
—Voy — dijo casi como zombie.
Reí y saqué el jugo de naranja del refrigerador, cuando volteé Cris ya estaba sentado medio dormido — ¿Quieres jugo?
—Por favor — asintió y me acerqué para servirle. Cris me tomó de la cintura abrazándome.
—Hay que dormir un rato.
Sonreí acariciándole su rubia cabellera —Tengo que ir a la empresa con Andy para ver unas cosas — cuando Cris y yo estábamos solos, así era él la mayoría del tiempo, aunque todos lo vieran como un tanque indestructible y malote, él era mi bebé.
—Cuídate mucho por favor.
Asentí —Ahora hay que desayunar.
Él me soltó y me senté —Te quedó muy bueno, gracias Rose.
—Qué bueno que te gustó —le di un bocado, la verdad era que sí estaba muy sabroso.
Luego de desayunar, Cris me abrazó por última vez subiendo a su habitación para dormir, y yo subí a la mía para poder darme un baño y quitarme el sueño que ahora Cris me había contagiado.
Abrí mi armario y comencé a buscar algo que vestir. Me gustaba mucho jugar con la ropa, bueno, por eso me dedicaba a lo que me dedicaba. El estilo formal era mi preferido.
Tomé un traje rosa muy bajito y lo combiné con unos tacones nude. Busqué entre mis bolsos para ver cuál era el que más me gustaba hasta que me decidí por uno plateado.
Me puse un poco de labial, perfume y salí. Uno de mis sonidos favoritos era oír como la punta de mis tacones golpeaba el piso.
Tomé mi carro y me dirigí hacia la empresa. Puse música para animarme, no sé si solo era yo pero cada vez que manejaba sola y ponía un poco de música, me sentía como si estuviera en una película. Estacioné el carro y bajé. Sonreí al ver mi pequeña empresa, no era mucho pero era el sueño que siempre había deseado.
—Buenos días — saludé entrando.
—Hola Rose — saludó Karla, ella era la recepcionista del lugar.
—Karla, ¿le podría decir a Andrea que la espero en mi oficina por favor?
—Sí claro — tomó el teléfono y sonreí.
—Gracias — dije caminando hacia el elevador. Bien dicen que cuando haces lo que amas no es trabajo, y así era para mí y Andy. Me encantaba estar aquí y empezar a dibujar y probar nueva ropa. Las puertas metálicas se abrieron y salí, no tuve que caminar mucho para llegar a mi oficina. Abrí la puerta y dejé mi saco sobre el perchero junto con mi bolsa para luego sentarme y comenzar a revisar los nuevos vestidos que se iban a lanzar en la tiendo. Poco tiempo después alguien tocó la puerta. No tuve que alzar la mirada para saber quién era.
— ¿Desde cuándo pides permiso? — reí viendo unos bocetos.
—Bueno, yo que trataba de ser educada — oí sus pasos acercarse, hasta que se sentó en la silla frente a mi escritorio — ¿qué pasa?
Bajé los bocetos y la miré —Andy.
—Rose te juro que si me sales con una mamada te voy a matar, me tienes preocupada y todavía lo haces más cardiaco — ese era amor de amiga.
Reí —Es que no sé por dónde empezar.
—Sé que suena muy cliché, pero yo te recomiendo empezar por el principio.
Suspiré —Me siento rara.
—Rara siempre has sido. No le veo cuál sea el problema.
La miré sin gracia — Gracias amiga por tus ánimos.
Andy rio encogiéndose de hombros —Es que no sé qué decirte, solo le estás dando vueltas al asunto, escúpelo de una vez Rose.
— ¿Qué sentiste cuando te empezó a gustar Thomas? — pregunté mirándola fijamente.
Andy me miró fijamente por unos segundos para luego estallar en risas —Ay no — y siguió riendo — sabía que esto en algún punto iba a pasar.
— ¿De qué te ríes?
Ella rio limpiándose las lágrimas de los ojos — ¿Por fin te quitaste la venda de los ojos?
—Andy, no te entiendo. Ahora eres tú la que le estás dando vueltas al asunto.
Ella sonrió tomando mi cara — ¿Ya por fin aceptaste que te gusta y le gustas a Cris?
Abrí la boca anonadada —Pero, ¿cómo...
—Ay por favor Rose — dijo levantándose — ¿cómo sé eso? te juro que hasta mi abuelita Gertrudis que es ciega, lo puede ver.
Suspiré peinando mi cabello — Carajo, es que — recargué mi cabeza en la silla —no sé qué siento con Cris, siento lindo cuando me abraza, me siento segura cuando estoy a su lado. Cada vez que estamos juntos mi corazón late muy rápido y siento como ligeros piquetes en mi barriga.
—Uy, eso es embarazo.
La miré —Ja ja.
—Omitiendo tu embarazo sin sexo — sonrió — te gusta alguien.
Reí —Todavía no lo sé.
— ¡Ay por favor!— gritó — ¿quieres que te golpee o qué? — Preguntó mirándome — ¿Y ya se lo dijiste?
— ¿Qué? ¡No! — grité igual de histérica que ella — ¿Qué le voy a decir?, sabes que Cris no sé qué siento contigo, todos estos años de amistad hay que echarlos a la basura, ¿te parece?
Andy se encogió de hombros —Es un ganar, ganar. — Sonrió — Aparte, calamite mujer, ni que fuera el fin del mundo.
— ¿Qué me calme? Tal vez no es el fin del mundo pero sí podría ser el fin de mi amistad con Cris — tomé aire —Andy, tengo conociéndolo más de quince años, sé que con él una relación no es segura. Y no quiero echar a perder todos los años de amistad que hemos formado.
—Pero — sonrió tomándome las manos — me tienes a mí — las dos nos miramos y ninguna dijo nada — no te estoy diciendo que me cojas, no me mires así puerca — reí — lo que trato de decirte es que pase lo que pase voy a estar aquí para ti siempre. Y mira, si él no acepta a este monumento de mujer, pues es el idiota más grande que he conocido en la faz de la tierra.
La abracé — ¿Qué haría sin ti?
Ella rio devolviéndome el abrazo — No serías tan cool.
—Ay mierda — dije separándome —estoy acabada.
—No, no lo estás — Andy sonrió pícaramente —estás enamorada.
—De mi mejor amigo — admití poniéndome las manos sobre la cara.
Oí la ruidosa carcajada de Andy — Estás de puta madre Rose — dijo riéndose
—Gracias por tus consejos — le levanté el dedo del medio.
—Ay vamos — se sentó sobre el sofá.
Sonreí recordando el viaje que acabamos de hacer —Fue un viaje muy bonito.
—Ay Rose. Estás muy hundida, y enamorada.
—Y no pienso decírselo — Dije levantándome de mi silla, y ella me miró con asombro — Andy, todos en este planeta sabemos que Cris solo quiere... eh...
—Sexo, vamos dilo.
—Bueno, una relación estable no está en su vocabulario, es más, ni siquiera la palabra relación, así que lo que más me conviene es dejarlo así y olvidarlo — tomé unos papeles dispuesta a salir.
Andy empezó a reírse.
— ¿De qué te ríes? —Pregunté mirándola extraño.
—Ya te veré yo — dijo entre risas — ahí toca acaramelada con él.
—Gracias amiga — comenté sarcástica.
—De nada — se levantó del sofá — ahora si me disculpas voy a trabajar.
Salió y me dejó sola con mis pensamientos.
¿Qué carajos pasaba conmigo?, Cris me trataba como una hermana, ¿verdad?
Mi celular comenzó a sonar haciendo que casi brincara del susto.
"¿Bueno?" — dije contestando.
"¿Rose?"
"¿Si?"— revisé el número pero no era ninguno que conociera.
"Soy Jim"
Rodé los ojos. Lo que me faltaba, Jim
"Ah, Hola"— dije mientras salía de mi oficina.
"Quería confirmar que ibas a ir a la fiesta"
Agh, tenía bastante trabajo que hacer, pero la fiesta podría ayudarme para despejar mis pensamientos — "Ah sí, ¿Cuándo es?
"En dos semanas"
"Sí claro ahí estaré" — entré al área donde todo se fabricaba y vi a Andy, en cuanto me vio hablando por teléfono comenzó a hacer señas obscenas.
"Está bien, cuídate"
"Adiós"— colgué.
—El amor, el amor — comenzó a cantar Andy.
—Alguien píquele con un alfiler por favor.
Agh, la verdad era que no tenía nada de ganas de salir. Pero pobre de Jim, él no me había hecho nada malo.
***
Las horas habían pasado y Andy y yo seguíamos en la empresa en el taller de confección.
—Agh, mis tripas se están devorando — dijo agarrando su estómago.
Miré mi reloj y la verdad que sí era muy tarde —Hay que ir a comer algo, yo pago.
—Esas palabras me agradan — sonrió.
Las dos dejamos las cosas del trabajo y salimos. Solamente quedábamos nosotras dos en la empresa.
—No traje auto — dijo mirándome.
—Uy, creo que te va a tocar correr — me senté en mi carro.
Ella me miró —Eres bien perra conmigo.
Reí y le abrí la puerta del copiloto —Súbete mami.
Luego de una extensa discusión con Andy para ver a dónde íbamos a comer, decidimos ir a Burger King.
—Andy, Jim me invito a una fiesta — dije dándole un sorbo a mi soda.
— ¿Quién es ese? — preguntó con media hamburguesa en la boca.
Tomé una servilleta limpiándole la mostaza —Es el del restaurante.
—Ahh, el rarito que parece violador.
Suspiré — ¿De dónde sacas eso?
—De todo lo que me contaste — tomó mi cajista de papas — yo solo digo lo que creo.
Le di otra mordida a mi hamburguesa, ah, de verdad amaba este sabor —Bueno, ese.
— ¿Y qué le dijiste?
Miré hacia otro lado evitando su mirada — Que sí.
—Sí, ya lo tengo confirmado, estás muy mal de tu cabeza.
— ¿Qué?, ¿porque?
Ya sabía la respuesta, o más o menos.
— Quieres a Cris pero sales con Jim. Y wey, tú sabes que Cris y yo somos como gatos y perros, pero hasta yo sé que ese tipo no vale la pena.
Le di otro sorbo a mi bebida — Si Cris se coge a unas, ¿por qué yo no debería salir?
—No te estoy diciendo que seas una maldita monja o que respetes tu relación inexistente con Cris, simplemente que ese tipo me da muy mala espina y tú como idiota que no lo ves.
Hice un puchero —Que mala eres.
—No soy mala, te quiero tonta. Y lo último que quiero en este mundo es que te hagan daño.
Le extendí una papita y ella la comió —Yo también te quiero tonta.
—Yo digo que deberías de decírselo — la mire con cara de ¿enserio? —— ¿qué es lo peor que podría pasar?
—Ay no, ni retes al destino por favor.
Ella rio —Díselo.
—No
—Ach, el que tenga miedo a morir, que no nazca.
Rodé los ojos — Ahora ya hasta filosofa eres.
—Todo por ti — me guiñó un ojo.
—No, él me quiere como una hermana.
Ella rio —Aja, pero como hermana en los sitios porno.
—Que marrana eres.
— ¿Qué? — Preguntó riendo — Es algo así.
— ¿Cómo es que tú y el hombre más serio del mundo, Thomas, son pareja? Pregunta seria.
Andy se encogió de hombros —El amor es raro — sonrió picara —y por el sexo.
Después de terminar la... bonita platica con Andy. La llevé a su casa para luego dirigirme a la mía.
En cuanto abrí la puerta lo primero que hice fue quitarme los tacones y encender mi celular. Subí a mi habitación y vi que en redes sociales ya había ciertas menciones nuestra marca. Andy no tardó en enviarme las publicaciones donde nos mencionaban, lo cual me hizo muy feliz.
Algún día nuestra marca sería mundialmente reconocida y habría desfiles y pasarelas modelando nuestra ropa. Ah, ese era mi sueño y luchaba muy duro por cumplirlo.
Arrojé mi celular a la cama y comencé a quitarme la ropa hasta estar en ropa interior. Cuando me dirigí a mi cama vi un vestido blanco en la cama con una nota que decía:
"Te espero en la sala, Cris"
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Estaré actualizando.
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