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Parte 2

Me levanté para darme una ducha. Salí con mi cuerpo envuelto en mi bata como era de costumbre, y busqué algo en mi armario para ponerme e ir a la oficina. Bajé las escaleras y me fui directo a la cocina para poder hacer el desayuno.

El departamento que había elegido era de dos plantas, en la parte de baja se encontraba la cocina junto con la isla del desayunador y una mesa, al lado estaba la sala con dos grande sillones blancos en forma de "L" y una linda televisión, cuarto de lavado y por último el garaje. Y en el piso de arriba solo estaban el cuarto de Cris y el mío, todo el departamento estaba pintado y decorado con colores claros, ya que las paredes que daban hacia el exterior eran de cristal.

Después de algunos minutos cocinando, todo estaba preparado.

— ¡Cris!, ¡Cris mueve tu trasero, el desayuno está listo! — dije poniendo el desayuno sobre la isla.

Una chica se levantó del sofá de la sala con el pelo revuelto y el maquillaje debajo de los ojos muy corrido. Al principio me asusté pero luego recordé a mi... activo compañero de casa, por llamarlo respetuosamente de alguna manera.

— ¡Cris! — grité sentándome y dándole un sorbo a mi café, sin duda no iba a comenzar un día así sin algo de cafeína en mi sistema.

Bajó las escaleras tocándose la cabeza.

— ¿Qué pasa?, ¿por qué tanto alboroto? — preguntó cínico.

— Llévala a su casa para que se arrepienta de sus pecados — miré a la chica.

Y la chica me miraba furiosa. ¿Qué? ¿esperaba que le invitara el desayuno y nos hiciéramos amigas?

— Lo siento querida, no dormir en tu casa tiene consecuencias — me encogí de hombros.

Odio que después de que Cris se las tire las deje en el sofá y se vaya a dormir muy tranquilo, como si fueran cosas. No le gusta que nadie suba a su habitación, ni qué nadie entre, pero he entrado y por salvarle la vida de sus comas etílicos. A parte que es una regla que establecimos, "Nada de gemidos en la parte de arriba". Odiaba que se quedaran las chicas, pero a veces sentía lástima, sentía, tiempo pasado, ahora ya no. Después que se levantan empiezan su rol de "yo no he cogido ni una gripe" y cuando están hablando con Cris se enroscan el pelo y hablan como si fueran caricaturas, mientras que yo los veía se me salía un eructo para aligerar la tensión, bueno, y mi organismo. La verdad me caen mal, se degradaba muchísimo, todos en este planeta sabíamos que una relación con Cris era sexo y nada más, pero las chicas se ilusionaban, o tal vez tenían un trauma cerebral que les impedía pensar.

Lo sé, hablo muy mal de las chicas que se acuestan con Cris, pero ellas saben a lo que se enfrentan, él se los dice muy claro y a ellas parece importarles un pepino, así que, si a ellas les importa un pepino pues a mí también.

Cris sacó a la chica del apartamento, ella me estaba gritando groserías.

— Sí, gracias querida — otra grosería -— ah, no me llevo con mi madre - dije sonriendo y despidiéndola con la mano.

Mi amigo cerró la puerta detrás de él.

— ¿Por qué eres así? — dije mirándolo.

— ¿Así cómo Rose? — se acercó a mí.

— Te las tiras y las dejas ahí en el sofá, mientras tú duermes en tu cama.

— ¿Quieres que la suba a mi cama? — Dijo extrañado — sabes que no subo a ninguna chica en mi cama.

Respiré profundamente para encontrar paciencia y no lanzarle el plato en la cabeza.

— Lo que quiero es que después de tirártelas las lleves a su casa — di otro bocado.

— Lo tendré en cuenta — dijo sentándose en el desayunador.

Puse los ojos en blanco.

— ¿Qué hiciste? — me miró sonriente como si nada hubiera pasado.

— Waffles, y toma - le extendí una aspirina -— Thomas habló, dijo que nos espera hoy a las ocho.

— ¿Que hay a las ocho? — preguntó tomándose la pastilla.

— La fiesta de un amigo de Thomas, creo — tomé jugo.

Desayunamos muy en paz hasta que tocaron la puerta.

— Abre tu Cris — lo miré.

— Estoy en bóxer — apuntó hacia abajo.

— ¿Y cómo desde cuándo tienes vergüenza? — no había notado que estaba en bóxer. Creo que con el tiempo te acostumbras.

—¿Qué es eso? — sonrió descaradamente y se levantó para abrir, yo seguía comiendo mis Waffles.

Oí como abrió la puerta.

— ¿Por qué siempre que vengo estas en bóxer? — era Andy.

— Buenos días a ti también — dijo él sonriendo.

Entró. No sé por qué tocaba, tenía llave del departamento, creo que le tenía más confianza a Andy que tuviera la llave del departamento que a Cris.

— ¿Y tu llave? — pregunté tomando café.

— La olvide, o tal vez la perdí — dijo quitándole importancia. Se sentó a mi lado  y tomó de mi taza de café como si fuese la suya. — Uuh, hay Waffles — y vi como sus ojos se le iluminaban.

— Sirvet... — antes de que terminará mi frase, se levantó y tomó un plato con Waffles.

— Bueno chica hoy hay que ir a la empresa — dijo Andy con la boca llena, casi ni se le podía entender.

— ¿Vas a ir a la fiesta? — le pregunté.

— Sí, va a estar muy loca — tomó café sonriendo.

— Ay que asco— dijo Cris mirándola.

— Cállate, más asco das tú y no te tiró a la basura — contestó ella sacandole el dedo para después mirarme a mí nuevamente — Hay que ir de compras.

— No creo que en el centro comercial vendan amigas decentes — Cris tomó de su taza de café tranquilamente.

— Eso es porque no has buscado bien, ¿ya has pasado por otro pasillo además del de agranda penes?

— Ja, ni necesito eso.

— Pues las chicas insatisfechas dicen otra cosa.

Cris se levantó de la silla azotando las manos sobre la mesa.

— ¿Quieres que te lo muestre?

— Ay no, no quiero llorar tan pronto.

—Sí, hay que ir de compras — dije antes de que algo peor pasara.

Cris y Andy se quedaron mirando, como dos gatos a punto de atacar.

— Bueno chicas las veo luego, tengo que descansar para estar fresco en la noche — hizo una reverencia y se subió a su habitación

Esperé hasta que ya no pudiera oír.

— Hoy hablo Ana — solté sin más.

— ¿Qué te dijo? — me miró muy atenta.

— Quería que tuviéramos una cena familiar la muy descarada, no sé qué carajos tiene en su cabeza y no comprende que no quiero nada con ella, seguramente quiere dinero, además odio a Karl.

—Yo también — dijo frunciendo el ceño, luego se le cayó un pedazo de Waffle de la boca.

Reímos y salimos del apartamento en su coche, fuimos a la empresa, Andy y yo trabajamos juntas. Creo que sin ella no hubiera tenido tanto éxito la empresa. Era alguien muy organizada y con unas muy buenas ideas.

Estábamos tratando de luchar para que la empresa creciera, trabajamos arduamente en ello. Después de estar ahí hasta tarde. Salimos  directo al centro comercial.
Nos gustaba ir a ver ropa para ver las tendencias y cosas que nos agradaran.
Luego de un rato de estar viendo ropa, compramos nuestros atuendos para la fiesta, nos regresamos a casa para poder darnos un baño y arreglarnos.

Me puse un vestido color blanco con un escote un poco prominente en la parte de adelante junto con unos tacones dorados abiertos.

Andy compró uno negro hermoso, el cual lo combinó con unos tacones negros.

Fui al cuarto de Cris y abrí la puerta, estaba todo oscuro.

— Cris — dije prendiendo la luz. Amaba molestarlo de esa manera, sabía que le disgustaba eso.

— ¿Mmmh? — estaba acostado boca abajo en su cama.

— Es hora, vámonos.

Se levantó y fue directo a la ducha.

— Te esperamos en mi cuarto.

— ¡Está bien! — gritó desde el baño.

Salí de su habitación, ya sé, parecía su mamá.

— Bueno, ya le avisé a Cris — me senté en la cama.

— ¿Nos vamos? — preguntó levantándose y sonriendo.

— No, Cris se viene con nosotras, la última vez que se fue solo a una fiesta tuve que llamar a un taxi para que nos trajera de vuelta, y no podía sacarlo del auto, y mucho menos que entrara en la casa, pesa demasiado

Soltó una carcajada.

— No te rías, entre el taxista y yo no pudimos cargarlo.

— Rose, sabes que Cris es como un tanque.

Las dos reímos a carcajadas, ya que en una obra de teatro de la escuela sobre las comidas Cris llegó vestido de tanque, ya que pensaba que le habían dicho que se disfrazara de tanque, pero era de un panque. Cosas de la vida ¿no?

— Listo chicas, ¿nos vamos? — dijo Cris recargado en el marco de la puerta.

— Vámonos — me levanté de la cama y le ofrecí la mano a Andy, la cual aceptó con gusto y salimos del departamento.

Subimos a mi coche y Cris manejó.

— ¿Y dónde está Thomas? —preguntó mirando por el retrovisor a Andy.

—Está en el bar, con las bebidas y todo eso — contestó ella desde la parte de atrás del coche.

—Amo trabajar en un bar, te puedes emborrachar, divertir y por eso te pagan, bueno también hay que soportar gente odiosa, pero ya estoy acostumbrado — dijo mirándome.

— ¿Así que eres tú quien soporta gente odiosa? — levanté una ceja incrédula.

— Así es — dijo sonriendo.

— Yo no me tiro a los chicos y los dejo durmiendo en el sofá mientras yo duermo tranquilamente en mi cama — levante una ceja.

— Rose, tú no te tiras ni de un tobogán.

Y mi mejor amiga me apoyó gritando un "Uhhhh".

— Gracias por ser tan imbécil —crucé los brazos sobre mi pecho.

— Para eso estamos los amigos — me guiñó un ojo.

— Pero cada vez que yo intento hablar con un chico tú lo golpeas — me volví hacia él dispuesta a ganar esta pelea.

— No, no, no, ahí me disculpas, que yo recuerde solo he golpeado a los idiotas.

— ¡Pero si has golpeado a todos!

— Que buena conclusión has sacado — sonrió y me dio unas palmaditas en el hombro

Oí como Andy se reía.

— Eres un imbécil —volteé hacia otro lado.

— Eso ya lo has repetido — y como no le contesté añadió —Rose, mereces algo mejor que un cretino parecido a mí, dije parecido, porque nadie es igual a mí, el universo estallaría de tanta guapura.

—Agh, ¡ya cásense! — gritó Andy.

Y no podía faltar que su ego saliera a flote pero igualmente los dos reímos.

— Que buen amigo eres — le sonreí.

— Para eso son los amigos — repitió su frase.

— Wow, que linda su charla, me conmovió — dijo Andy sarcástica — o sea, la amé mil.

Le saqué el dedo corazón y ella lo lamió.

— ¡Perra asquerosa!— grité limpiándome la mano.

Unos minutos después, llegamos al bar. Desde unas calles antes se podía oír la música

— Cris, estaciónate donde no le vayan a dar un golpe a mi carro — le dije.

— Entendido.

Bajamos todos del auto y Cris nos ofreció sus manos, ya que con estos tacones altos y la grava en el suelo era muy difícil mantenerse en pie.

***


IMÁGENES DEL APARTAMENTO DE ROSE Y CRIS


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