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Parte 15

— ¿Rose?, ¿estás bien? — me preguntó Cris sacándome de mis pensamientos.

Limpie las lágrimas que sin saber, se habían salido —No, hace mucho que no vengo aquí y me pone algo incomoda.

—Yo te protegeré — dijo sonriente.

Recorrimos la cocina, la sala, pero todo estaba vacío.xz

—Esto me trae muy malos, y buenos recuerdos — me detuve en el cuarto de Ana, que antes era de mis padres. Entré y lo único que ahí quedaba era un armario viejo, sonreí y lo abrí — Siempre que jugaba escondidas con papá, aquí era mi lugar preferido.

Cris alzó la mano y tomó un sobre — Esto estaba arriba.

Fruncí las cejas —Es... es imposible. Han pasado muchos años — dije tomando el sobre con polvo.

En cuanto miré el frente, sentí unas inmensas ganas de llorar. Esa era la letra de mi papá.

—Creo que la leeré en otro momento — la guardé en mi bolso.

Cris me miró — ¿Todo bien?

Asentí y suspiré — Sí, solo me tomó desprevenida.

Toqué las paredes, viendo como algunos de mis viejos dibujos cuando era niña todavía estaban ahí. Recordé que de pequeña mi padre solía medirme detrás de la puerta, y me alegraba cada vez que crecía. Después caminamos hacia el patio — antes aquí habían unos juegos y amaba jugar — suspiré y reí — pero cuando crecí los quitaron, recuerdo que jugaba con mi perrita.

—Qué lindo que desde ese tiempo ya jugabas con Andrea

Lo miré y él sonrió. Reí y negué con la cabeza.

— ¿Quieres que te tome una foto? — preguntó sonriente sacando su celular.

—Amor ya no están los juegos — dije y me tomó dos segundos darme cuenta de lo que había dicho.

Volteé y Cris me miraba con una enorme sonrisa — ¿Me acabas de llamar amor?

Mis mejillas se calentaron inmediatamente —Es que... se me salió.

—Pues a mí me gusta, amor — dijo tomándome de las caderas acercándome a él y besándome lentamente — ¿cómo sigue tu cuerpo?

Me separé — Me siento bien.

Me tomó de la mano — Caminas raro.

—Cris — golpeé su brazo suavemente riendo — ¿y de quién crees que es culpa?

Él sonrió victorioso — Tengo la suerte, de ser yo el culpable.

—Hay que ir a un lugar — dije saliendo de la casa.

Nos subimos al coche y manejamos primero hacia una florería, donde compré unas bellísimas flores blancas que sabía que eran sus favoritas. Cris solo sonrió, al verme llevarlas. Para luego caminar hacia el cementerio.

—Hola — me puse en cunclillas viendo la lápida de mi padre, puse el ramo de flores blancas sobre el cemento — todo va bien en mi vida, pa — me senté sobre el pasto — ahora ya salimos en revistas de moda — volteé hacia atrás y miré a Cris — he traído alguien conmigo.

Él se acercó y sonrió — Estamos juntos, tal y como se lo prometí. Está vivita y coleando.

Reí — Parece que tus predicciones eran ciertas — le tomé la mano a Cris — ahora somos una pareja.

—Lo siento, no pude resistirme a la belleza de su hija — dijo abrazándome — ¿tengo su aprobación como yerno? Soy guapo, también sé hacer de comer las comidas favoritas de Rose — me miró y besó la punta de mi nariz — y sobretodo la amo y la respeto.

Una lágrima rodó por mi mejilla y la limpie — Por supuesto que tienes su aprobación.

***

— Hola Rose — Karol se levantó del sofá y vino a abrazarme.

Luego de estar en el cementerio, decidimos venir a la casa de los padres de Cris para hablar igualmente con ellos. Luego de tiempo de no hacerlo.

—Hola — Sonreí, separándome de ella.

—Ah, disculpen — Cris habló — yo también existo.

—Casi no veo a tu uno noventa Cris — bromeo su mamá yéndolo a abrazar — estás más relleno.

Él me miró y yo tuve que suprimir mi risa.

—Es que estoy embarazado — dijo brotando su estomago.

Su madre negó con la cabeza y caminó hacia la cocina.

—Ah, desprecia a su hijo — Cris me miró, indignado.

La seguimos y vimos que estaba preparando té.

—Presentía que alguien iba a venir, así que estaba haciendo té — comentó sonriente.

Cris la miró —Ma, a veces me asusta que digas cosas como esas.

Le di un ligero codazo y él me miró sonriendo.

— ¿Cuántos terrones de azúcar? — preguntó ignorando el comentario anterior de su hijo.

—Dos por favor, reina Isabel — Cris le sonrió.

—Yo también dos, por favor Karol.

Ella asintió, dándonos nuestras tazas.

—Aunque mamá, hay algo que debemos decirte — dijo Cris, mirándola.

—Son pareja — habló con completa naturalidad para luego darle un sorbo a su té.

— ¿Qué?, ¿Cómo es que lo sabe? — pregunté casi atragantándome.

—Ay por favor, lleve a esta cría nueve meses en mi vientre — dijo apuntando a Cris — y una madre sabe cuándo a su hijo le gusta alguien. Todo el tiempo juntos, y su mirada — sonrió mirándonos — hay que ser o ciegos, o muy idiotas para no ver su atracción mutua.

Los dos nos sonrojamos.

Luego las puertas de la cocina se abrieron.

— ¿Son pareja? — nos preguntó el padre de Cris.

— ¿Ya viste Trav?, te dije que iban a terminar juntos — le dijo Karol sonriente.

— ¿Si son? — preguntó mirándonos.

Los dos asentimos.

— ¡Felicidades muchachos!

Y nos abrazó, feliz.

Después comenzamos una amena plática. Karol me preguntó qué tal iba nuestra empresa, a lo cual le contesté que mejor que nunca. Y Travis, le preguntó a Cris que cuándo se iba a unir a la empresa familiar.

—Hijo, ¿no crees que son muchos tatuajes? — le pregunto Karol

Cris llevaba tatuados los dos brazos, del codo hasta la muñeca.

— ¿Muchos? Deberías de ver el que tengo en una nalga, es la cara de Rose.

Me cubrí el rostro.

— ¿Estás muy segura que quieres a nuestro hijo? — Preguntó Travis y yo lo miré — porque si lo quieres, ya no te lo aceptamos, tú te lo quedas.

—Sí, un trato es un trato. No hay devoluciones — Karol me sonrió.

Cris tocó herido su pecho —Gracias por su cariño, padres.

—Así exactamente lo quiero — sonreí tomándole su mano — no le cambiaría nada.

—Hoy haremos una fiesta de negocios, así que pueden quedarse para disfrutarla — dijo su padre.

Karol asintió —Sí, llamen a Thomas y Andrea. Ah, esos muchos hace mucho que no los veo.

—Bueno, nosotros estamos un poco cansados, así que vamos a subir a descansar un poco.

Nos levantamos de la mesa, saliendo de la cocina.

—Está bien, pero en la noche los quiero bien arreglado a ambos — dijo su madre y nos guiño un ojo.

Los dos asentimos y comenzamos a subir las escaleras.

— ¡Usen protección!, ¡no quiero ser abuela tan rápido!

Me sonroje.

Llegamos hasta la habitación de Cris, por supuesto estaba muy cambiada, no era igual que cuando tenía quince años. (Multimedia)

Entramos y lo primero que hice fue correr hasta la cama y acostarme.

— ¡Está deliciosa! — grité acurrucándome. Y me quité los zapatos.

Después Cris colocó arriba de mí y comenzó a besarme.

—No es lo único — dijo contra mis labios. Comenzó a quitarme suavemente la ropa, arrojándola al piso. Hasta que quedé solamente en ropa interior.

—Cris — tomé su rostro, besando sus labios.

Y mi teléfono comenzó a sonar.

—Ahg — Cris dejó caer su frente contra la mía y sonreí. Le di un beso corto y me deslicé por debajo de su cuerpo hasta tomar mi celular.

"¿Hola?"

"¿Hola?, ¿Cómo que hola, perra?" — y esa era mi bellísima y chichona, mejor amiga.

"Ya, solo era para hacerte enojar" — miré a Cris y él apuntó hacia el baño. Asentí y entró.

"Perrita loca, debemos de conseguir socios que puedan impulsar esto aún más. Ya estamos ganando popularidad  y prestigio"

Me senté sobre la cama — "Hoy los padres de Cris harán una fiesta de negocios por la empresa de su padre, y supongo que vendrán gente importante"

"Estaré ahí, gracias. ¡Besos en el rasca y huele!"

Y sin más, colgó.

Fui hacia el baño y vi a Cris descansando en la bañera.

—Toc, toc — sonreí.

Él abrió sus ojos y llevó hacia atrás su rubio cabello mojado, dejándome ver sus brazos trabajados ¿Cómo es que Dios podía hacer cosas tan sexis?

—Ven — abrió sus brazos.

Negué — No vamos a caber.

—Eso es lo que siempre dices — sonrió pícaramente.

—Ay Dios — suspiré.

—Vamos nena, ven — extendió sus brazos nuevamente.

Caminé hacia él y me deshice primero de mi brasier, y cuando estaba frente a Cris, me quité mi ropa interior. Primero metí una pierna y luego la otra. Acostándome entre sus piernas.

—Ay — sentí algo duro y caliente en mi espalda.

Volteé con los ojos muy abierto hacia Cris.

— ¿Qué? — Su cara se enrojeció — ¿Esperabas a que no reaccionara al verte de esa manera?

Reí y negué besándolo.

—Rose, juro que estoy poniendo todo, pero todo mi autocontrol en no hacerte mía en este momento para dejarte descansar, pero no me ayudas.

***

Los dos estábamos sobre su cama, acurrucados viendo televisión.

—Esa se parece a Andy — apuntó a una hormiga.

Rodé los ojos.

—Rose — su boca se acercó a mi oreja, causándome escalofríos — cada vez que haces eso con tus ojos, me imagino tú debajo de mí, haciéndolo.

Se oyeron uno toquidos en la puerta, cortando su conversación.

— ¿Si? — contesté, casi quebrándoseme la voz.

—Les venía a decir que, la cena es a las ocho — y era Karol.

Cris rio oyendo mi contestación y yo golpeé su pecho — Gracias ma.

Y dicho eso, se fue.

Me volví acurrucar en el pecho de Cris, mientras yo dibujaba cosas imaginarias en su pecho.

— ¿Qué dibujas? — preguntó acariciando mi espalda desnuda.

—Estoy jugado gato, conmigo misma — alcé mi vista sonriendo.

Él rio y besó mi frente.

—Toc, toc, ¡toc!

Alguien gritó afuera de nuestra habitación.

— ¡No estamos, váyase a la mierda!— gritó Cris.

— ¡Cállate y deja que tu dueña hable!— y esa era Andy.

Reí y me levanté de la cama, tomando una de las batas en el armario de Cris para luego abrir la puerta.

—Tanto tiempo sin verte — dije sonriente.

—Lo sé, me amas — me guiñó el ojo — ¡Voy a entrar, así que si te encuentro en pelotas, te voy a matar!

Karol pasó por un lado y las dos sonreímos.

—Nos vemos en un rato — le dijo Andy sonriente.

Me hice a un lado y Andy entró.

—Te traje un vestido que te vas a cagar encima — puso la bolsa sobre la cama — y un traje para ti, que como consejera de moda, te queda bien.

Cris le sonrió — ¿Me voy a ver guapo?

— ¿Dudas de mi capacidad?

Reí al verlos.

—Gracias por traerlos — le sonreí.

Ella hizo un ademan con la mano — No hay de qué, así que si me disculpan, Volveré para arreglarme.

Y cerró la puerta.

—Bueno...

—No vamos a tener sexo antes de la cena — dije yendo al baño.

Cris se puso sobre el marco de la puerta —Eso significa, ¿Qué después sí?

***

—Ayuda — pedí como un zombie yendo hasta Cris.

Tomé mi cabello, moviéndolo hacia un lado para que pudiera ser más fácil para él ayudarme con mi vestido. Alcé mi vista, mirándome frente al espejo de cuerpo completo que estaba frente a mí.

—Luces... preciosa — dijo mirándome mientras abotonaba sus mangas del traje.

Lo miré por el espejo — Y tú luces...

— ¿Sexy?, ¿guapo?, ¿inigualable? — alzó una ceja, galán.

— ¿Cómo es que eres tan modesto contigo? — pregunté, sarcástica.

Se encogió de hombros — Ni idea.

Sonreí y miré mi precioso vestido que Andy había traído de mi guardarropa para mí. El color verde esmeralda con ciertos toques metálicos era tal cual como lo había planeado, este lo había diseñado y hecho yo misma. Las tiras delgadas se posaban sobre mis hombros y caían hacia mi busto que tenía un escote bastante pronunciado, haciendo resaltar mi pequeño busto. El estilo tipo corset me hacía lucir una cintura más pequeña de lo que realmente era, y como toque final, me encantaba la abertura en la pierna que había hecho. Para mí era muy sexy.

Él rio, y se acercó, abotonándome el vestido ­— ¿Puedo decirte algo?

Volteé sobre mi hombro — ¿Alguna vez te has contenido?

Sonrió, tomándome de la cintura — Te haría ahorita mismo el amor aquí — dijo mientras acariciaba sus suaves labios contra mi oreja.

—Cris... — intenté que mi voz no se escuchara suplicante — debemos bajar.

Tomándome de las caderas, me giró para que estuviéramos cara a cara —Lo sé — sonrió, dándome un pequeño beso en la punta de la nariz, para luego caminar hacia la puerta.

—No juegues conmigo, Michaels — hablé tratando de controlar mi respiración.

—Jamás haría eso — contestó con una sonrisa burlona, abriendo la puerta y extendiéndome una mano.

Suspiré, tomándola y caminando por el pasillo de la casa hasta llegar a las escaleras. Mientras los dos bajábamos, podía observar a todas las personas hablando tranquilamente, sosteniendo una copa en sus manos.

La familia de Cris tenía un estatus bastante considerable en la sociedad. Así que no era de asombrarse que personas importantes estuvieran en esta cena.

—Hola querida — la primera en recibirme con un abrazo fue la abuela de Cris. Gloria.

Por supuesto que no me tenían que presentar a ningún miembro de la familia, ya los conocía a todos. Era la mejor amiga daah.

— Gloria — le correspondí el abrazo — hacía tanto tiempo que no los veía.

—Sabíamos que ustedes terminarían juntos — me sonrió.

Yo le sonreí igual, poniéndome un poco roja de las mejillas.

—Espero que ese sonrojo sea por mí.

Volteé y vi a George, el abuelo de Cris.

—Abuelo — no dudé un segundo más en ir a abrazarlo.

Él era como mi abuelo, aunque me llevaba bien con toda la familia de Cris, la relación entre él y yo era excepcional.

—Recuerdo cuando todavía llevabas tus dos coletas e íbamos a la cabaña para comer malvaviscos — dijo tiernamente.

Cuando mi padre murió, él estuvo conmigo. Jamás hubo un momento en el que él no fuera parte de mi vida.

—Lo siento, creo que he estado un poco ocupada en el trabajo — dije avergonzada.

Él levantó su ceja blanca — ¿Ocupada para tu abuelo?

—No — negué con la cabeza —para ti nuca.

—Mira nada más en la guapa jovencita que te has convertido, recuerdo cuando solías odiar los vestidos — dijo riendo.

Flashback

Para mi cumpleaños número seis, el abuelo había planeado venir nosotros cuatro, Gloria, Cris, él y yo. Estábamos en la cabaña y estábamos comiendo malvaviscos frente a la fogata.

—No Cris, fue tu culpa — discutía con él, porque cuando estábamos pescando, el pez que teníamos se le escapó a él.

Cris negó con la cabeza — No es cierto, yo te dije que agarraras la red.

— Cris, ¿cómo iba agarrar la red si tú la tenías?, yo iba a sacar el pescado – rodé los ojos

La abuela nos veía divertida, sin meterse.

—No es cierto — negó rotundamente — ¿verdad abuelo?

—Cris — él lo miró— hijo, es cierto, tú tuviste la culpa por soltar la red.

—Abuelo — le reclamó, mirándolo.

—Hijo, las cosas como son — dijo dándole un sorbo a su soda

Fin del Flashback

—Quién es esa chica tan guapa que veo por ahí — volteé y vi a Andy. Tenía un vestido negro y ella lucía despampanante. Le hacía lucir muy bien cada curva de su cuerpo, y con su cabello negro suelto con rulos y un labial rojo potente, ella era la reina de la noche.

Sonreí — Vaya, vaya, vaya. Pero que bien te cae cuando te bañas.

—Eso te queda más a ti — me guiñó un ojo.

Thomas apareció con un traje negro, combinando. Abrazó a Andy y nos dio una sonrisa amable — Qué tal.

—Tanto tiempo sin verte — bromeé.

Cris apareció con dos copas en la mano y me ofreció una. Yo la acepté con una sonrisa.

— ¿Dónde dejaste a Andy, Thomas? — preguntó Cris, sonriendo.

Mi amiga rio — ¿Estás admitiendo que me veo bien?

—Seee — dijo relajadamente, para luego darle un trago a su bebida.

—Rose, mira por allá — Andy alzó la barbilla, indicándome un lugar.

Volteé, disimuladamente y vi a un hombre que estaba hablando con la madre de Cris.

—Es...

­—Christian — ella asintió.

—El director general de Christian's — dije sonriendo. Christian's era una prestigiosa marca de ropa y accesorios. Andy y yo éramos fieles seguidoras de su pulcro y fino trabajo.

Thomas tomó la mano de Andy — La cosa de esta noche es que ustedes hagan amistades, y no se emborrachen — resaltó la última frase, abriendo más los ojos hacia mi amiga.

Ella bufó — Soy buena onda borracha.

—Mucho.

—Demasiado.

—Excesivamente — comentamos los tres.

Andy le dio un trago a su bebida — Dramáticos.

—Rose, querida.

Volteé y vi que Karol venía con Christian hacia donde estábamos nosotros. Mis ojos casi se me salieron de las orbitas y mi corazón comenzó a latir rápidamente.

Sentí la mano de Cris, sobre mi cintura y su aliento muy cerca de mi oído —Lo harán muy bien — dijo para luego darme un suave beso en la mejilla.

—Christian, te presento a Rose y a Andrea — Karol sonrió — chicas, ustedes claramente lo conocen

Asentí con una sonrisa y extendí mi mano, estrechándola con él — Amamos su trabajo.

—Me encantó la última pasarela con temática white and shine — Andy le sonrió, alegremente.

Él nos dedicó una sonrisa amable — Me alegra oír eso.

—Christian, ellas dos son de las que te había platicado. Son las fundadoras de RC&AG

Sonreímos y él alzó las cejas, asombrado — Wow, estoy sorprendido que dos jovencitas de esta edad sean las fundadoras de ese imperio.

Karol rio — ¿Qué acaso no crees que mis chicas sean capaces de eso?

—Creo que son capaces de eso y más — nos sonrió.

La noche pasó muy amenamente. Karol seguía presentándonos con más personas relacionadas con el mundo de la moda, con algunas de ellas logramos hacer algo juntas, por lo que estábamos muy felices.

—Y... y yo le dije, claro que soy yo — dijo Andy mirándome.

Las dos comenzamos a reír a carcajadas.

—Ya no habrá más champan para ustedes dos — Cris me dio una galleta en la mano.

Tomé su mano, jalándolo hacia mí —Amor, pero yo quiero otra copa por favor.

Pude notar como sus ojos se ablandaron y suspiró — Será la última.

—Chicos — volteé y vi a Olivia. Ella era la única prima de Cris.

—Liv — dije sonriéndole.

—Los queremos en la pista de baile  — nos dio una sonrisa — a todos.

Andy se levantó de la silla — Por supuesto que... — hipo — estaremos ahí.

—Vamos — tomé la mano de Cris y él solo la tomó, ayudándome a caminar para que no me cayera.

La parte de afuera de la casa estaba preciosamente decorada. Las luces doradas eran las que iluminaban la oscura noche.

—Bella dama, ¿quisiera bailar esta bella canción conmigo? — me extendió la mano.

No sabía si era por lo borracha que estaba, pero no pude evitar sonrojarme — Hola — fue lo primero que se me vino a mi mente llena de alcohol.

—Hola bonita, ¿quieres bailar conmigo?

Sonreí, y luego me asombré, falsamente — ¿Yo?, pero hay tantas mujeres, además no te conozco

—Me presento, eres el amor de mi vida y me llamo Cris

Reí, aferrándome a sus anchos hombros —Soy Rose y eres el amor de mi vida.

Cris puso su mano en mi cintura, yo en su cuello y nos tomamos de las manos, comenzando a bailar mientras sonaba "Thinking Out Loud.".

Así pasamos la noche.

—Cris — dije mirando hacia la pista de baile.

Él estaba tranquilamente, apoyando su cabeza sobre mí.

— ¿Ese es tu padre?

Volteo y los dos vimos la misma imagen. Andy había tomado al padre de Cris para que fuera su compañero de baile mientras Karol reía a carcajadas y Thomas se veía risueño viendo a su novia bailando extrañamente.

— ¿Esa es tu amiga? — preguntó en el mismo tono en que yo lo había hecho.

Travis, el padre de Cris no sabía bailar muy bien, y Andy, bueno, no era que ella no supiera, simplemente que estaba tan borracha que se le había olvidado que era un ser humano.

—Esa es mi amiga — afirmé, sonriente.

La noche transcurrió, hasta la que la mayoría de los invitados desaparecieron, al igual que mis tacones. Luego del... ¿baile? De Andy y Travis, los padres de Cris habían entrado a la casa. Mientras que nosotros cuatro, seguíamos haciendo tonterías, más específicamente Andy y yo.

—Oh señorita Rose, veo que tomo clases de baile — dijo Cris divertido por mi baile.

—A esto le llamo, la quebradora — Andy me tomó de la cintura, casi quebrándome mi columna vertebral.

Caí en el suelo, arrastrándola conmigo.

—Rose — me susurró en el oído.

Volteé y la observe, ya no había rastro de su labial rojo. Sonreí — ¿Qué? — pregunté, susurrando.

—No sé dónde dejé mi brasier — confesó — ni mis tacones, ni... nada.

Suspiré — Yo tampoco.

Unas enormes mano me tomaron de la cintura, levantándome del suelo — Creo que es momento de irse a la cama — alcé mi vista y vi a Cris.

—Hoy... te ves muy guapo — dije arrastrando mis palabras.

Thomas tomó a Andy, cargándola en su espalda.

— ¡Corre como el tino, viento al blanco! — gritó ella.

Cris los miró — Será mejor que se queden esta noche, mañana nos iremos.

Thomas asintió, llevando a mí amiga hacia dentro de la casa — ¡Adiós amiga!— gritó ella, extendiendo su mano.

— ¡Adiós! — extendí mi mano, sin poder alcanzar la de ella.

Cerré los ojos, sintiendo como mi cuerpo se movía. Y en algún punto, sentí la suave cama bajo mi espalda.

—Rose — la cálida voz de Cris me hablaba.

Abrí mis ojos, viendo cómo se quitaba la camisa. Y me deleité con la sexy vista que tenía.

— ¿Contenta? — preguntó pícaro, mirándome.

Asentí sonriente —Mucho.

Cris tomó mi rostro, juntando nuestros labios por fin. Su lengua se movía por mi boca como si la hubiese extrañado. Cuando nos separamos, pegó su frente contra la mía — Vas a hacer que me vuelva loco.

— ¿Y eso es bueno? — pregunté, mientras mi pecho subía y bajaba.

—Sí — sonrió dándome un último beso.

***

A primer ahora en la mañana, los padres de Cris se despidieron de nosotros, y los cuatros nos fuimos inmediatamente hacia mi casa para poder desayunar.

Andrea y yo nos miramos.

—Tú.

—Tú — dijimos al mismo tiempo.

Nuestros labios estaban hinchados, el cabello revuelto y... bueno, las dos habíamos tenido una muy, muy grata noche.

—Buenos días — Thomas llegó con unas bolsas en la mano.

— ¿Por qué se están viendo cómo zopilotes? — preguntó Cris, extrañado.

Las dos nos miramos, dándonos esa mirada de amigas.

—Por nada — contestó ella.

—Trajimos hamburguesas para desayunar — comentó Thomas, dándonos una a cada una.

Mientras los cuatro desayunábamos, Thomas y Cris hablaban sobre entrar a trabajar a la empresa de su padre, lo cual me hizo feliz, saber que por fin Cris estaba tomando su rumbo.

Luego de desayunar, las dos subimos a mi habitación para cambiarnos e irnos a trabajar. Una ducha caliente, medicamos y estábamos como nuevas.

—Me arde la vageygey — dijo Andy, bajando de mi auto.

Cerré la puerta y la miré — ¿Cómo es que siempre le tienes nombre a tu vagina?

—Imaginación — me guiñó un ojo.

Reí y las dos entramos. Las personas se veían notablemente alteradas.

— ¿Qué pasa aquí? — pregunté.

Ana estaba en la recepción, gritando.

—Problemas — dijo Andy, mirándola.

—Hija, que bueno que llegaste — caminó hasta mí.

—No me llames así — la detuve con mi mano — ¿qué quieres?

—Esta... chica no me quería dejar pasar — Maggie.

La miré y le sonreí —Gracias — le dije, ella solo asintió — vamos a mi oficina.

—Rose — Andy me tomó de la muñeca, en su mirada podía ver la preocupación — ¿necesitas ayuda?

Le sonreí y negué con la cabeza — Estoy bien.

Ella asintió y le dio una última mirada a Ana.

Subimos en el ascensor, hasta llegar a mi oficina. Dejé mi bolso sobre la mesa y la miré — ¿Qué quieres?

—Rose, Karl está enfermo.

La miré, impávida — ¿Y?

—Ya sabes que no tenemos dinero — pude notar como apretaba sus dientes.

—Sigo preguntándome qué tengo que ver yo en esto.

Forzó una sonrisa, muy mala —Quiero que me prestes dinero.

—No — contesté sentándome y sacando papales.

—Rose, es tu padrastro — golpeo la mesa con sus manos.

Suspiré — Quiero que te largues de aquí ahora — dije tratando de contener la calma.

— ¡Claro, ahora que ya tienes dinero no puedes ayudar a tu madre en un problema! ¡Él es como tu padre!

Me levanté furiosa de mi silla — ¡Ese bastardo no es nada de mí, y quiero que en tu maldita vida hables de papá!— suspiré, una lagrima rodó por mi mejilla.

—Yo soy tu madre, yo te crie. ¡Yo también tengo derecho a todo esto!— gritó.

Sorbí mi nariz — Lárgate.

— ¿Quieres saber algo? — Se acercó a mí — si hubiera tenido la oportunidad, te hubiera abortado. Arruinaste mi vida Rose, yo solo tenía diecinueve años.

Alcé mi vista, tratando de mantenerme en calma — Papá también tenía diecinueve, pero ¿Sabes por qué me tuviste? —Alcé una ceja — porque sabías que mi padre era demasiado bueno para ti, y que en algún punto te iba a dejar. Así que te embarazaste, y lo condenaste a tener una vida de mierda junto a ti.

—Rose — me miró, muy detenidamente — eres la viva imagen de tu padre. Y eso es lo que odio.

Le sonreí, limpiando mis lágrimas — ¿Cómo puedes ser tan cruel conmigo? Soy tu hija.

—Yo quería vivir mi vida, quería ser libre y tú fuiste la que me ató. Estaba enamorada de Karl cuando estaba embarazada de ti, ¿aún no ves que eres la culpable de mi desgracia?

Abrí la boca, sin nada qué decir. Estaba... inmutada.

La puerta se abrió y Andy entro — Largo — dijo mirando a Ana.

—Andrea, hazme un favor y desaparece.

—Quiero que en este preciso segundo te vayas a la mierda de mi vista Ana, soy una persona pacífica.

Ana rio y la miró — ¿Vas a golpearme?

—Ganas no me faltan — le sonrió.

Me senté en mi silla, todavía algo sorprendida — Por favor vete.

— ¿¡No lo vas ayudar!? —me gritó.

—Vamos Ana — Andy le sonrió — vamos a hacerle un favor al mundo dejando que mierdas como él se vayan, ahora lárgate antes de que llame a seguridad.

No sé en qué punto, pero cuando Andy se puso frente a mí. Ana ya no estaba.

—Rose — dijo y levanté el rostro — nada de lo que dijo es cierto.

Suspiré —Tengo toda mi vida lidiando con su mierda, toda mi puta vida me ha dicho que fui un maldito error, y yo soy culpable de que ella esté así.

— ¿Quieres que te golpeé para que entres en razón? — negué y ella me abrazó — lo que tu madre haya hecho, nada de eso es culpa tuya. Tú no eres culpable de absolutamente nada, ella solita se buscó irse a la mierda junto con la mierda de su pareja.

Sonreí, abrazándola.

—Y qué importa si ella piensa eso — me miró — tu padre te hizo saber toda la verdad — sonrió — fuiste lo mejor y lo más importante en su vida. No lo llevaste al fracaso, su vida mejoro cuando tú apareciste en ella.

Sorbí mi nariz — Andy.

—Y así fue la vida de todos nosotros — acaricio mi cabello — mejoró en cuanto llegaste a nuestra vida.

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