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Parte 14

NOTA: ESTE CAPITULO COMPLETO VA A SER DEL PASADO DE ROSE              

"Es un capitulo muy largo"

Estaba terminando mi tarea de la secundaria, eran problemas de matemáticas. La verdad era bastante buena resolviéndolas, estaba un poco adelantada para mí clase, mi ingenio lo había heredado de mi papá, él también era muy bueno.

Luego de que terminara eso, tomé unos bocetos de ropa que había hecho mientras hablaba con Andy por el teléfono de la casa.

"Lo sé, es muy guapo, pero debes de preguntarle a Cris, porque parece que él y Thomas son amigos" — dijo y podía oír sus pasos.

"Andy obvio que se lo voy a Preguntar"

"Promételo" — casi gritó.

Reí y rodé los ojos — "Lo prometo"

"Y tampoco le vayas a decir a Cris que yo soy la que está preguntando por Thomas, se va a burlar de mí"

"Ya, tranquila — oí algo en la habitación de mi mamá y quité el teléfono de mi oreja por un segundo — en un rato voy a ir a casa de Cris"

"Está bien, está bien — se calmó — te encargo eso"

"Luego te llamo — reí — volviendo de casa de Cris"

"Bueno — y gritó haciendo que separara el teléfono de mi oreja — es que estoy emocionada"

"Sí, mis tímpanos están sangrando"

"No seas dramática — suspiró — bueno, te dejo, te quiero loquita"

"Obvio yo más, enamorada"

"Cállate"

Y colgó, dejé el teléfono sobre mi escritorio y sonreí Tomé unos colores que papá me había comprado especialmente para mis bocetos y comencé a dibujar.

Oí nuevamente un ruido en la habitación de mamá. Fruncí las cejas y me levanté, ella estaba hablando con alguien.

Me recargué en el marco de mi puerta viendo el pasillo y la habitación — ¿Mamá?

Nadie me contestó.

Decidí hacer caso omiso, pero los golpes y las voces se seguían escuchando. Así decidí salir de mi habitación e ir al de mamá, abrí la puerta y vi una imagen horrorosa.

— ¡Mamá! — Grité y salí corriendo a mi habitación cerrando la puerta y recargando mi espalda contra esta mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.

Se estaba acostando con otro hombre.

Pronto mamá llego a mi habitación y tocó la puerta —Rose por favor escúchame...

— ¿¡Por qué estás con otro hombre!? — grité llorando.

—Hija, por favor ábreme — pidió golpeando la puerta —no es lo que parece.

Abrí la puerta mirándola cara a cara, estaba cubriendo su cuerpo desnudo con una sábana — ¡No!, ¡tú estás con otro hombre!

—Eso... — miraba hacia todos lados.

— ¿Por qué le haces esto a papá? — mis labios temblaban.

—Rose, tu padre no tiene por qué enteraste de esto — sonrió mirándome.

Abrí mi boca, mirándola —Me das asco.

Levantó su mano dándome una fuerte cachetada —Sigo siendo tu madre.

Mi mejilla comenzó a arder, la miré —Desde este momento, dejas de serlo — tomé mis llaves y salí corriendo a la casa de Cris mientras sostenía mi mejilla.

Su casa no estaba lejos de la mía, era muy grande, más bien era una mansión.

El personal de seguridad ya me conocía así que me dejaron pasar sin hacerme una pregunta al respecto de mi aspecto.

Entré a la casa y pude oír que alguien estaba en la cocina, cuando abrí las puertas, vi que era la mamá de Cris. Ella era todo lo contrario a mi mamá... a Ana.

— ¡Hola mi Rose! — volteo y me sonrió.

— Hola — le di una sonrisa de boca cerrada.

— ¿Mi amor que tienes?, ¿estás bien? – me miró preocupaba.

Asentí — Sí, solo...quiero hablar con Cris

—Claro — me dio una sonrisa cálida — Cris está en su habitación, sube.

— Gracias — me giré.

—Rose — volteé y la miré  — sabes que cuentas conmigo para todo ¿no?

Asentí —Lo sé, y lo agradezco — le di una sonrisa de boca cerrada  y me fui.

Subí la habitación de Cris, cuando abrí su puerta, vi que él estaba jugando videojuegos.

—Cris — dije en un hilo de voz.

Él volteo y me miró preocupado — Rose, ¿qué pasa?

Corrí hasta sus brazos y él me abrazó, consolándome.

***

Mientras comía el sándwich que Cris me había hecho, él me seguía mirando.

— ¿Estás mejor? — me preguntó desde su silla.

Yo estaba en su cama, comiendo, todavía tenía la cara hinchada de tanto llorar.

Solo asentí con la cabeza —Sí...

— ¿Quieres hablar sobre eso? — me miró cuidadosamente.

Levanté mi mirada hasta encontrarme con sus ojos azules tan bonitos.

—Yo... estaba en  mi habitación y pues... unos golpes — tomé un respiro — Mam... Ana estaba con... — sentí como estaba al borde de las lágrimas nuevamente — con otro hombre en la cama.

Cris abrió sus ojos bastante asombrado — Rose...

—No hay nada que se pueda hacer — dije amargamente.

Él se levantó de la silla y me extendió su mano — Vamos — sonrió.

Miré su mano y luego a él — ¿Qué vamos a hacer?

—Iremos a que te distraigas.

Suspiré —Cris, me veo peor que un vagabundo.

—Le juegas competencias — dijo sonriente, lo miré sin gracia — bueno, mal tiempo para un chiste.

—Solo... quiero estar con mi papá — abracé la almohada.

Él se acercó a mí — ¿Y no quieres  pizza?

Sonreí mirándolo — siempre sabes cómo hacerme sentir mejor.

La tarde entera Cris y yo la pasamos de un lado a otro, y hasta que el sol por fin se ocultó, terminamos en el local de pizza.

— ¿Quién mierdas come pizza con piña? — Cris me miró.

Le di una mordida a mi pizza — No sé.

— ¿Quieres ir a algún otro lado?, podemos ir al centro comercial y comprar esos batidos que tanto te gustan.

Sonreí, mirándolo tiernamente — Gracias.

—Rose, solo dime si quieres hacer otra cosa.

Me levanté de mi lugar y fui a abrazarlo —No hablo de eso bobo — sonreí — te agradezco por estar a mi lado en estos momentos.

Él me abrazó —Sabes que siempre va a ser así — me aparté y sonrió — en la bunas y en las malas — me guiñó un ojo.

Sonreí —Iré a pagar esto — él abrió la boca, intentando negarse — y así será.

Luego de salir del local, volvimos a su casa.

Nos sentamos sobre el sillón que era como un columpio, viendo el estanque lleno de peces.

—Cris, ¿crees que pueda quedarme en tu casa mientras papá está de viaje?, no quiero quedarme ahí con ella — dije sin apartar la vista.

—Esta es tu casa — sonrió.

Volteé hacia él — ¿Crees que a tu mamá le incomode?

Él me miró sin expresión alguna — ¿A mamá incomodarle tú? A mamá le incomodo más yo.

Reí — Eres lo máximo — dije abrazándolo.

—Lo sé.

Reímos para luego levantarnos y entrar en la casa, oímos que la madre de Cris estaba en la sala, así que caminamos hacia allá.

—Hola ma, llegamos  — Cris sonrió — como hace una hora — la abrazó.

Algunos creían que Cris era uno de esos niños que se avergonzaban de que su mamá fuera cariñosa, pero era todo lo contrario.

— ¿Qué tal les fue? — preguntó mirándome.

—Se me perdió mi celular — dijo él.

Ella lo miró — ¿Ese? — preguntó mirando la mesa de la sala.

—Oh, sí — lo tomó y sonrió — ma, ya encontré mi celular.

Karol suspiró — ¿Algo relevante?

—No — siguió sonriente, luego me miró — bueno, voy a estar en mi habitación, Rose, me llamas para llevarte

Asentí, quedándome ahí. Cris nos iba a dar espacio para que pudiéramos platicar.

—Ahora sí linda — Karol palmeo un espacio al lado de ella — ¿Qué te pasa?

Me senté junto a ella y suspiré — No sé por dónde empezar — comencé a frotar mis manos —Ana... ella estaba con... yo no lo sabía...

—Tranquila Rose, no es necesario que lo digas — me dio una sonrisa reconfortante mientras ponía un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

—Ella...engaña a mi papá — dije sintiendo como una lagrima caliente rodaba por mi mejilla — y hoy los descubrí... en... en la cama.

Me abrazo más fuerte y empecé a llorar — No, no mi niña — pude sentir como su voz temblaba — no llores, todo estar bien — luego nos separamos y me dio una sonrisa de boca cerrada — vamos a hacer todo para que estés bien, ¿sí?

Asentí y me limpie las lágrimas.

— Sabes que puedes quedarte con nosotros, yo estaría encantada de tenerte aquí.

—Justo... — sorbí mi nariz — quería preguntarte eso.

—Claro que sí — dijo limpiándome las lágrimas con sus pulgares — podemos hacer comida juntos, y llamaré a algunos amigos para ver si podemos reservar unos boletos e ir al desfile de alta costura.

Sin poder evitarlo más, la abracé — A veces quisiera ser parte de su familia.

—Ya lo eres.

—Ah, yo también quiero un abrazo.

Karol y yo volteamos hacia las escaleras y ahí estaba Cris.

—Qué bueno — su madre sonrió.

—Ma, a veces eres muy fría — dijo él viniendo hacia aquí.

—Bueno — se levantó del sofá y me tomo las manos para que me yo también me levantara — creo que vas a ir por tus cosas a casa, ¿no?

Asentí — Sí.

—O papá puede prestarle ropa — dijo Cris, sarcástico.

—Bueno, iré a preparar tu habitación — me miró —¿quieres que vaya contigo a tu casa?

Negué —Gracias pero iré con Cris — le tomé la mano.

—Okey — miró a su hijo — luego hablaremos de tus calificaciones en idiomas.

—Ma, no seas inconsciente, Rose se va a poner triste — dijo tomando las llaves de su auto y saliendo.

Mientras íbamos de camino a mi casa, sentía como mi corazón se aceleraba, estaba muy nerviosa.

Cris detuvo el auto y me miró — ¿quieres que te acompañe?, sabes que para mí no hay ningún problema.

—No gracias — miré por la ventana y sentí un terror profundo — entro yo sola.

Baje del coche y entré rápidamente a mi casa. Todas las luces estaban encendidas.

Caminé muy tranquilamente, no quería encontrarme con Ana. Llegué a la puerta de mi habitación y la abrí sin hacer ruido alguno, entré sigilosamente y empecé a hacer mis maletas.

—Rose hija que bueno que viniste.

Cerré mi última maleta y la miré —No.

—Hija, tenemos que hablar.

Le puse una mano en señal de que parara —No tengo nada que hablar Ana.

— ¿Ana?, ¿a quién piensas que llamas así?

Comencé a caminar hacia la salida sin prestarle atención.

— ¿A dónde crees vas? — me tomó de la mano haciendo que girara.

—Voy a la casa de Cris — la miré despectivamente — me quedaré allá hasta que papá regrese, y cuando venga quiero que se lo digas.

—Hija, por favor no — vi su cara de preocupación, pero no arrepentimiento.

—No me digas hija — comencé nuevamente a caminar — que desde hoy olvídate que soy tu hija, debiste haberlo pensado antes de engañar a papá.

Ella bloqueo la puerta de la entrada —Pero si se lo digo, vas a arruinar nuestro matrimonio Rose, y a tu padre le dolerá.

Solté las maletas — ¿Crees que yo tengo la culpa?

—Nada pasaría si tú no dijeras nada — sonrió mirándome.

— ¿Qué?, a mí no me eches la culpa — sentí un nudo formarse en mi garganta — yo... yo no fui la que se acostó con otro hombre en su casa.

— ¿Y por qué me culpas a mí? ¡tú no qué sabes de ser un adulto!

Mordí mi lengua — Si tuviste en valor de romper esta familia... también hazlo para enfrentar las consecuencias — intenté abrir la puerta.

—Pero lo vas hacer sufrir — dijo bloqueándola nuevamente.

—Yo no soy la culpable de su sufrimiento — la hice a un lado — pero prefiero verlo sufrir porque está separado de una zorra, a verlo "feliz" porque está casado con una.

Ana levantó su mano, tratando de golpearme, pero sostuve su muñeca.

—Yo... yo te quería — mis lágrimas comenzaron a caer sin parar — eras mi mamá... ¡A mí también me duele! — todo mi pecho dolía. Solté su mano y la miré — eras... eras mi amiga, a la que recurría cunado me surgía un problema — sorbí mi nariz — pero preferiste a otro hombre que a tu hija.

Tomé todas mis maletas y me fui.

—Rose... — Cris me miró preocupado.

Las puse en el maletero del auto de Cris — Vámonos — hablé subiéndome al auto y limpiándome las lágrimas.

Mi celular vibró y era un mensaje de Andy. Vi el fondo de pantalla. Éramos mi madre... Ana, papá y yo en navidad. Los tres sonreíamos mientras mis padres me besaban las dos mejillas.

***

Estamos todos sentados, solo estábamos esperando al papá de Cris para la cena, luego de acomodarme en mi habitación.

—Buenas noches familia — entró el papá de Cris saludando, todos le contestamos, besó a su esposa.

Cris me volteo a ver —Iuu.

—Así dicen todos al comienzo — dijo su padre sentándose — pero ya te veré, Cris.

—Hice lasaña — su madre la puso en medio de la mesa.

—Gracias — sonrió y luego me miró — bueno mi querida Rose, me han informado que te quedas con nosotros.

—Así es señor, espero no causarle algún inconveniente.

Él se empezó a reír a carcajadas — Por favor Rose, eres parte de esta familia, jamás serias un inconveniente, siéntete como en tu casa.

—Mejor que en tu casa — Cris me sonrió.

Reí mirándolos — Gracias.

El papá de Cris era un hombre muy amable, era estricto pero solo lo normal, pero su corazón estaba lleno de amor.

Así fueron los siguientes meses, Cris y yo nos divertíamos mucho, íbamos a la secundaría juntos, regresábamos juntos. Nos metíamos en la piscina, jugábamos con las pistolas de pintura y alguna vez nos pusimos borrachos.

—Cris, hay dos de ti — dije tambaleándome.

— ¡Hay dos de mí!— Gritó Andrea mirándose en el espejo.

Cris estaba sentado en una silla y me miró — ¿Qué? — pregunté luego de mirarlo sonreír.

—Es que te ves... muy bonita.

Sentí mis mejillas calientes, ¿sería por el alcohol?

— ¡Thomas, hay que besarnos!— gritó Andrea casi abalanzándosele.

En resumidas cuentas, terminamos castigados, pero con una bonita anécdota.

Karol nos enseñó a cocinar. Todo lo que hoy sé, al igual que a Cris, es gracias a ella. Karol no se andaba con mamadas como de "cocinar es para mujeres", no. Ella decía "cocinar es para quien coma comida" y amaba ese dicho.

***

Hoy era día de regresar a casa.

Estaba en mi habitación preparando mis maletas, miré nuevamente el mensaje de papá.

"Ya voy para casa cariño, estoy muy emocionado y feliz de verte luego de tantos meses, quiero que me cuentes eso que quería decirme"

Mi corazón se estrujo. Por un momento había olvidado completamente ese asunto.

Oí como alguien tocó la puerta, así que rápidamente limpie mis lágrimas — Pase

Era Karol — Hola — sonrió amablemente.

—Hola.

— ¿Todo bien?

Negué — No quiero... herir a papá.

Ella se sentó a un lado de mí —Tú no hiciste nada Rose, y eso debes de tenerlo bien en claro — suspiró —Ana es la culpable en todo este desastre y nadie más, fue muy inmaduro y estúpido de su parte querer hacerte responsable por sus acciones.

Mis lágrimas salieron sin piedad — Es que... siento que yo también tengo culpa — dije desmoronándome — nosotros éramos una familia feliz y... y nos queríamos mucho.

—Lo sé cariño — me abrazó — tu padre es un hombre muy fuerte, y él va a salir adelante por ti — sonrió y desvaneció las arrugas de mis ojos — ustedes dos van a ser su nueva familia, se van a apoyar entre los dos, ¿sí?

Asentí.

—Y claro que nosotros estaremos ahí para ustedes.

—Tengo mucho miedo — admití.

—Esto... — tomó aire — no es nada fácil Rose, y debes de ser una persona muy fuerte, pero tampoco quiero que retengas todos tus sentimientos.

—Gracias por todo Karol — me levanté de la cama.

Ella me guiñó un ojo, tal cual como Cris lo hacía — Fue un gusto, Rose.

—Yo... — suspiré — me tengo que ir.

Karol asintió —Estaremos aquí esperándote.

Asentí y salí de la habitación con mis maletas que no poseían muchas cosas dentro. Cuando bajé las escaleras, vi que Cris estaba en la sala esperándome.

— ¿Ya te vas? — Dijo tomando mis maletas.

—No, es solo un simulacro — me miró sin gracia y yo reí — tranquilo Cris, solo... tengo que resolver algunas cosas.

—Te quiero Rose

—Y yo a ti — lo abracé.

Se oyó un "clic", nos separamos y volteamos hacia las escaleras. Karol acababa de tomaros una foto.

—Ay perdón pero se veían demasiado lindos — sonrió.

Apunte a Cris extrañada — ¿Lindo?, ¿él?"

Y Cris me apunto a mi extrañado — ¿Linda?, ¿ella?

—Ay niños déjense de tonterías – dijo haciendo un ademan con la mano y bajando.

Después de despedirme de todos, incluido el padre de Cris, un chofer me llevo a mi casa. Baje todas mis maletas y me despedí de Rodrigo (el chofer), en cuanto entre a mi casa mi padre me recibió con una brazo.

— ¡Mi vida!— gritó abrazándome y dándome vueltas.

Sonreí y suspiré su aroma, papá usaba un perfume muy característico de él —Pa — dije aferrándome a sus hombros.

—Ahh — me bajó hasta que mis pies volvieron a tocar el suelo. Me sonrió y pude ver su piel bronceada hacia resaltar su negro cabello y sus ojos tan grises como los míos me miraron con una alegría inexplicable. Yo juraba que él se parecía al esposo de la sirenita, papá era muy guapo — te extrañé tanto.

—Yo te extrañé más — lo volví a abrazar.

Él rio — Lo dudo.

Nos separamos y vi que su cabello negro estaba algo revuelto — ¿Un vuelo duro?

Papá trabajaba en una compañía extranjera, por lo que estaba fuera de casa por bastante tiempo.

—Con algo de turbulencia, pero todo por llegar lo más rápido a casa — miró mis maletas — ¿qué tal las vacaciones en casa de Cris?

Cuando le llamé a papá, le había dicho que Karol, me había invitado a quedarme en su casa hasta que él regresara.

—Todo bien — suspiré.

Él sonrió y las tomó — Flaca, ¿Y Cris? — me codeo alzándome pícaramente las cejas.

—Ya pa — reí y entramos a la casa — es mi mejor amigo.

—Y yo ciego — dejó mis maletas en el suelo y miró a mamá que estaba en la sala, mirándonos —hola amor.

—Matthew — saludó ella fríamente.

Mordí la parte interior de mis mejillas — ¿Podemos comenzar? — pedí mirándola.

Caminamos hacia la mesa, y los tres nos sentamos. Papá nos miró con una sonrisa — Mis dos chicas favoritas en el mundo — dijo sonriente.

— ¿Algo que quieras decir? — pregunté mirando a Ana.

Ella suspiró y de un momento a otro, comenzó a llorar — Matthew — se abrazó de papá — yo te amo, mucho. Pero... ah, no sé qué es lo que le está pasando a Rose — dijo con su incontrolable llanto — está... está tratando de separarnos.

Miré atónita la escena — ¿Qué?

—Tal vez es una fase — Ana miró a mi padre — pero, ya hace mucho tiempo es incontrolable, yo... yo no sé qué hacer con ella — sorbió su nariz — y ahora está delirando.

Papá la miró asustado, y luego volteo hacia mí, preocupado —Flaca, ¿estás bien?

— ¿Qué?, yo... yo estoy bien — me levanté de la silla — Ana, es mejor que digas la verdad.

Ana tomó la cara de papá —Deberíamos ayudarla amor, podemos mandarla en un internado psiquiátrico.

— ¿Qué es lo que pasa? — preguntó él entre preocupado y perdido.

— ¿Quieres saber lo que pasa? — Pregunté furiosa con lágrimas en mis ojos — la mujer que tienes a tu lado te está... te está — sentía el enorme nudo en mi garganta — está engañándote papá.

Él volteo hacia Ana y ella negó rotundamente — ¡Eso no es cierto!— gritó levantándose de la mesa —¡Rose está tratando de manipular todo para salirse con la suya?

Mi pecho dolía tanto que ni siquiera podía contestar.

—Amor — Ana miró a papá — tú me crees, ¿verdad? — Suspiró — ¡yo he estado toda mi vida contigo...

— ¿Es por eso que falta tanto dinero en las cuentas de banco? — papá la interrumpió mirándola.

Mamá se quedó sin palabras — ¿Qué?

—Ana, ¿es Karl? — preguntó

Me acerqué a ellos — ¿Estás robando nuestro dinero? — miré a Ana.

Mi padre se levantó de la silla y miró fijamente a Ana — Yo te... Ana, yo te amo — vi las lágrimas derramarse por sus ojos — eres el amor de mi vida, no puedes hacernos esto.

Y ahí mi corazón terminó de romperse, jamás había visto a mi papá llorar.

—Pa — me acerqué un poco más a él.

— ¡Ella fue la culpable de todo esto!— gritó Ana acercándose a mí, levantó la mano, justo para golpearme.

Por lo aturdida que estaba, no pude defenderme, así que solo cerré mis ojos. Pero el golpe nunca llegó. Cuando los abrí, vi a mi papá sosteniéndole la mano.

—A mí me podrás hacer todo el daño que quieras Ana, pero a mi hija no le puedes tocar un solo cabello — dijo con los ojos rojos de tanto llorar — y por favor vete de la casa.

Ella rio, amargamente —Yo no me voy a ir a ningún lado.

Él asintió soltando su mano — Nosotros nos vamos — dijo tomándome y saliendo de la casa.

Todo el tiempo después, jamás pude ver a mi padre igual. Rentamos un departamento de una sola habitación, que era para lo que nos alcanzaba, y cuando papá estaba de viaje, yo me quedaba en casa de Cris, y cuando regresaba, yo dormía en la habitación y él en el sofá.

—Papá, soy la mejor de mi clase — dije mostrándole mis calificaciones.

Él estaba mirando vacíamente la televisión y luego me miró y una sonrisa enorme se dibujó en sus labios — ¡Esa es mi chica!— me abrazó fuertemente.

Pude notar como el cabello de papá cada vez iba cayéndose más, pero solo cerré mis ojos y lo abracé

Tiempo después, terminé la preparatoria. Y hoy era nuestra graduación. Papá había pedido permiso en el trabajo para poder ir a ella.

— ¡La chica de ojos grises es la más bella!— gritó desde su asiento mientras aplaudía.

Sonreí y bajé para abrazarlo — Te amo papá.

—Y yo mucho, mucho más a ti, flaca — nos separamos y sonrió — o debería decirte, próxima diseñadora de modas.

Reí — te diseñaré la mejor ropa.

—Eso... espero — y de pronto, cayó al suelo desmayándose.

Los doctores habían dicho que era por mala alimentación. Pero poco tiempo después, su condición empeoro.

—Pa, ¿dónde estuviste? Sabes que no debes salir solo — pregunté mirándolo entrar por la puerta.

Su cabello cada vez se iba cayendo más, y el poco que le quedaba, se había puesto gris. Su piel que antes era morena, ahora cada vez estaba más palida.

Él me sonrió —No podía dejarte sin pastel — puso frente a su cuerpo, un bello pastel — feliz cumpleaños, flaca.

—Pa — no pude evitar que mis lágrimas se derraman.

—No llores, es del sabor que te gusta — dijo mirándome preocupado.

Lo abracé — Eres el mejor papá de todo el mundo.

Él rio y me abrazó — Trabajo duro en serlo.

Mientras yo cursaba mi universidad, que los padres de Cris habían insistido en pagarme, ya que por la enfermedad de papá él no podía trabajar y por consiguiente, no podía pagar. Trabajaba en todo lo que podía, llegué a tener cuatro trabajos por día. Pero ayudaba para pagar el tratamiento de papá.

—Papi, llegué — dije abriendo la puerta del departamento.

Él volteo desde la pequeña cocina. A su edad, no debería de tener tantas arrugas ni estar tan bajo de peso, pero su enfermedad las tenía. Los médicos aún no sabían qué era lo que papá tenía, y no podían darle un tratamiento adecuado, pero los padres de Cris, que eran los que lo pagaban, siempre trataban de buscar nuevos métodos para ayudarlo.

—Hola flaca — sonrió y vi que tenía puesto un mandil — estoy cocinando pollo, tal como te gusta.

Suspiré y me quité la gorra de mi uniforme de trabajo — Huele muy rico.

—Siéntate, ya casi está — dijo alegre.

Me senté en el comedor, bueno, era la única mesa que teníamos y comencé a hacer mi tarea de la universidad — ¿Alguna noticia del dinero tu jubilación? — pregunté.

—Oh pues, todavía no me han dicho nada — caminó muy despacio con un plato en las manos, yo quería ayudarlo pero haciendo eso, él decía que lo hacía sentir inútil — pruébalo.

El tiempo pasó y papá parecía no estar empeorando.

—Muy bien, felicidades Rose por tu proyecto — dijo la maestra felicitándome.

A pesar de todo, seguía siendo la mejor de mi clase, quería que papá estuviera orgulloso de mí.

—Gracias — la campana sonó y todos salimos al pasillo.

Ahí vi a Cris junto con Andrea, correr hacia mí, muy preocupados.

—Rose — gritó viniendo hacia mí.

— ¿Qué pasa? — pregunté.

—Nos vamos — Andy me tomó de la muñeca, corriendo hacia el estacionamiento.

Cuando vi que nos dirigíamos hacia el hospital supe qué era.

Corrí por todo el pasillo hasta llegar a la habitación  —Pa — lo miré y fui hasta él

Estaba recostado en una cama con muchos cables y cosas en su cuerpo — Hola, chica de ojos bonitos — dijo y luego comenzó a toser.

—Pa, ¿estás bien?

Él miró a Cris y sonrió — Contigo muchacho, ya he hablado. Así que recuerda y prométeme lo que te dije — volteé y él asintió.

—Para siempre — dijo Cris.

Luego papá miró a Andy —Contigo ya también he tenido una plática.

— ¿Sabe que podría ser mi sugar daddy perfecto? — Andy estaba llorando como nunca.

Papá rio y asintió — Me alegra tanto que ustedes dos estén en la vida de mi Rose.

—Les daremos un momento, estaremos a fuera — dijo Cris tomando del hombro a Andy.

—Los quiero, mucho, a los dos — se despidió mi amiga lanzándonos besos mientras lloraba.

Luego de que Cris saliera de la habitación junto con ella, lo miré — Pa, por favor dime que estás bien, ¿quieres que te traiga algo? O que...

—Todo está bien Rose — y acaricio mi cabello — oh por Dios, ¿cuándo es que creciste tanto y te volviste tan bella? — Rio mirándome — todavía recuerdo cuando eras una bebé, yo me acostaba y te ponía sobre mi barriga, eso te gustaba mucho. Ven — palmeo su camilla al lado de él.

Asentí y me recosté junto a él, mientras lo abrazaba — Cuando tenga mucho dinero, prometo comprarte una casa bonita, y ahí vamos a vivir tú y yo, y... y también el carro que tú quieras.

—Me gustan los Lamborghini — dijo abrazándome.

—Te voy a comprar el que tú quieras.

Él rio — Estoy muy seguro que vas a triunfar, vas a ser la mejor de todos los tiempos.

—Lo haré, y así vamos a vivir juntos, toda la vida y vamos a ser muy felices — sorbí mi nariz.

—Rose — tomó aliento, ya le estaba costando hablar — quiero que seas muy feliz y que cumplas todos tus sueños, tal vez yo no esté en algunos de tus mejores momentos — volteé y vi que sus ojos se comenzaban a poner rojos.

—Pa, no digas eso, por favor — lo abracé más fuerte.

— Pero estoy tan seguro que tienes a la mejores personas a tu alrededor, y quiero que sepas que eres la luz de mi vida, tú eres el amor de ella Rose, fui tan feliz al saber que iba a ser padre, y estoy muy orgulloso de ver en la excelente persona en la que te has convertido — limpie sus lágrimas que rodaban por las mejillas — y tal vez pude darte una vida mejor, y que no pasaras tantas penurias como lo haces ahora...

—Yo haría lo que fuera por ti, jamás he renegado de nada, no lo digas como si no fueras nada para mí. Y esto parece una despedida

Él sonrió — No lo es flaca, siempre estaré ahí — apuntó a mis ojos, sonreí y me acurrucó en su cuerpo —Hay que dormir un poco, estoy cansado.

Asentí y me acurruqué en su pecho, mientras él me contaba historias, hasta que también cayó dormido.

Algo se escuchaba. Abrí los ojos y oí como la máquina que estaba conectaba a mi papá, sonaba intensamente.

—Papá — lo moví pero él no reaccionaba — ¡Pa!— brinqué de la cama rompiéndome la frente, rápidamente me levanté y abrí la puerta — ¡Ayuda!

Sentí la sangre escurrir por mi cara y no sabía si era eso o las lágrimas que comenzaban a nublar mi vista. .

Corrí hacia mi papá y tomé su rostro —Pa, por favor, despierta — pero él seguía sin abrir los ojos — ¡No puedes dejarme sola, eres todo lo que tengo!

Alguien me tomó de los hombros sacándome de la habitación mientras los doctores entraban.

— ¡No, yo debo estar con él!— grité y alguien me detuvo.

—Rose, todo va a estar bien — oí la voz de Cris

Lo miré — ¡Debo entrar con mi papá!— grité histéricamente

—Rose, los doctores lo van a ayudar — dijo Andrea mirándome.

— ¡Nadie aquí sabe nada, mi papá se está muriendo y yo debo estar con él!— me zafé del agarré de Cris y comencé a golpear frenéticamente el vidrio de la puerta hasta que lo rompí, mis brazos comenzaron a sangrar.

— ¡Pa... pá!— grité mirando como intentaban reanimar su cuerpo.

Y esa fue la última vez que lo vi antes de desmayarme por la pérdida de sangre.

+

Y ahí comenzó mi etapa de depresión. Tiempo después un abogado me dijo que papá me había dejado una herencia, lo cual me sorprendió porque él ya no tenía nada desde que Ana le había robado todo. Pero cuando vi el documento, vi que él había vendido todo para dejarme eso, y el dinero de su jubilación estaba ahí.

Luego de años de tratamientos y psicólogos, logré pasar esa etapa gracias a todos mis amigos y a los familiares de Cris, especialmente a su abuelo, que jamás me dejaba sola. Él era como un padre para mí.

Tiempo después, Andrea y yo estuvimos trabajando muy, pero muy arduamente para conseguir todo el dinero posible, y con préstamos del banco, de sus padres y junto con la herencia de mi papá. Pudimos hacer nuestra propia empresa de ropa.

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Eternamente agradecida:
Daira ♥️

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