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Parte 10

Tomé el vestido y sonreí. Este era el que había visto en un aparador hace unos días cuando fuimos al centro comercial con Cris.

Me lo puse de inmediato y me vi al espejo —Eres oro Cris Michaels — reí viendo lo perfecto que me quedaba, los hombros descubiertos le daban un toque sexi al igual que el corte en la pierna. Me senté sobre el tocador viendo qué hacía de peinado. Dejé mi cabello castaño ondulado naturalmente y me coloqué un labial nude sobre mis labios para luego mirar hacia mis zapatos y cuando vi los nuevos tacones blancos que había comprado para una junta, supe que eran los indicados para este vestido.

Salí de mi habitación y vi a Cris al final de las escaleras con un perfecto traje a la medida — ¿Eres mi Jack Dawson? — pregunté bromeando.

Él sonrió mirándome —Si así lo quieres — me extendió su mano ayudándome a bajar.

—Es la primera vez en mucho tiempo que te veo con traje — dije arreglándole la corbata.

Él se acercó suavemente a mi oreja —Y no será la última.

Tragué saliva y lo miré — ¿Qué es esto Cris?

—Te voy a invitar a cenar.

Reí — ¿No podría haber sido en un McDonald's, algo menos... formal?

—Si no te gusta, podemos hacer otra cosa — me sonrió sin quitarme la vista de encima — pero luces... completamente hermosa.

Sentí como mis mejillas se calentaron.

—El vestido es precioso — dije mirándolo.

Él negó —No hablo de cómo es que luce el vestido, yo hablo de ti — me tomó de la mano haciendo como si fuéramos a bailar — esto me recuerda a nuestra graduación en la universidad.

FLASHBACK.

La fiesta de graduación estaba yendo bien, bueno, mínimo para aquellos que la disfrutaban. Me senté en la mesa donde estaban los padres de Cris.

—Rose, querida ¿por qué no vas a bailar un rato? — preguntó Karol mirándome.

—Unas copas no te vendrían mal — su papá sonrió.

Karol lo miró y él quitó su sonrisa.

Reí —Tal vez después.

Miré hacia la pista y vi a todas las chicas con sus bellos vestidos bailando con sus parejas. Sonreí, eso debía ser bonito.

—Hola hermosa chica guapa — Cris se puso frente a mí.

Reí alzando mí mirada —Hola chico.

—Si me disculpan, me robaré a esta preciosa señorita para un baile — Cris me extendió su mano y yo la tomé.

—Nosotros los esperaremos en casa — dijo Karol levantándose junto con el padre de Cris y yéndose de ahí.

Cris me miró sonriente —Luces preciosa.

Reí —Aja — y nos adentramos en la pista de baile.

—Si no me crees, voltea a ver detrás de ti — se acercó a mí oído — todos te miran.

Volteé discretamente y sí, había varias miradas en nosotros.

—Es por las chicas que ansían bailar contigo — dije tomando sus manos.

—Aja — dijo arremedándome.

Reí y recargué mi cabeza en su hombro —Luces muy bien en traje.

— ¿Te digo algo que dicen las chicas? — Preguntó y asentí — luzco mejor sin él.

Negué con la cabeza sonriendo.

—Felicidades, futura mujer de negocios —Cris me sonrió — estoy muy seguro que tu padre estaría muy, pero muy orgulloso de ti, Rose.

Le di una sonrisa de boca cerrada, algo triste —Gracias Cris.

FIN DEL FLASHBACK

—Yo sigo insistiendo que me veo mejor sin traje — alzó las manos inocente.

Rodé los ojos —Aja.

Él tomó mi mano —Pero no es momento de averiguarlo, sino de ir a cenar.

Salimos de la casa y Cris me abrió caballerosamente la puerta de su auto —Que educado.

Él me guiñó el ojo rodeando el auto y subiendo.

—Y dime, ¿a dónde piensas llevarnos a cenar? — pregunté cambiando las canciones.

—Rose — él rio — no sé porque sigues preguntando si sabes que no te voy a responder.

Me encogí de hombros —hay que tener esperanza.

Cuando salimos de la ciudad, pude apreciar lo bella que se veía la noche siendo alumbrada por todas las luces, era algo mágico. Volteé a ver a Cris para hacerle el comentario de la ciudad pero él parecía muy entretenido en el camino. Y yo no dejaba de mirarlo, se veía absolutamente guapo con su traje, bueno, Cris siempre lucía guapo.

— ¿Cómo va todo con la nueva colección? — preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Ahhh... — miré hacia la ventana — todo va bien, solo algunos problemas con los colores de las telas pero nada que no se pueda resolver — lo volví a mirar — ¿tú no piensas integrarte a la empresa de tu padre?

Su padre era un gigante en el mundo de bienes raíces.

Él suspiró —Sé que sonará mal pero, no quiero estar atrapado en una oficina — me miró ligeramente — soy muy guapo para tener arrugas.

Una hora después llegamos a un parque.

— ¿Vamos a tener un picnic nocturno? — pregunté quitándome el cinturón.

Cris volteo hacia mí —No creo que te vaya a matar.

—Nadie sabe — nos bajamos del auto y vi lo hermoso que estaba todo decorado. Estaba oscuro, pero todos los arboles estaban iluminados con luces dándole un toque mágico al lugar.

—Wow — miré hacia todos lados.

—Sería un muy malo asesino — rio mirándome – me extendió su brazo y yo lo tomé feliz.

Mientras íbamos caminando yo seguía sin decir una palabra, quedé absolutamente callada por la belleza del lugar.

—Aquí es donde vamos a cenar.

Volteé para ver la hermosa mesa que estaba en medio del lugar, toda ella estaba decorada con velas.

—Esto... es hermoso — sonreí mirándolo.

Toda la noche fue maravillosa. Me sentía tan cómoda y libre de ser yo, a diferencia de la que tuve con Jim. Esta la superaba por mucho. Cris y yo pasamos toda la noche platicando, riendo y cenando muy rico.

El camino de regreso a casa fue calmado, tenía mi barriga llena y sentía que en cualquier minuto me podía quedar dormida. Cris detuvo el auto y abrí los ojos — ¿qué pasa?

—Puede que tengas frio — dijo poniéndome su saco como si fuera una cobija.

¿Qué pasaba conmigo?, ¿Por qué Cris?, ¿por qué cada vez que intentaba que no me gustara, me gustaba más?

Llegamos a casa.

—Señorita dormilona — dijo Cris mirándome.

Hice un puchero —Tengo sueño.

Los dos bajamos del auto y entramos a la casa, miré a Cris y lo abracé —Fue la mejor noche que he tenido.

—También la mía — me correspondió el abrazo.

Sonreí felizmente —Buenas noches Cris.

—Buenas noches Rose.

Y subimos a nuestras habitaciones.

Sonreí recargando mi espalda sobre la puerta y suspiré profundamente. Me quité el vestido dejándolo sobre la cama, quedando solamente en ropa interior, no me dio tiempo de ponerme una pijama porque vi que mi celular empezó a vibrar.

"¿Hola?" — pregunté contestando.

"¿Hija?"— Aquella voz que más odiaba en todo el mundo.

"¿Qué quieres?"— pregunté cortante.

"Esa no es forma de hablarle a tu madre"

Reí amargamente —"Tú desde hace mucho tiempo dejaste de serlo, y eres menos que nada."

"Como sea" — habló sin importarle — "hija, Karl tiene algunas deudas, y sabes que por su estado no puede trabajar"

"Si a su estado le dices ser un maldito borracho"

"Él no era así"

"Por supuesto que sí, ahora al grano Ana"— mis manos temblaban de rabia

"Queremos que nos prestes dinero" — soltó rápidamente

"¿Qué? — pregunté para luego reír — estás loca"

"Vamos hija"

Tallé mi tabique y suspire — "¿Cuánto es lo que debe?"

"Diez mil"

"¿Qué? — grité asombrada — ¿diez mil?, pues qué carajos hizo. No, en absoluto voy a regalarles esa cantidad"

"Hija es solo un préstamo"— el descaro en sus palabras era de otro nivel.

"¿Préstamo?, darles dinero a ustedes es un regalo..."

" Y si no lo haces nos van a embargar la casa" — Dijo interrumpiéndome.

Sentí como mi corazón comenzó a doler — "Pero... pero esa casa es de papá" — hablé mientras la voz se me quebraba.

"La tuvimos que embargar"

Reí sintiendo como todo se veía abajo —"No sé cómo carajos tuviste el cerebro de prestar lo que ni es tuyo, esa casa no te pertenece y mucho menos a ese vago. Eres la peor persona que conozco"

"¿Peor? ¿Acaso crees que tú estabas en mis planes? ¡Yo era joven Rose, tenía el mundo a mis pies! Pero... llegaste tú"

Las lágrimas comenzaron a salir por si solas. Aunque ya conocía a Ana, y no me importaba en absoluto lo que ella dijera, todavía dolían esas palabras.

"Por mí, has como que ni siquiera existo, yo lo hice hace tiempo con tu existencia" — Limpie las lágrimas con mis dedos.

"Necesito el dinero, dile a Cris. Su familia tiene mucho."

Reí sin ninguna gracia — "Algún día Ana, ojala te arrepientas de todo, y estaré viendo como ruegas por el perdón. Mientras tanto, quédate con tu maldito" — y colgué el teléfono.

No pude detenerme, las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas y mis piernas se sentían como gelatina, a tal punto que dejé que mis rodillas cayeran sobre el suelo. Me sentía como una estúpida al dejar que eso pasara.

—Rose...

Cris entró en mi habitación, levanté mi vista y él cayó al suelo junto conmigo. Me aferré a él mientras lloraba desconsoladamente.

El tiempo pasó y yo seguía aferrada a Cris, él solo estaba ahí apoyándome, sin decir una palabra hasta que yo estuviera bien.

—Cris — hablé sorbiendo mi nariz.

Acunó mi cara con sus grandes manos y cerré los ojos ante su cálido toque, cuando volví a abrirlos Cris me miraba triste y preocupado. Suspiró limpiando las lágrimas con sus pulgares —-¿Qué pasó?

—Ana... — mi garganta se cerraba cada vez que recordaba lo que había hecho.

—Tranquila, lo que sea lo vamos a resolver — me sonrió — ¿okey?

Asentí y tomé aire —Ana embargo la casa de papá y... y quiere que... que le preste dinero — solté todo.

Sus ojos se abrieron sorprendido — ¿Qué? — preguntó él, atónito.

—Y... no me importa la cantidad, sino la casa, eso es todo lo que me importa.

Vi la preocupación en el rostro de Cris — Tranquila, mañana lo resolveremos, ahora ven —dijo tomándome en brazos. Me cargó hasta su dormitorio y cuidadosamente me dejó sobre la cama. Fue hacia su armario y regreso — es una de tus favoritas — me extendió una de sus camisa, me la puse inmediatamente. Cris se metió en la cama y me jalo hasta quedar a un lado de él, entrelazo sus brazos por mi cintura y me acurruqué en su pecho.

***

Sentí la cabeza de Cris sobre la mía —Buenos días dormilona — Dijo con su voz más grave que lo normal.

Me estiré —Buenos días — miré por la ventana de Cris y vi que el sol ya estaba un poco más naranja — ¿Qué hora es? — pregunté bostezando.

—Las doce — Contestó tranquilamente.

—Mierda — salte de la cama

—Tranquila, hablé con Andy y me dijo que ya tenía bajo control lo del pedido y de las pruebas.

Reí — Andy me va a matar, pero gracias

—Probablemente — rio — pero hoy — se levantó de la cama cubriéndome con la sabana, porque había olvidado que seguía en ropa interior — hay que arreglar lo de tu casa

—Sí — asentí.

—Vamos, vístete y te espero abajo.

Salí de su habitación yendo a hacia la mía y tomé un baño. Abrí mi armario mirando mi ropa.

Me decidí por un top azul con unos jeans y un saco negro que le hacía juego a mi cartera. Cepillé mi cabello y me coloqué una collar de cadena sobre el cuello.

un poco de hidratante de labios, perfume y estaba lista. Bajé por las escaleras y Cris ya estaba ahí haciendo café.

—Espero me haya salido bien — dijo dándome una taza.

Sonreí aceptándola — ¿Cris Michaels está dudoso de algo que hizo?

—Te ves muy linda — me sonrió.

Le di un sorbo a mi café — tu café es muy bueno-

—Como todo yo — sacó las llaves del auto de su bolsillo — ¿lista? — preguntó mientras las giraba en su dedo índice.

Le di el último sorbo a mi café y suspiré  —Lista.

***

Todo esto era un gran lio, problemas de dinero, evasión de impuestos. El abogado revisó los papeles de propiedad de la casa afirmando que no estaban a nombre de Ana. Lo cual me causó mucha satisfacción y me quitó un peso de encima.

Pagué igualmente el dinero para liberar los papeles de la casa y así poder tenerlos conmigo.

— ¿Estás bien? —Cris me tomó de la mano.

Negué mirando por la ventana —No, hace mucho que no la veo y me pone nerviosa.

—Sabes que no te voy a dejar sola nunca — lo miré y me sonrió — vamos a enfrentar a este mundo tú y yo.

Bajamos de la camioneta caminando hasta llegar a la puerta principal. Vacilé un poco pero Cris me animó y por fin me decidí a tocar la puerta. Ana salió y nos miró.

—Hola Cris —lo saludó primero haciendo como si yo no estuviera, él solo asintió con la cabeza — Rose — me miró y yo apreté la mano de Cris — que bueno que viniste — se le notaba la hipocresía en su cara.

—Ahórrate tus palabras. La deuda ya fue pagada — dije mostrándole el papel.

Ella sonrió victoriosa —Sabía que no ibas a dejarme...

—Ana, la casa por derecho es mía, y ahora que ustedes la embargaron y pagué la deuda — sonreí — es mía por completo. Y quiero que dentro de una semana la desalojen — Le mostré las escrituras que estaban a mi nombre.

Ella las miró y pude notar su cara de enfado pero luego fue reemplazada por una de tristeza mal disimulada — hija pero no nos puedes hacer eso.

—Sí, claro que puedo. ¿Quieres ver?

— ¿Qué pasa aquí? — una voz desgastada se escuchó detrás de Ana.

Y ese era Karla, el tipo más despreciable del mundo.

—Rose, que milagro verte por aquí — dijo sonriéndome malévolamente.

Miré a Ana sin quererle dirigir la palabra a Karla —en una semana Ana — me volteé y bajé del pórtico.

Podía oír como Ana le decía lo que estaba sucediendo a Karl y que les iba a quitar el lugar donde vivían. Y por los gritos pude anticipar su respuesta.

— ¡Ey!, ¡no nos puedes hacer esto, esta casa es mía!  — me gritó Karl a mis espaldas.

La sangre me hirvió de furia y no pude evitar voltearme hacia él.

—-No, nada de aquí es tuyo — apunté a todo el lugar — eres un ser despreciable que no se merece nada.

Suspiré y me giré dispuesta a subir al carro de Cris, pero oí un golpe. Giré asustada, pero vi a Cris encima de Karl golpeándole la cara y Ana tratándolo de detener.

— ¡Rose dile algo! — me gritó Ana furiosa.

— ¿Qué habrá intentado hacer este desgraciado? — pregunté mirando su cara de enojo. Me acerque a Cris —déjalo no vale la pena. Te vas a lastimar.

—Este maldito trató de golpearte — explicó Cris enfurecido sin dejarlo de golpear.

— ¡Maldita... perra!— gritó Karla por debajo de Cris.

Reí —Idiota.

Caminé hacia el auto para buscar algo con que limpiarle la sangre a Cris.

— ¡Rose! — Gritó Ana  — ¿no le vas a decir algo?

Caminando hacia el auto le levanté del dedo corazón sin dejar de darle la espalda — Dile al imbécil de Karla cuando se levante, que se pudra y que espero que aprenda a respetar a las mujeres — volteé y la miré — pero más que se pudra junto contigo.

Cris pasó por un lado de ella y tomé sus manos limpiándolas de la sangre — ¿Estás bien? — Preguntó preocupado.

Reí —No tenías por qué hacer eso.

—Te lo dije, no voy a dejarte sola.
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Besossss en el yoyo ❤️😘😘

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