Capítulo 23
—¿Y bien?
—Bueno, yo no sé por donde empezar.
—Por el inicio.— dijo sonriendo de lado.— Y quiero toda la verdad Leah.
Era ahora o nunca, no sabia como empezar mi historia, pero Dakota tenía razón lo mejor era ser sincera con él.
— Hace algunos años yo era diferente, y no sólo en personalidad sino que también en el físico.
—¿A que te refieres Leah?
En ese momento saqué una fotografía mía antigua, en la cual el claramente me reconocería.
—¿Esta eres tú?.— dijo nervioso.
—Esa soy yo Zack.
*Flashback*
Me encontraba en mi habitación lista para ir a una fiesta de esas que hacen los playboys y las porristas, Alex un chico muy amable me había invitado. Me coloqué un vestido vaporoso, y unos tacones no tan altos, un poco de maquillaje y todo listo, me miré al espejo y mi cabello rubio estaba liso, no usaba un vestido pegado ya que no tengo tan lindo cuerpo. En cuanto llegué a la fiesta percibí el olor a cigarrillo, alcohol y marihuana, entre a la casa donde era y bebí un shot de tequila.
—Hola.— dijo una voz masculina a mis espaldas.
—Zack.— sonreí.
Zack era el playboy del instituto, era algo así como con el que todas soñaban pero solo una tenía.
—¿Bailas?.— preguntó y yo asentí. Empezamos a bailar una canción demasiado pegados, cuando de repente sentí una mano en mi espalda, la cual fue bajando hasta llegar a mi trasero.— Eres muy linda.— dijo.
Y en ese momento se acercó a besarme, fue un beso lento y salvaje.
—Yo me tengo que ir.— dije nerviosa abandonando la fiesta.
(....)
Ya era lunes y yo me encontraba en el instituto, en cierta parte sentía una atracción hacia Zack, era muy lindo y en la fiesta me besó, eso significa algo ¿no?, todo el fin de semana me debatí entre escribirle una carta o no, y acá me encontraba apunto de dejarla en su casillero.
El día paso lento, quería saber si Zack ya había leído mi carta, pero no lo había visto en toda la mañana, me encontraba sola en el aula de estudios cuando una voz me sacó de mis pensamientos.
—Mira a quien tenemos acá
—Pero si es la enamorada.— dijo una voz riendo.
—Drake, ¿tu crees que alguien como yo, estaría con alguien como ella?
—Si no estuviera tan gorda, tal vez.— dijo riendo. En ese momento sentí como algo se rompía en mi, no podía creer que yo fuese tan estúpida de haberle escrito eso a Zack.
—Estas en lo correcto. ¿Y tu rubia, crees que yo estaría con alguien como tú?.— dijo tomando mi cabello en sus manos.
—Yo...yo.— dije al borde de las lagrimas.
—Así, que, ¿Esta es tu admiradora?— dijo una voz femenina.— Tú crees que el estaría con una gordita como tu.— soltó una carcajada.— A él le gustan así como yo.- sonrió.
—Yo no sé.— dije con la voz entrecortada.
—Vete de aquí gorda.— dijo Kate y todos rieron.
Salí corriendo directo a mi casa, cuando llegue sentí como las lagrimas venían a mi y yo no las podía controlar.
(...)
Llevaba aproximadamente un mes aguantándome las burlas de Zack y sus secuaces, en este tiempo ya había encontrado diferentes para adelgazar rápidamente, nunca me había sentido gorda pero las palabras de ellos ya me habían empezado a afectar.
Los comentarios y burlas eran cada vez más constantes, había conocido a una chica, su nombre es Dakota, es alguien increíblemente genial, me apoya en cada momento y ha evitado que haga muchas estupideces.
(...)
Han pasado más de seis meses y ya no soporto más las burlas de ellos, ahora no son solo ellos, es todo el instituto, por mi cabeza solo pasan pensamientos suicidas, mi peso llega casi a los 40 kilogramos, y cada vez estoy más pálida, mi padre no esta cuando lo necesito y mi mamá hace todo lo posible. Dakota, ella siempre intenta hacerme sonreír, es la mejor amiga que se pueda tener.
Nos encontrábamos en clase de deporte, y la odio, odio esta maldita clase. Estamos jugando quemados, y obviamente yo estoy en el equipo contrario de Zack y sus amigos.
—Leah cuidado.— gritó Dakota y justo en ese momento vi como todos los balones venían en mi dirección, excepto los de Drake y Zack, sentí como mi cuerpo caía al suelo y como mi cabeza golpeaba el duro pavimento.
—Dios santo.— gritó Dakota.— ¿Es que ustedes tienen mierda en la cabeza o que?
En ese momento todo se volvió negro y únicamente escuchaba las voces de los demás.
—¿Porque mierda hicieron eso?.— gritó Zack.
—Tenemos que llevarla al hospital.— era ¿drake?
(...)
—¿Donde estoy?.
—¡Despertaste!— gritó mi madre.— Dios mio, estaba tan preocupada, creí que te perdía, estas en el hospital— dijo al borde de las lagrimas.
—Estoy bien mamá.
—No lo estas hija, estas enferma, tu peso esta muy bajo.— sollozó.— Hija, estas con anorexia y todo es mi culpa.
—No mamá, no es tu culpa.
—¿Leah?.— dijo entrando un doctor.— Qué bueno que despertaste, el golpe fue fuerte y creímos que tendrías alguna perdida de memoria, pero veo que no tienes nada.
—Solamente un dolor de cabeza terrible.— intenté reir para que mi mamá no se sintiera culpable.
—Y también un desorden alimenticio.— dijo el doctor.— Leah, estamos muy preocupados por ti, no podemos permitir que sigas perdiendo peso.
—¿Y que podemos hacer?.— suspiré
—Hija, con el doctor hemos hablado, hay un centro de rehabilitación a unas horas de acá, puedes ir un tiempo y cuando estés lista regresas..¿te parece?.
—Es lo mejor.— sonreí.
—Muy bien, entonces cuando estés mejor haremos los papeles para llevarte.— dijo el doctor.— Ahora descansa.
—Nos vemos más tarde hija.— sonrió mi madre.
*Fin Flasback*
— Leah, yo lo siento.— dijo Zack nervioso.
—No importa ya Zack, el pasado es pasado.
—Si importa Leah, yo fui el culpable de que pasarás por todo lo que pasaste.— negó con la cabeza.— fui un maldito imbécil.
— Gracias a eso mi relación con mi padre mejoro, ¿sabes? Así que algo bueno salió de todo eso.
— Pero, estas diferente físicamente, ¿que ocurrió?
—No mucho.— reí—un cambio de cabello gracias a Dakota,y en centro de rehabilitación recuperé mi cuerpo.
Notaba que Zack estaba tenso, pero hizo un intento de risa.
—¿Drake sabe?
—Sí
—¿Y por que no me lo dijiste?— dijo algo alterado.
—Yo no sé.— dije mirando al suelo.
—Si sabes Leah.— subió el tono de voz.
—Es que...—susurré— tenía miedo.
—¿miedo?—yo asentí.— ¿De que tenías miedo?
—De que se repitiera todo.
Me miró unos segundos, supongo que estaba analizando bien lo que iba a decir:— Fui una mierda contigo, te lastimé y no sabes cuanto me arrepiento, desde que vi como ibas perdiendo peso me di cuenta que había sido un hijo de puta, por eso me alejé, cuando vi como caías y quedabas inconsciente quise disculparme por todo, fui al hospital para ver como seguías pero Dakota no me dejo entrar, me insultó y me fui.
—Porque no te disculpaste después.
—Porqué desapareciste, y cuando regresaste yo no te reconocí, y llegaste con un carácter que a mi me gustaba, no dejabas que nadie pasará por encima de ti y eso fue lo que más me llamo la atención, por eso me fue imposible reconocerte.
—Fue algo que aprendí en rehabilitación, pero más que todo con Dakota.
El rió.
— Quiero hacerte una promesa.
—¿Y cual sería?
—Te prometo que no voy a dejar que nadie te lastime, aunque no creo que tu dejes que eso pase.—rió.— y te prometo que yo tampoco te voy a lastimar, porque a pesar del poco tiempo que llevamos saliendo te considero alguien muy importante en mi vida Leah Garret.
Sentí como mi estomago se contraía, y como mis mejillas se tornaban más rojas, también un pequeño sudor en las manos y ganas inmensas de llorar.
—¿De verdad?
—De verdad Leah.— dijo besando mis labios.
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