El diablo que conoces.

El infierno se desató en el infierno. Lucifer estaba más que molesto, jamás se vio más furioso desde que llegó ahí. Los demonios tenían miedo de decir o hacer algo que llevara a la muerte.

—Como le decía señor, he estado investigando y hay un modo en que...—

La demonio rubia que antes le daba miradas de odio a Castiel, estaba frente a él. Ella le hablaba de un plan, pero Lucifer solo podía pensar en algo.

—Si, muy interesante. Fuera todos, debo hacer algo muy importante —exigió y la demonio salió con la cabeza en alto llena de furia. Ella estaba confiada en que el reino sería suyo al lado de Lucifer —Crowley, trae a ese bastardo —

El demonio no quería hacer sentir mal a Castiel pero su rey era primero, además de que colgaba en un hilo su vida por su error. Le trajo a Dean en un segundo y lo puso de rodillas frente a él.

—Dean Winchester en persona, un gusto. Lucifer —le tendió la mano en modo de saludo y el rubio le dedicó una mirada de odio mezclada con miedo. El ángel al ver que tenía las manos atadas río con burla —Veo que tienes las manos ocupadas, después será —

—¿Qué es lo que quieres de mí? Ya estoy pagando mi condena, ¿por qué el Rey del infierno me solicita personalmente? —

—Verás, Dean. Odio admitirlo pero eres más importante que las otras almas que torturamos —caminó de un lado a otro frente al humano con una mano en la boca en gesto pensativo—Si por mí fuera seguirías en tu pequeña prisión, pero lamentablemente dejaste que Castiel te viera y ahora súplica por tu ayuda. Eso no fue algo que me gustó.—Se plantó frente a frente a él humano y se acercó a su rostro, una vez ahí susurró con la mandíbula apretada: —No cuando mi ángel súplica y se interesa por alguien más, sobre todo por un sucio mono quien fue el culpable de su condena—

—Cass —Dean abrió la boca en sorpresa —¿Por qué te interesa tanto Castiel?—

Lucifer alzó la cabeza ladeandola un poco.

—Por que me pertenece —contestó simple —Además de que es mi hermano y lleva a mi hijo, claro —

Entonces Dean entendió lo que pasaba. Miró con odio y apretó la mandíbula al imaginar ese ser despreciable fue el culpable de todo, de que Cass no pueda irse, de que Cass tengo el hijo de otro en su vientre.

—Tú. ¡Maldito hijo de puta! —gritó con coraje.

Lucifer le dio un golpe en la mandíbula y lo tomó del cabello.

—Yo que tú tendría más respeto por el diablo que conoces. Puede que seas importante para Castiel, pero haré lo que sea necesario para que no lo vuelvas a ver. Jamás. —

Dean sangraba de la boca y le dolía todo, aún así siguió tentando a su suerte al desafiar a Satanás.

—Cass jamás estará contigo como lo hizo conmigo. Puedes retenerlo lo que quieras pero jamás te amará como a mi. No puedes alejarme de él —

Lucifer lo tomó más fuerte del pelo y antes de darle un último golpe habló: —Si, puedo —

Dean cayó al piso inconcientemente y ordenó a Crowley que lo dejara en su jaula. Castiel se enteró de lo que pasó por lo que se plantó frente a Lucifer con odio y dolor en sus ojos.

—¿Cómo pudiste? —habló con rabia

—¿Por qué puedo, tal vez? —rió con burla.

Castiel lo estudió con su mirada, vió como Lucifer mantenía esa mirada de diversión pero dentro de sus ojos estaba asustado. Al verlos entendió que todo lo que hacía era por miedo. Tenía miedo de que él se alejara de su lado como estaban en ese tiempo juntos, de que se fuera con Dean y le quitara la oportunidad de ser un buen padre.

—Lucifer — Se acercó lentamente, Lucifer se puso a la defensiva pero lo dejo acercase. —No me alejare de aquí, no me iré de tu lado. No por que no pueda, si no porque no quiero —

Lucifer se relajó en un segundo bajo las palabras del ángel y dejó que lo tocará en la mejilla con cariño.

—Yo...—

—Está bien, entiendo tus motivos pero no vuelvas a hacerlo, ¿si? —se acercó a sus labios y dejó un beso en ellos —Solo libera a Dean y volveremos a como era antes —

Quiso volver a besarlo pero Lucifer lo quitó y le dio una mirada de odio. ¿Le confesaba que no se iría pero aún deseaba lo mejor para ese despreciable humano?
Lo empujó y le dio una mirada de superioridad.

—No. Ese sucio humano aún es una alma que hizo un contrato, jamás se irá de su condena —

—¡Al igual que tú! —alzó la voz Castiel molesto —Jamás podrás ser mejor que nuestro padre, jamás podrás cambiar —

—Tienes razón. Soy el diablo y jamás dejaré de serlo —

Le dio una última mirada y salió de la sala dejándolo tirado. Castiel llevó una mano a su vientre y una lagrima salió de su ojo. No quería admitirlo pero le dolía los tratos de Lucifer, y ahora sabía porque.

Se enamoró del diablo, y esa era la peor condena posible.