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Por fin podemos tener nuestros 10,000 años de amor.

Unos grandes dragones volaban por los cielos a gran velocidad hacia la ciudad de Orario después de una aventura muy emocional.

En una de las bestias se encontraba cierto muchacho con un rostro decaído y realmente triste quien sostenía fuertemente una lanza.

-Lo de Artemisa le ha afectado mucho...-Expresó Hestia un tanto cabizbaja y realmente preocupada por su hijo.

-Es normal, el amor actúa de maneras misteriosas, un día, una semana, un mes o un año. El tiempo nunca será un factor que determine si lo sentirás o no, para Bell y Artemisa fueron necesarios únicamente unos días para que el amor naciera dentro de ellos... en serio me duele ver a Bell de esa manera, tengo que hacer algo-Opinó Welf, acercándose a su amigo con su propio dragón.

El joven, quien continuaba viendo hacia adelante sin expresión alguna en su rostro, fue llamado por el pelirrojo.

-Bell... amigo-Dijo el herrero.

El muchacho volteó a su dirección.

-¿Qué sucede Welf?-Preguntó.

-La volverás a ver-Le comentó de manera directa.

El ceño de Bell se frunció ante ello, estaba enojado por esas palabras vacías que sólo eran un recurso utilizado para hacerlo sentir mejor. Sin embargo, Welf continuó.

-La volverás a ver y vivirán 10,000 años de amor ¿Recuerdas?, así que, cuando ella vuelva, haz que este mundo sea tan maravilloso como ella-Agregó mientras posaba su mano en el hombro de su amigo.

Él se tranquilizó ante ello, relajando su rostro.

"Vivamos 10,000 años de amor, Bell" fue la frase que volvió a su mente ante las palabras de Welf.

Bell comenzó a derramar sus lágrimas nuevamente, aunque... un pensamiento surgió.

"Artemisa... lamento no haberte podido salvar pero... cuando vuelvas, cuando nos volvamos a encontrar, seremos felices para siempre, lucharé para crear un mundo digno de ti... seré un héroe y de esa manera, no volverán a haber tristes despedidas, solo felicidad... te lo prometo"

-Sí, tienes razón-Le respondió el peliblanco al herrero, sonriéndole con un rostro que reflejaba tristeza.

-Estamos contigo, Bell-Fue lo que mencionaron Hestia y Lili al otro lado del dragón de Bell.

-Gracias... muchas gracias-Respondió Bell al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas con las mangas de su chaqueta.

Hermes, quien lo veía a la distancia, tuvo un único comentario que fue dicho en su mente.

"Bell... la volverás a ver y ambos serán felices juntos, así que... sé el héroe que ella y todo el mundo quieren que seas".

En la espalda del chico, un pequeño brillo comenzó a resplandecer, pero la ropa impedía que fuera visto por sus amigos y diosa.

Al mismo tiempo que eso sucedía, Bell formó un nuevo deseo.

"Tengo que volverte a ver, Artemisa"

Sin saberlo...

Sin imaginarlo...

Ese fue el inicio de un nuevo camino hacia su objetivo...

Ser un héroe...

Con una mirada decidida y el ánimo levantado, alzó la cara y observó fijamente el amanecer.

-Tengo un largo camino por recorrer, pero no estoy solo-Se dijo a sí mismo.

De regreso en Orario.

Bell y compañía bajaban con sus dragones hasta donde el Dios Ganesha, y algunos integrantes de su familia, los esperaban.

-¡Yo soy Ganesha! ¿Cómo les fue en la misión?-Preguntó el Dios con su tono de voz y reacciones características.

Hermes le explicó lo sucedido mientras que Bell se alejaba de la escena ya que no deseaba oír de nuevo toda la historia vivida.

-Bell ¿Dónde irás?-Preguntó Hestia.

-Es simple Kami-Sama... iré a hacerme fuerte, tan fuerte como nadie más, y así, lograré proteger a las personas que más quiero-Contestó el peliblanco de manera tranquila con una sonrisa que demostraba ese mismo sentimiento.

-Pues... ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos al calabozo!-Le dijo Welf, sosteniendo su espada.

-Lili piensa que no habrá mucha diferencia con la manera en la que normalmente actuamos, siempre nos metemos en problemas jeje-Opinó la pequeña hobbit con una risa que representaba trauma.

-E-Eso es cierto-Dijeron ambos hombres.

Mientras Ganesha y Hermes hablaban, este último finalizó con un pedido al otro Dios.

-Nadie se puede enterar de lo sucedido, ni siquiera Loki y mucho menos Freya ¿De acuerdo, Ganesha?-Fue lo que el Dios viajero dijo.

-¡Yo soy Ganesha! ¡Así será!-Contestó Ganesha.

Y así... la travesía comenzó.

Arco del juego de guerra.

Nos encontramos en la iglesia abandonada, sede de la familia Hestia. Bell estaba sentado en el sillón junto a Lili y Welf, los tres tenían sus rostros agachados mientras Hestia se encontraba de pie enfrente de ellos.

-Déjenme ver si comprendo... se metieron en una pelea con una de las familias más numerosas de todo Orario por provocaciones que ellos hicieron, prácticamente eso fue lo que querían, lo saben ¿Verdad?-Les preguntó Hestia mientras frotaba sus ojos con sus dedos.

-L-Lo lamento Kami-Sama-Respondió Bell con algunas heridas en su cuerpo y muy apenado por su comportamiento.

-No es solo su culpa, yo también debí evitar perder los estribos-Expresó Welf, quien no estaba en mejor estado que su compañero.

-Lili lamenta no haberlos podido detener, pero lo intenté-Dijo la hobbit.

-Al menos una de ustedes intentó ser sensato ante todo esto, pero el problema no es que se hayan peleado... el problema es lo que Apolo hará ahora, ese maldito pervertido no hace las cosas por hacer, debe quererte, Bell-Dijo Hestia mientras dirigía la mirada hacia su hijo.

-¿A mi? P-Pero no hay manera de que me pueda robar ¿verdad?-Preguntó el muchacho con cierto nerviosismo al ver lo que sus acciones podrían desencadenar.

-Bell, prácticamente le rompiste toda la cara al capitán de su familia ¿Crees que te dejará ileso? Además... él no solo se limita a las chicas ¡TÚ INOCENCIA ESTÁ EN PELIGRO!-Informó la pequeña diosa mientras agitaba a su hijo.

-¿Eh? ¿Mi inocencia? ¿Que no se limita a chicos? ¿Qué quiere decir...?-Iba a preguntar Bell pero la respuesta llegó a él rápidamente y comprendió a lo que refería su diosa.

-¡¿EHHHHH?! ¡ESO ES ANTINATURAL!-Reclamó el chico con temor y asco.

-¡POR ESO ESTOY PREOCUPADA POR TI! aunque... por tu entrenamiento diario en el calabozo, prácticamente estás al nivel de Jacinto, aunque... siguen habiendo casi 100 en la familia Apolo, aún si superas en poder a su capitán, no es ventaja por los números en contra-Opinó Hestia, sin saber qué hacer.

-La declaración de juego de guerra es inevitable pero... si por nuestra culpa Bell se metió en este embrollo, nosotros lo apoyaremos para superarlo, así tenga que cambiarme de familia con tal de ayudarlos-Comentó Welf, con determinación.

-¡Lili piensa igual!-Concordó la pequeña soporte.

*toc* *toc* *toc*

La puerta de la iglesia fue golpeada, interrumpiendo el momento.

-¿Uh? ¿Quién será?-Se preguntó la diosa, dirigiéndose a la entrada.

Tras algunos segundos, Hestia llegó a donde el resto estaba.

-¿Sucedió algo Kami-Sama?-Interrogó Bell, al notar el rostro serio de su diosa.

-Apolo nos ha invitado a una fiesta en su sede...-Informó Hestia.

Todos se tensaron en ese instante.

El peliblanco respiró profundo para tranquilizarse.

-Lo dije ¿No es verdad? Protegeré a las personas que más quiero, no dejaré que nadie me aleje de ustedes-Fue lo único que dijo mientras veía la lanza color plateado y azul a un costado de él.

-Entonces... un juego de guerra será... ¡Y LO GANAREMOS!-Finalizó inflando su pecho y poniéndose de pie.

Y de esa manera, con la gran decisión del joven conejo, el resto de la familia se contagió de esta misma y se preparó para lo que se avecinaba.

Como era de esperarse, en la misma fiesta de Apolo, el Dios de esta familia retó a la familia Hestia a un juego de guerra, cosa que sorprendió a todos. La ciudad no le tenía fe a la victoria de la familia Hestia, por lo que gran parte de las apuestas iban a favor del retador, aunque hubieron dos personas que apostaron a favor de la familia Hestia.

Algo curioso sucedió en la fiesta de la mansión de la familia Apolo antes de que se lanzara la solicitud por el juego de guerra.

Bell se encontraba de pie en el balcón, mirando a la luna, esa hermosa luna que siempre que observaba le hacía recordar a la mujer que estaba dentro de su corazón.

-Haré un mundo en paz para que podamos estar juntos, Artemisa-Dijo mientras soltaba una pequeñas lágrimas.

-Bell...-Dijo una chica detrás de él.

El chico volteó instintivamente al ser llamado.

-¿Uh? ¿Aiz?-Preguntó el peliblanco al reconocer a la persona enfrente suyo.

-H-Hola, Bell-Saludó la pelidorada.

-Hola Aiz, así que tú también estás aquí, no me lo esperaba, por cierto, te ves muy hermosa-Saludó Bell mientras le daba un pequeño elogio sin ninguna clase de vergüenza o algo parecido

No era un coqueto ni nada parecido, solo fue la impresión que él tuvo.

Después de lo sucedido con Artemisa, Bell fue perdiendo poco a poco ese deseo que tenía... el deseo de alcanzar a la princesa de la espada, Aiz Wallenstein.

Las mejillas de esta misma se sonrojaron ante el cumplido.

-Muchas gracias, Bell-Agradeció.

Ambos miraban el gran patio de la sede, hablando de cosas triviales y aventuras que tuvieron en estos últimos días en los que últimamente no habían podido verse.

Tras algunos minutos, una pregunta de hecha.

-Bell... ¿Te gustaría bailar?-Quien hizo esta sugerencia su Aiz, para sorpresa del joven.

-¿Uh? ¿Bailar?-Respondió él.

-Sí, yo no sé bailar pero... si no te molesta...-Confesó ella, no parecía aquella muñeca inexpresiva, se veía como una chica normal con sus mejillas coloradas y su mirada dirigiéndose a un costado por la pena de ver fijamente al chico.

Una imagen cruzó por la mente de Bell antes de siquiera pensar en lo que contestaría... la imagen de él y Artemisa bailando.

Esto hizo que tuviera una respuesta.

-L-Lo lamento Aiz... no creo poder bailar contigo...-

Esto hizo que el ánimo de ella decayera.

-Entiendo... no te preocupes-Expresó la princesa de la espada.

-Aiz... hay una cosa que quería preguntarte...-Dijo Bell, despertando la atención de la chica.

-¿Será posible que podemos volver a entrenar juntos? Extraño hacerlo y... quiero volverme más fuerte-Preguntó el peliblanco con calma.

Ella se sorprendió ante esto, la mirada decidida del chico hizo que abriera sus ojos en su totalidad.

-Sí, volvamos a entrenar juntos, Bell-Contestó Aiz con una pequeña sonrisa en su rostro.

Su ánimo que se encontraba en los suelos subió nuevamente por ese pedido.

Juego de guerra, casi al final.

La gran batalla se encontraba en su recta final, aún sin un ganador.

La familia Hestia, conformada por Bell, Lili, Welf, Mikoto(Quien se unió al escuchar la declaración de Apolo) y Ryuu(La cual se unió por pedido de Hermes además de que entrenó a Bell junto con Aiz para prepararlo), estaba masacrando a la familia de ese Dios pervertido. En menos de 10 minutos, gran parte del ejército de Apolo había caído.

De pie, frente a frente, se encontraban los capitanes de ambas familias.

-¿Cómo?... ¡¿CÓMO DEMONIOS ERES TAN FUERTE?!-Preguntó Jacinto con gran furia al verse rebasado por el joven peliblanco de nivel 2, un nivel 3 siendo derrotado por un nivel 2.

-Tengo que serlo... hay una promesa que debo cumplir a como dé lugar...-Contestaba Bell al mismo tiempo que comenzaba a escucharse un campaneo en su mano derecha, la mano que sostenía la lanza de Orión.

*clang*

*clang*

*clang*

-¿Q-Qué es eso...?-Se preguntaron tanto Jacinto como Apolo desde las gradas.

-Si alguien se atreve a amenazar la vida de mis seres queridos...-Continuaba mientras un brillo blanco se extendía por la lanza hasta llegar a cubrirla por completo.

-¡Lo derrotaré!-Finalizó.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Gritó con gran fuerza, corriendo en dirección a Jacinto, el cual permaneció de pie y temblando del miedo, él sabía que no podría evitar su destino.

*¡PUUUUUUM*

Un fuerte golpe fue dirigido al rostro de Jacinto, la onda de impacto destruyó todo lo que había enfrente de la lanza y levantando así una gran cortina de tierra y escombros.

Fue en ese momento, cuando el polvo se disipó, que los espectadores lograron ver quien era el ganador.

A escasos milímetros de contactar con su objetivo, la lanza se detuvo.

Jacinto miraba con terror la punta del arma.

-No soy un asesino...-Susurró Bell, dándole un pequeño golpe con el extremo de la lanza, haciendo que Jacinto cayera de espaldas al suelo por el miedo.

-No puede ser posible... ¡EN CONTRA DE TODAS LAS POSIBILIDADES! ¡LA GANADORA DEL JUEGO DE GUERRA ES LA FAMILIA HESTIA!-Gritó la voz de un narrador a los cuatro vientos, sellando así el final del evento.

Un suspiro de tranquilidad fue hecho por varias personas que apoyaban al conejo y a la familia de la pequeña diosa Loli.

Desde la mansión crepúsculo, cierta espadachín dijo lo siguiente con gran alegría.

-Bien hecho, Bell-

Desde las gradas donde los dioses observaban lo que sucedía, Apolo miraba con terror a Hestia.

-H-Hestia...-Decía tratando de evitar su destino.

-Fufufufu... ¡TODO TU DINERO Y PERTENENCIAS SERÁN MÍAS!-Gritó a todo pulmón la pequeña diosa. (Ya parece esposa divorciándose XD).

Y de esa manera, el juego de guerra llegó a su fin.

"No me arrebatarán nada ni a nadie, no de nuevo, cada vez me acerco más a ti, mi hermosa diosa" pensó Bell con una imagen de Artemisa pasando por su mente.

-Te amo Artemisa-

A la distancia, una diosa vió como el alma de Bell se hacía cada vez más fuerte y resplandeciente.

-Cada vez es más hermosa, pero... ¿A qué se debe esto? Tengo que saberlo-Expresó Freya desde lo alto de la Torre de Babel.

Fin del arco.

Arco del rescate de Haruhime.

Un tiempo después de lo sucedido en el juego de guerra, la familia Hestia se encontraba instalada en la mansión de Apolo, su nueva sede, que recibió el nombre "Mansión de la chimenea".

Los tiempos fueron relativamente tranquilos, si dejamos de lado que Bell seguía luchando en el calabozo aunque sin arriesgarse demasiado, algo raro en él.

Tras derrotar a Jacinto, se convirtió en un aventurero de nivel 3 por lo que comenzó a bajar cada vez más en el calabozo junto con su familia.

Pero volviendo a lo importante.

Una noche, mientras estaban apunto de irse a dormir, se dieron cuenta de que su compañera Mikoto salió de la mansión junto con Chigusa y se veían realmente sospechosas, por eso mismo, decidieron seguirla aún si eso era una falta de respeto a su privacidad.

Grande fue su sorpresa cuando se dieron cuenta a qué lugar habían llegado.

-Debe ser una maldita broma...-Dijeron todos al unísono en la entrada del distrito del placer.

-Artemisa me mataría si supiera que estoy aquí...-Susurró Bell, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

-Pues... debemos seguirlas-Opinó Welf, adentrándose allá.

-¡¿VAMOS A ENTRAR?!-Preguntó Lili con enojo.

-Welf tiene razón, debemos ir por ellas, no sabemos si están en peligro, es lo mejor viendo este escenario-Respondió el peliblanco, dándole la razón al herrero.

-¡Ughhhh! ¡Está bien! ¡Pero usted no se despegará de nosotros Bell-Sama!-Le gritó la hobbit mientras agarraba con fuerza la mano del joven y lo arrastraba como una madre a su hijo distraído.

"Me gustaría reírme pero no es el momento" pensó el pelirrojo yendo detrás de ellos.

Y de esa manera se adentraron a ese lugar de lujuria y perdición, sin saber que ese era el principio de una gran serie de problemas.

En ese lugar, estuvieron caminando detrás de Mikoto y Chigusa, a una distancia segura para no ser vistos por ambas. De un momento a otro, varios hombres se acercaron a ellas y parecían en problemas.

-¡Vamos! ¡Tenemos que ayudarlas!-Gritó Welf, corriendo hacia dónde estaban las dos.

Detrás de él iban Lili y Bell pero un aviso llegó por parte de uno de los burdeles.

-¡Es hora del servicio!-Dijo una prostituta mientras agitaba una campaña.

La gente comenzó a aglomerarse y el pobre chico solo veía como sus compañeros se alejaban cada vez más.

-¡Lili! ¡Welf!-Grito Bell mientras era abrazado por una mujer y la multitud lo arrastraba hacia adentro del burdel.

Tras algunos segundos en los que ambas chicas de la familia Takemikazuchi platicaban sobre el motivo que los traía a ese lugar se percataron de la persona que faltaba con ellos.

-Bell... ¡NOS OLVIDAMOS DE BELL!-Gritó Welf con el miedo recorrer por todo su cuerpo.

En las calles de el distrito del placer.

El joven peliblanco se encontraba caminando con mucho cuidado, mirando a los alrededores en busca de sus amigos y, de ser posible, evitar que más chicas se le acerquen, sin embargo, consiguió chocar miradas por un instante con una mujer de cabellera dorada y orejas del mismo color.

-Una Renard...-Susurró.

Su atención se centró en ello hasta que vió a una figura conocida a la distancia.

-¡¿Hermes-Sama?!-Preguntó el joven con sorpresa al ver al Dios viajero.

-¿Oh? ¡Bell! ¡Que sorpresa encontrarte por aquí!-Expresó Hermes.

-N-No es lo que piensa Hermes-Sama, tuve un problema con mis compañeros y nos perdimos-Explicó Bell con la esperanza de que su presencia ahí no sea malinterpretada.

-No te preocupes Bell, lo entiendo, no vendrías a un lugar como este por voluntad propia, aún existe ella en tu corazón ¿Cierto?-Contestó el Dios de manera comprensiva.

Él solo agachó la mirada con una sonrisa melancólica.

-Sí... ella siempre estará en mi corazón y mente, no hay día en el que su imagen no cruce por mis pensamientos, cada vez que miro la luna, la veo a ella, al igual que a su hermosa y resplandeciente sonrisa-Respondió Bell con cierto dolor en sus palabras al mismo tiempo que levantaba la mirada y veía el cielo estrellado.

-No pierdo la esperanza de volverla a ver-Finalizó.

-Estoy seguro de que así será, por lo tanto no te rindas, sigue caminando hacia adelante, siguiendo tus sueños y metas, eso es lo que ella querría ver-Opinó Hermes, posando su mano en la cabeza del chico y revolviéndole el cabello.

-Lamento que nuestra conversación no pueda alargarse más, tengo algunos compromisos, yo tampoco vine aquí por gusto propio así que espero que puedas encontrar a tus amigos, nos vemos-Se despidió el Dios mientras caminaba hacia una gran torre, al parecer era la sede de la familia Ishtar.

Tras ese encuentro, Bell siguió buscando a Welf, Lili, Mikoto y Chigusa, sin embargo, tuvo un encuentro un poco desafortunado.

*pum*

Al estar corriendo, dió la vuelta en uno de los callejones y golpeó con alguien.

-¡Lo siento! ¿Se encuentra bien?-Preguntó Bell mientras se disculpaba por su error.

-No te había visto antes. Eres muy atractivo. Soy Aisha ¿Y tú?-Respondió la amazona con un tono seductor en su voz al mismo tiempo que observaba cada detalle del cuerpo del joven.

Bell sólo estaba estático y la miraba con un gran sonrojo en su rostro.

-¿Quieres acompañarme esta noche?-Preguntó Aisha mientras acercaba su rostro al del muchacho de manera peligrosa.

En un rápido movimiento, la amazona lo tomó con fuerza, impidiendo que se moviera.

Esto asustó a Bell de sobremanera.

-No. yo no...-Decía el peliblanco con gran miedo por la fuerza que ejercía la mujer, él era nivel 3 y estaba siendo sometido por una prostituta.

Si la situación no parecía poder empeorar, varias voces se acercaron a su posición.

-¡Aisha! ¡Es el pequeño novato! ¡El del juego de guerra contra la familia Apolo!-Alertó una chica que se acercaba con otras 3 más.

-¡Es cierto! ¡Pelo blanco y ojos rojos!-

Esos eran los comentarios que daban las chicas, confirmando la identidad de Bell, quien tragaba saliva.

-¡Yo lo vi primero! ¡No lo tendrán!-Expresó Aisha, apretando aún más el cuerpo de Bell.

-¡Esperen! ¡Esperen! ¡Solo estoy buscando a mis amigos!-Gritaba el peliblanco, tratando de zafarse aunque sus intentos eran en vano.

Su comentario fue ignorado monumentalmente y lo arrastraron en contra de su voluntad.

-¡AYUDAAAAAA!-Ese grito fue escuchado en todo Orario.

En la sede de la familia Ishtar.

"Ayuda..." repetía Bell en su mente mientras permanecía sentado con la mirada fija en el suelo.

Él se encontraba en un sillón, siendo rodeado por varias amazonas con intenciones no muy puritanas, las cuales esperaban a que alguno de los cuartos se liberase para poder tomar su turno y devorar al pobre conejo blanco.

"Tengo que pensar un plan para salir de aquí... no tengo ni las armas y mucho menos la fuerza física para enfrentarlas a todas y huir, tengo que esperar una distracción" pensó el peliblanco mientras miraba de reojo los sitios por los que podría emprender su huida.

De repente, unas grandes pisadas se escucharon y una risa desagradable junto a las mismas.

"¡¿PERO QUÉ DEMONIOS ES ESO?!" Gritó Bell en su mente con el terror elevado a la millonésima potencia.

Sin que él se lo esperara, todas comenzaron a discutir algo sobre quien sería la primera en "probar" al chico.

"Esperen... ¡Esta es la distracción que necesitaba! ¡Gracias "Suerte", comenzaba a creer que no servías para nada!" Se dijo a sí mismo mientras se levantó lentamente y se dirigió a la salida más cercana desde su posición.

La discusión que fue su recurso de escape se había detenido de repente.

Al percatarse de ello, supo que fue visto.

-¡NO ME ATRAPARÁN CON VIDA!-Gritó sin mirar atrás y corriendo a toda la velocidad que sus piernas le permitían.

Y de esa manera, una persecución por la zanahoria del conejo había iniciado.

Ellas estuvieron muchas veces cerca de atraparlo pero, de alguna manera, Bell lograba evitarlas y esquivarlas.

"Yo soy de Artemisa, yo soy de Artemisa, si me atrapan.. ¡DEJARÉ DE SER YO MISMO!" Se repetía constantemente sin frenar el paso.

De un momento a otro, mientras corría por los techos de los edificios, bajó a las calles y se metió a uno de los burdeles que parecía vacío aunque grande fue su sorpresa al darse cuenta que no era así.

-Lo esperaba señor. Seré su acompañante esta noche. Mi nombre es Haruhime-Dijo la renard de antes mientras hacía una especie de reverencia.

-¿Eh?-Preguntó Bell mientras ladeaba la cabeza con confusión.

De un momento a otro, ella lo comenzó a jalar hacia un futón para que ambos se acostaran.

-¡Espera, espera, espera, espera! ¡No vine aquí por eso!-Informó el peliblanco con gran desesperación.

Esto pareció confundir a la chica.

-¿Entonces a qué vino aquí, señor?-Preguntó Haruhime.

-V-Verás...-

Y en ese momento Bell le comentó lo que había sucedido con sus amigos, como las amazonas lo habían capturado y lo estaban buscando.

-Oh... entiendo, si así lo desea, puede quedarse aquí a esperar y yo al amanecer lo puedo regresar por un atajo, sólo tengo una cosa que me gustaría pedir..-Comentó la renard.

-¿Una cosa? Mientras sea algo que pueda hacer no hay problema-Le respondió Bell.

-¿Puede hablar conmigo hasta eso?-Dijo su pedido la chica.

El peliblanco se sorprendió por ello pero aceptó sin vacilar.

Una larga plática comenzó, sobre sus orígenes y lo que habían vivido, parecían realmente metidos en ello.

Bell le comentó sobre sus aventuras en el calabozo y sus sueños.

-¡¿Entonces usted también quiere ser un héroe como en los cuentos?!-Preguntó Haruhime con brillo en sus ojos.

-Sí, mi sueño es ser un gran héroe y... reencontrarme con alguien-Le Contestó con cierta impresión al ver el rostro ilusionado de la chica.

-Mi sueño... siempre fue ser rescatada como una princesa...-Susurró ella un tanto cabizbaja.

Bell le preguntó lo que sucedía y de esa manera ella inició el relato sobre su infancia y como fue vendida por sus padres para después acabar aquí.

Ella... había perdido la esperanza.

El joven trataba de convencerla de que no tenía que resignarse a eso, que ella podía y merecía ser salvada, que no se desanimara.

Haruhime seguía en negativa, resignada a que nada de eso cambiaría, hasta que... Bell le dijo algo que quedó grabado en ella.

-Entonces yo seré quien te salve-

Los ojos de la renard se fijaron directamente hacia quien dijo aquellas palabras.

-Yo seré el héroe que te saque de aquí y de esa manera darte la opción de ser la ama de tu propio destino-

-Así que... solo espérame y verás-Finalizó con una sonrisa pura.

Ella permaneció en silencio con las mejillas sonrojadas y sonriendo de alegria ante ello.

Sin que se dieran cuenta, comenzó a amanecer, ya era hora de llegar a Bell hacia afuera del distrito del placer.

Ya en la salida del mismo, ambos se despidieron, no sin que antes Haruhime diera su respuesta.

-¡Señor Bell! ¡Lo esperaré! ¡Confiaré en usted!-

Él la vió fijamente y le dijo.

-¡Vendré por ti!-

Mientras se alejaba corriendo de vuelta a su sede, un pensamiento inundó su cabeza.

"Artemisa, ella es alguien que merece y debe ser salvada, espero que entiendas..."

A puertas del enfrentamiento contra la familia Ishtar.

Tanto la familia Hestia como la familia Takemikazuchi se encontraban de pie en la entrada del distrito del placer ¿El motivo? Simple, ¡IRÍAN A RESCATAR A HARUHIME!.

Para ponerlos en contexto, después de que Bell regresara de su "Mala noche" en el distrito del placer, les contó lo sucedido con cierta chica renard, lo cual dejó impresionados a los presentes pero sobre todo a Mikoto.

Haruhime era a quien ambas orientales buscaban esa noche en el distrito del placer.

Al enterarse de ello, Mikoto se emocionó de saber que su amiga se encontraba bien, aunque había un detalle importante del cual ninguno de ellos estaba al tanto.

Para sorpresa de todos, Hermes llegó sin previo aviso y les contó algo que los impactó.

-... y en resumidas cuentas eso es lo que sucede, los Renard tienen una magia especial. Que haya una en el distrito del placer e Ishtar me haya pedido una de esas piedras significa que planea emplearla con ella, muy seguramente su magia sea una muy poderosa, aunque... no es todo...-Comentó el Dios viajero.

-Ella te quiere a ti, Bell-Agregó con un tono de voz frío.

No reveló motivos o la manera en la que lo sabía. Únicamente el aviso.

-Tenemos que rescatar a Haruhime-Declaró Bell apretando sus puños.

Aunque todos estuvieran de acuerdo en hacerlo, sabían que era una tarea casi imposible por la fuerza de la familia Ishtar.

La familia Apolo era una cosa completamente diferente a esta.

-Kami-Sama... actualicé mi estado, es hora de ver cuanto mejoré en estas dos semanas-Pidió el peliblanco con un rostro serio y determinado.

La diosa solo asintió.

Tras eso último... el asalto al distrito del placer inició.

Bell sostenía en sus manos la daga Hestia y la daga de cuerno de minotauro, pero más importante, en su espalda estaba la lanza de Orión.

Finalizando la batalla contra Frine.

Bell estaba hincado con el cuerpo destrozado y sangre brotando de sus heridas abiertas.

-Kukuku ¿Dónde quedó todo ese valor, niño? He de admitir que me sorprendió que me pudieras hacer llegar a mis límites siendo solo un nivel 3, pero esto termina aquí, hoy morirás... sin haberla podido salvar, como a esa estúpida diosa-Dijo la mujer sapo mientras levantaba su arma y caminaba hacia él.

El rostro de Bell se tensó de furia ante ello.

Frine sabía lo sucedido con Artemisa. (Lo supo porque Ishtar le sacó la info a Hermes, dato, era obvio que preguntaría si caemos en cuenta que literalmente hubo una maldita flecha en el cielo apuntando a orario).

"....Sin haberla podido salvar..." dijo Bell, repitiendo lo último que aquella mujer dijo.

"Eso no es cierto... Haruhime sigue viva... aún puedo salvarla...".

"No puedo rendirme... no dejaré que pase lo mismo que con Artemisa... como dije... protegeré a quienes quiero, a quienes me importan".

En ese instante, Bell comenzó a ponerse de pie, apoyándose de su lanza mientras un brillo blanco emanaba de su brazo.

-Ohhhh ¡¿Aún puedes continuar?! ¡Que valeroso!... pero inútil-Opinó Frine.

-Haruhime...-Nombró el chico a la renard.

-Te salvaré-Finalizó, sonriéndole con sangre en su rostro.

-Yo, Bell Cranel, no puedo morir-

-Tengo un objetivo que cumplir-

-Una meta que lograr-

El brillo seguía creciendo y siendo absorbido por la lanza

-Y a alguien a quien volver a ver-Finalizó.

Frine comenzó a perder esa seguridad que hasta hace poco tenía sobre ganar el encuentro

*Clang*

*Clang*

*Clang*

Las campanadas eran oídas por todo el distrito del placer, calmando los corazones de las personas.

-¿Qué es eso...?-Se preguntó la mujer sapo.

-Tu perdición-Le contestaron los integrantes de la familia Hestia que apenas había llegado hasta allá.

Argonauta, 50 segundos.

Los ojos cerrados de Bell sentían como Frine corría en su dirección para detener lo que sea que fuera a suceder.

Sin embargo...

Antes de siquiera poder golpearlo...

Abrió sus ojos de repente...

-Te haré pagar por insultar a Artemisa... maldita mujer sapo-Susurró mientras apretaba sus dientes con furia.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡FIREEEEBOOOOOOLT!-

Una gran cantidad de llamas se dispararon desde la punta filosa de la lanza.

*¡SLAAAAAAAAAASH*

La misma punta se enterró en el brazo armado de la mujer sapo.

Sin que nadie se lo esperara, algo increíble sucedió.

*¡BOOOOOOOOOOOOM!*

Una gran explosión interna fue provocada en el brazo de Frine, el cual... había quedado en hecho pedazos.

-¡MI BRAZOOOOOOO!-Gritó con gran dolor mientras sentía como las llamas quemaban todo su costado derecho.

Sin siquiera poder contraatacar, se topó con la mano de Bell extendida enfrente de su rostro.

-Adiós-

-¡ESPER...!-Trató de decir.

-Genuinamente puedo decir que, por primera vez, odio a alguien-Agregó con una mirada sombría al igual que el tono de su voz, interrumpiendo la súplica.

-¡FIREBOLT!-

*¡BOOOOOOOM!*

Una segunda explosión fue hecha, mandando a volar a Frine y dejando como único ganador a Bell Cranel.

Sus amigos se acercaron a él ya que estaba cayendo de espaldas por el cansancio.

-Lo hiciste bien, Bell, lo hiciste bien-Dijo Welf, cargándolo.

-S-Sí... lo logramos-Respondió.

Antes de poder celebrar, una gran torre dorada, que iba desde el suelo al cielo, se hizo presente cerca de la posición en la que se hallaban.

-¿Qué es eso...?-Preguntó Bell.

-Un Dios ha vuelto al cielo...-

Al fijar su mirada en aquel sitio, vió a la diosa Freya de pie en la gran torre, la cual dijo algo que no pudo ser entendido por él.

-Tenemos que irnos de aquí, el rescate fue un éxito-Comentó Welf a Bell, yendo hacia donde el resto de su familia y de la familia Takemikazuchi se encontraba.

Aunque el chico en cuestión había caído desmayado.

"L-Lo logré... Artemisa..." Dijo antes de que las luces se apagaran.

El camino para convertirse en un héroe seguía en pie, cada vez se hacía más fuerte y superaba las adversidades que se le presentaban, tanto así que prácticamente era un nivel 4, sin embargo, no se le podía subir de nivel porque nadie debía enterarse de que estuvieron relacionados en el ataque a la familia Ishtar.

Cada vez más cerca de completar su misión.

Cada vez más cerca... de ella.

Fin del arco.

Arco de los Xenos.

"Me encontraba recorriendo el calabozo como cualquier día, estaba en la zona del gran árbol acabando con unos cuantos monstruos hasta que algo llamó mi atención... se trataba de un lloriqueo"

Luego de lo sucedido en la batalla por el rescate de Haruhime, ella se unió a la familia Hestia sin pero alguno ya que deseaba estar en donde su salvador estuviera, además de que quería seguir al lado de su amiga Mikoto.

Las cosas fueron tranquilas por un tiempo prolongado, la familia Hestia comenzó a tomar cada vez más fuerza hasta el punto en que Mikoto se encontraba cerca de subir a nivel 3 y Welf, al igual que Lili, a nivel 2. Respecto a Bell, él también podía subir a nivel 4 pero debía encontrar una "aventura" que le permitiera hacerlo ya que si se enteraban que derrotó a la mujer sapo, el gremio sabría que estuvo en el atentado al distrito del placer y recibirían una fuerte multa como la familia Freya.

Pero volviendo a lo anterior... a la pequeña visita de Bell al calabozo la resultaría con un encuentro que provocaría una gran cantidad de sucesos inesperados.

Corriendo hacia dónde los lloriqueos provenían, dió con una escena impresionante.

Una vouivre siendo atacada.

-¡FIREBOLT!-Gritó Bell, alejando a los monstruos tipo ave del sitio.

Cuando se acercó lo suficiente, vió a la pequeña llorando y llena de heridas de garras en todo su cuerpo.

Ella lo miró fijamente con miedo y lágrimas en sus ojos, la cuales recorrían sus mejillas con sangre.

-¿Un monstruo que llora?-Se preguntó con gran sorpresa.

En ese momento, un Firebird se posó frente a ellos y lanzó un aliento de fuego hacia su posición.

Bell se puso en medio de la vouivre y el otro monstruo, con su piel de salamandra evitó las quemaduras y con un rápido corte con su daga terminó con él.

Mientras volvía acercarse a la pequeña, unos gritos lo alertaron.

-¡¿Dónde está la vouivre?!-

-¡Hey tú! ¿Haz visto a una vouivre?-Le preguntó un aventurero con aspecto intimidante.

En un veloz movimiento, cubrió a la pequeña con su capa de piel de salamandra para que no vieran que era a quien buscaban.

-Mi compañera está con quemaduras graves ¿Alguien tiene alguna poción?-Les preguntó, poniéndose en medio de ella y él.

-Tch, no me interesa-Contestó el mismo hombre al mismo tiempo que se alejaba, ignorando así a el objetivo de su búsqueda sin siquiera saberlo.

Al alejarse de ambos, Bell se acercó nuevamente a ella, quien lucía temblorosa, y le extendió la mano, con duda, la tomó.

-¡Bell-Dono! ¡Al fin lo alcanzamos!-Dijo Mikoto a la distancia junto con Lili, Welf y Haruhime.

-Bell-Sama... ¿Quién es esta señorita?-Preguntó Lili cuando estuvieron el grupo estuvo unido nuevamente,

-Por el momento creo que lo mejor es regresar al piso 18-Expresó el peliblanco, tomando la mano de la pequeña monstruo.

Una explicación más tarde...

Ya en la sede de la familia Hestia y después de una larga, como extenuante, explicación, se llegó a un acuerdo unánime.

-Entonces se quedará aquí momentáneamente hasta que encontremos una forma de que esté segura en el calabozo, presiento que debería hablar esto con Ganesha, su familia se dedica a domar monstruos al fin y al cabo-Expresó Hestia, suspirando porque veía venir nuevamente muchos problemas.

-Lili piensa que es un error tenerla aquí pero no hay otra opción si es lo que todos deciden-Opinó la pequeña hobbit, resignándose a este resultado.

-Entendido, prometo que no saldrá de el territorio de la sede, yo me encargaré de ello ¿Verdad, Wiene?-Dijo Bell, diciendo esta última pregunta a la pequeña.

Ella solo asintió.

-¿Wiene?-Interrogaron todos.

-E-Es el nombre que decidí ponerle, al parecer le gusta-Les respondió el peliblanco.

-Yo soy Wiene, m-muchas gracias por a-ayudarme-Expresó la vouivre con una hermosa e inocente sonrisa que hizo sentir cierta calidez en el corazón de los presentes.

-Mucho gusto Wiene, yo soy Haruhime-Se presentó la renard mientras ka acariciaba dulcemente.

-Veo que no será un problema tan grande tenerla aquí, pero de todas maneras iré con Ganesha, ya está anocheciendo y no quisiera que se haga más tarde-Informó Hestia mientras se dirigía a la sede de dicha familia.

-La esperaremos Kami-Sama-Dijo Bell, despidiéndose de su diosa.

Algunas horas después.

El tiempo había pasado y Hestia aún no volvía, por lo que decidieron irse a dormir y no dejar seguro en la puerta, Bell había salido momentáneamente al patio cuando por fin logró que Wiene se durmiera.

En la soledad de la noche, únicamente con el sonido del viento pasar, el canto de los grillos y algunos ruidos de casas y establecimientos cercanos. Él comenzó a sentarse en el césped.

-Hola de nuevo, Artemisa-Saludó mientras miraba el cielo y terminaba de poner sus posaderas en el suelo.

-Perdón por no haber venido a saludar desde hace unos días, es que he estado muy ocupado en el calabozo, tanto así que llego realmente cansado y lo único que deseo es dormir-

-Pero ¡Hey! Te veo en mis sueños... siempre te veo en ellos-

-Aunque no solo en ellos-

-Cada sonido melodioso me recuerda a ti-

-Cada dulce aroma hace que tu imagen pase por mi mente-

-Cada hermoso día se ve opacado cuando en las noches te veo en mis sueños y en los días recuerdo tu voz-

Se detuvo por un momento.

-Realmente te extraño...-Finalizó su saludo con una mirada triste.

-Vamos a ponernos al día-Continuó con una sonrisa fingida en su rostro y con sus ojos mirando fijamente a la hermosa luna.

-Hace unos días, mi grupo y yo comenzamos a explorar los últimos pisos de los pisos intermedios, he de admitir que fue sorprendente lo mucho que cambió el calabozo entre una zona y la otra-

-Aunque logramos solventarlo de buena manera-

-Cada día me hago más fuerte, ya puedo subir a nivel 4 pero por lo que te comenté la última vez que hablamos, no puedo hacerlo, así que es un secreto entre la familia Hestia, familia Hermes, familia Takemikazuchi, tú y yo jeje-

Tomando una ligera pausa en al cual respiró profundamente, siguió hablando.

-El día de hoy conocí a una pequeña vouivre, la cual estaba llorando ¿Puedes creerlo?-Preguntó al aire.

-Sé que es una monstruo y que como aventureros nuestra responsabilidad es acabar con ellos, sin embargo, algo en su mirada me impidió poder hacerlo-

-En este momento debe estar siempre dormida en mi habitación, fue un poco difícil lograr que lo hiciera pero se consiguió-

-Ella parecía tener muchas pesadillas, así que debería volver por si se despierta gritando al tener una de nuevo-

-Pero me gustaría quedarme un poco más-

-Como decía, la encontré y la traje a la mansión, ya sabes como soy, no puedo dejar a nadie que necesite ayuda-Comentó mientras rascaba su mejilla nerviosamente.

-La nombré Wiene después de que toda mi familia y mi diosa estuvieran de acuerdo en mantenerla con nosotros-

-Es un lindo nombre, uno de un cuento que leí hace un tiempo, cuando nos volvamos a ver te contaré todos los cuentos que me sepa, lo prometo-

-Creo que eso es todo lo que ha pasado últimamente, me gustaría poder contarte más cosas importantes pero que todo esté calmado es una buena señal, pero comienzo a malacostumbrarme en estar el peligro constante-

Con la voz quebrada y lágrimas que comenzaban a brotar, se puso de pie nuevamente.

-O-Ojalá estuvieras aquí para verlo todo...-

-E-En verdad deseo verte-

-Sin embargo, por ahora, no es posible-

Las lágrimas no cesaban y su voz cada vez se trababa más al intentar continuar hablando.

-C-Cuando nos volvamos a encontrar... no me volveré a separar de ti nunca más-

Limpiando sus lágrimas con las mangas de su chamarra, regresó la mirada a la luna.

-Ni el brillo de la luna es comparable a lo resplandeciente de tu sonrisa-

-Espero volver a verla pronto junto contigo... mi hermosa Artemisa...-

-Y así tener nuestros 10,000 años de amor, como nos prometimos-

Y de esa manera, la plática entre Bell y "Artemisa" llegaba a su fin en esa noche.

-Si todo sale bien, volveré mañana a esta misma hora para seguir hablando contigo, intentaré buscar algún tema del cual podamos hablar-

El joven regresó hacia el interior de la mansión mientras una agradable le brisa chocaba con su rostro y movía sus cabellos por la fuerza del mismo.

En el cielo estrellado y tranquilo, una ligera silueta se dejaba ver a duras penas.


A la mañana siguiente.

Una pequeña diosa entraba a su mansión con un rostro realmente cansado, el cual estaba lleno de ojeras, al parecer, pasó toda la noche en la sede de la familia Ganesha.

-K-Kami-Sama... ¿Qué sucedió?-Preguntó Bell, quien estaba sentado desayunando con el resto de la familia.

-Muchas palabras que no entendía... muchos "¡Yo soy Ganesha"... no quiero volver a ver a Ganesha por mucho tiempo...-Contestó Hestia con la mirada perdida.

-S-Sería Bueno que duerma un poco, Hestia-Sama-Aconsejó Mikoto al mismo tiempo que asentaba una olla con comida en la mesa.

-No... es importante que sepan lo que me dijeron, además de eso, me entregaron una carta directamente de Urano-Desechó la opción Hestia, mostrando la carta que tenía en su mano y poniendo seriedad en el asunto.

Esto despertó el interés de la familia, quienes detuvieron lo que estaban haciendo en ese momento para prestarle toda la atención posible a su diosa.

-Al parecer, Wiene no es la única-Dijo Hestia, comenzando así la conversación.

-Existen más como ellos, esta es información que no deberíamos compartir con nadie, es mas, ni nosotros deberíamos saberlo pero ya estamos embarrados desde que Bell encontró a Wiene, es el único motivo por el cual a la familia Ganesha no le quedó otra que contarnos toda la verdad. En resumen, existen más de ellos en una zona segura dentro del calabozo y en la carta de Urano, el cual está consciente de ellos y busca ayudarlos, nos da un mapa y explica que debemos regresarla allá para evitar problemas aquí en la superficie, por el simple motivo de que las personas aún no están preparadas para saber de la existencia de ellos-

Todos quedaron mudos ante esa información.

-Pero Kami-Sama, había gente buscando a Wiene en los pisos intermedios, ¿Estará segura en esa zona segura?-Preguntó Bell con preocupación mientras miraba a la vouivre.

-No puedo asegurártelo pero esas fueron las instrucciones que nos dieron la familia Ganesha y Urano, tenemos que regresarla, aunque eso no significa que no la puedan volver a ver, podemos ir de visita en algunas ocasiones, así que no te preocupes Wiene-Dijo a Hestia mientras calmaba a la pequeña niña, la cual estaba apunto de llorar.

-De acuerdo, confiaré en ellos, entonces, es hora de irnos, aún es temprano y no debe haber mucha gente en las calles, sería peligroso esperar a que estén más pobladas-Opinó el peliblanco, poniéndose de pie.

-Iré por mi equipo-Dijeron todos al unísono.

A la distancia Mikoto lloraba internamente.

"Nadie comió mi comida...".

Tras esa corta explicación, toda la familia Hestia fue hasta donde marcaban las instrucciones de la carta, todos excepto la diosa de la familia por obvias razones.(cof cof goliath negro).

Zona segura.

Monstruos y humanos estaban conviviendo, todos se encontraban felices por la presencia de la familia Hestia, aunque... al principio no fue así.

Cuando los aventureros llegaron y se aproximaron lo suficiente, fueron atacados sin previo aviso.

Cuando la batalla estaba llegando a su fin y cuando Bell estuvo apunto de acabar con un Lizzard, este habló y se rió, provocando que frenaran el ataque el resto de los monstruos.

Esto confundió aún más Bell y al resto de su familia. No comprendían el cambio de humor tan repentino.

De vuelta a la actualidad.

-Así que se hacen llamar Xenos... no creí que ustedes podrían existir, es un alivio saber que no son hostiles-Opinó Bell mientras le daba a la mano a cada uno de ellos a manera de saludo.

-Deberíamos decir lo mismo, es agradable ver qué hay gente como ustedes que no sienten miedo o repudio hacia nosotros-Contestó Lyd, el Lizzard.

-Entonces ¿Ustedes pueden encargarse de Wiene?, prometemos venir a visitar de vez en cuando-Preguntó Haruhime, quien no se separaba de la pequeña.

-Sí, aquí estará segura, nosotros nos haremos cargo-Respondió Ray, una siren muy agradable.

-De acuerdo, entonces nos veremos hasta la próxima, Wiene-Dijo el peliblanco al mismo tiempo que se acaba para estar a la altura de la vouivre.

Ella solo se despidió, aunque se encontraba triste, sabía que no era la última vez que se verían.

Ya en la superficie, un par de días después, sucedió algo que no se esperaban...

Knoss.

La familia Ikelos, quienes estuvieron buscando a Wiene en los pisos intermedios cuando Bell la encontró... dieron con la zona segura de los Xenos.

Dix, el capitán de la misma, era un domador que había controlado a los Xenos y la familia Hestia tuvo que ir en su rescate.

Tras una larga y agotadora batalla, por fin parecían estar ganando al sacar del control mental a Lyd y al resto de los más reíos inteligentes, sin embargo, algo realmente malo sucedió.

Wiene... perdió el control y fue escalando hasta la superficie, donde la familia Loki la tenía acorralada al ver todo el pánico que había causado con su presencia.

Ella ya no era esa pequeña niña de antes, ahora se había convertido en algo más aterrador.

Pero... alguien debía detenerla.

En la Superficie.

Bell yacía de pie, en medio de la familia Loki y Wiene, la cual tenía una lanza clavada en su hombro.

La mirada de los civiles y la propia familia Loki se tensaron ante ello.

El joven sacó la lanza de su lugar y la tiró a un lado.

Antes de que alguien reclamara u opinara, él dijo algo que parecía fuera de lugar por el contexto de la situación.

-¡ES MI PRESA! ¡NO INTERFIERAN!-Les gritó mientras corría detrás de la vouivre ante los ojos expectantes e incrédulos de cierta espadachín rubia.

Finn estaba apunto de dar la orden de seguirlos y acabar con el monstruo, aunque un gran estruendo lo detuvo.

*¡PUUUUUUUUUM¡*

El suelo del lugar se había desmoronado y de él salieron cientos de monstruos y atacaron a la familia Loki.

Esta era la oportunidad de Bell para salvar a Wiene.

Esa destrucción y gritos no significaban nada para él, quien no dejaba de pensar en la serie de problemas en los que se estaba metiendo.

"Perdón Aiz, perdón gente sin embargo... me prometí no abandonar ni dejar morir a nadie que me importe, esto no es culpa de ella, Wiene solo es una víctima, pueden odiarme si quieren pero si no la salvo en este mismo instante... ¡ME ODIARÉ A MI MISMO!" Gritó en sus pensamientos con gran determinación y acelerando el paso con toda la fuerza de sus piernas.

"Artemisa... por favor... dame fuerza para continuar, permíteme alcanzarla" finalizó, llorando por el miedo de no lograrlo.

Sin que Wiene se percatara... fue guiada a una trampa dentro del coliseo.

-¡ESPERA WIENE! ¡WIENE!-Gritaba Bell, tratando de advertirle sobre la trampa, aunque... fue demasiado tarde.

Una gran cantidad de hechizos fueron lanzados por los magos que rodeaban la circunferencia del sitio, provocando así un gran daño a la pequeña monstruo.

-¡Wiene! ¡El piso se derrumba!-Gritaba Bell mientras corría hacia ella para sujetarla pero cayó junto con ella.

Cuando por fin se puso de pie... lo notó... el daño ya estaba hecho, aquella pequeña niña estaba desapareciendo, su piedra mágica se estaba quebrando.

-¡No! ¡No! ¡No!-Negaba el peliblanco, abrazando el cuerpo de la chica.

-B-Bell... Lo siento...-Dijo Wiene, con sus fuerzas reducidas.

-Tranquila, no te preocupes, yo estoy bien, así que Wiene...-Respondía el muchacho con la voz entrecortada.

-A veces sueño... un sueño en el que nadie viene a rescatarme... una pesadilla.. pero esta vez hubo gente que vino a ayudarme... me hizo muy feliz...-Expresó la Vouivre, con una sonrisa en su rostro.

Al finalizar esas palabras, la piedra mágica no resistió más y se quebró, dejando tras de sí únicamente una gran cantidad de polvo.

"O-Otra vez... otra vez no pude salvar a nadie... lo lamento Wiene... lo lamento... perdón por ser tan débil... prometí mantenerte a salvo y no lo hice... como en esa ocasión tampoco pude hacerlo..." Bell se hincó a llorar ante la mirada de todos los Xenos que habían llegado al auxilio.

"¿C-Cómo puedo siquiera pensar en ser un héroe si no pude rescatar a dos personas que estuvieron a mi alcance...?" Se preguntó el peliblanco lleno de lágrimas y temblando con sus puños cerrados. Por la presión que ejercían estos mismos, sus palmas comenzaron a sangrar.

Todo era tristeza hasta que... una voz comenzó a recitar un cántico.

-Área inexplorada, la pared prohibida. En este día, desobedezco el código del cielo: los asclepios de Pius, el cáliz de Salus. Tu voz forzando el poder de curación para llegar - Lo deseo a pesar de la espera. Tribunal del rey, trueno de condena. Si eres quemado a pesar de la providencia de Dios, confronta tu propio infierno. Abre Kaimon, más allá del río del inframundo. Escucha, rey oscuro. Deseo cruzar el umbral de la locura. Detener las lágrimas inesperadas, lamentación dispersa. El precio ha sido pagado. Luz del camino. Para el sacrificio dado en el pasado, quiero la iluminación del deseo insensato. Oh, no miro hacia atrás-

Una gran torre de luz se extendió desde donde estaban hasta el cielo, el responsable de eso era Fels, quien había usado una antigua magia, la cual era capaz de romper las leyes del mundo, la cual era capaz de... revivir a alguien.
La joya de Wiene comenzó a brillar de igual manera hasta que una esfera de luz se formó al rededor de la misma hasta que sucedió el milagro.

Wiene... había revivido.

-¿B-Bell?-Preguntó la pequeña.

-¡WIENE!-Gritó él mientras la abrazaba con mucha fuerza.

-Estás viva... en verdad estás viva...-Decía Bell sin parar y enterrando su rostro en el hombro de la vouivre.

Esta vez... aún si no pudo salvarla... un milagro les sonrió para lograr no perder a nadie.

Pero, a pesar de la conmovedora escena, los problemas no acababan allá.

Llegó... esa noche.

Misión: Llevar a los Xenos a Knoss.

Tras tal "escena" de Bell ante todo Orario, la gente comenzó a repudiarlo y tirarle odio, tanto así que lo culparon de los daños aunque, afortunadamente, no hubo víctimas fatales en los civiles. Sin embargo, el odio de Orario a la familia Hestia no fue el único problema, ya que ahora los Xenos no tenían una forma de regresar a la zona segura.

Knoss había sido revelado, los monstruos estaban libres por la ciudad y no podían ir de lo más casual al calabozo y esperar que les permitan esconderse, por lo que la familia Hestia, con ayuda de la familia Hermes y Ganesha, al igual que Urano, idearon un plan para llevarlos hacia adentro del calabozo sin que ninguno de ellos se viera en peligro.

La única que permanecía con la familia Hestia, en la seguridad de la mansión, era Wiene.

Tras afinar detalles, solo hubo un comentario.

-Hay que hacerlo, no permitiré que nadie vuelva a salir herido, así tenga que luchar con toda la ciudad, protegeré a los Xenos-Dijo Bell, con gran decisión, saliendo de primero de su mansión en esta oscura y tranquila noche, al cual estaba a un par de horas de ser alborotada.

Sobra decir que el plan sufrió complicaciones en su realización. La familia Loki, quienes tenían vigilada a la familia Hestia, supieron que algo sucedería esa noche y mandaron a Aiz para vigilar a Bell.

A pesar de los intentos por frenarla y así evitar que él, junto con Wiene, se encontraran con ella, no fue suficiente y, justo cuando Bell por fin logró llevarla a la zona segura e impedir el paso con una reja, llegó la princesa de la espada.

Tras una serie de amenazas y advertencias por parte de Aiz, llegaron al clímax del conflicto.

Lista para atacarlo.

Listo para proteger a la chica detrás de él.

Ambos, de frente, enfrentando a una persona a la cual no querían enfrentar pero por las circunstancias del suceso se vieron obligados a hacerlo.

-En serio no quiero hacer esto, Aiz... pero... no volveré a perder a nadie importante para mi, no volveré a dejar que alguien muera enfrente mío-

-Por eso mismo... no permitiré que te acerques a ella-Finalizó Bell, tomando con fuerza sus dagas.

El rostro imperturbable de Aiz fue fruncido por la furia y la decepción de ese momento.

Una gran cantidad de chispas salían desprendidas del choque entre la daga Hestia y la espada de Aiz.

-¡Wiene! ¡Vete! ¡Yo me encargo de ella!-Imploró Bell, bloqueando todos los ataques de Aiz.

Wiene dudaba si irse o no pero sabía que si se quedaba solo estorbaría.

Aiz, al ver como su objetivo se iba, trató de evadir a Bell aunque... sucedió algo que no esperaba.

-¡FIREBOOOOOLT!-Gritó el joven en su dirección, impidiendo el paso de ella.

La princesa de la espada no pudo siquiera ver el momento en el que Bell se lanzó a atacarla después de eso.

*Clang*

El metal chocando con fuerza.

Las manos vibrando por los impactos.

La confianza que se fue creando entre ambos quebrándose.

Tras un rápido ataque, Aiz lanzó a un lado a Bell, estrellándose en la pared.

*Pum*

-¿Por qué haces esto? No es humana, es un monstruo-Preguntó la princesa.

-Lo dije hace un momento ¿No? No voy a permitir que alguien importante para mi vuelva a morir ante mis ojos- Respondió el peliblanco, tomando aire después de decirlo y poniéndose de pie aun cuando su cuerpo le exigía un descanso.

-Haz cambiado desde ese día, lo noté, sin embargo... no puedo permitir que ella escape, no es como nosotros, es un monstruo-Replicó Aiz, apuntando su espada.

-Ellos matan a los humanos-Agregó.

-¡Nosotros matamos a muchos de ellos igual!-Gritó el joven con clara furia.

-Se acabó... terminaré contigo-Dijo la rubia, apuntando su estoque al cuerpo del muchacho.

"Ya no puedo hacer nada... pero al menos... al menos logré que Wiene huyera" pensó Bell, relajando su cuerpo.

Antes de poder hacer algo, alguien se puso en medio.

-¡No!-Gritó Wiene, poniéndose en medio de ambos.

-¡NO LASTIMES A BELL POR FAVOR!-Agregó la pequeña a sus palabras

-¡¿WIENE?!-Preguntó Bell, abandonando su estado anterior.

Aiz permanecía en silencio, sin decir nada.

-¡Yo quiero estar con Bell!-Dijo la vouivre, mientras lloraba.

-No lo permitiré... tus uñas lastiman humanos, tus alas los aterran, tu piedra matara a mucha gente ¡No permitiré que permanezcas en la superficie como el resto! ¡No puedo permitirte escapar!-Gritó la princesa de la espada con un rostro sombrío, levantando nuevamente su estoque.

Sin previo aviso, Wiene comenzó a arrancarse las garras.

-¡Wiene!-

-¡Ahhhhh!-Gritaba la pequeña niña de dolor mientras su sangre se demarraba. El rostro de Aiz cambió de uno decidió a uno llena de miedo por lo que veía. Lo último que quedaba... era su ala...

Al ver lo que ella iba hacer, Bell fue en su auxilio peor era demasiado tarde, ella la había arrancado por completo, las heridas habían provocado que ella cayera cansada por soportar el dolor.

-La próxima vez que deje de ser yo... desapareceré de verdad-

-Estaba sola en un sitio frío y oscuro-

-Desde antes de ser yo misma... tenía miedo-

-Me sentía sola...-

-Nadie me abrazaba...-

-Pero Bell me salvó...-

-¡BELL ME SALVÓ AÚN CUANDO ERA OSCURA!-

Esas palabras fueron las que salieron desde lo más profundo del corazón de Wiene, al igual que las lágrimas que nacían en sus ojos y desaparecían con el pasar de las mismas por las mejillas.

Aiz, quien permanecía inmóvil por lo que acababa de presenciar... solo pudo hacer una cosa.

Con gran sorpresa por parte de la Vouivre y Bell, ella lanzó una poción.

-Y-Yo... yo no confío en ella... pero confío en ti, Bell... pueden irse-Dijo Aiz, dándoles la espalda y retirándose del lugar.

-Aiz...-Susurró el muchacho.

Y de esa manera... la misión había sido completada exitosamente, aunque sorpresivamente la familia Loki cambió de planes y ayudó a los Xenos.

Aunque... casi al final de la misma... sucedió algo que podría catalogarse como "inesperado".

Pelea de Bell vs Asterius.

Un minotauro había llegado al centro de la ciudad con un solo objetivo... Bell Cranel.

Aquel monstruo era una reencarnación del minotauro que Bell derrotó hace meses atrás y quería su revancha.

La batalla había iniciado y, aún con clara desventaja y sin ayuda, Bell le hizo frente valientemente.

Con el cuerpo dañado tras el enfrentamiento con Aiz.

El estar huyendo toda la noche.

Nada de eso era una excusa para detener a ese monstruo.

Él debía proteger a esa gente a como diera lugar.

La batalla llegaba a su clímax final.

Ambos rivales frente a frente, listos para lanzar sus últimos ataques.

Campanadas resonaban en todo el lugar, iluminándolo de un brillo blanco que resplandecía como si del mismo sol se tratase.

*Clang*

*Clang*

*Clang*

Aún después del odio recibido por Orario... él los protegía.

La gente comenzó a apoyarlo mientras coreaban su nombre.

"Yo... yo seré un héroe... tengo que proteger a todos... no volver a perder a nadie... ¡NO PERDER ANTE NADIE!" Gritó en su mente como un discurso motivación al para sí mismo.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!

Ambos gritaron a todo pulmón mientras se acercaban para acabar de una vez por todas con esa pelea.

*PUUUUUUUUUUUUUM*

El choque entre espada y cuernos del minotauro hacía temblar el suelo y levantar las rocas sueltas en el campo de batalla.

Sin embargo... un lado cedió...

El lado de Bell, quien fue elevado a una gran altura por la cornada de Asterius, destruyendo la espada en el proceso y dejando ir la oportunidad de ganar.

Antes de que tocara suelo, Asterius lo interceptó con su único brazo libre y estrelló con todas las paredes que interferían en su camino hasta que, de un salto, se adentró al calabozo, dejándolo caer hasta uno de los pisos del mismo.

-¡Ahhhhh!-Gritó Bell al sentir como sus huesos se rompían por el impacto.

-Una victoria... una derrota... Bell... en nuestro siguiente enfrentamiento se decidirá esto-Dijo el minotauro, para después perderse en las profundidades del calabozo.

-Esto... esto era lo mejor pero... quería ganar... en serio quería ganar...-Decía el muchacho, llorando de impotencia al ver que había perdido.

Aún con toda la fuerza que quedaba en su espíritu... no fue suficiente para ganar.

"Tengo... tengo que seguir haciéndome más fuerte... perdí pero... sigo vivo..." pensó, tratando de verle el lado bueno a esto.

Todo había finalizado.

La confianza en la familia Hestia fue repuesta.

Los Xenos estaban a salvo.

Habían logrado cumplir sus objetivos.

Sin embargo... aún tenían camino por recorrer.

En la luz de la luna, mirando fijamente a la misma, Bell se prometió algo.

No volver a perder contra nadie nunca más.

Fin del arco.

Arco de los pisos profundos.

Después de lo sucedió con los Xenos hubo algunos días de tranquilidad dentro de la familia Hestia.

Se respiraba un aire de calma en Orario, la gente parecía olvidar poco a poco lo que hizo Bell antes de su enfrentamiento con el minotauro(Enfrentamiento que le permitió subir a nivel 4 aunque desde su batalla vs Frine podía haberlo hecho).

Aunque esa tranquilidad se vió mermada cuando un aviso del gremio llegó a la mansión de la chimenea.

Pasaron algunos minutos en los que Bell se dedicó a leer el contenido de la carta que Eina le dió hacia su familia. Cuando finalizó, todos quedaron pensativos.

-Así que... una expedición-Retroalimentó Bell, tocando su barbilla.

-Escuché en ocasiones a Aisha hablar de ellas, te dan una lista de materiales a recolectar y las debes dar al gremio-Contestó Haruhime, recordando que la familia Ishtar había hecho algunas.

-Lili piensa que es peligroso, somos pocos y las cosas que el gremio pide se encuentras hasta la zona de la gran cascada en los pisos inferiores-Opinó la Hobbit.

-Creo que podemos invitar a más gente mientras más de la mitad del grupo pertenezca a la familia Hestia-Dijo Mikoto como si un foco se hubiera encendido.

-Podemos decirles a Aisha, Cassandra y Daphne, pienso que nos ayudarían a cubrir las zonas flojas de nuestro party-Comentó Welf.

-Sería una gran idea y cumplimos con los requisitos-Respondió Bel, esta si se acuerdo con su compañero.

-Entonces ya está decido, primero debemos ir a ver si aceptan unírsenos y así comenzaremos la expedición lo antes posible-Dijo Lili, yendo afuera de la mansión para conseguir todo lo necesario respecto a ítems.

-Yo me encargaré del armamento, hay algo que quisiera hace para ti, Bell-Agregó Welf muy emocionado mientras corría a su taller.

-Bell-Dono, yo me encargo de avisarles a Daphne y Cassandra en la farmacia azul de la familia Miach-Continuó Mikoto.

-¡Yo iré con Aisha en la sede de la familia Hermes!-Dijo Haruhime, parecía que quería visitar a su amiga.

-Ya me quedé solo...-Comentó Bell en la sala de la mansión.

Unas horas después.

Ya todos estaban en la sede, para fortuna de la familia, tanto Aisha como Daphne y Cassandra aceptaron la propuesta y en dos días saldrían para comenzar porque aún era necesario tener el armamento y las pociones suficientes.

La noche había caído y nuevamente Bell haría su conversación nocturna con Artemisa ahora que todos en la sede se encontraban durmiendo o en otras ocupaciones(Caso de Welf en el taller).

Como era costumbre, comenzó saludando cordialmente a Artemisa, diciendo que aún la sigue extrañando.

Se acostó en el césped, viendo las estrellas y la luna que brillaban enormemente en el cielo.

-Para comenzar, creo que debería contarte lo que sucedió con Wiene-

-Nos enteramos que no era la única en poder hablar y sentir gracias a que Kami-Sama tuvo una conversación con el Dios Ganesha y este era consciente del tema, por lo que nos dió su ayuda al igual que el Dios de Orario, Urano-Sama-

-Hubo algunos problemas con la familia Ikelos, habrías odiado a ese dios y a toda su familia por lo que quisieron hacer, te conozco muy bien jaja-Comentó Bell con una pequeña risita al recordar el carácter característico de su amada cuando se personas malas se trataba.

-Por desgracia, Wiene se vió envuelta en ello y perdió el control cuando quitaron la gema de su frente, así que, como ya sabes, debía salvarla-

Suspiró un poco antes de continuar.

-He de admitir que sabía a lo que me enfrentaba por esa decisión, ella estaba en la superficie y si trataba de hacer algo que la ayude todo el mundo se iría en mi contra...-

-Dicho y hecho, me odiaron pero no por el motivo que debían, se fueron en mi contra por mi "egoísmo" al no querer que nadie más que yo "acabara" con ella-

-Cuando la alcancé en el coliseo, varias personas usaron sus magias para atacar la directamente-

-Ella quedó muy herida... al borde de la muerte-

Tomando aire y sintiendo que las lágrimas salían, el joven tomó una pausa.

-Sentí que la perdía... no, la perdí... ella murió-

-Otra vez no lograba salvar a alguien-

-Hasta que Fels llegó y, haciendo uso de una rara magia, la revivió-

-Ella volvió a mi, ella estaba bien-

Las lágrimas se desbordaban de los ojos del chico que al mismo tiempo sonreía de alegría ante ese milagro.

La conversación continuó hasta que llegaron al enfrentamiento con Aiz.

-Ella parecía realmente rota por dentro. Tenía un odio realmente alto por todos los monstruos-

-Yo... yo quiero ayudarla-

-Es alguien apreciado para mi y deseo que tenga una vida feliz, así que haré todo lo posible para que así sea-

Eso era dicho por Bell, quien pensaba en la princesa de la espada como una quería amiga y alguien especial para él.

Continuó hablando de lo que sucedió en esa noche llena de emociones y por fin llegó a la parte del minotauro negro, Asterius.

-Perdí contra él, al menos nadie más que yo mismo resultó herido en ese altercado-

-Aunque... ¿a quién engaño?, realmente quería ganar-

-Me falta mucho camino por recorrer para lograr mi sueño de ser el héroe que salve a todo el mundo-

-Pero no voy por mal camino, cada vez me hago más fuerte y de seguro algún día seré lo suficiente como para derrotar al dragón negro-

-Creo que esto es todo lo que tengo por contar-

-Aunque ¡Hey! En unos días tendré más cosas que contarte, tendremos una expedición mi familia y yo junto a otros aventureros de otras familias-

-De seguro habrán muchas aventuras aunque espero que no tantas por los riesgos que podrían presentarse en el calabozo-

Se levantó lentamente y ya de pie se despidió.

-Ojalá puedas verme y escucharme, Artemisa, aunque no me molestaría contártelo todo de nuevo cuando nos volvamos a encontrar-

Al avanzar de regreso a la mansión después de varias horas afuera, una gran brisa lo golpeó como en todas las ocasiones, aunque en esta ocasión, logró escuchar algo.

-Te veo siempre...-

Esto despertó la sorpresa de Bell, quien volteó rápidamente.

Y cuando vió lo que había enfrente suyo, no lo podía creer.

-¿A-Artemisa?-Se preguntó mientras sus ojos parecían estar apunto de salir de sus orbitales por la impresión.

Frotó sus ojos comprobar que no estaba alucinando, sin embargo, al abrirlos de nuevo, ya no había nadie.

-S-Solo me lo imaginé...-

-Era obvio... no podía ser cierto que ella estuviera aquí en este momento-

-Aún siendo una ilusión, fue lindo verte...-Dijo Bell con la mirada hacia abajo y soltando un pequeño llanto.

-Pero no me sorprendería que en verdad me estés viendo-Finalizó con una sonrisa al cielo, aún con las lágrimas recorriendo sus mejillas.

-10,000 años más... se dicen fácil pero... los esperaré gustosamente si de esa manera logro volver a verte-

-Porque mi corazón no tendrá otra dueña más que tu-

-Y aunque algún día mis recuerdos se desvanezcan... y tu voz, tus acciones, las olvide también, mi corazón, mi mente, siempre recordarán que te aman...-

Con esa frase, el peliblanco regresó a su sede.

El viento volvió a soplar pero esta vez no dijo nada como en la ocasión anterior.

Día de la expedición.

Ya estaban listos los miembros del grupo para aventurarse al calabozo, Aisha parecía emocionada por ello aunque Daphne y Cassandra no tanto. Esta última se veía un tanto nerviosa por estar ahí aunque no decía nada sobre el motivo que lo provocaba... pero más tarde lo sabrían.

La expedición transcurrió normalmente, iban obteniendo todo lo necesario y Lili era la encargada de guardarlo, hasta que, casi al final de los pisos intermedios, el primer gran problema ocurrió.

El musgo inteligente...

Fue ahí donde comprendieron el verdadero miedo que dan los monstruos.

En musgo humanoide en los pisos intermedios que había estado consumiendo piedras mágicas a diestra y siniestra a de otros monstruos para hacerse cada vez más fuerte hasta el punto de representar un verdadero peligro para quienes lo enfrentaran, así sean aventureros experimentados.

Cuando Bell y el resto se percataron de ello, entraron en pánico, no sabían la manera con la cual combatir contra él y, para acabar con todo resquicio de esperanza... Bell fue separado de la batalla forzosamente tras caer en una cueva.

Una gran batalla se desataba entre Aisha y el resto contra esa cosa, la desventaja era clara, no tenían manera de frenarlo, el cansancio por el recorrido anterior comenzaba a hacerse presente en sus cuerpos... en sus mentes.

Welf trataba desesperadamente de impedirle el paso con alguna de sus espadas mágicas a mano en ese momento pero todo intento de frenar a ese monstruo aprecia inútil. Incluso una nivel 4 como Aisha no podía ganarle.

La esperanza se perdía, temían por sus vidas, hasta que... el héroe hizo su aparición.

-¡FIREBOOOOOLT!-Gritó a la distancia el joven peliblanco de la familia Hestia mientras corría a toda velocidad con su daga en mano.

Al notar la presencia del chico, el musgo dirigió su atención a él.

Bell lanzaba una gran cantidad de ataques y evitaba recibirlos. Cuando una pequeña apertura fue abierta por una distracción del monstruo... Bell supo que era el momento de ir con todo lo que tenia, era su oportunidad.

Campanadas resonaron en el piso del calabozo con gran revuelo y un fuerte brillo color blanco que lastimaría los ojos de quien sea que se atreviera a verlo directamente nació de la mano del muchacho y se dirigió a la hoja de la daga Hestia, cambiando el color azabache de la misma al color blanco mismo.

Mientras corría a toda velocidad hacia el musgo, dijo una palabra, una única palabra.

-¡FIREBOLT!-

En ese instante, una gran cantidad de llamas recorrieron el filo de la daga y le hicieron aumentar su tamaño hasta el punto que parecía una espada corta con hoja color carmesí y mango color blanco.

*¡SLAAAAAASH!*

El corte fue escuchado por la familia del chico y los acompañantes.

De espaldas al musgo, sin moverse y mirando al suelo, él sabía que la batalla había terminado.

*¡BOOOOOOOOOOOM!*

El cuerpo del musgo explotó en un mar de llamas sin dejar rastro de lo que alguna vez fue un ser vivo.


Después de que el monstruo cayó, Bell se acercó a sus amigos y solamente les dirigió una pregunta.

-¿Se encuentran todos bien?-

Nadie daba crédito a lo que habían visto y la sorpresa no se desprendía de sus rostros, pero aún así, como si no supiera lo que había logrado, el peliblanco se les acercó con toda la naturalidad del mundo, como si aquel bestia no hubiera representado ningún reto.

-Creo que deberíamos ir a Rivira y descansar, me encuentro algo agotado y creo que ustedes también, no debemos arriesgarnos de más, como dice Eina "Un aventurero no debe aventurarse demasiado"-Opinó Bell, guardando sus armas y extendiéndole la mano a Aisha, la cual yacía sentada en el suelo.

Nadie estuvo en desacuerdo con la propuesta y se dirigieron a su próximo destino hasta que estuvieran en condiciones para continuar.

Al llegar a la zona segura del piso 18 una gran cantidad de gente yacía reunida a montones alrededor de algo, cosa que despertó la atención de Bell por lo que se dirigió a ver lo que sucedía de igual manera mientras el resto de su familia iba a buscar un lugar para descansar sin tener que pagar.

Fue ahí donde lo vió.

Un hombre que había perdido un brazo y estaba lleno de sangre.

El problema no era solamente eso... el problema era que dió el nombre de alguien que Bell conocía perfectamente cuando una persona le preguntó por el responsable de ello.

-¡FUE VENDAVAL! ¡ELLA FUE LA QUE LO HIZO!-Declaró aquella "víctima".

Cuando ese apodo fue dicho, el rostro del joven se tensó.

"Ryuu..." fue lo que pensó.

"No... ella no pudo haber sido"

-¡Tenemos que cazarla! ¡Si no lo hacemos iremos cayendo uno a uno!-Sugirió el hombre anterior, poniéndose de pie.

Cuando Bell estuvo apunto de decir algo, varios de los aventureros en el lugar lo reconocieron.

Empezaron a llamarlo por su apodo y le pidieron ayuda para capturar a Ryuu.

Él no sabía que responder pero estaba seguro de algo...

Debía buscar a Ryuu y comprobar por si mismo si esto era en verdad su culpa o estaba siendo inculpada.

-Acepto ayudarlos-Contestó a la propuesta, aunque sus intenciones eran otras.

Fue de esa manera que nació la misión emergencia para encontrar a la asesina de aventureros y miembro de la lista negra del gremio, Ryuu Lion o Vendaval.

Bell fue a avisarles a los de su familia sobre lo que sucedía y la persona que estaba siendo culpada por ello.

Al igual que Bell, nadie era capaz de creer esa disparatada historia, conocían al menos un poco a la elfo como para saber que ella no haría algo así... o al menos no sin un motivo de peso.

-Tengo que buscarla, no les pediré que vengan conmigo, sin embargo, agradecería enormemente su ayuda-Les comentó el peliblanco mientras equipaba el resto de su equipo y se preparaba para salir.

-Oye, en serio... ¿Cómo es que te metes en tantos problemas? Ni cuando estaba,os en la familia Apolo nos sucedían tantas cosas-Declaró Daphne, suspirando de cansancio.

-Créeme Daphne, nos hemos dejado de preguntar eso desde hace un tiempo-Contestó Welf con una risa nerviosa.

La familia Hestia y allegados aceptaron la misión de emergencia a pesar de que aún no completaban la expedición.

Sin saber... el infierno que vivirán.

Bell acompañó al grupo de la víctima con otros aventureros que se encontraban ahí. Antes de separarse, Cassandra le dijo algo que le hizo temblar.

-Bell... ten cuidado... tuve un sueño... es muy probable que algo muy malo pase-Fue lo que la chica dijo.

-Trataré de tenerlo, ustedes cuídense mucho y si ven que es demasiado para ustedes, vuelvan a Rivira-Contestó el chico al mismo tiempo que se adentraba a la boca de la bestia sin señal de miedo.

Para no hacer el cuento largo... encontraron lo que estaban buscando.

O mejor dicho, Bell encontró a quien estaba buscando.

Ryuu estaba apuntando su espada a un hombre que yacía tirado de espaldas en el suelo con una gran cantidad de sangre en su cuerpo.

Bell se acercó a ella e insistió en preguntar lo que sucedía y lo que causó esto.

Él no deseaba creer que su amiga era la responsable de todo lo sucedido.

Tras insistir muchas veces y varias negativas de la elfo, Ryuu por fin dio su respuesta.

-¡YO NO FUI!-Gritó ella respecto al tema del herido en Rivira.

-Esto era lo único que necesitaba saber-Dijo a Bell con gran determinación.

-Yo confío en ti, pero debemos largarnos, si te ven aquí y de esta forma todo se complicará-Informó el joven, tomando la mano de la elfo.

Antes de poder huir, el resto del grupo llegó.

Una gran discusión comenzó y Bell defendía a su compañera, llamando mentiroso a aquel hombre.

Cuando Ryuu se dió cuenta de la identidad de ese extraño, todo fue cuesta abajo.

Su nombre era Jura y antes de poder atacarlo, él sacó un gran látigo y de un momento a otro una gran serpiente salió del suelo.

*¡CRASHHHHHHHH!*

El suelo se rompía y los escombros del mismo volaban por los aires.

El responsable era el Lambton, un monstruo capaz de viajar entre pisos por las profundidades de la tierra.

Esa gran serpiente estaba siendo controlada por Jura.

Pero eso no era todo, una exhorbitante cantidad de objetos explosivos destruían cada vez más el piso donde se encontraban.

Mientras Bell, Ryuu y el resto de aventureros se ocupaban de detener al Lambton, un chillido agudo hizo vibrar sus tímpanos.

Y, más pronto que tarde, una bestia hizo acto de presencia.

-Esa cosa es...-Susurraba Ryuu con temblor en su cuerpo y palabras.

-¡SIIIIIII! ¡¿Ahora lo recuerdas?! ¡EL MOTIVO POR EL CUAL SIGUES VIVA ES PORQUE DEJASTE MORIR A TODAS TUS HERMANAS!-Gritó aquel hombro mientras se reía como un maniaco.

Antes de continuar con su burla... fue rebanado.

El juggernaut fue quien lo hizo y su mirada se fijó en el resto de personas, las cuales tuvieron el mismo destino.

Una gran cantidad de sangre, huesos y carne era regada en el suelo.

Ryuu no reaccionaba en lo absoluto y cuando Bell estuvo a punto de atacar a la bestia... su brazo fue cercenado.

-¡BELL!-Gritó Ryuu cuando se dió cuenta de ello.

Sin poder creerlo, el chico quedó pasmado y sin habla hasta que, de un golpe con la cola en su cuello, fue mandado a volar.

Ryuu corrió con todas sus fuerzas hacia su dirección mientras el monstruo no le prestaba atención, cuando se acercó, se dió cuenta que el cuelo de Bell fue roto por el impacto, si no fuera por la bufanda de piel de goliath que tenía en su cuello, en este momento estaría muerto.

En el pequeño lago a un costado del chico, una sirena se asomó para sorpresa de la elfo y sin mediar palabra, le dió de su sangre para volver a unir el brazo con el cuerpo al mismo tiempo que Ryuu curaba el cuello.

Al parecer se trataba de una Xenos que Bell se topó antes de su encuentro con el musgo inteligente de hace unas horas.

Sin tiempo para alegrarse por haber curado al muchacho, él se puso de pie y se preparó para el segundo round.

-¡Bell! No lo hagas, huyamos, no podemos ganar-Imploró la elfo con lágrimas en sus ojos.

-No podemos escapar, Ryuu, esa cosa nos perseguirá apenas se percate de nosotros-Respondió el peliblanco, apretando con fuerza sus armas.

-E-Entonces...-

-Hay que luchar...-

-Sé que tienes miedo...-

-Sé que se está apoderando de ti-

-Pero debemos ser fuertes-

-Si no enfrentamos a esa cosa aquí y ahora, moriremos-

-Y te voy a ser sincero, no esta en mis planes morir aquí-

Finalizó Bell, apuntando hacia adelante sus dagas.

Ryuu permanecía en silencio y sentada en el suelo, preguntándose si era buena idea enfrentar a esa bestia.

Sin embargo... el juggernaut fijó su mirada en ellos nuevamente y se lanzó al ataque nuevamente.

Para sorpresa de propios y extraños... esta vez no logró contactar.

Bell había esquivado el ataque y contraatacado con un corte ascendente directamente a la zona del cráneo.

Después de eso, tomó distancia para no perder de vista al Juggernaut.

El monstruo volvió a atacar pero sus golpes eran bloqueados y esquivados con gran dificultad por parte del chico.

-¿C-Cómo...?-Preguntaba Ryuu, incrédula ante lo que veía. Hace poco Bell no pudo esquivar ni un solo golpe y se encontró al borde de la muerte, ahora está luchando al tú por tú contra la calamidad. (Tiene biología sayajin el Bell).

-¿Eso es todo?-Preguntó el chico con arrogancia mientras seguía contraatacando con fiereza y frenesí.

*¡CLING!*

*¡CLING!*

*¡CLASH!*

*¡CLING!*

Metal y hueso golpeando repetidamente sin titubeo alguno por ninguno de los dos.

Alma y corazón puestos en la batalla con toda la intención de salir victorioso.

Las campanadas comenzaban a resonar en todo el calabozo, aunque en esta ocasión, no era un brillo blanco característico... era azul.

*¡CLANG!*

*¡CLANG!*

*¡CLANG!*

Con sus reflejos mejorados y sin perder al concentración, su habilidad argonauta era cargada.

Bell buscaba el momento para lanzar su golpe  final pero por el miedo del juggernaut, este cerró cualquier apertura que podría tener y que el conejo aprovecharía para poner fin a todo esto de una vez por todas.

La elfo supo que no podía seguir quedándose sin hacer nada y fue directo a distraer al monstruo.

Cuando el juggernaut sintió un corte rebanando su cola, volteó hacia esa dirección y... la apertura fue creada.

"¡Ahora Bell!" Dijo una voz en al mente el peliblanco, alertándolo de la oportunidad que había sido creada.

-¡AHORA!-Haciendo caso a ello, dirigió toda su fuerza a ese ataque y se acercó a la calamidad.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-

-¡FIREBOOOOOOOOOOOOOOOOLT!-

En ese instante, la daga fue incrustada en el pecho esquelético y el fuego se extendió por todo su cuerpo, como cuando fue el primer enfrentamiento de Bell contra el minotauro.

-¡BOOOOOOOOOOOOOM-

Un fuerte estallido retumbó el suelo de todo el calabozo y un mar de llamas vino junto con él.

El muchacho salió disparado por la onda expansiva de su ataque y la elfo lo atajó en el aire para evitar un daño extra.

Cuando el humo se disipó, vieron que no había sido suficientemente, aún quedaba al menos medio cuerpo de esa cosa.

-M-Maldición...-Decía Bell mientras trataba de ponerse de pie.

Ryuu se lo impidió y se puso enfrente suyo.

-Tampoco está en mis planes morir hoy, Bell-Dijo la chica, apuntando su espada de madera a la dañada criatura.

-En el cielo de un bosque ahora distante-

-Estrellas infinitas dispersas en el interminable cielo nocturno-

-Responde a mi insensata voz, dame ahora la protección divina de del fuego estelar-

-Dale la misericordia de la luz a quien te abandonó-

-Ven, viento errante, el viajero errante-

-Cruza el cielo y corre por el desierto, corre más rápido que cualquier otra cosa-

-Imbuye la luz del polvo de estrellas y destruye al enemigo-

Tomando aire y lista para finalizar... la elfo gritó con toda la fuerza de sus pulmones.

-¡LUMINOUS WIND!-

Al finalizar el cántico, dirigió toda la fuerza de su magia a los restos de la calamidad, la cual yacía de pie sin nada que hacer.

Y en un rápido movimiento... el juggernaut había caído.

Con la mente a punto de apagarse y el cuerpo deseando un descanso, Ryuu cayó de espaldas pero fue interceptada por Bell.

-Lo hiciste bien, Ryuu, lo hiciste bien-Dijo el chico mientras la cargaba y buscaba una forma de volver.

Para su sorpresa, su familia y varios Xenos estaban llegando en su auxilio.

Al ver que su rescate sería un hecho, él se desplomó con una sonrisa en su rostro.

"Gracias por la ayuda... Artemisa..." pensó Bell mientras las luces se apagaban.

Ese brillo azul que le dió la fuerza para continuar no fue producto de ni más ni menos que de su amada apoyándolo desde el más allá.

Los pasos se fueron  acercando y sintió como su cuerpo fue levantado.

El pesado día de expedición había llegado a su fin...

Fin del arco. (Lo resumí porque iba a ser un problema muy grande continuar con los pisos profundos, creo que hay suficientes problemas con solo enfrentar al juggernaut, supongamos que en esta línea alterna el Lambton no volvió a la superficie).

Arco de la familia Freya.

-¿U-Una cita con Syr?-Se preguntó el joven peliblanco quien acababa de leer la carta que se encontraba en sus manos.

Al ser rescatados de los pisos profundos y curado en la sede de la familia Dian Cecht, la familia Hestia vivió un periodo prólogo de paz y tranquilidad, Bell aún debía recuperarse de su brazo porque quedó malogrado tras el enfrentamiento contra el juggernaut.

Aunque nadie contaba con la llegada de el festival de la diosa y mucho menos que aquella camarera de "La señora de la abundancia" haría una propuesta tan atrevida e inesperada al joven conejo.

-¿No será otra de sus bromas? Además, ¿Por qué alguien de la familia Freya vino a entregármela personalmente? ¿Qué relación tiene Syr con ellos?-Se cuestionó Bell sin lograr comprender lo que sucedía, esta situación era una serie muy grande de incógnitas cuando más se ponía a pensar en las posibilidades.

-¿Quién llamó a la puerta, Bell-Sama?-Preguntó Haruhime con curiosidad ya que normalmente ella era la que atendía a la puerta cuando alguien hacía un llamado.

-Haruhime, saldré por un momento, regresaré lo más pronto que me sea posible, hay algo que debo corroborar-Comentó el peliblanco al mismo tiempo que salía de la mansión.

-¿Uh? C-Claro Bell-Sama, yo le avisaré a Hestia-Sama y al resto de la familia, tenga buen viaje-Respondió al renard con cierta confusión.

Al finalizar la pequeña conversación, Bell salió corriendo hacia "La señora de la abundancia" para que, de esa manera, le preguntara a la misma Syr si la carta en verdad era de ella y si hablaba en serio con respecto a la cita.

"Una cita... tal vez lo esté exagerando pero tendría que ser un tonto para no darme cuenta de lo que ella siente por mi. Desgraciadamente no puedo corresponder" pensó el joven mientras se aproximaba a la entrada del establecimiento hasta que...

-¡¿MMMHH?!-Trató de gritar pero una mano lo había tomado de la cara y arrastrado junto con él.

Bell comenzó a toser y al levantar la mirada se topó con alguien que sería problemático.

-¿Q-Quién es usted?-Preguntó el chico al percibir con sus ojos a un elfo de cabello rubio y largo al igual que con anteojos.

-Cierra la boca y ven conmigo, si no quieres que tú y tu familia desaparezcan-Dijo aquel elfo, tomando con fuerza el brazo de Bell.

Él sentía como si su brazo fuera ser arrancado, sin embargo, puso resistencia.

*Plaf*

Ese sonido salió cuando Bell hizo a un lado la mano de aquella persona.

-¿Eh?-Logró decir con sorpresa el elfo rubio.

-Iré contigo pero dime quién eres y qué es lo que quieres-Expresó el peliblanco, sobando donde había sido tomando.

-¡INSOLENTE HUMANO!-Gritó con furia el elfo, tratando de golpearlo.

Para sorpresa de ambos, él lo esquivó.

"Gracias por subirme a nivel 5 Kami-Sama, no creo poder haber sido capaz de hacer algo ante él con mi nivel anterior" comentó el muchacho en sus pensamientos.

-No voy a llegar a nada si te mato aquí mismo, en fin, contestaré tus preguntas y después de eso vendrás conmigo o Syr-Sama tendrá una cita con un cadáver-Expresó el extraño.

-¿Syr-Sama?-Fue lo que salió de los labios de Bell.

-Soy Hedin Selland, miembro de la familia Freya, nivel 6-Dijo el elfo, despertando un rostro de sorpresa en el chico.

-Familia Freya... ¿Otro más?-Se preguntó.

-Vine por voluntad propia y no por mi diosa y mucho menos por Syr, ven conmigo y sabrás a qué me refiero, si no, como dije, Syr-Sama tendrá una cita con un cadáver, aunque desde que se fijó en ti te convertiste en un solo que no te haz dado cuenta-Respondió Hedin con una mirada sombría que infundía miedo en el corazón del joven conejo.

Viéndose acorralado y sin opción, Bell aceptó seguirlo.

"Los miembros de la familia Freya son aterradores" pensó al mismo tiempo que iba detrás de Hedin.

Algunos minutos después, en una pequeña cafetería dentro de la calle dédalo(Creo que ahí era, corríjanme si estoy mal).

-¿M-Me podría repetir lo que dijo?-Preguntó Bell, incrédulo por lo que sus oídos acababan de escuchar.

-Entrenarás conmigo para tener una cita perfecta con Syr-Sama, si llegas a hacer algo mal o hacerla sentir incómoda o triste, incluso si tiene solo una cita "normal", no habrá poder en los cielos, en la tierra, ni en el calabozo, que te proteja de la dolorosa muerte que te daré-Repitió Hedin con un tono de voz imponente y una mirada sanguinaria. (Hedin: Vas a ser un Dios y te gustará).

-P-Pero...-Trataba de poner alguna excusa aunque no lograba inventar una.

-¿Qué? ¿Tan poco valor tiene tu vida y la de tus compañeros como para llevarme la contraria? ¿Ibas a rechazar la cita con Syr-Sama?-Preguntó el elfo de igual manera que su declaración anterior.

-No iba a rechazarla... pero... no quiero herirla-Respondió Bell, mirando a la mesa con una expresión un tanto complicada.

-Aunque... si tener la cita con ella puede salvar a mi familia, lo haré, acepto ser entrenado por usted, Hedin-Sensei-Agregó a sus palabras.

El elfo lo miraba atentamente, tratando de descifrar como es que ese chico funciona.

-De acuerdo, ve a tu mansión por tus armas y te veré en el calabozo en unos minutos, si llegas a faltar, iré personalmente por ti-Declaró Hedin, poniéndose de pie y retirándose.

Bell se quedó sentado por unos segundos antes de irse.

"Aún si al cita es perfecta... no puedo prometerle a Syr que la amaré... no hay forma de que sienta eso por ella, porque mi corazón nunca dejará de ser de Artemisa, debo dejar claro eso cuando termine nuestra cita" pensó, sintiendo algo de empatía por su amiga.

A la distancia, Hedin lo observaba con atención y lograba percibir la duda dentro de su ser.

"Es el deseo de mi diosa, no obstante... ese chico no la corresponderá por voluntad propia así tengan millones de años juntos, sé como se ve una persona necia y fiel a sus sentimientos, él es así. Aún si es de esa manera, esto es lo único que puedo hacer" Se dijo a sí mismo el elfo, yendo al punto de encuentro.

Y de esa manera, el entrenamiento pasa convertirse en casanova comenzó y finalizó después de casi una semana en al cual se veía al conejo rescatando chicas en el calabozo...

El día llegó, la cita entre Bell y Syr iba a dar inicio en unos minutitos, pero para poner en contexto sobre lo que sucedió en esos días, vamos a tener que resumirlo de la mejor manera posible.

Hedin prácticamente obligaba a Bell día y noche a estudiar sobre los modales que un hombre debe tener cuando tiene una cita con una dama. Practicó etiqueta y elegancia al igual que lo probó con mujeres que estuvieran en situación de peligro dentro del calabozo.

Casi una semana sin ver la luz de sol y siendo electrocutado cuando cometía algún error o molestaba a "Hedin-Sensei".

Pasaron esos días de terror en la vida del joven conejo y cuando por fin salió de la oscuridad del calabozo, se dirigió sin mediar palabra con nadie hacia la mansión de su familia para prepararse. Amablemente el elfo le compró un traje para su cita, el cual costaba más que varias armas poderosas de la familia Hefesto.

Ya preparado todo, solo quedaba esperar la llegada de aquella chica.

-Hola Bell-Saludó Syr al ver a quien sería su acompañante el día de hoy.

Bell únicamente devolvió el saludo amablemente y extendió su mano.

Y de esa manera, la cita más accidentada y peligrosa que Orario haya visto en toda su historia daba inicio.

A la distancia, Hedin, no, toda la familia Freya, observaba atentamente sin quitarles un ojo de encima.

Sus expresiones eran cuando menos de odio, por no decir de una ira asesina que solo demostraban ganas de acabar con el pobre conejo. Aunque... sólo la de una persona lucia imperturbable, la del maestro de ese conejo.

"Esto no resultará bien para ninguna parte" pensó mientras se acomodaba los anteojos.

En la cita.

Esta misma transcurrió de manera normal y tranquila, muy para la sorpresa de ambos.

Syr estaba impresionada por el cambio tan radical que Bell había sufrido de un día a otro, no era ese chico manipulable, un manojo de nervios andante que se sonrojaba con la sola presencia o cumplido de una chica, no, este Bell era la versión caballerosa y segura, lo que todo hombre aspira a llegar.

Los dos parecían disfrutar de la compañía del otro aunque igual sentían las miradas de varios conocidos dirigidas hacia ellos.

Tras bailar y disfrutar una gran cantidad de comida, tanto en la calle dédalo como en el centro del festivas que se desarrollaba al mismo tiempo, tomaron un descanso y fue ahí donde Bell dijo algo que no debía.

Confesó haber sido entrenado por aquel elfo de la familia Freya, esto pareció hacer enojar a la peliplateada, no entendía el motivo por el cual eso era algo malo, sin embargo, el "daño" ya estaba hecho.

Ante el mal humor de la chica, Bell no tuvo más opción que preguntarle sobre lo que podría hacer para arreglarlo, en ese momento, ella se le acercó al oído y hizo su pedido.

-Róbame...-Fue lo que dijo. (Y ¡Pum! La asalta).

-¿R-Robarte?-Él no entendía a qué se refería, pero un solo vistazo fue suficiente como para esclarecer todo.

Ella levantó la mirada hacia los miembros de la familia Freya que los seguían.

Bell sintió un escalofrío al darse cuenta de lo que Syr quería.

Tomando una bocanada de aire, contestó.

-De acuerdo-

Y de esa forma, la persecución y huida comenzó hasta llegar al punto de inflexión más importante...

La declaración de Syr...

Después de tantos problemas con la familia Freya ese mismo día de la cita y al día siguiente, el cual tuvo aún más problemas que el anterior, todo se resumió a un último acto.

Aquella chica, aquella camarera de "La señora de la abundancia", le había dicho su sentir al peliblanco.

Ambos en medio de las calles que se vaciaban por el ocaso del festival de la diosa.

Bell no podía mentirle, ella merecía la verdad.

Con todo el dolor de su corazón... tuvo que rechazarla.

-Lo siento...-Fue lo único que dijo, dando media vuelta y perdiéndose en la lejanía de la ciudad, dejando sola a Syr, quien yacía con el rostro mirando abajo.

El silencio hizo acto de presencia al mismo tiempo que las lágrimas bajaban de los ojos de la pobre chica.

-Ottar...-Fue el nombre que mencionó ella.

En ese momento el gran boaz, capitán de la familia Freya, se acercó a ella.

-Dígame, Freya-Sama-Contestó Ottar.

-Prepara a la familia... lo tomaremos a la fuerza-Finalizó con un brillo morado haciéndose presente en los ojos grises.

Syr... no era quien parecía... ella era... la diosa con la familia más fuerte de Orario... la diosa Freya y ella iba a reclamar lo que deseaba, así tuviera que meterse en muchos problemas, para Freya ya nada importaba.

Con Bell.

"Lo siento Syr... en serio lo siento, quisiera poder decir que te amo pero sería mentirte y mentirme a mi mismo" pensaba el peliblanco, sintiendo un apretón en su corazón.

Él estaba corriendo a toda velocidad hacia donde su familia y diosa se encontraban.

Mientras recorría las calles de Orario, cierra elfo y cierta chica de cabellos dorados lo vieron pasar con un rostro preocupado, casi pálido y fueron detrás de él.

"Tengo un muy mal presentimiento... estoy no acabará con el rechazo a Syr, la familia Freya le tiene mucho afecto y Hedin-Sensei me lo advirtió... ¡PERO NO PUEDO JUGAR CON ALGO TAN IMPORTANTE COMO EL AMOR!" Gritó internamente mientras que paso a paso llegaba a su destino.

-¡Kami-Sama!-Alertó Bell, corriendo hacia ella y su familia, quienes estaban en las calles.

-¿Bell? ¿Qué sucede? ¿Pasa algo?-Preguntó Hestia con preocupación al ver la desesperación en su hijo.

-La familia Freya, la diosa, Syr, tenemos que prepararnos-Balbuceaba sin poner orden en sus palabras.

Hestia trataba de tranquilizarlo al igual que el resto de su familia pero un gran golpe se hizo presente.

*¡PUUUUUUUUM¡*

-¡UGHRRRRRR!-Apretaba los dientes Bell al tener sus dagas en mano.

Nadie había visto lo que estaba pasando hasta que, al voltear, notaron que un hobbit con un gran mazo había atacado a Mikoto, el único que se percató de ello e hizo algo para evitarlo fue Bell.

El Hobbit en cuestión era uno de los hermanos Gulliever, miembro de la familia Freya.

Él tomó su distancia, alejándose de Bell.

-Bueno reflejos pero tú sólo no lograrás nada-Le dijo.

En ese instante, el resto de los hermanos saltó a atacar a los amigos de Bell, él, quien estaba ocupado peleando con el primero, no podía hacer nada más que ver como su familia se ponía en peligro.

-¡MIRA COMO POR TU CULPA TUS SERES QUERIDOS SON ASESINADOS!-Gritó el pequeño anterior.

-¡NOOOOOOOOOOO!-Gritó Bell con furia, haciendo una única carga de argonauta en tan solo unos algunos segundos.

*¡PUUUUUUUM*

Un fuerte golpe dió en el rostro del Gulliever, estrellándolo en la pared más cercana.

Bell juraría que escuchó un crujido al contactar su ataque.

Welf estaba apunto de ser empalado por Allen, Bell veía todo en cámara lenta hasta que...

*¡CRASHHHHHH!*

Una fuerte patada fue dirigida al rostro del hombre gato.

-¡Hey maldito gato! ¡Esto no ha terminado!-Gritó Bete Loga, aventurero de nivel 6 perteneciente a la familia Loki.

-¿Eh?-Dijo Bell con incredulidad.

De pronto, el resto de la familia Loki, junto con la familia Hermes y Ryuu llegaron a la escena.

-Sal de ahí, Freya, no solo veas como causas este altercado-Dijo Loki hacia los cuatro vientos.

Cuando esas palabras fueron dichas, ella salió.

-Freya-Sama...-Nombraron todos.

Al lado de ella, estaba Ottar, quien, con un gesto, hizo que los Gulliever y Allen se acercaran a su posición.

-Eres más necio de lo que pensé, Bell-Expresó Freya, con un tono de enojo.

-Lo lamento, pero no puedo corresponder a tus sentimientos, Syr-Contestó el peliblanco, aún en guardia.

El rostro de Ryuu se tensó ante ello.

-Lo siento Ryuu, pero Bell tiene razón, aunque me queda la duda sobre la forma en la que te enteraste-Respondió Freya, dirigiendo esas palabras hacia el chico.

-Siempre siento tu mirada hacia mi, desde hace varios meses, en la fiesta de Apolo no tuve la oportunidad de identificarla, pero ahora y la noche anterior me lo confirmaron, tú... tú eres Syr-Fue la explicación que Bell utilizó.

-Así que fue por eso... sin embargo, no me interesa si lo sabes o no, así que te voy hacer esta pregunta una última vez... ¿Vienes conmigo por voluntad propia o tendré que obligarte?-Preguntó la Diosa, activando su encanto en todos los presentes.

Pero... no funcionó.

-Lo lamento Freya, eso no te servirá ahora-Dijo Hermes, quitándose el sombrero.

-¿Q-Qué...? ¿P-Por qué...?-Balbuceaba la diosa.

-Urano fue muy cooperativo cuando le preguntamos sobre tu encanto, nos dió una pista muy fácil de interpretar. Sinceramente, si no fuera por lo sucedido hace unos meses con el Antares, yo hubiera dejado seguir el flujo de las cosas sin interponerme, pero... Zeus no me perdonaría si le hiciera eso a su nieto, mucho menos Artemisa-Fue lo que respondió el Dios viajero.

Al oír el nombre de ambos dioses, Freya quedó sin habla.

-¿Zeus?-Fue lo que cuestionó Bell.

-Lamento que te enteres de esta manera, algún día debías saber la verdad, tu abuelo es Zeus y me pidió que te cuidara, como somos viejos amigos, acepté sin queja alguna-Contestó Hermes hacia el peliblanco que no lo podía creer.

Las miradas se intensificaron en dirección a Bell.

-Bell es el último hijo de la familia Zeus y Hera, esas familias que tú y Loki expulsaron de Orario-Agregó Hermes.

Retomando al compostura, Freya dió su respuesta.

-No me interesa, así que, Bell, vuelvo a preguntar... ¿Vienes por voluntad propia? ¿O tendré que obligarte?-Insistió.

-Rechazo la propuesta amablemente, mi corazón está donde debe estar y eso no cambiará-Respondió Bell sin ninguna clase de duda.

-Bien... Familia, ataquen-Una simple orden fue suficiente para que el combate se librara.

-Alto-Se escuchó antes de que una gran batalla se diera acabo en medio de la ciudad.

Se trataba de Urano desde una pantalla.

-Si quieres arreglar esto, debe ser en un juego de guerra, la familia Freya contra la familia Hestia y quienes deseen apoyarlo-Fue lo que sugirió el Dios de orario.

-Solo retrasaremos lo inevitable, Urano, no creo que quieras arriesgar a tus hijos, Loki-Se mofó Freya.

-Lo lamento mi bella Freya, pero ellos ya decidieron unirse desde que vieron que atacabas al hijo de esa camarona y no puedo detenerlos-Contestó Loki con una mirada retadora.

Freya aumentó su enojo ante esa burla.

-No significa nada, de todas maneras perderán, no son lo suficientemente fuertes, acepto el juego de guerra-Finalizó la Diosa, dando la espalda y retirándose.

-Freya-Sama-Nya-Un llamado vino desde atrás de ella.

-¿Anya?...-Alcanzó a decir Freya cuando vió de quien se trataba.

-No viene sola-Agregó una enana.

-¿Mama Mia?-

-Lo dije... ¿No es así? Si alguno de tus hijos lastimaba a mis niñas, me las pagarían... por eso mismo, prepárate, no te lo perdonaré-Fue lo que dio Mama Mia con un aura aterradora.

-¿Qué quieren decir ustedes dos?-Preguntó sin rodeos.

-Que nos uniremos al bando del chico, por supuesto-Contestó la enana.

Freya y su familia no pudieron contener su enojo.

-¡MALDITA TRAIDORA!-Gritaron los Gulliever, atacandola pero fueron recibidos con un fuerte golpe para cada uno, causando que los 4 fueran enterrados en el suelo.

-¿Estás segura de esto?-Le cuestionó Freya.

-Debes detenerte y parece ser que esta es la única manera-Finalizó la enana.

-De acuerdo, nos veremos en el juego de guerra... tu presencia y la de Anya no cambian absolutamente nada-Comentó la diosa, alejándose con su familia.

-¡Hey Niño!-Gritó Mama Mia.

-¡¿Si?!-Preguntó Bell poniéndose firme.

-Vas a pasar un infierno entrenando conmigo, te voy a preparar para este maldito juego de guerra y vas a salvar a Freya-Le informó la enana.

-Sí... así será... no puedo abandonarla... sé que muy en el fondo Syr sigue ahí-Fue lo único que contestó el peliblanco.

-Me alegra que lo sepas, es el único motivo por el que te ayudaré-Finalizó ella.

-Yo también ayudaré a entrenarlo-Agregó Finn.

-He visto que tienes una lanza, ese es mi fuerte-Declaró el Hobbit.

Loki, Hermes y Hestia se reunieron.

-Esto va ser muy problemático, aún si es un juego de guerra y no una batalla campal en medio de la ciudad, la dificultad sigue siendo muy alta-Opinó Hermes.

-Camarona, más te vale que nos cuentes el motivo por el que esa renard es especial, no creas que no me he dado cuenta de que no está registrada en el gremio-Esas palabras eran dirigidas a Hestia, quien solo aceptó decirle por qué Haruhime era tan especial.

Y de esta forma, la gran batalla entre facciones comenzaba, la voluntad de un joven y las personas que lo apoyan vs el enfermizo deseo de una diosa muy peligrosa.

Finalizando el juego de guerra.

La batalla estaba llegando a su último momento, ambos guerreros de pie, frente a frente, cara a cara.

Bell y Ottar eran los únicos de pie.

-Debe ser una maldita broma jaja...-Se reía Bell mientras sentía como su brazo derramaba una gran cantidad de sangre.

-Esta batalla se acabó, debo admitir que luchaste valerosamente, como un gran guerrero, pero debo seguir los deseos de mi diosa-Declaró el boaz, levantando su espada para dar un último golpe.

"Al parecer... no habrá manera de ganar... lo intenté... en serio lo intenté... pero esa batalla vs Allen me ha dejado agotado y Aiz, junto con Finn, no fueron suficiente para derrotar a Ottar, aún con el aumento de nivel" pensó el chico al mismo tiempo que su consciencia se desvanecía.

Apoyándose con la lanza de Artemisa para mantenerse de pie, la levantó aunque perdiera el equilibrio y apuntó en dirección al capitán de la familia Freya.

"Aunque... todavía me queda mi arma secreta... ¿Verdad Artemisa?" Preguntó Bell en su subconsciente y recibió una respuesta.

"Así es... Orión"

-Ottar... debo admitir que, a mis ojos, eres un aventurero sin igual...-Decía el peliblanco cuando el susodicho se acercaba para acabar esto de una vez por todas.

-Adiós, Bell Cranel... hola, Vanadis Odr-Fue la frase dicha por Freya cuando Ottar bajó como guillotina su espada para dejar fuera de combate a Bell.

*¡CLAAAAAAANGGGGGGGGG!*

Un fuerte golpe entre metal y metal hizo un chirrido tan fuerte que lastimó los oídos de quienes estaban presenciando el combate.

Bell había puesto hacia arriba la lanza con su único brazo sano para bloquear el golpe.

Sus pies se enterraron en el suelo por el impacto pero no se rindió, no retrocedió, sus piernas estaban rectas, sin doblarse.

*¡SLASHHHHHHH!*

Un corte ascendente creó una herida en el pecho del boaz, quien tuvo que retroceder para tomar distancia.

-¿Qué ocurre?-Preguntó Ottar con sangre escurriéndose de la herida provocada por aquel niño que no podía creer que siguiera en pie.

-Lo dije ¿No es verdad? Ya hay una mujer que habita mi corazón...-

Un brillo intenso de color azul zafiro naciente de la lanza tomó más intensidad.

-Que siempre ha estado conmigo desde el momento en que se fue de mi lado-

Si no fuera suficiente, fuertes campanadas resonaban.

*Clang*

*Clang*

*Clang*

-¿Qué está sucediendo?-Se preguntaba Freya con terror.

-Cometiste un gran error, Freya-Comentó Hestia.

La mirada de la hermosa diosa se posó en Hestia.

-Subestimaste el amor que Bell siente-

-Subestimaste el lazo que nace por ese amor-

-Ella nunca lo abandonó ni lo abandonará-

-Artemisa estará para él en sus peores momentos-

-Lo apoyará-

-Le dará ese empujón que necesite para seguir adelante-

-Porque así es el amor real-

-No los inventos que creaste usando tu encanto-

-El amor real siempre serán dos personas apoyándose mutuamente para crecer y poder tener su final feliz-

-Incluso Artemisa, alguien que desconocía ese sentimiento hasta que por fin le tocó experimentarlo, lo supo... siento pena por ti-

Esas eran las palabras dichas por la pequeña diosa, quien esperaba una respuesta de Freya, sin embargo, lo único que esta pudo hacer, fue gritarle una orden a su hijo.

-¡DETENLO OTTAR!-

El boaz, saliendo de su aturdimiento, hizo caso a ello.

Corriendo para evitar la derrota.

Para cumplir el deseo de su diosa.

No obstante... el deseo de Bell era más grande.

"Es el momento, Orión, puedes hacerlo" avisó Artemisa.

Antes de que siquiera Ottar lograra acercarse lo suficiente como para que su espada alcance el cuerpo de Bell, este lanzó un gran grito.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-

*¡ZOOOOOOOOOOOOOM!*

Con la fuerza de su brazo y la de su espíritu, unida con el poder que la diosa Artemisa le entregó junto con el aumento de poder recibido gracias a la habilidad argonauta, Bell lanzó la "flecha de Orión" en dirección a Ottar.

*¡PUUUUUUUUUUUUM!*

Un fuerte estruendo resonó cuando el cuerpo del capitán de la familia Freya fue empalado y tirado hacia atrás hasta estrellarse con una de las paredes de la arena de combate.

El joven conejo seguía de pie... respirando pesadamente, el cansancio le estaba pasando factura y tarde o temprano caería desmayado, sin embargo, únicamente con la fuerza de su espíritu, se mantenía de pie, hasta estar seguro si de verdad ganó.

Cuando el polvo se disipó, las campanadas cesaron y el resplandor blanco con azul disminuyó, se pudo apreciar el resultado de la batalla.

-Es increíble... el ganador del juego de guerra es... ¡LA ALIANZA DE ORARIO!-Gritó el narrador del encuentro sin creer lo que sus ojos acababan de presenciar.

Ottar se encontraba con la mirada hacia abajo y con la lanza enterrada en su estómago, lo único que hizo fue vomitar sangre antes de perder signos de consciencia.

El bullicio de la gente no se hizo esperar, acababan de presenciar un milagro... la caída de la familia más fuerte de todo Orario.

-Lo... lo logramos...-Fue lo único que salió de los labios de Bell, antes de que todo se volviera negro y cayera de espaldas al suelo.

Los aventureros sanadores de ambas facciones se acercaron para currar a quienes participaron en el combate.

Por parte de las diosas, Freya yacía sentada sin mediar palabra alguna y con un rostro lleno de frustración.

-Artemisa nunca lo abandonó... parte de ella aún sigue en la lanza, esperando a por fin unirse con el resto de sí misma...-Susurró Hestia.

-No tienes por qué preocuparte, Freya, el chico no desea regresarte a Tenkai-Avisó Loki, parándose al lado de ella y mirando al campo de batalla.

Esto tomó desprevenida a Freya, quien volteó hacia la diosa pelirroja.

-Él quiere salvarte... muy seguramente te dará esa libertad que tanto haz deseado, es increíble, aún después de lo que hiciste, él desea que seas feliz, me sorprende que alguien tan bueno exista-Declaró Loki, caminando hacia dónde sus hijos estaban siendo tratados, ya no tenía nada que hablar con ella.

-Espero que esta vez no hagas nada tonto, Syr-Declaró Hestia haciendo énfasis en el nombre del álter ego de Freya.

Y de esa manera, el juego de guerra llegaba a su fin.

Fin del arco.

Sucesos de un tiempo después.

Tras ese gran enfrentamiento, las cosas mejoraron enormemente, las familias más fuertes de Orario se unieron para hacerse aún más fuertes, ya no habían deseos egoístas que limitaran el potencial de los aventureros.

El crecimiento de ellos aumentó exponencialmente, tanto así que por fin lograron llegar al tan ansiado piso 60, aunque su límite no fue ese, pasaban los meses y poco a poco iban rompiendo esa barrera que se autoimponían.

Debían prepararse para derrotar al monstruo que representaba una amenaza para todos, aquella bestia que debía ser derrotada a como dé lugar y que no pudo ser detenida tiempo atrás por las familias más poderosas de aquel entonces.

El dragón negro...

Hasta que un día... llegó la fecha predilecta para aquel enfrentamiento, justamente 6 meses después del juego de guerra.

Con Bell habiendo subido a nivel 9.

Ottar a nivel 8 a mediados.

Aiz a nivel 7, al igual que Bete Loga, Riveria, Finn, Gareth, Allen, Hedin y Hogni.

Ellos 10 se habían convertido en los aventureros más fuertes de la época y estaban listos para afrontar su destino.

Y en el combate final... ese niño, el cual llegó a orario con un saco de monedas y un sueño infantil del que todos se burlaban, se convirtió en el héroe más grande de todos los tiempos.

Enfrentamiento contra el dragón negro, etapa final.

Bell estaba de pie, listo para acabar con todo de una vez por todas.

Su cuerpo era un montón de carne quemada con huesos rotos.

Con su último aire, la lanza de Orión tomó una forma nunca antes vista.

-¿Q-Qué sucede?-Se preguntó Aiz, poniéndose de pie aún cuando su cuerpo no se lo permitía.

-La luna... ¿Qué sucede con ella?-Cuestionó Finn al ver como una gran cantidad de energía tomaba la forma de aquel satélite natural.

-N-No es la luna... es como en esa ocasión... cuando el calabozo se volvió loco-Declaró Bete, levantándose aún cuando todo su cuerpo dolía.

-Es el arcanum... el mismo arcanum de Artemisa de aquella vez...-Informó Ottar.

-La lanza... debe ser como una mira hacia donde la flecha de energía caerá...-Dijo como teoría la alta elfo de la familia Loki.

-¿será suficiente para derrotar a esa bestia?-Preguntaron los miembros de la familia Freya.

-Lo averiguaremos en unos momentos-Respondió Allen.

De vuelta con Bell.

"Artemisa... si hago esto... esa pequeña parte de ti que aún está conmigo... desaparecerá... te perderé de nuevo" decía Bell con lágrimas formándose en sus ojos a la diosa que vivía dentro de la lanza.

"Esto es lo mejor, debes salvar al mundo, debes salvarte a ti mismo... debes darle un futuro brillante a todos los seres vivos que habitan esta tierra" Contestó Artemisa.

"Además... lo prometimos, nos veremos nuevamente, así sean 100 años, 1000 o 10,000 años, incluso si son más, nos volveremos a reencontrar" agregó la diosa a sus palabras.

"Salva al mundo, Bell" finalizó.

Y de esa forma... el ataque final fue lanzado, nuevamente, Artemisa ayudaba a su amado para cumplir su meta y en el camino salvarle la vida.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Gritó desde el fondo de su corazón, lanzando la flecha de Orión al dragón que veía con terror aquella luna artificial arriba de ellos.

Cuando por fin salió de su transe, ya era demasiado tarde, el destino del monstruo había sido sellado.

La gran flecha de energía cayó desde los cielos a una monstruosa velocidad, lo que la hacía imposible de esquivar.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

El estallido causó un gran cráter en la tierra e hizo que el suelo retumbara y el calabozo llorara, como si estuviera apunto de morir.

De pie y sin moverse, Bell veía como su objetivo se había cumplido.

Se convirtió... en el último héroe.

El fin...
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-Espere un momento ¿Cómo que ese es el fin?-Preguntó un joven con indignación.

-¿Uh? ¿No les gustó la historia? Me sorprende viendo que llevan más de 3 horas escuchándola-Contestó un chico de cabello blanco.

-¡Ese no es el problema!-Gritó otro muchacho, estando de acuerdo con su compañero.

-¿Eh? ¿Entonces cuál es el problema?-Preguntó nuevamente el narrador del cuento.

-¡EL FINAL! ¡¿QUÉ PASÓ COM ARTEMISA Y BELL?!-Le gritaron al unísono esa pregunta ambos chicos.

-Ahh... eso era-Susurró el muchacho.

-Él... él sigue esperando a su regreso-Dió como respuesta.

Esto tomó por sorpresa a los dos oyentes.

-¿Cómo es posible? Se supone que es un mortal ¿No es así?-Le preguntaron.

-Digamos que los dioses saben dar buenas recompensas cuando cumples una misión que incluso ellos considerarían imposibles-Contestó, mientras guiñaba un ojo.

-Entonces...-Dijeron los chicos, estando cerca de la respuesta a aquel incógnita.

-Sí, es como se imaginan, el deseo de Bell Cranel después de haber derrotado fue convertirse en un ser inmortal-Les aclaró la duda.

-Para así nunca olvidar los recuerdos que vivió junto a su amada o el camino que recorrió y recorre para volver a verla-Agregó.

-Entonces... ¿Podrán volverse a ver algún día?-Preguntaron los niños.

-Eso es seguro...-Contestó nuevamente a otra pregunta.

-¿Cómo lo sabe?-

-Simple... el amor lo puede todo... no importa el tiempo, ni si ella era una diosa y él un simple humano... cuando dos almas están destinadas a estar juntas... no habrá impedimentos para que se reúnan aún si se separan por miles o millones de años-Fue al respuesta dada.

-¿Y qué pasó con el resto de los dioses?-Fue la última pregunta de los niños.

-Ellos siguen aquí en la tierra, viviendo entre nosotros, aunque ya no con la misma función que antes, cuando en el mundo por fin hubo paz, la cual se mantiene hasta ahora, no fueron necesarios los falna de los dioses ni los aventureros, aunque muy pocos dioses quisieron regresar a Tenkai así que puede que se topen con alguno de ellos si tienen suerte-Contestó el narrador del cuento.

Y de esa manera, con sus dudas contestadas(Al menos la mayoría de ellas), los dos chicos se fueron, un tanto insatisfechos por no saber si el protagonista del cuento conseguirá o no su final feliz.

La noche caía en la ciudad.

El peliblanco estaba acostado al lado de un gran árbol, no se encontraba durmiendo, únicamente miraba el cielo, las estrellas.

De pronto sacó de su bolsillo una pequeña libreta.

-Ya van 9,999 años... tal vez esta noche por fin podamos volver a encontrarnos... Artemisa-Susurró para sí mismo ni más ni menos que Bell Cranel.

El protagonista de aquella historia no era otro que él.

-Faltan algunos minutos para que sea medianoche y así los 10,000 después de nuestra promesa por fin se cumplirán-Dijo Bell mirando su libreta, al cual estaba llena de taches y al lado de ellas habían números.

Los números eran los años que habían pasado desde aquel día en el que se separaron.

*Click*

*Clack*

*Click*

*Clack*

Los segundos pasaban, llegando a la hora predilecta.

-5-

La cuenta regresiva comenzaba.

-4-
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-3-
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-2-
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-1-
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La media noche llegó y... no sucedió nada...

Bell sintió un fuerte apretón en su corazón cuando seguían pasando los segundos y Artemisa no aparecía.

Se puso de pie, listo para volver a su hogar.

-Tampoco fue 10,000 años después-Dijo con la voz entrecortada y lágrimas saliendo de sus ojos, al mismo tiempo que ponía nuevamente una tache en la fecha.

Manteniendo su mirada agachada, dió media vuelta y se fue...

-No importa cuanto deba esperar... así sea un millón de años... te volveré a ver...-Susurró y comenzó su camino de vuelta.

Hasta que...
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Una voz fue escuchada...

-¿Orión?-

Cuando ese llamado fue hecho, Bell volteó rápidamente en esa dirección.

Fue ahí donde lo vió...

-A-Artemisa...-Es lo único que logró decir.

-Orión...-Repitió ella mientras que de sus ojos salían lágrimas.

-¡ARTEMISA!-Gritó Bell con felicidad y corriendo en su dirección.

-¡ORIÓN!-De igual manera que su amado, fue en su dirección.

-¡ARTEMISA!-

-¡ORIÓN-

-¡ARTEMISA!-

-¡ORIÓN-

Se repetían varias veces hasta que por fin llegó el momento que tanto habían esperado... el reencuentro entre ambos enamorados.

Abrazados con gran fuerza, enterrando sus rostros con el hombro del otro, se unieron nuevamente.

Todo parecía haberse detenido.

Mirándose a los ojos, Bell fue el primero en hablar.

-Han pasado 10,000 años... y te ves aún más hermosa que en mis recuerdos-Fue lo que el peliblanco dijo, juntando su frente con la de ella.

-Lamento haberte hecho esperar por mucho tiempo, pero no me volveré a ir de tu lado nunca más... mi Orión, vivamos nuestros 10, 000 años de amor-Contestó ella, besándolo tiernamente.

Al separarse, agregó un último comentario a sus declaración pasada.

-No... mejor tengamos nuestra eternidad de amor-Finalizó con una hermosa sonrisa.
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La espera había sido larga.

El camino fue difícil de recorrer.

Pero al fin y al cabo, con o sin contratiempos...

El resultado final valió la pena...

Y por toda la eternidad, Bell y Artemisa, nunca se separarán...

Porque así de fuertes son sus sentimientos...

Y ahora sí... sin temor a equivocarnos, podemos decir que...
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El amor triunfó...
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El fin.

Bueno amigos, hasta aquí ha llegado el One Shot, espero que sea de su agrado y haya cumplido sus expectativas, muchísimas gracias por los 500 seguidores, en serio, sin ustedes no sería nada y no estaría aquí en este momento, millones de gracias.

Hay un aviso que quiero darles, me voy a tomar un pequeño descanso de semana o semana y media ya que entro a parciales en mi universidad y se me complicará subir capítulos, por eso le metí nitro para acabar este One Shot, espero que entiendan, volveré cuando me libere. En caso de que llegue tener el tiempo para escribir, le daré prioridad a los fic que quedaron pendientes(El de Eina y el de Tiona y Freya) y les avisaré cuando los suba.

Eso es todo amigos míos ¡DE NUEVO, GRACIAS POR TODO!.

Buzón de opiniones y/o sugerencias.

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