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Capítulo Ⅲ

Bien, aquí estamos con una nueva actualización ¿No les parece genial como van yendo las cosas

Pues a mi . Es una publicación más temprana de lo habitual, pero no creo que les moleste eso. :v 😘Disfruten mis amores y comenten. Nunca se debe de callar una opinión

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❝ Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras. ❞  –Tito  Livio (59 AC-64 a. C.)   


Pese a lo que cualquiera pensaría su falsa sonrisa aún permanecía estampada en su cara.  

—Fallaste de nuevo. Aunque debo reconocer que fue una buena técnica, pero no lo suficiente — dijo el separando nuestros cuerpos, cosa que agradecí internamente porque no disfrutaba de su cercanía. Aún quería golpearlo.

—Gracias— dije dándole a mi voz un tono dulzón, empalagoso y falso —. Ahora, si no es mucha molestia me gustaría, no...exijo que me devuelvan a donde yo estaba antes de que secuestraran.

Repito, cualquiera pensaría que se molestarían en por lo menos mostrar una expresión, pero no, estaban ahí tan indiferentes como estatuas.

—Bienvenida a los cuarteles del Departamento Nacional de Investigaciones de la República Dominicana—dijo al que yo acababa de bautizar como Nick Fury, y él que al igual que los demás acaban de ignorar a lo que yo acaba de decir.

Su cara era seria como si la risa no hubiera existido nunca o fuera una cosa muy mala. Era alto y temible, pero yo no estaba dispuesta a dejarme intimidar. Apreté mis manos y trague saliva  para calmar mis nervios, por último le dirigí una mirada de análisis más profunda al lugar, todo eso para distraer la atención del hombre que parecía de todo  menos una persona.

La estancia era realmente impresionante, parecía una habitación sacada de otro mundo, algo que no estaba destinado para ojos comunes como los míos. Llena de súper computadores de alta tecnología y  personas que trabajaban pegadas a su escritorio como robots.  ¡Cielos! esto se parecía a la película de Will Smith. 

—¡Genial! Esto es un programa de cámara escondida, ¿cierto?— dije incrédula ante todo lo que veía —. ¿Esto es para los Hombres de Negros o para una nueva de Marvel Comics?

Todos pararon de hacer lo que sea que estuvieran haciendo para verme como si no entendieran que acaba de decir o con si acabaran de darse cuenta de que yo estaba loca y de que mi lugar estaba en el 28¹, y no ahí con ellos.

Jacob se acercó a mí sin darme cuenta  tomó una de mis manos deshaciendo  mi puño en el acto. Tomando mi otra mano que había empezado a levantarse con la intención de golpearlo.

—No digas nada más. Te humillas a ti misma y me humillas a mi contigo. — dijo el susurrando en mi oído.

Su comentario me deja paralizada. 

¡Vaya con este! Me secuestra y luego dice que yo soy causa de vergüenza para él. Por cosas así es que una golpea a una gente. 

—¿Qué si no lo hago? — dije yo sin darme cuenta siquiera que estaba susurrando también. Él como siempre sonrió de forma fría, casi haciéndome estremecer por un segundo; sólo por un segundo,  por suerte me contuve. 

—Tu de verdad no quieres saber.

—Pruebame. —constesté de forma altanera. 

Si, sin duda yo si que sabía cómo tratar con secuestradores. Nótese mi sarcasmo.

—Creéme que lo haré. Recuerda, eres mi misión y aún no termino con ella; yo siempre cumplo mis misiones — agregó  con voz severa, como si fuera un perfecto soldado, mientras palmeaba mi cabeza como si fuera un perrito.  Se detuvo cuando hice amago de quitar su mano de mi cabeza.

En los pocos segundos en los que estuvimos discutiendo Nick Fury adoptó una expresión tranquila, como quien está a la espera de que suceda algo.  Una vez nuestra discusión terminó nos miró a ambos como reproche como los niños que éramos. Involuntariamente bajé mis hombres y mi cabeza por la vergüenza que me causó su mirada de reproche. Supuse de forma equivoca que Jacob adoptaría una postura similar a la mía, pero me equivoqué. De nuevo el tenía la expresión de un perfecto soldado.

—Bien— dijo él luego de un leve carraspeo— ,si ya terminaron continuemos por favor.
Ambos asentimos no atreviendonos a cuestionar su autoridad. 

—Como verás Larimar, —dijo refiriéndose exclusivamente a mi— este es la sede principal de los cuarteles de servicio de inteligencia de la República Dominicana. En este lugar la entrada de civiles como tú está estrictamente prohibida,— giré los ojos a causa de lo irónico de sus palabras, pues hasta donde yo sabía yo era una civil y Jacob tam... Bueno de él no estaba tan segura.

—Sin embargo, — siguió diciendo Fury— constitucionalmente se permite la entrada cuando este es un civil en entrenamiento o es seleccionado para tal fin.

Sus ultimas palabras resonaban en mi mente en forma de interrogantes. ¿Cómo que un civil en entrenamiento?  ¿Un civil seleccionado?  Así que hablé.

—¡Un momento!— exclamé —¿Cómo que  un civil seleccionado para entrenamiento?  Yo...

—Preguntas al final, por favor–dijo más ordenando que pidiendo.
Me callé, pero no porque el me lo pidió, sino porque yo sabía que me responderían tarde o temprano.

Don Fury siguió detallando el lugar. Yo por mi parte veía todo asombrada. El lugar era tan genial como sofisticado, pero sobretodo pulcro e inmaculado, o como diría mi madre tan limpio y ordenado como un pensamiento. Era obvio que el desorden no tenía cabida ahí.

Nos detuvimos frente a una puerta. La abrió invitándonos a Jacob y a mi a entrar  al cuarto. Esta nueva habitación era semejante a la habitación en la que estaba cuando me desperté, quizás con la única diferencia del espacio y de uno que otro mueble.  Yo no estaba muy feliz, hice una mueca mostrando mi inconformidad por el lugar elegido.

Fury tomó  asiento en una de las dos sillas que había en el lugar, justo la silla que yo quería: la de rueditas. Me señaló la otra silla que en comparación con la otra era más simple, más baja y por supuesto, sin rueditas. Jacob permaneció de pie como un centinela.  Bien, al menos yo si tenía una silla.

Fury me miró fijamente con sus oscuros ojos negros como abismos. Juntando sus manos sobre la mesa empezó a hablar manteniendo su postura rígida. 

—Puedes llamarme General García—  dijo haciendo una pausa como si estuviera probando mis niveles de entendimiento, una vez asentí con la cabeza el siguió hablando–. Como creo que haz podido apreciar, aquí se maneja toda la información confidencial del país. Nada pasa sin que nos demos cuenta. Reclutamos a  personas como tu para ser entrenadas para que se conviertan en seres como nosotros. Agentes al servicio de su nación,  ya sean de campo o de control operacional.

Mi vista estaba fija en el tratando de interpretar sus palabras. En parte entendía lo que quería decirme pero aún no entendía la razón que había detrás de esto.
—¿Personas cómo yo en qué aspecto? — dije mirándolo con el ceño fruncido. El sonrió, pero no era una sonrisa de verdad, era como la de Jacob, quizás más peligrosa pero menos deslumbrante. En ese instante fue obvio para mi que esperaba esa pregunta.

—Personas con cierto grado de inteligencia— dijo él. No negaré que me sentí alagada, me encantaba que alabarán mi mente—. Personas curiosas, capaces y determinadas. Personas que amen a su patria como sabemos que lo haces. Debes de entender que hay dominicanos capacitados mentalmente para ejercer este tipo de trabajo, y el DNI solo cumple con su deber al reclutarlo de la forma que sea. 

—¿Cómo supieron de mi?

—No fue difícil dar contigo. Vives en el mismo lugar  desde antes del accidente — sus palabras hicieron que me tensara y apretara los dientes en un intento de morder mi lengua para contenerme de cualquier emoción. Había mencionado un tema prohibido para mi. Permanecí callada para no mostrar lo mucho que me afectó su comentario —. Tus hábitos son casi siempre predecibles, tus calificaciones escolares notables, y  además llenaste estos para nosotros — extendió hacía mi una carpeta grapada con varias hojas, reconocí mi foto de perfil de Facebook en ellas y mis calificaciones escolares. Todas esas páginas eran de las pruebas de psicologías que hacía para matar el tiempo.

Sabía que tenía la cara pintada con el desconcierto. En mi mente no cabía lo que mis ojos observaban. Separé mis ojos de las páginas con respuestas seleccionadas por mi y los resultados que ofrecían sobre mi inteligencia, capacidad de análisis o mi personalidad, sólo para mirar a las dos personas presente en la sala.

Hasta ese día yo creía que aquellas pruebas eran  un juego, algo que alguien había hecho porque estaba aburrido y quería entretener a otras personas igual de aburridas. O simplemente una persona que quería jugar al psicólogo Freud o al Doctor House 

—Entendemos que te sientas  conmocionada — dijo el ahora casi conocido General García —, pero debes entender que lo que hemos hecho esto para proteger a la nación y a sus ciudadanos. Esta organización se nutre de las personas más inteligentes y capaces en diversos aspectos. Tomamos a los civiles como tu y los transformamos en agentes capaces de enfrentar cualquier situación.

Miré a Jacob, tenía una postura relajada, pero transmitía un aura amenazante. Era como si me advirtiera de que al igual que en parqueo yo no tenía opción de salida.  García por su parte intentaba convencerme de que aceptara. Tragué fuerte, y miré al hombre a los ojos decidida y confiada. 

—¿Qué pasa si me niego? 

Ninguno de los dos mostró expresión alguna.  García solo miró fugazmente a Jacob. 

—Olvidas todo lo sucedido, tan sencillo como eso. La experiencias que has vivido sólo se convertirá en un sueño, en una pequeña fantasía. O como mencionaste tu misma, en el producto de la imaginación de una niña de doce años luego de unas películas de acción y ficción. La invención de una niña que presenta problemas de agresividad debido a la pérdida de seres queridos a temprana edad.  

Pestañeé incrédula por todo lo que había dicho de mi. Estaba sin habla debido a la frustración y al esfuerzo enorme que hacía para evitar llorar; si hablaba mi control se iba ir por dónde mismo vino, así que permanecí callada. 

—Larimar, esto que estamos haciendo es comprometer la seguridad nacional. No a cualquiera  se le permite el paso aquí. Si tu no aceptas nuestra oferta debemos proceder a eliminar todo recuerdo de tu memoria y devolverte a la Brecha de donde te extrajimos. Si por el contrario aceptas, el agente que se te designó inducirá tu entrenamiento. 

Fruncí el ceño. Eso era peor que el hecho de que borrarán mi memoria y me hicieran quedar como una loca. Sin embargo, mi parte más egoísta seguía re-nombrando todas las cosas ofrecidas por Jacob, si rechazaba la oferta perdería aún más de lo que había ido a ganar. Pero si aceptaba..., bueno realmente no estaba consciente de lo que pasaría si lo hacía, así que qué más daba. Yo no podía perder más de lo que iba a ganar además, puede que con el entrenamiento adecuado pudiera derrotar a Jacob, pero no me gustaba que manipularan como sabía que estaban haciendo, pero realmente no tenía de otra. 

Volteé para mirar a Jacob que me perforaba con su mirada, para luego volver mi vista a García. Enderece mis hombros, solo para decir en alta y clara voz:

—Acepto, pero tengo mis condiciones.

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¹El 28: Kilómetro número 28 de la Autopista Duarte. Conocido comúnmente por albergar al único centro psiquiátrico del país (manicomio). Su nombre real es Hospital Psiquiátrico Padre Billini.

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Haz llegado hasta aquí, lo que significa que te gustó. Lo que nos alegra en gran manera. Para que podamos las tres alegrarnos más qué te parece si  esto pase a esta ★ , Larimar  y yo te lo agradeceríamos.

¡Hasta la próxima! Que confió será muy pronto

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