|intro|
Hace una década y medio, a principios de un verano caluroso, una niña abrió por primera vez unos ojos enormes, tan grandes y negros que parecían dos pozos oscuros y fríos. Su llanto de recién nacida resonó en aquél cuarto de hospital. No cabían en sí de la alegría y gozo que los padres sentían. En la casa reinaba la felicidad, emoción. Y es que aquella niña abrillantaba todo a su alrededor.
Su sonrisa bella, aquellos lindos cabellos castaños y rizados que se movían al son de su angelical risa...
— ¿Angelical, sonrisa bella? De cerdito querrá decir, señorita. Y su cabello parecía electrocutado... y lo sigue estando.
— ¡Cállate y cíñate al guión!
— Está bien..., pero no retiro lo dicho.
— ¡Cierra el pico y continúa, te dije!
— Vale, vale.
Aquella niña creció, aprendiendo a...
— ¿Vivir? No tiene sentido, obvio que crecerá viviendo.
— ¡Valorar, imbécil! ¡Sigue y ya deja de parlotear!
— Aún no tiene sentido, ¿cómo una niña de no más de tres años aprende a valorar?
— ¡Que sigas ya!
— Está bien...
... valorar.
Los días pasaban y con ellos la seguridad crecía más en ella misma. Por donde pasaba chicos de su edad la saludaban, la observaban en silencio. Tenía amigas por doquier y admiradores le sobraban. Era la más inteligente de su clase y también la más popular.
— Si usted era más asocial y distante que mi gato. ¿La más inteligente? Si aprobaba por los pelos... si es que aprobaba, para variar.
— ¡Eres un inútil! ¡Ni leer un estúpido guión puedes!
— Cuide su vocabulario, esa no es forma de hablar de una señorita.
— ¡Te daré yo señorita por el culo! Sabes qué, ¡se acabó! ¡Estás despedido!
— ¿Y quién contará el final, eh?
— Yo misma, ¡jum!
— Como quiera, pero tendrá que pagarme el servicio.
— Ya, ya... Que te lo crees tú.
Hasta que un día un coche la atropelló. Todos se quedaron devastados. Incluso Barack Obama vino a su funeral.
— La verdad es que sí que exageré un pelín... Bah, ¡a la mierda!
Esto es un libro de diseño mezclado con un blog. Aquí, esta bella, hermosa escritora e editora por diversión, publicará diferentes cosas decentes (portadas, banners, etc.) que haga y que os quiera mostrar, entre otros apartados donde brindará alguna información personal sobre ella.
En resumen, esto será algo denominado como portofolio.
— Quién lo diría... ¡Fue más fácil de lo que creí! (Se va silbando, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, dejando a un hombre de mediana edad moviéndose desesperadamente para intentar soltar la cuerda con la que lo ató).
FIN
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