-Será mejor que te quedes ahí - dijo el oficial- es malo para tu orgullo y malo también para quienes como tú son distintos.

Andrés intentaba recuperar el aire, tumbado de cunclillas alzó los ojos y miro desafiante al oficial : - Mi padre jamás vendrá ¿cierto?....es igual que su hijo.

-Tú padre puede presentarse o no. A según como él quiera, pero, tú no tienes de otra. Levántate.

-No te sobrepases- advirtió Andrés levantándose.

-Hombre, pero sí nadie abusara contigo, ese carácter tuyo te volvería igual a una mosca.- comento burlón- Practicarás aquí, hasta que algo en ti cambie.

-¿y cual es tu nombre? - pregunto Andrés algo cansado de oírle alardear.

-Tu padre esta en guerra. - dijo intentando conmoverle o llamar su atención.

-Pregunte por tu nombre.

-Mi nombre es Serna, Marcelino Serna. 

-Entonces solo te llamaré Marcelino ¿va? hablar por apellido es de viejos. No cabría en mi memoria además

-Al suelo y mil trecientas veces. - ordeno el militar ya molesto.

 Ráfagas de aire, tiraron de Andrés tumbándolo al suelo - No hay mucho que pueda hacer- se decía Andrés para sí, mientras subía y bajaba con sus brazos. Y el oficial contaba.