9 Regreso
Fortunity
Tecnología por todas partes, maquinas avanzadas que tanto extrañaba, calles que conocía. Finalmente me encontraba en mi territorio.
Con la placa de Jason en el pecho de Alberto, y nuestras manos entrelazadas comenzamos a caminar, él viendo a todas partes con asombro, yo manteniendo mi sonrisa con el mentón en alto. Observé en mi muñeca la esposa que Jason me había puesto, y desactive en menos de un minuto; di una miradita a Alberto, aquien usaría para acabar con la buena reputación de Jason y reí de forma malvada en mi mente.
...
Jason.
La furia me invadía, me levanté gritando y corrí a la pared, giré al estar cerca y golpeé la silla con la misma, repetí la acción varias veces hasta romper la silla, logrando acabar con la dichosa silla a la que estaba atado. Respirando agitado divisé las cadenas que me rodeaban y salí de la habitación pateando la puerta, fui al garaje y de espaldas rebusque en la caja de herramientas hasta tantear lo que buscaba, para no arriesgarme me vi de reojo por el espejo de la habitación de Alberto y corté la cadena.
Corrí a teletransportarme, sin embargo, como era de esperar la máquina se hallaba apagada, y mi placa no estaba por ningún lado, inmediatamente concluí que Fortunity se la llevó, y lo entendí. Ella planeaba cometer crímenes con Alberto, haciendo parecer que ese hombre era yo, y asi me arruinaría la vida. ¡Maldita mujer! ¿Cómo pude creerle?
Frustrado patee la silla y traté de encender las computadoras, pero estaban apagadas, busque un teléfono y lo hallé el de Alberto roto en pedacitos sobre la mesa. Mordisquee vez tras vez mi labio inferior mientras rebuscaba dentro de los cuartos hasta encontrar dinero. Rápidamente corrí fuera de la casa agradecimiendo internamente no pasar más trabajo.
En cuestión de varios minutos, casi una hora, me encontré bajando de un taxi frente a casa de Renette. Tuve que tragar parte de mi orgullo al tocar. Frustrado y enojado a niveles iguales pase las manos por mi rostro a medida que procuraba calmarme.
—¡Jason! —exclamó alegremente Mabel tras abrir—. ¿Cómo escapaste?
—No me hagas hablar —pedí medio gruñendo—. Necesito una forma de irme lo más pronto posible.
—Ven, entra. Toma un poco de agua, te pondré un ventilador y hablamos —propuso usando un tono calmado.
Asentí sin protestar, me adentré en la casa y vi a Renette sentada en el suelo cortando un montón de fotografías en las que estaba con Alberto, como si eso bastará para fingir que él no había estado en todos esos momentos de su vida.
En silencio me senté lejos de Renette y zapatee ligeramente mientras esperaba a que Mabel terminará de crear un "ambiente relajante", sus palabras no mías. Cuando acabo se sentó delante de mí y me observó tomar el agua.
—¿Te sientes mejor? —indagó y yo negué—. ¿Quieres hablar?
—Fortunity me engañó y se fue con Alberto. Ella nunca había mentido, ni siquiera en el tribunal, así que le creí. En verdad pensé que hablaba en serio cuando se mostró arrepentida y cuando dijo... Da igual.
—¿Qué más dijo? —cuestionó Renette sin dejar de eliminar el rostro de Alberto de las fotos—. A lo mejor yo puedo ayudarte.
—Me pidió esperarla.
—Vaya con la chica —dijo Mabel con indignación—. ¿Cómo puede mentir sobre sus sentimientos?
Dejé de mirar el suelo y enfoque mi vista en Mabel, cuya me brindo una pequeña sonrisa.
—Tienes razón, ¿cómo podría mentir tan bien de un momento a otro?
—Seguro dijo una mentira a medias —argumentó Renette haciendo trizas otra foto—. Cuando no soy capaz de mentir sobre algo solo digo parte de la verdad, me enseñó Alberto. Si quieres que una mentira parezca real siempre debes dejar caer un poco de verdad.
—¿Osea que esa descarada está enamorada de Jason? —interrogó Mabel.
—Probablemente —afirmó Renette y se levantó pisoteando varias fotos—. Sé con certeza que Alberto es experto en mentir. Para su desgracia lo conozco demasiado bien, sé perfectamente como atacarlo y quiero venganza. Te ayudaré en todo lo posible.
—Encontrar una fuente de energía es lo más esencial. Pero no sirve de nada esforzarnos aquí no hay tanta energía, como para cargar la máquina de Fortunity —argumente.
—Cuando me secuestraron me obligaron a ayudar y vi que Fortunity añadía una opción de autodestrucción, si hacemos algo debe ser antes de mañana, porque esa máquina se destruirá apenas sean las once —avisó Mabel.
—¡Maldición! —exclamé furioso—. Nunca saldré de aquí y ella acabará con todo mi universo.
Abrumado por aquella idea sentí bajar por mi rostro una gota y rápidamente la limpié sintiéndome atrapado, no quería ponerme a llorar, pero los sentimientos de impotencia y rabia me estaban agobiando demasiado. Cubrí mi cara con las manos y cerré los ojos abochornado por la facilidad con que estaba llorando.
—Lo solucionaremos —aseguró Mabel.
Sentí unos brazos envolverme, y automáticamente comprendí que era ella tratando de darme apoyo y consuelo. En ese momento dejé de sentirme avergonzado y en su lugar me dejé llorar sabiendo que lo necesitaba. No se sentía extraño, quizás porque veía en ella a mi amiga. O quizás despues de tantas semanas juntos me llegué a adaptar a esa Mabel tan sonriente, amigable, y comprensiva. De hecho, me agradaba más la Mabel que tenía ese universo.
—Oigan —intervino Renette—. Hay un hueco en mi pared.
Destape mi rostro elevando la vista y una sonrisa me surgió en cuanto vi que el supuesto hueco era un portal. Mabel dejó de abrazarme y se apartó luciendo sorprendida, Renette le tomó la mano con temor y ambas abrieron la boca al ver la chica que salía del portal, mi amiga científica,
—¿Jason? —indagó viéndome.
—¡Mabel! Gracias al cielo estás aquí —expresé aliviado y corrí a abrazarla—. Te extrañe muchísimo.
—¿Seguro que eres mi Jason? —inquirió dudosa.
—Tan cierto como que la h es de hidrógeno y la o de oxígeno —susurré sonriéndole y la solté—. Perdona, ha sido la emoción.
—Fue raro —mencionó juntando las cejas y finalmente la vi sonreír—. Vuelveme a abrazar y te divido en átomos.
Reí rodando mis ojos, la tristeza y todos los sentimientos negativos desaparecieron de golpe y se sustituyeron por alegría y esperanza.
—¿Nos presentas? —interrogó Renette.
—Ella es la Mabel de este mundo —señalé a la morena—. La otra es Renette.
—Es identifica a Fortunity —argumentó mi amiga, Mabel—. Hablando de la fugitiva, anda ocasionando caos en casa, y va tomada de la mano de un tipo igualito a ti, todos piensan que te manipuló y te volviste malo, pero yo sabía que nunca lo harías. Tenemos que volver rápido.
—Déjenme ir con ustedes. Ayudaré a atrapar y controlar a Alberto —enunció Renette.
—¿Tú confías en esa copia de Fortunity?—indagó mi amiga.
—Será útil —aseguré encogiendome de hombros—. Quiere vengarse de su ex novio, después la traemos de regreso.
La Mabel de mi universo asintió notándose insegura, dio un vistazo a la otra Mabel y yo rasque mi nuca.
—Debo despedirme —avisé—. ¿Por casualidad, traes medicina?
—Cura para heridas por si acaso —respondió y se quitó uno de sus aretes—. ¿Te encuentras herido?
—Es para ella —informé—. Estaba en coma, ¿crees que sea suficiente?
Mabel hizó una mueca y se quitó el otro arete, le brinde una sonrisa y abrí los pequeños círculos de plata que dentro conservaban una pequeña pastilla hecha con los medicamentos más modernos, tan eficaces que podía curar casi cualquier cosa. Dos de esas sería el doble de efecto, por lo que seguramente curaría lo que hubiese dejado a Mabel en coma.
—Tengo que regresar a mi universo Mabel —comenté tomándole una mano y dejé en su palma las pastillas—. Por favor traga ambas, esto hará que estés saludable. Considera que es un agradecimiento.
—Yo... Gracias Jason. ¿Las trago sin agua y listo? ¿Una ahora y otra por la noche o ambas juntas?
Lance una mirada a mi amiga para que respondiera y la vi apretar los labios con expresión dudosa.
—Se supone que se tome una sola. Sugiero que las triture y las tomé en agua. Aunque... Existe la posibilidad de que dañe su organismo.
—Porque es una gran porción para alguien que nunca ha probado los químicos usados —concluí.
Sin pensármelo dos veces le quité las pastillas y metí ambas en mi boca, las dos Mabel abrieron sus ojos por la sorpresa, y cuestionaron que hacía. Tras romper las pastillas con mis dientes miré de reojo a mi amiga y me acerqué a la Mabel contraria, finalmente la besé pasando las pastillas de mi boca a la suya, era una forma un poco asquerosa, pero incluso yo que conocía poco de química, sabía que mi adn ayudaría a que su cuerpo recibiera mejor aquel medicamento. Aunque... No me desagrado aquel beso.
Al acabar separé nuestros labios y volteé para no ver su reacción, porque después de convivir un tiempo me di cuenta de que yo le gustaba a la Mabel que conocí en ese mundo. Murmuré un adiós y me encaminé al portal bajo la mirada cuestionadora de mi amiga.
—Fue un gusto conocerte Mabel. Espero que vivas bien. Vamonos chicas, tengo un mundo por salvar.
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