4 Predecible
Fortunity.
Es tan interesante como aterrador el saber que otra persona te conoce a la perfección. Todos tus gestos, tus manías, tu forma de caminar, todo lo tiene memorizado a la perfección. Quizás los demás no tienen una persona atenta a cada detallito, pero yo tenía siguiendome a un agente que básicamente podía leerme la mente. Resulta curiosa la vida.
Estaba segura de que estaría buscándome en tiendas de electrónica, porque sabe que sin tecnología no soy una amenaza de las grandes, y si, justo acababa de robar varias computadoras junto con piezas antiguas que apenas conocía. ¿Qué puedo decir? Ni me esfuerzo en sorprenderle, porque Jason siempre da en el clavo con los planes que pienso llevar. Cuando se pone en mis zapatos es como si tuviéramos la misma mentalidad. Para odiarme se esfuerza mucho por saber lo que pienso, es irónico.
Atenta a las personas que pasaban agarré fuertemente la mochila que compré, porque no iba a matar solo para robarla. Resople cansada de cargar con las pesadas piezas y ladee mi cabeza al ver a dos jóvenes venir, uno moviendo sus manos, ¡como yo!, y el otro le respondía hablando. Sonreí con malicia y me acerqué.
—Hola chicos, no he podido evitar ver que uno es mudo —hablé moviendo mis manos—. Me encuentro un poco perdida. Siento que es una gran fortuna el encontrarnos, ¿podría hacerles unas preguntas?
...
Jason.
—Tendríamos que aplicar la mecánica cuántica, saber manejar la división de átomos y aumentar la potencia... ¿Vas a salir?
Dirigí mi mirada a Mabel, cuya había estado repasando notas toda la mañana, y traía unas ojeras de susto.
—Hubo un secuestro, voy a informarme —avisé.
—Ah... ¿Puedo ayudar?
—Toda investigación policíaca es confidencial —respondí con sinceridad.
—Claro —susurró sonando cansada—. Cuando vuelvas trae comida.
—Deberías salir un rato, estudiar mucho no te hará comprender temas tan complejos como la teletransportación —indiqué y ella suspiró—. Por favor vaya a dar un paseo. ¿Me promete que lo hará?
—Lo prometo, vete.
—Bien —indiqué y me acerqué—. Mírame.
Ella dirigió su mirada a mí y yo me incline un poco para ubicar mi placa en su blusa, cerca del hombro. Después me aparté y la miré muy seriamente.
—No toques la placa, no intentes quitartela, y no te quites la blusa hasta que yo regrese. De lo contrario podrías terminar electrocutada. ¿Entendido?
—¿Qué? ¿Por qué me pones algo tan peligroso encima?
—Para evitar que se me pierda —mentí caminando a la salida—. Te puede matar si no te la quito yo, ten cuidado.
—Dime que bromeabas sobre lo de terminar frita —pidió Mabel.
—No lo hacía —aseguré abriendo la puerta—. Vuelvo antes de la cena.
—Vale.
...
Hoy en la mañana desaparecieron dos chico. Son amigos, ambos estudian arte. Uno es mudo, el otro habla. Las noticias daban más detalles, pero me basto con saber que uno era mudo para entender quien estaba detrás del secuestro. Era obvio que Fortunity buscaría un traductor. Si secuestro a dos dejará al mudo como rehén, para poder controlar al chico que habla y le obligará a hablar por ella.
Ubiqué un mapa sobre mis piernss, señalé donde fue el secuestro, luego señalé los otros lugares donde Fortunity ya había estado, como el edificio donde mató a Luna, la tienda robada y el mercado.
—Es una jota —afirmé—. Claramente vuelve a burlarse de mí. Quizás escriba mi nombre. Ella es retorcida, pero predecible. Haga lo que haga buscará enfurecerme. Sabe que no razono correctamente cuando me enfado.
Debía mantenerme calmado, contar hasta mil de ser necesario. Doblé el mapa hasta que quedo en un cuadrado pequeño y lo guarde en mi bolsillo fijando la vista en el lugar que tenía delante, la estación de policías.
Tras preguntar por Renette me encaminé a la celda donde se encontraba y la hallé sentada en el suelo con expresión desanimada.
—¿Ha venido tu novio?
Renette levantó la cabeza y frunció el ceño al verme, se puso de pie, cruzó sus brazos y resoplo.
—No hablaré contigo, por tu culpa estoy encerrada.
—Es por tu seguridad —aclaré rondando mis ojos—. Te sacaré si aceptas un trato.
—¿Qué trato?
—Fortunity te secuestrará, cuando eso suceda no dejes que su forma de pensar influya en ti, y sobre todo, no le dés ideas. Ella sabe que he memorizado cada espacio de su celebro, y buscará en ti nuevos puntos de vista. Si de casualidad le das una sola idea te volverías cómplice.
—¿No hay forma de evitarlo? Yo... Prefiero seguir encerrada.
—Lo siento Renette, incluso si te dejo prisionera, Fortunity vendría a sacarte Hoy serás libre. Mejor recuerda bien el número de Mabel y envíame información.
—Tengo miedo.
—Descuida, pusimos un rastreador a tu teléfono, solo mantengo cerca hasta que atrapemos a Fortunity.
...
Fortunity.
Esboce una sonrisa al ver a Renette salir de la comisaría y me agaché ligeramente esperando hasta que subió a un carro, donde estaba su novio. Rápidamente tiré una foto a la matrícula, y di un vistazo a la carga de la máquina que inventé para camuflarme, antes de subir al techo del carro. Me agarré como pude y observé el entorno mientras esperaba a que terminará el incómodo viaje. Demoramos varios minutos hasta llegar a una casa bastante grande, que se encontraba rodeada de un enorme muro. Salir sería complicado.
El carro se detuvo dentro de un garaje y la parejita salió tomándose de la mano. Salieron del garaje, dejándolo abierto por algún motivo, supongo que confiaban mucho en la seguridad del lugar. Bajé del techo de aquel carro y sigilosamente les seguí manteniendo la distancia. Ellos entraron y Renette cerró la puerta con expresión preocupada, clara muestra de que Jason le advirtió sobre mí, lo cual haría más difícil y retador mi plan.
Rápidamente di un recorrido por el lado de la casa hasta dar con una ventana abierta en una habitación y por esa misma entré. La decoración era muy de mi estilo, con tonos oscuros, murciélagos falsos, y cinco computadoras muy unidas, aparte de una pequeña cama, y una nevera. Fácilmente podría vivir yo en esa habitación si tuviese baño. Básicamente era el lugar de mis sueños.
—Asegúrate de tener cerrada todas las verápido, por fa tráeme ropa, me daré un baño rápidito.
Alerta por la voz me acerqué a la puerta, y apoyé mi espalda a la pared escuchando unos pasos acercarse. La puerta de la habitación se abrió, y por la misma se adentró Alberto, cuyo se detuvo en medio del cuarto y di un vistazo alrededor.
—Sé que estás por aquí, mi casa tiene muchísima seguridad, sobre todo este cuarto. No pienses que tener la ventana abierta es casualidad o descuido —declaró y yo desactive el camuflaje—. Es muy atrevido de tu parte venir a mi casa a secuestrar a mi novia.
—¿Por qué me dejaste entrar? —pregunté mediante el lector de texto.
—Quería hablar contigo —contestó Alberto acercándose y cerró la puerta manteniendo su mirada en mí—. Veo que has conseguido un modo de comunicarnos.
Él se acercó más y agarró mi mentón con una mano.
—No te metas con mi novia —advirtió—. Ella es mía, no dejaré que te la lleves.
Sonreí sin humor, quité su mano de mi mentón y escribí en el teléfono.
—Será mía, aunque no quieras.
Él soltó una risa irónica y mostró una sonrisa confiada.
—Ni siquiera podrás salir de la casa —aseguró—. Renette vino porque sabe que es imposible salir de esta casa a menos que yo lo permita.
—Crees que me conoces, porque eres pareja de esa versión inocente de mí, pero yo soy muy diferente —enuncie con ayuda del teléfono—. Tienes razón, quiero llevarme a Renette, pero hablando contigo he tenido una nueva idea. Te llevaré a ti también.
Chasquee mis dedos cerca de su nariz y el cayó desplomado en el suelo. Sacudí el polvo en mis dedos, una droga potenciada, y me dirigí al baño. Abrí la puerta, dejé una ropa sobre la cortina, y esperé fuera a que saliera mi víctima inicial.
Conociendo a Jason no se esperaba este cambio en el guión.
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