Fortunity

Eleve la vista a el cielo, que estaba más claro, corrí a coger el control triangular que solté cuando estuve en el suelo, y lo tomé en manos. Jason guardó las manos en los bolsillos, ladeo ligeramente su cabeza observándome, y no movió ni un músculo. Toqué el control queriendo mostrar que estaba equivocado, y que yo no tenía un corazón que se enloquecía cada vez que me tocaba.

—¿Qué hiciste? —cuestione lanzando el control al suelo—. ¡Lo rompiste!

—Tal vez —declaró fingiendo inocencia—. ¿Tienes repuesto?

—¡Te odio! Has arruinado mi plan.

Llena de rabia giré poniendo mi vista en las luces, que eran rayos láser, caminé a ellas sin titubear, y trague saliva deteniéndome justo a unos centímetros de una posible muerte. Los brazos de Jason me rodearon el cuerpo, como si me abrazará; mi piel se puso chinita sin que pudiese evitarlo, y otra vez se alteron mis latidos.

—Vive, y arrepiéntete —propuso.

Jason me soltó, me hizó girar, agarró mis manos, y dejó un grillete en la derecha, el otro grillete fue a su mano, era uno de los antiguos, esos que tienen cadena, y solo se abren con una llave.

—¿Ahora cómo hablo? —indagué con una mano.

—Mejor te mantienes en silencio —indicó Jason y me quitó el collar traductor—. Basta con que yo te entienda. Será mejor que camines, será un largo trayecto.

...

Con mala cara miré de soslayo a Jason, que parecía dormir. Sonriendo maliciosamente, quité uno de mis aretes y lo llevé al hueco del grillete. Manteniendo el silencio di vistacitos al agente secreto y seguí probando suerte hasta lograr abrir el grillete. Mentalmente reí malvadamente y abrí la puerta del carro lanzandome fuera aunque estaba en movimiento.

Ignorando mis dolores corrí a toda prisa, me metí en una residencia desconocida, salí por la ventana de la cocina, y me metí en la casa vecina por otra ventana. Corriendo subí las escaleras y aparte unas cortinas para ver fuera. Jason acababa de entrar a la primera casa donde yo había estado.

Rápidamente busqué una escapatoria, pero no encontraba como huir sin lanzarme del segundo piso. Una jóven entró en la habitación, y yo inmediatamente le tapé la boca. Escuché la voz de Jason pidiendo permiso para revisar. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca y eso me preocupó. Lance una mirada de advertencia a la joven y llevé un dedo a mi boca destapando sus labios.

La jóven respondió cuando tocaron la puerta y dijo que estaba cambiándose. Exhale aliviada, esperé a ver que Jason saliera de la casa y fuera a la siguiente. Le brinde una sonrisa a la chica antes de bajar las escaleras y corrí por la calle hasta ver una un callejón, subí sobre unas bolsas de basura, y trepe un muro. Jadeando miré mi entorno para ubicarme y continúe corriendo por varias cuadras. Tenía que llegar a mi escondite y encender mi invento.

...

Te gusto.

Sacudí mi cabeza, arrastré mi invento unos pasos más a la izquierda y di un vistazo al sol. ¿Quién me mandaría a salir a pelear contra Jason? Exacto, nadie.

Me agaché tecleando los metros que debía dañar mi arma, una que lanzaría misiles. Ajuste la potencia para que el impacto no fuese mayor a lo previsto, y cuando toque aceptar, apareció un cartel que decía: "Error". Desconcertada volví a intentarlo, y gruñí dando un golpe a la máquina.

—Fortunity.

Cerré los ojos reconociendo a quien pertenecía la voz que dijo mi nombre. Me puse de pie y giré mostrando fastidio en mi semblante.

—Creo que te vendría bien un poco de sol —comentó señalando arriba.

Eleve la cabeza y entrecerre los ojos juntando el entrecejo con la boca semi abierta al ver que una porción del cielo estaba lleno de papalotes, que justamente tapaban el tejado donde me encontraba yo con mi máquina.

—Está bien, hay otras fuentes de energía —enuncie apretando los labios.

—Pregúntame cómo te encontré —pidió Jason sentándose en el borde del tejado.

—No rastreaste mi adn, porque yo lo cubrí con otro. No te vi seguirme cuando me escapé. Tampoco tenía ningún dispositivo arriba.

—Un dron —declaró sonriendo—. Renette me lo prestó, ella me agrada.

—No la menciones delante de mí —pedí enojada—. Es una estúpida. En cambio yo tengo celebro y buen cuerpo.

—Ella tiene mejor carácter.

—Lo haces apropósito, quieres enfadarme —indiqué acercándome—Vuelves a mencionarla y te mataré.

—Empujame.

Fortunity avanzó sin dudar, llegó a poner sus manos en mis hombros y tenso el rostro empujando sin ejercer fuerza. Reí ubicando mis manos en su rostro y uní nuestros labios, ella abrió sus ojos de par en par y se alejó llevando una mano a su pecho.

—Renette tenía razón cuando dijo que habías mentido a medias —enuncie levantándome—. Honestamente, tenía otro plan en mente, uno super complejo, pero quise apelar a tus sentimientos.

—¡Yo no tengo sentimientos! —Moví mis manos efusivamente queriendo gritarle.

—Los tienes, pero te adaptaste a vivir como si no los tuvieras. Te lo ofreceré una última vez, entrégate y cumple tu condena.

—Antes muerta.

—Deseo concedido, Fortunity.

Jason sacó una pistola de su bolsillo, objeto que en la mañana definitivamente no llevaba, él me señaló con el arma y disparo a la máquina que tanto esfuerzo me costó armar, después apuntó a mi cabeza.

—Si algo he aprendido de este viaje es que tú vives por dañar a otras personas, la vida no tenía sentido para ti, después coincidimos y me volví tu medio de entretenimiento. Como me obsesione con atraparte no preste atención a ese detalle, pero en el otro universo me faltaban recursos y me sobraba tiempo para pensar maneras de atraparte.

Jason señaló su abdomen, justo al lugar donde queda el corazón y me brindo una corta sonrisa. Yo abrí nuevamente mis ojos y sentí las lágrimas bajar una tras otra.

—¿Estás llorando por mí? Lo tomaré como una buena señal. Fortunity... Solo se sufre cuando se pierde lo que se quiere. Sin saberlo te di aspiraciones, y motivos por los que seguir siendo malvada. En el proceso te enamoraste, no sé cómo o por qué, pero sé que si muero dejará de tener sentido para ti el seguir siendo mala.

—Baja la pistola imbecil.

—No. Terminaré con este sin sentido.

—Me entrego —enuncie extendiendo las manos—. Simplemente, no mueras. Eres mi talón de Aquiles.

—¿Qué tal si morimos juntos? Bastaría con lanzarnos de una casa con varias plantas.

Asentí cerrando las manos en puños. Jason bajó la pistola, fue en mi dirección y agarró mi brazo.

—Vamonos.