9: San Valentín alocado
—¡Maldita seas, Taehyung! —le gritó Jimin al recordar que dentro de un mes era el festival de primavera y él no llevaba hecho nada del vestuario del grupo ni sus diseños para la exposición.
—¿Ahora qué hice aparte de haber nacido? —cuestionó exasperado el recién nombrado.
—No te hagas, sabes lo que hay dentro de un mes y no llevamos hecho ¡absolutamente nada! Ya veo el fracaso...
—Tranquilo, hombre... Además, este mes también está San Valentín —le recordó Taehyung.
—¡San Valentín me importa una mierda! —exclamó enfadado Jimin.
—Que poco romántico... Si te fuese tan bien en el amor como a mí, te encantaría —dijo desinteresado Taehyung mientras caminaba por el salón del club.
—Estás pidiendo a gritos que te meta un puñetazo, Taehyung —le advirtió.
—¿Alguien ha dicho San Valentín? —cuestionó un chico rubio abriendo la puerta de golpe, haciendo que Jimin se sobresalte y se diese la vuelta para ver de quien se trataba.
—¡Jungkook! ¡Te he dicho que dejes de acosarme! —le regañó.
—No te estaba acosando, bebé, pasaba por aquí y casualmente lo oí —explicó brevemente Jungkook.
—Me vuelves a llamar "bebé" y te irás despidiendo de tus hijos —dijo amenazadoramente.
—¿Los hijos que tendremos? —cuestionó con picaría.
—¡Jungkook!
—Para de coquetear delante de mí —dijo Taehyung.
—Sí, porfa —dijo Yoongi.
—Espera, ¿Yoongi? ¿Cuándo has entrado aquí? —preguntó dudoso Jimin.
—Hace unos minutos, pero estabas ocupado hablando con Jungkook —comentó, encogiéndose de hombros.
Taehyung entrecerró los ojos mirando al castaño por su comentario—. ¿Celoso de que Jimin ya no te preste tanta atención como antes?
Todos se quedaron callados por la bomba que acaba de tirar Taehyung y éste estaba tan tranquilo.
Después de largo segundos de silencio, Jungkook habló—. Sí, bueno, ¿quién tiene hambre?
Jimin suspiró y el rubio volvió a hablar:
—Y bueno, hyung, ¿qué quieres que te regale por San Valentín?
—Que te calles sería un buen regalo —le dijo sarcástico.
—Algo realista.
—No quiero que me regales nada.
—Venga, di algo.
—¡Que pesado! Bueno, vale.
Jungkook y Yoongi llevaron toda su atención a lo que iba a decir Jimin.
—Quiero un puto oso de un conejo, que mida tres metros, tenga decoraciones de flores por todas partes y que sea negro con manchas azules.
Taehyung soltó una carcajada por la petición de su amigo.
—Ah y tiene que tener los ojos de distintos colores, uno gris y otro rosa respectivamente —terminó—. Si no tiene todo eso, no lo aceptaré.
—¡Hecho! —exclamaron determinados los dos chicos.
—¿Qué? —cuestionó alarmado Jimin.
—El peluche que te voy a regalar será el más bonito y grande que vas a ver en tu vida, Jiminie —le dijo Yoongi con usa sonrisa.
—Ja, ¿estás tratando de competir conmigo? Mi peluche va a ser mucho mejor que el tuyo y Jimin me querrá a mí —dijo con autosuficiencia.
—El mío va a ser mejor —le dijo Yoongi a Jungkook.
—No, el mío va a ser el mejor —contestó.
—¿Por qué no competís por quién tiene mejores notas que es más útil? —interrumpió la pelea Jimin.
—¡También podemos hacer eso! —exclamaron los dos chicos a la vez.
Jimin los miró con cara de pocos amigos y Jungkook sonrió acercándose a él.
—A cambio de tu peluche, claramente me regalarás chocolate, ¿no es así?
—Ni en un millón de años —le contestó mal.
—Jimin no sabe cocinar —interfirió Taehyung.
—¡Sí que sé!, y más si son dulces —le contestó—. Pero, de todas formas, no voy a ponerme a hacer esa mierda para nadie.
—¿Y para mí? —preguntó inocentemente Yoongi.
Jimin se sonrojó fuertemente—. Pues a-a l-lo m-m-mejor... —Taehyung le dio un codazo y Jimin tomo aire—. No.
—¿En serio no les vas dar el gusto? —cuestionó Taehyung.
—¿De qué hablas? —preguntó confuso Jimin.
Taehyung iba a hablar, pero el ruido de la máquina de coser de Jimin interrumpió.
—Me refiero a que-
La ruidosa máquina volvió a interrumpir.
—A que-
Y como una segunda vez, también una tercera.
—¡Jimin! ¡Tu puta máquina me molesta! —le gritó, tapándose los oídos.
—¡No es mi puta culpa que me hayas comprometido a hacer tres trajes de mierda para antes del mes que viene, imbécil! —exclamó cabreado.
—Touché, bueno, como iba, quiero hacer un experimento social y necesito que le des los chocolates a Jungkook y Yoongi.
—De ninguna forma —le dijo con el ceño fruncido y volvió la vista a la ropa.
—Venga, man, no seas así —rogó.
—Que no, Taehyung, eso es demasiado cursi, me da asco.
—¿O quieres decir vergüenza?
Jimin se sonrojó por milésima vez en el día—. Quizás.
—Todos sabemos que te encantan las cosas cursis, además —añadió.
—No es cierto.
—Apuesto que, si viniese Jungkook con un ramo enorme de flores para ti, olvidarías por completo a Yoon.
—Ojalá fuera así de fácil —se quejó.
—A lo importante, necesito que lo hagas —volvió a pedir Taehyung.
—Si tengo tiempo, lo haré —concluyó.
—¿Qué haces en mi casa? —le preguntó a su amigo desde el umbral de la puerta.
—Vengo a ayudarte con los chocolates, he traído todo lo que necesitas —explicó.
—Que pesado eres, pasa —Jimin se dio la vuelta para ir a la cocina y Taehyung pasó detrás de él.
—¿Te imaginas que carita pondrá Namjoon cuando le lleve esto en San Valentín?
—¡Por eso estás tan pesado con esto! No sabes hacerlo y por eso recurriste a mí, ¿no?
Taehyung se quedó en silencio unos segundos y asintió, haciendo a Jimin suspirar.
—Venga, antes de que me arrepienta de dejarte entrar a mi cocina.
Taehyung y Jimin estuvieron haciendo los chocolates durante toda la tarde, Jimin hacía todo diligentemente y Taehyung se cortó cinco veces y se quemó tres.
—Y ésta es la última —comentó Jimin, terminando de poner las tiritas en las heridas de los dedos de Taehyung.
—Gracias, Minie.
Jimin le sonrió y se levantó para mirar las bolsas de chocolates.
—Ahora sólo falta ponerles el nombre a las etiquetas.
Taehyung escribió lentamente el destinatario de su regalo y Jimin también.
El día de San Valentín llegó y Jimin estuvo nervioso durante todo el día por causa de eso, siempre que veía a Jungkook o Yoongi los evitaba, así hasta el final del día.
Jimin observaba detenidamente como su sonrojado amigo entregaba su bolsa al chico grande de primero.
—Incluso Taehyung se puedo ver lindo haciendo ese tipo de cosas...
—¿Cierto?
Jimin dio un brinco del susto—. ¡Jungkook! Deja de hacer eso.
—Lo siento, pero en realidad tú eres el despistado, hyung.
Jungkook fue callado porque Jimin le puso una bolsa de bombones delante de su cara, Jungkook se sonrojó y las cogió lentamente, aun procesando la información.
—¿Para mí?
—NoO, pone "Jungkook" en la etiqueta porque son para mi abuela, idiota —bufó el azabache. Se estaba tragando toda su vergüenza para darle eso y el rubio decía tonterías. Antes de que dijese algo más, Jungkook empezó a llorar y asustó mucho a Jimin—. Mierda, ¿por qué lloras?
—E' que estanbonito quesnifff hayas hechoestOsniff.
Jungkook le dio un beso en la mejilla y se fue sin decir nada más, dejando a un confuso Jimin ahí.
—Ese chico tiene que ir a un médico.
—¿Por qué se ha ido llorando Jungkook?
Jimin abrió los ojos en grande y se dio la vuelta a ver al dueño de esa grave voz y éste también lo miró y sonrió.
—Feliz San Valentín, Jiminie hyung.
—Hm... sí, feliz día... —Jimin jugó con la bolsa que tenía entre sus manos haciendo ruido esperando que el castaño se diese cuenta por sí mismo, pero éste estaba en su mundo—. ¿Taeyeon te ha dado algo?
Yoongi se mordió el labio y desvió la mirada—. No.
—Ya veo...
Se quedaron en silencio durante unos minutos, Jimin se maldecía internamente porque estaba sin habla de los nervios.
—¡Bueno, entonces, toma! —Jimin tiró la bolsa de chocolates a la cara de Yoongi y éste lo cogió gracias a sus rápidos reflejos.
—¡Chocolates! Jiminie hyung, ¿es para mí?
Pero cuando alzó la vista, el pelinegro ya se había alejado lo suficiente de él.
Yoongi suspiró con una sonrisa y se apoyó en la pared mirando la etiqueta donde ponía "Yoongi".
Jimin llegaba corriendo a su casa aún con la cara roja como un tomate y el cuerpo temblando por los nervios acumulados y su baja condición física.
—Eres tan idiota Park Jimin... —se dijo aun jadeando.
Luego sonrió porque al menos había entregado lo que quería.
—Disculpe, ¿es usted Park Jimin? —Un chico con su uniforme de cartero le habló y él le sonrió.
—Sí, soy yo.
—Le ha llegado dos paquetes, firme aquí, por favor.
El cartero le dio un bolígrafo y con duda, éste firmó.
Aunque yo no he pedido nada...
Cuatro hombres aparecieron trayendo dos enormes osos de peluche que le sacaban a Jimin, por lo menos, cinco cabezas.
—Pero qué mierda...
Un momento...
Conejo negro, con flores, manchas azules y ojos gris y rosas...
Esto sólo puede ser obra de derroche de dinero de...
—¡Yoongi y Jungkook, os voy a matar!
Nota:
(Esa imagen la puso la escritora original, y quise ponerla aquí, así que créditos para ella. Imagínense a Jimin así, sjsjsj).
Pregunta del capítulo: ¿Les gusta los peluches? ¿De qué figura es su preferido?
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