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4: [Extra] Desvistiendo a Yoongi

—Gracias por ayudarme de nuevo, Taehyung hyung —dijo Yoongi girando la cabeza para mirar al nombrado con una sonrisa dulce—. Mañana es el cumpleaños de Minie, ya tengo su regalo, pero quería darle algún otro detalle.

El rubio se encogió de brazos—. De nada... Bueno, ¿qué tienes en mente, entonces?

El castaño frunció el ceño y llevó su dedo a sus labios en una expresión pensativa—. Había pensado en un gran peluche con su nombre y caramelos.

Taehyung arrugó la frente y luego llevó una mirada crítica al contrario por esa prepuesta.

—Eso es genial, pero... Yo tenía en mente otra cosa.

Yoongi ladeó la cabeza alzando una ceja—. ¿A qué te refieres? A Jimin le gustan esas cosas.

El rubio asintió con desdén, desviando la mirada hacia arriba—. Jimin ya es un adulto y tú pronto también lo serás, si sigues comportándote como un niño, tu Minie perderá el interés en ti.

El menor curvó las cejas y pronto su expresión de duda se convirtió en una de temor. Quizás Taehyung tenía razón y a Jimin no le gustaba sus detalles tan aniñados.

—¡No, hyung! ¡No quiero que eso pase! Ayúdame, por favor.

El más bajo esbozó una enorme sonrisa traviesa junto a una mirada maliciosa.

—¡Y luego Hoseok me dijo que quería estar a solas con sus pensamientos y me echó! ¡¿Puedes creerte eso?! ¡Me echó de mi propia casa! —Jimin seguía quejándose después de dos horas de estar indignado por ser expulsado de su casa mientras Yoongi fregaba los platos y escuchaba atentamente a su novio—. Gracias por dejarme dormir aquí, Yoon.

El nombrado se dio la vuelta con una sonrisa alegre—. No tienes que darme las gracias Minie, mi casa es también tu casa. Además, seré el primero en felicitarte mañana.

El mayor sonrió de vuelta ante las palabras de su novio y luego miró la hora en su teléfono, que marcaba que ya casi eran las once de la noche—. Ya es muy tarde, ¿quieres que te ayude a preparar la cena?

Yoongi negó con la cabeza—. Está bien, yo la haré. Puedes tomarte una ducha si quieres.

—No, no he traído ropa de recambio y me da un poco de grima usar la misma ropa después de ducharme —explicó brevemente señalando su camisa blanca.

—Puedes usar mi ropa.

A Jimin se le subió el color a la cara rápidamente—. N-no pienso ha-hacer eso.

Yoongi frunció el ceño, confundido—. ¿Por?

El contrario desvió la mirada rápidamente de la del castaño y se cruzó de brazos, sin decir nada y el más alto sonrió.

—Sólo ve a mi armario y ponte lo que quieras.

A Jimin no le quedó otra que asentir, porque realmente quería ducharse y tampoco es que la idea de ponerse la ropa de su novio lo desagradase. Cuando estaba a punto de salir de la cocina, sintió un tirón suave de su muñeca, que lo hizo detenerse y darse la vuelta.

—¿Pasa algo, Yoon? —preguntó el mayor mirando con duda al sonriente menor.

—Extiende las manos, es un pre-regalo de cumpleaños.

Jimin asintió e hizo caso a la petición de su pareja. Y Yoongi, segundos después, posó un tubo negro pequeño en sus palmas. El pelinegro miró confuso eso.

—¿Qué es?

—Es un pintalabios.

Jimin frunció el ceño con aburrimiento—. ¿En serio, Yoon? ¿Un pintalabios?

Yoongi negó rápidamente con la cabeza mientras soltaba una risa—. No es un pintalabios normal, es de caramelo. Es solo un dulce, no para que te maquilles, ¿te gustan las cosas dulces, cierto?

Jimin miró con una expresión neutra al pintalabios y luego a Yoongi, quien se dio la vuelta de nuevo para proseguir con la cena. 

Jimin salió de la ducha, dejando que todo el vapor saliese y se esparciese por todo el baño y empañase el espejo. Luego fue secarse con la toalla que le había dado Yoongi para posteriormente vestirse.

En el armario de Yoongi sólo había camisa a rayas y lunares y la religión de Jimin le impedía ponerse algo como eso. Por suerte, encontró un jersey negro.

Yoongi solía llevar ropa más grande que su talla correcta, por eso a Jimin lograba cubrirle más de la mitad de los muslos, ropa interior y pantalones chándal que le llegaban por las rodillas.

Cuando iba a salir, posó la vista en el pintalabios que había dejado en el tocador del lavabo, y decidió que tomar un dulce antes de ir a cenar no vendría mal.

Se puso delante del espejo con una sonrisa, retiró la tapa del pintalabios, dejando ver la brillante barra de caramelo rojo que había en su interior y, mientras tarareaba una canción, paso la punta de la barra por sus labios meticulosamente, dejándolos rojizos. Después de tanto esfuerzo, pasó la lengua por sus belfos y todo su trabajo se fue a su estómago.

—Mi dulce favorito... —comentó alegre y luego pasó suavemente la lengua por el pintalabios.

Después de casi acabarsesu caramelo por completo, lo cerró de nuevo y lo dejo en el baño para irse acenar.

—Jiminie, ¿te ocurre algo? —preguntó Yoongi antes de llevarse la comida a la boca al ver al mayor removerse en su silla.

El nombrado soltó un sobresalto por la pregunta y luego negó con la cabeza nerviosamente. Yoongi frunció el ceño poco convencido de ello.

La cara de Jimin estaba tan roja como un tomate, estaba empezando a sudar y a morderse los labios por las repentinas olas de calor que empezaban a darle. Sus dedos de los pies se contraían por inercia y no podía evitar removerse en la silla ante la sensación de incomodidad.

—E-ese pin-pintalabios... —El menor dio completa atención al mayor—, ¿dón-dónde lo c-compraste...?

Yoongi alzó una ceja por aquella pregunta—. Taehyung hyung me llevó a una tienda y dijo que cogiese algo que me gustase y vi una sección de dulces y compré el pintalabios.

La cabeza de Jimin daba vueltas—. ¿T-Taehyung? Mierda, ¿có-como era la tienda?

—No vi el nombre, era oscuro y estaba lleno de cosas extrañas. ¡Pero Taehyung hyung me dijo que era una tienda de regalos para parejas! —explicó contento—. ¿Por qué lo preguntas, Minie?

Jimin se levantó de la mesa a toda velocidad—. V-vuelvo en seguida.

Yoongi asintió con una expresión de preocupación y el mayor fue casi corriendo a encerrarse en el baño. Ahí se sentó en la tapa del váter y marcó el número del pequeño diablo que tenía de mejor amigo.

Taehyung al habla, ¿qué quieres? Estoy cagando.

—¡Taehyung! ¡¿Se puede saber por qué has llevado a Yoongi a una tienda de esas?!

Mmmmmm... ¡Ah! Fue divertido, era como llevar a un niño de seis años. De todas formas, ¿por qué lo preguntas? ¿Te lo ha dicho?

Compró un pintalabios de caramelo y me lo dio, yo lo tomé como un caramelo normal y ahora.... Y ahora...

¿Y ahora...?

—... Estoy caliente... —susurró.

Taehyung soltó una carcajada y Jimin rodó los ojos.

Ese pintalabios tiene un caramelo con mucho afrodisiaco, por eso te sientes así. Sólo póntelo y dale un buen beso a Yoongi, ya verás como le pasará lo mismo.

¡No pienso hacer eso! ¡Sería como drogarlo!

Bueno, sí lo miras así...

Jimin se mantuvo en silencio pensativo.

En fin, llevo tres días estreñido y me estás quitando la inspiración, así que adiós.

Taehyung colgó y Jimin miró la pantalla de su teléfono con desagrado.

El pelinegro llevó la vista al pintalabios, poco convencido lo cogió y miró la barra de caramelo subir.

—Ah. Jimin, eres un mal novio... —se regañó a sí mismo y luego se pasó el caramelo por los labios de forma repetida hasta crear una capa roja y consistente.

Se miró al espejo con un poco de remordimiento, pero se le pasó rápidamente cuando sintió otro de esos calores pasando por todo su cuerpo, ya que los había lamido sin querer y su cuerpo parecía estar más sensible que nunca.

Salió del baño y asomó su cabeza tímidamente en la puerta de la cocina. Yoongi se encontraba recogiendo los platos de la mesa.

—Y-Yoon...

El llamado se dio la vuelta y sonrió al verlo—. Ah, Jiminie, ¿ya te sientes mejor? Oh, tienes los labios muy rojos.

—Es caramelo.

Yoongi abrió la boca levemente en señal de sorpresa y asintió alzando el dedo pulgar en aprobación. Jimin frunció el ceño al ver como el castaño se volvió a dar la vuelta.

El pelinegro se acercó a grandes pasos, no sabía de donde había sacado tanta determinación de repente, pero no quería que su menor lo ignorara. Así que cuando estuvo detrás de él, puso los manos en sus brazos y le dio la vuelta, dejando a Yoongi con una mueca sorprendida.

—¿Paso algo, Ji-?

Y antes de qué el más alto pudiese terminar su oración, los labios de Jimin estamparon contra los suyos, el mayor se separó rápidamente y miró la gran marca roja que había dejado en medio de los belfos de su pareja.

—Lámelo.

Yoongi asintió frenéticamente, aún anonadado por lo que acababa de pasar, e hizo caso a lo que el mayor pidió y en pocos segundos su lengua degustó el sabor a caramelo.

—Buen chico... Ahora los míos.

Las mejillas del castaño empezaron a tornarse rojas ante la esa petición, y fue aumentando cuando vio a Jimin cerrar los ojos y levantar el mentón.

Yoongi puso las manos en los antebrazos del contrario y lo atrajo hacia él, se acercó temblorosamente a su rostro. Jimin estaba empezando a temblar porque su novio estaba tardando demasiado y las puntas de sus pies estaban a punto de desplomarse.

Cuando se acercaron lo suficiente, Yoongi pasó lentamente la punta de su lengua por los labios acaramelados de Jimin, que tembló al primer instante del contacto.

El menor continuó pasando su lengua por toda la superficie rojiza de los labios de Jimin hasta que ya no quedó más rastro de dulce en sus labios.

Se separaron tras esa escena subida de tono y se miraron a los ojos con la respiración agitada a causa de los nervios, que ambos trataban de calmar.

—M-me siento ex-extraño... —comentó Yoongi de repente mientras se estiraba el cuello de su camisa para airarse, ya que estaba empezando a tener calor—. Iré a du-ducharme...

Yoongi se zafó del arrinconamiento de Jimin y fue casi corriendo a su habitación para sacar ropa de su armario. Cuando estuvo a punto de entrar al baño, Jimin se interpuso entre él y el baño.

—Ji-Jiminie, ne-necesito...

—Yo te necesito a ti.

Yoongi no supo qué decir en ese momento y tampoco supo cómo reaccionar cuando su pareja lo empujó, cayendo hacia atrás en su mullida cama blanca.

Se quedó sin aliento cuando Jimin se puso encima de él, con las manos apoyadas en cada costado de su cabeza y sus rodillas a cada lado de sus caderas.

Se quedaron mirando mutuamente durante unos segundos hasta que Yoongi tomó aire y se irguió en su sitio, haciendo que Jimin terminase sentado en sus piernas.

—Jiminie, si si-sigues así no tendré la fuerza su-suficiente como para parar...

El nombrado asintió y el castaño suspiró, haciendo fuerza hacia atrás para arrastrarse hasta el centro de la cama y poder apoyarse en el cabezal de la cama con Jimin aún a horcajadas.

Sin previo aviso, Jimin tomó la cara de Yoongi entre sus dos manos y junto sus labios en un fogoso beso. Ambos ya habían "practicado" lo suficiente como para no chocarse los dientes de nuevo.

La respiración entrecortada de Jimin, a causa de los nervios, hacía que sus movimientos fuesen más torpes que lo iniciales.

Yoongi siempre era tan intenso y rápido en los besos.

Sus lenguas se chocaron y aprovecharon ese momento para entrelazarlas, causando un efecto de sonido viscoso.

Ambos estaban tan absortos en el beso que apenas se dieron cuenta cuando sus manos empezaron a moverse por propia inercia.

Las manos de Yoongi se adentraron hasta el interior del jersey negro con el que estaba vestido Jimin, deleitándose con la piel suave del pelinegro y de sus bien formados abdominales, y fueron deslizándose por toda su cintura y pecho.

Las manos de Jimin fueron hacia los primeros botones de la camisa pijama de Yoongi y empezó a desabotonarlo de forma patosa ya que sus manos temblaban hasta el cúmulo de nuevas y fuertes experiencias.

Yoongi se separó lentamente de la boca de Jimin, dejando rastros de saliva cayendo por los labios del pelinegro. Y cortos segundos después, su boca lamía y mordía el cuello del contrario, que ladeó la cabeza para darle mayor acceso. El mayor cerró los ojos debido al placer y empezó a morder sus labios para no soltar sonidos extraños.

A pesar de que estaba en un momento de debilidad, porque Yoongi parecía haber descubierto que lo que más le gustaba era mordisquear el cuello de Jimin, éste aprovechó que la camisa del menor estaba suelta para deslizarla por sus hombros y, de esta forma, su pecho y hombros estuvieron totalmente expuestos.

Yoongi se separó sutilmente antes de dejar el último chupetón en el cuello del pelinegro para observar la cara rojiza de su novio y apreciar su respiración irregular, aunque él estaba en las mismas condiciones.

Jimin estaba empezando a jadear porque las manos del castaño se movían inquietamente debajo de su jersey, tocando cualquier parte de su tronco, como sus pezones.

—¿S-sabes? Se-sería más fácil si me quitases el jersey.

—A-ah, sí... —Yoongi cayó en cuenta de que él ya no tenía puesta su camisa por lo que subió los extremos del jersey y en poco segundos Jimin ya no tenía nada en su parte superior.

Yoongi no quería ser apresurado, porque sabía que, a pesar de ser un novato, Jimin también debía disfrutarlo, así que debía ser paciente y disfrutar del juego previo.

Así que volvió a llevar la boca hacia el cuello del mayor pero esta vez centrándose en sus hombros, que aún estaban limpios y libre de marcas.

Jimin apretó los hombros más pálidos de Yoongi y sus dientes a la vez que cerraba los ojos nuevamente.

Su menor estaba centrado en aquello y él solo estaba recibiendo, era hora de que él también le diese algo de placer a su pareja. Empezó a mover sus caderas de forma lenta al principio, encima de la dura entrepierna de Yoongi.

El castaño paró todo movimiento en los hombros de Jimin para empezar a jadear e instintivamente sujetó con firmeza las caderas del pelinegro, pero sin ejercer fuerza, por lo que Jimin podía seguir estimulando su cubierto pene.

Los jadeos bajos por parte de Yoongi siguieron, y Jimin pudo deleitarse con eso ya que la boca del menor estaba casi pegada a su oreja.

Cuando el pelinegro comenzó a hacer movimientos más seguros y rápidos, en un inesperado momento el menor levantó la pelvis con un poco de brusquedad y Jimin no pudo evitar soltar un sonoro gemido, sus orejas comenzando a ponerse rojas de la vergüenza por eso.

—Pe-perdón, fue ines-inesperado.

—No te di-disculpes... Fue bonito... —susurró con la voz más ronca de lo normal.

Jimin frunció el ceño. ¿Su gemido le había parecido bonito?

Los pensamientos del mayor fueron interrumpidos cuando empezó a sentir una mano muy cálida adentrarse por la cintura de su pantalón, y progresivamente, por dentro de su bóxer, mientras que la otra acariciaba sus muslos, ya que Yoongi había metido las manos en los espacios para las piernas.

Yoongi, inesperadamente para Jimin, empezó a levantarse más hasta que dio la vuelta a Jimin, quedando ahora él encima del mayor y dejando inmóvil al pelinegro.

El castaño retiró la mano izquierda del muslo de Jimin para ayudar a la otra a bajar los pantalones chándal del pelinegro, deslizándola por sus largas piernas —que estaba medianamente levantadas— hasta quitarlo y tirarlo por cualquier lado al igual que su ropa interior.

Al ver su gran logro, Yoongi esbozó una sonrisa y observó desde arriba el desnudo cuerpo de Jimin, quien estaba sonrojado por ello.

—¡Yoon, no te embobes! —exclamó Jimin avergonzado mientras se abrazaba a sí mismo para cubrirse lo que podía de pecho.

—No me pidas imposibles... —comentó pasando los dedos por su marcado abdomen y, finalmente, hasta la punta de su miembro erecto.

Jimin se estremeció cuando los largos dedos de Yoongi rodearon cálidamente su pene y comenzó a sobarlo con lentitud, torturándolo.

Aunque ese contacto duró poco ya que el castaño se le quedó mirando, perplejo, y el pelinegro no pudo evitar sentirse inseguro.

—¿Q-qué pasa? ¿Por-por qué paras?

—Yo... Te parecerá estúpido, pero... —Jimin esperaba desesperadamente la respuesta de su novio, temiendo lo peor—. N-No sé qué más te-tengo que h-hacer...

Jimin se quedó estático durante un momento y luego soltó una carcajada, ganándose una mirada de fastidio de Yoongi.

—Está bien... Yo te guio... ¿Por casualidad no tendrás lu-lubricante?

Yoongi desvió la mirada, pensativo, y luego recordó que Taehyung había metido una bolsa de compra en su mochila.

Quizás...

El castaño tanteó el suelo hasta toparse con su mochila rosa y de ahí sacó la bolsa de compra que tenía un bote rosa y una caja de...

—Condones... —comentó Jimin sorprendido, se le había pasado ese detalle—. ¡Un momento! ¡¿Por qué tienes eso?! Yoon, ¿me estabas mintiendo? ¿Todo este plan era tuyo?

—¿Q-qué? —El castaño miró confuso a su novio y luego a los productos que acaba de sacar y negó con la cabeza—. ¡N-no! ¡No lo sabía! ¡Ji-Jiminie...!

—¡Olvídalo! ¡Sigamos antes de que te meta un puñetazo!

Yoongi asintió, respirando con alivio por no haberlo arruinado del todo.

—Tienes que derramar el lubricante en tus dedos —explicó Jimin y el menor asintió, haciendo caso a las indicaciones de su pareja. Pronto ese espeso líquido estaba chorreando por su mano derecha—. Y luego...

El pelinegro tomó cuidadosamente la muñeca del castaño y lo guio hasta su trasero. Yoongi empezó a ponerse nervioso de nuevo.

Jimin acercó los dedos extendidos hacia su entrada y soltó un gran suspiro cuando el dedo del medio del castaño lo rozó—. Me-mételo... Pero con cuidado, o tú serás el pró-próximo en no poder caminar.

Yoongi asintió frenéticamente. Observó sus manos, y procurando tener extremo cuidado y delicadeza, su dedo medio empezó a introducirse lentamente en el interior de Jimin.

El pelinegro arqueó su espalda y, a medida que las falanges de Yoongi se adentraban en él, sus gemidos y quejas empezaban a aparecer con más frecuencia.

—Lentamente... Lent- ¡Ah~! ¡LENTAMENTE TE DIJ-... Mmh! —Jimin empezó a gemir sin poder detenerse debido a que Yoongi estaba absorto moviendo su dedo hacia dentro y hacia afuera—. ¡Y-Yoon! A-ah...

Jimin empezaba a herirse los labios debido a la fuerza con la que la mordía para callar sus obscenos sonidos a la vez que apretaba con fuerza sus puños. Yoongi empezaba a moverse por su cuenta y ya había introducido por completo el segundo dedo, y empezaba a ser incluso más rápido con la penetración.

Con dificultad, terminó metiendo por completo los tres dedos y Jimin ya había olvidado lo de callarse, gemía a la par que los dedos de Yoongi daban una estocada, por lo que era un completo desorden.

La erección del castaño dolía, y sobre todo cuando estaba metiéndole los dedos a su pareja y necesitaba tener autocontrol. Era duro, pero oír los gemidos ruidosos de Jimin era como el paraíso.

—Ah~ ¡Ya, Y-Yoon! Mm... Ya puedes sacar...los... —dijo Jimin entre gemidos y el nombrado asintió, retirando lentamente sus dedos del interior del pelinegro. La sensación en sus dedos era viscosa pero muy satisfactoria—. Ahora, puedes metérmelo.

Llegó la hora de la verdad y Yoongi asintió, aunque un poco nervioso porque no quería hacer daño a su novio, procuraría ser muy cuidadoso.

Mientras Jimin jadeaba y trataba de calmar su agitada respiración, Yoongi se levantó apoyando las rodillas en la cama para bajarse el pantalón y junto con ello, la ropa interior hasta sus rodillas.

El pelinegro se lamió el labio cuando vio el húmedo y duro miembro de su pareja, que ya incluso goteaba.

De la caja que tenía en su mesilla, tomó un pequeño sobre y cuidadosamente la abrió para sacar el condón y deslizarlo por todo su pene.

Yoongi le dedicó una mirada cariñosa al tembloroso Jimin antes de posicionarse bien entre sus dos piernas. Llevó la mano a su miembro y lo alineó perfectamente con la entrada de su novio.

El castaño tomó aire y empezó a introducir el glande. Jimin arqueó la espalda nuevamente y empezó a tomar aire rápidamente en un intento de relajarse. Con algo de dificultad y con extrema paciencia para no hacer daño a su mayor, Yoongi pudo introducir por completo su miembro.

Respiró entrecortadamente cuando estuvo por completo y se apoyó con sus codos en la cama, temblando porque tenía la extrema necesitada de moverse en el caliente conducto, pero no podía hacerlo hasta que Jimin lo avisase.

—D-duele, a-ah... Yoon... du-duele mu...cho. —Yoongi empezó a alarmarse cuando las lágrimas empezaron a deslizarse por las mejillas de Jimin sin poder detenerse.

Así que, para distraer a su pareja, rodeó otra vez el pene de Jimin y empezó a masturbarlo torpemente, pero con delicadeza para no hacerle daño. Jimin recibió este gesto gustosamente y empezó a jadear de forma más placentera.

Yoongi empezó a moverse de una forma extremadamente lenta y Jimin comenzó a gemir con una mezcla entre placer y dolor.

El castaño se mordía el labio y el pelinegro apretaba la tela de la sábana de la cama.

A medida que pasaba el tiempo, los movimientos pélvicos de Yoongi comenzaron a ser más rápidos y los gemidos de Jimin más agudos y desordenados. El menor gemía por lo bajó, escondiéndose en el hombro del mayor y procurando que sus estocadas fuesen profundas y rápidas.

En pocos minutos, la cama en la que estaban tumbados, comenzó a rechinar y la espalda de la cama a golpear la pared debido a la velocidad y fuerza con la que estaban yendo.

La brillante saliva de Jimin caía por todo su mentón y sus pies estaban estirados, los gemidos eran tan fuertes y seguidos que opacaban los graves y roncos de Yoongi; no había otro sonido que no fuese la cama, ellos dos gimiendo y los testículos de Yoongi chocando contra el trasero de Jimin.

El pelinegro se aferraba al cuello del menor y clavaba sus uñas en la ancha espalda del castaño cuando alguna estocada tocaba un punto sensible en su interior. Yoongi masturbaba a su pareja a la vez que sujetaba la cadera de Jimin para que sus movimientos fuesen más preciosos.

—A-Ah~ Yoo- Mh~... m-me vo- oh... —Antes de que el mayor pudiese finalizar, Jimin se había corrido, manchando su abdomen y parte de la mano de su pareja.

Las paredes anales del pelinegro comenzaron a estrecharse por ello y, ante esa deliciosa sensación, Yoongi eyaculó dentro del condón tras tres estocadas duras y rápidas más.

Yoongi se desplomó encima del cuerpo de Jimin y ambos trataron de relajar su respiración. El menor podía sentir los espasmos que sufría el pelinegro debido al orgasmo. Tras unos minutos de relajación, el castaño salió del interior de su pareja y se tumbó al lado de él.

—Feliz cumpleaños, Jiminie.

El nombrado soltó una risilla ante el primer comentario de Yoongi después de hacer el amor.

—Ha sido el mejor regalo de cumpleaños.

—No esperaba que tuvieses hambre a esta hora —comentó Yoongi sonriente viendo como su novio comía apresuradamente.

—Es que... Me fui sin terminar la cena y me levanté a las cuatro con hambre, pero no podía le-le-levantarme...

Yoongi soltó una carcajada.

—¡N-no te rías!

—De acuerdo, de acuerdo —dijo el castaño dejando de reírse—. Por cierto... Creo que pasare por esa tienda más a menudo.

Jimin se atragantó con su sándwich y su cara se volvió roja—. ¿Q-Qué? ¡Yoon! ¡Ahora te has vuelto un pervertido como Taehyung!

Yoongi ladeó la cabeza—. ¿T-tú crees? Pues la verdad es que yo no le veo el problema.

En ese momento, Jimin sintió el verdadero terror.

[EXTRA DEL EXTRA]

Taehyung 2.0

Chat con Taehyung hyung.

Yoongi.

Taehyung.

Taehyung hyung.

k quieres

Yoongi.

¿Cuál de estos dos le quedaría mejor a Jiminie?

Yoongi ha mandado dos imágenes.

Taehyung hyung.

Oh, Dios...

He creado a un monstruo...

Y los dos, por cierto. A Jimin todo le queda bien, qué pregunta más estúpida.

Yoongi.

Exactamente eso es lo que estaba pensando.

Gracias, hyung, compraré los dos.

Taehyung hyung.

De nada, buen aprendiz.

Nota:

Borré la nota que estaba pero reciclaré una parte porque sigo pensando lo mismo: Quiero agradecerles a esas personas que llegaron hasta aquí en esta adaptación; los votos y comentarios que hay, y que puede que habrán, me hacen muy feliz.

Ahora mismo tiene 11k leías y 2.4k votos, ¡y es mucho para mí! Más que todo porque es el apoyo que me brindan, y eso es suficiente para hacerme feliz¡!

Pregunta del capítulo: 1) ¿Les gustaría ir a una sexshop? 2) ¿Qué compraría si fueran a una?

Pregunta extra: ¿Les gustó esta adaptación? ¿La disfrutaron leer como yo adaptarla?

Lo último: ¡Gracias por leer y llegar hasta aquí!

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