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2: [Extra] Peticiones inesperadas

Unos largos dedos deslizaban las manos por todas sus cámaras a la vez que miraba analizante la imagen que emitía el monitor de su equipo de fotografía.

Hola.

Soy Min Yoongi.

Soy fotógrafo.

Delante de la gran y moderna cámara que estaba siendo apoyada por un soporte alto, un chico bonito estaba un sonrojado y enfurruñado, sentado en la ordenada cama matrimonial, tratando de posar ante la cámara a petición de Yoongi.

Sobre su azabache cabello estaba una corona de flores bastante voluptuoso y que estaba incorporado con un blanco velo que descendía por toda su nuca y espalda y sobraba suficiente como para que el resto de la tela estuviese apoyado prolijamente en la cama. Además, sólo estaba vestido con una gran camisón blanco y ropa interior.

Y este chico enfadado que está posando delante de mí.

Es Min Jimin.

Mi esposo.

—¿Por qué estás frunciendo el ceño? —cuestionó Yoongi con una sonrisa resignada mientras capturaba otra foto al ceñudo Jimin—. Te recuerdo que tengo que exponer estas fotos, ¿quieres que te vean con una cara enfadada?

—¡Me da completamente igual! —replicó el pelinegro mientras echaba su velo hacía delante y tapaba el bochorno de su rostro—. ¿Se puede saber por qué me has obligado a posar con mi velo? ¡Ni siquiera me has dejado quitarme el pijama!

Yoongi esbozó una pequeña sonrisa, concentrándose de nuevo en el monitor de las cámaras que estaban delante y los costados de la cama.

—Sólo pensé que sería bonito volver a verte con un velo~ —canturreó ajustando algo en su cámara—. No te he dejado quitarte el pijama porque se supone que debo capturar un momento en mi vida de forma casual.

—¿Casual es despertarte cada mañana y ver a tu marido con un velo? —cuestionó Jimin sarcástico, rodando a los ojos y cruzándose de brazos.

El castaño suspiró y se acercó a la cama, situándose delante del enfadado mayor. Yoongi observó lo hermoso que era Jimin incluso estando molesto con él justo en ese momento.

El menor llevó sus dedos a la barbilla del pelinegro y, con un poco de resistencia, consiguió que Jimin lo mirase desafiante.

—¿Quieres que te dé un besito para qué se te quite el mal humor? —cuestionó Yoongi dulce al contrario e hizo que Jimin volviese a rodar los ojos y a desviar su mirada—. ¿Por qué estás así?

—Porque llevo dos horas haciendo esta mierda.

—Esa boca.

Jimin se sonrojó—. Porque llevamos haciendo esto dos horas. A-además, tenía a-algo importante q-que de-decirte.

Yoongi dejó un casto y sonoro beso en la cicatriz que tenía Jimin en su pómulo antes de regresar de nuevo a su posición, detrás de su cámara.

—Es porque todo el mundo va a ver esta exposición —comentó Yoongi mientras captaba el precioso momento donde el sonrojado Jimin llevaba su mirada tímidamente a la cámara—. Y, aunque te veas perfecto con cualquier tipo de expresión, quiero que tu rostro sea inolvidable. —Yoongi sacó una instantánea, imprimiendo rápidamente la foto que acababa de tomar y sacando su billetera para guardarla en uno de sus bolsillos—. Y de paso, las colecciono.

Jimin asintió, aunque poco convencido de la explicación de su esposo.

—¿Y qué es eso tan importante? —preguntó con desdén el castaño a la vez que ajustaba algo en su equipo. El pelinegro se le volvió a subir el color a sus mejillas.

—D-dentro de dos días será nuestro segundo a-aniversario —comenzó a explicar Jimin mientras jugaba con los extremos de su velo—, y-y llevamos jun-juntos des-desde que éramos a-adolescentes.

Yoongi asintió, aún sin entender por dónde estaba yendo la dirección de la conversación.

—Y... c-creo que e-estamos preparados para... —Jimin se quedó ahí, mirando con las cejas alzadas a Yoongi para que entendiese lo que estaba tratando de pedir, pero éste asentía confundido y con el ceño fruncido.

—Quieres ir de viaje.

—¡No! —contestó Jimin desesperándose—. Para... ya sabes, a-agrandar... l-la f-familia.

Yoongi asintió aún con el ceño fruncido—. Quieres que adoptemos un perro.

El pelinegro se pasó la palma de su mano por toda la cara, resignado.

—¿Un gato?

—Déjalo, Yoongi —contestó abatido y desviando la mirada con algo de incomodidad y se abrazó a sí mismo—. Si no lo entiendes es porque tú no lo quieres aún.

El nombrado no supo qué contestar, realmente no sabía a lo que se refería su esposo. Pero siempre que se sentía triste se abrazaba, y eso no pasó desapercibido.

—Yoongi, eres idiota —contestó sonriente Jungkook mientras se apoyaba en la mesa.

El nombrado ladeó la cabeza, confuso—. ¿Por qué? ¿Qué es lo que quiere Jimin? Lleva todo el mes bastante extraño y hoy parecía distinto.

Su mejor amigo asintió con una sonrisa desinteresada—. Jimin quiere algo en específico, algo que sólo tú le puedes dar. Deberías preguntárselo.

—¡Lo hice! Pero creo que sólo lo empeore más. —El castaño se llevó las manos al pelo, revolviéndose—. ¿Por qué soy tan tonto?

—Yo también quiero saberlo —respondió el ahora pelirrojo y luego hizo un gesto hacia alguna habitación de la casa, ya que ellos estaban en la cocina.

Yoongi llevó la vista hacia el salón donde Hoseok veía la televisión mientras que hablaba de algo con su primo, quien jugaba con un bebé en su regazo, teniendo una amplia sonrisa.

Jungkook y Hoseok cuidaban de la hija de un amigo del trabajo de Hoseok que necesitaba ayuda de un niñero de última hora, por lo que ellos se ofrecieron.

Yoongi miró sorprendido el cambio de humor de su esposo. En el camino estaba enfadado y no quería hablar con el menor y ahora parecía la persona más feliz del mundo mientras hacía sonidos extraños para hacer reír al bebé.

—¿Lo entiendes? —cuestionó Jungkook con una sonrisa.

—Sí... —Yoongi asintió, por fin comprendido lo que quería Jimin. Ahora se sentía aliviado—. ¡Jimin quiere empezar a diseñar ropa para bebés!

El pelirrojo asintió y luego abrió los ojos de golpe, mirando a su mejor amigo como un loco—. ¿Qué?

—Ah, Jungkook, ¿qué haría sin ti? —cuestionó el castaño, levantándose de la silla yendo a por un vaso de agua.

—Yoongi.

—¿Sí?

—Eres un verdaderoidiota.

A la noche siguiente, mientras Yoongi se duchaba, Jimin mantenía una conversación con su mejor amigo Taehyung por videollamada.

—Wo, te has casado con un imbécil —comentó Taehyung mientras no paraba de reír a través de la pantalla del ordenador del serio Jimin—. ¿Por qué simplemente no lo dices "quiero tener un hijo"? Ya sabes que Yoon es muy bueno, amable, bondadoso... Y todo eso, pero es muy, muy, muy, muy, muy lento.

Jimin se sonrojó desviando la mirada de la pantalla—. Quiero que él me lo proponga, que me diga que quiere tener una responsabilidad tan grande como esa.

—¿Y tú? —cuestionó el peliazul mirándolo con una ceja alzada—. ¿Estás preparado?

—Sí —contestó al instante—. Yoongi y yo tenemos buenos puestos de trabajo, una casa comprada, el suficiente dinero como para mantener bien a tres hijos y aún somos relativamente jóvenes.

—Siempre tan analizador.

—Obviamente —contestó susurrando—. Yoongi fue mi primer y único amor. Y realmente quiero esto, he estado investigando y estudiando mucho acerca del embarazo y la crianza.

Taehyung asintió, oyendo atentamente las palabras de su amigo—. Te comprendo. Oye, si necesitas un consejo acerca de eso cuando se lo digas, yo tengo a un sujeto en primera persona. —El peliazul señaló con el pulgar al bulto en la cama.

—¿Cómo está, por cierto? —Jimin sonrió dulce.

—Bien, últimamente tiene antojos extraños, pero nada que el gran Kim Taehyung, esposo de Namjoon, no pueda solucionar —contestó con una sonrisa relajada mientras tomaba algo.

—Taetae, quiero sandía. —La voz rasposa de Namjoon hizo aparición de la videollamada.

—Lo tenía previsto, compré sandía antes de venir. Te lo traigo en un momento.

—Quiero sandía de la frutería de Jennie de Daegu —pidió, pero en tono exigente.

—Bueno, Jimin, tengo que colgarte, tengo que tomar el coche e irme a Daegu.

—¿En serio vas a tomar un viaje de tres horas sólo por sandía? —cuestionó Jimin cómico

Taehyung empezó a reírse como un loco a la vez que golpeaba su muslo y Jimin rio también, casi se creía que su perezoso mejor amigo iba a hacer algo como eso.

—Claramente.

Jimin estaba leyendo un libro informativo sentado en el borde de la cama como acostumbraba a hacer todas las noches.

El sonriente Yoongi salió del baño con una toalla húmeda en su cabeza y el pijama holgado que conjuntaba con el de Jimin.

El pelinegro dejó rápidamente el libro que estaba leyendo anteriormente en su escritorio, dándole la vuelta para que no se vea la portada.

—Jimin, ya sé lo que te pasa —dijo Yoongi sentándose de un salto al lado de su esposo, haciendo que rebote en la cama.

El contrario abrió los ojos, sorprendido, y, luego de que se sonrojase, sonrió tímido—. ¿E-en... serio?

—¡Claro! —exclamó emocionado el menor—. Y sabes, ¡yo también lo he pensado!

Jimin miró a su marido con los ojos brillantes y una sonrisa esperanzada. Se mordió el labio mientras jugaba con la manga de su camisón.

—¿Y-y c-cómo quieres lla-llamarlo?

A Yoongi le descolocó esa pregunta.

Se rascó dudoso la cabeza mientras fruncía el ceño hacia Jimin.

—El nombre de tu tienda puede seguir siendo el mismo. No tienes por qué cambiarlo.

Jimin se quedó en silencio ante la inesperada respuesta de Yoongi. Lo miró con tanta seriedad que el castaño empezó a sentir miedo.

—Umm, Yoongi, ¿de qué estamos hablando específicamente? —cuestionó Jimin sobándose el brazo con incomodidad.

—¿D-de qué quieres empezar a diseñar ropa para b-bebé? —contestó con inseguridad—. Y por eso no necesitabas cambiar el nombre de tu compañía, puedes hacer una línea de ropa infantil sin cambiar el nombre.

Jimin se quedó mirando a Yoongi durante unos minutos sin decir nada y negó con la cabeza. Apagó la luz de la lámpara de su escritorio y se levantó de la cama.

—¿Jimin? ¿A dónde vas? —El castaño se levantó alarmado de la cama y siguió a su marido por toda la casa en medio de la oscuridad.

—Yoongi, vete a dormir —le dijo en tono bajo pero lo suficiente para que el nombrado lo oyese.

Yoongi perdió al pelinegro y buscó por toda la casa, pero Jimin no daba señales de vida. Así que con idea de que su esposo había salido de casa, se puso su chaqueta con la intención de salir a buscarlo.

Aunque la silueta en la terraza lo hizo detenerse antes de abrir la puerta. Yoongi suspiró y se quitó su abrigo, lo tiró por algún rincón de la casa y empezó a caminar hasta Jimin.

Cuando salió a la terraza, se lo encontró sentado en el suelo a pesar de que había asientos. Con las piernas flexionadas y siendo abrazadas por él mismo, su cabeza se encontraba apoyada en ellas.

Yoongi se sentó en silencio al lado de Jimin y se quedó en silencio, mirándolo. Mejor callarse que cagarla más.

—Yoongi, mañana es nuestro aniversario —dijo Jimin con la voz amortiguada debido a la posición, rompiendo el incómodo silencio, y Yoongi asintió—. ¿Qué me vas a regalar?

—Umm, e-es una sorpresa. No puedo decírtelo —confesó incómodo, sobándose la nuca mirando al cielo.

—Yo quiero algo en especial —comentó el pelinegro y Yoongi puso increíble atención a eso. Quizás sería una manera de solucionar su error, incluso si no sabía cuál había sido.

—¿Qué es? ¿Quieres un anillo de diamantes? ¿Un coche nuevo? ¿Tela? ¿Una entrada para ese grupo que te gusta? —cuestionó Yoongi emocionado. Le encantaba regalarle cosas a Jimin—. Pídelo y te prometo que te lo daré.

Jimin se quedó en silencio durante largos minutos, sin romper su posición y sin mirar a Yoongi. Su corazón latía con fuerza, estaba preparado para que su marido le hiciese daño.

—Quiero tener un hijo.

El castaño abrió la boca por pura inercia ante la petición de su marido. No, definitivamente es lo que menos se lo esperaba. Aunque el pelinegro y él disfrutaban de la presencia de los niños, pero ¿tenerlo? ¿Con él?

Yoongi tragó saliva, mientras soltaba un suspiro largo.

—¿Era eso? —preguntó, de repente más aliviado, posándose en la pared para ver el cielo. Jimin no respondió y siguió sin mirarlo—. ¿Y cómo quieres que lo llamemos?

El contrario sacó su cabeza de entre sus piernas y miró sorprendido hacia el lado de Yoongi, que giró la cabeza mirándolo con una sonrisa serena y un carmín en sus mejillas.

Se tomó la confianza de tomar una de las manos que aún rodeaban sus piernas y la frotó contra su mejilla.

—Jiminie, te amo. —El nombrado empezó a ponerse rojo al ver que su esposo repartía besos en toda su mano. Algo usual entre ellos, pero este momento era tan íntimo—. Fui inmensamente feliz cuando pediste que me casara contigo.

El mayor miró al contrario con intensidad, esperando que dijese más cosas.

—Siempre he querido ser alguien increíble para ti —Yoongi suspiró antes de dejar otro beso en su alianza—, pero soy tan idiota que no pude captar lo que tanto querías incluso dándome señales tan obvias. ¿Seré un buen padre? ¿Si no puedo darme cuenta de lo que quiere mi hijo... o hija?

Jimin bajó la vista con una sonrisita.

—De eso me encargo yo... Tú puedes encargarte de otras cosas... De eso trata esto, de complementarnos y mejorarnos a pesar de nuestras diferencias.

El pelinegro entrelazó sus dedos con su esposo y miró sus manos con felicidad; Yoongi miró a Jimin con seriedad.

—La verdad es que no quiero tener un hijo.

Jimin se quedó sin habla por minutos, tratando de procesar la confesión de Yoongi. Asintió lentamente, sin saber que decir y sintiendo el pesar en su pecho, además de las lágrimas bordear las esquinas sus ojos.

—Quiero cinco.

Jimin golpeó la mejilla de Yoongi con un puñetazo y éste se cubrió la cara al instante, soltando un gemido de dolor y mirando asustado a su esposo.

—Eres un imbécil —le dijo el mayor con el ceño fruncido y con algunas lágrimas cayendo por sus blancas mejillas—. ¡Tonto, idiota, imbécil, estúpido!

Yoongi se irguió adolorido de nuevo, rápidamente pasó el brazo por la espalda de Jimin, posándolo en su cadera.

—Un tonto, idiota, imbécil y estúpido con el que vas a tener cinco hijos —le dijo cómicamente y Jimin negó con la cabeza, resignado.

—Espero que no salgan como tú —le dijo, aún enfadado por la broma anterior, pero feliz porque Yoongi también quería.

—¿Cómo yo de guapos?

—Cómo tú de tontos y que le gusten llevar camisa de lunares con un pantalón a rayas —contestó con gracia y una sonrisa socarrona y Yoongi rodó los ojos—. Yoongi.

—¿Sí?

—Te amo.

El nombrado asintió con una sonrisa tranquila, antes de cerrar los ojos con lentitud y unir sus labios suavemente con los de su marido.

Nota:

Quiero hacer una pequeña aclaración con respecto a este extra. No sé si se habrán dado cuenta, pero mientras hablada Taehyung con Jimin puse "... el gran Kim Taehyung, esposo de Namjoon, no pueda..." bueno, quiero aclara que ese 'esposo de Namjoon' no estaba en el extra original, pero lo puse por unas razones: 1) En la historia, el personaje original de Tae es Yoongi. 2) Cuando Yoon decía esa oración se nombraba como "Kim Yoongi", dando referencia a que se había casado con Nam. 3) Quería que se sintiera la emoción de saber que se habían casado, pero como tienen el mismo apellido, no se da a entender, por lo que puse eso. 

Nota actual:

Ni me acordaba que había hecho ese cambio, xD.

Preguntas del capítulo: 1) ¿Son directos o dicen bastantes indirectas? 2) ¿Desean casarse alguna vez? 3) ¿Tener bebés? ¿Cuántos desean si sí?

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