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13: Barbie

—Hmm... me gustan tus zapatillas de Barbie —comentó Jimin, mirando los zapatos rosas de Yoongi y después soltó una carcajada.

Yoongi se sonrojó por la vergüenza y apretó los extremos de su camisa, nervioso y el silencio volvió a inundar la habitación.

Después de aquel encontronazo en el pasillo, Yoongi llevó a su hyung al aula del club de teatro con la excusa de que quería hablar con él.

El aula estaba vacía porque todos los integrantes del club de teatro, excepto Yoongi, estaban en sus respectivas clases.

—¿Dónde has conseguido esas zapatillas de una talla tan grande? Normalmente es para niños —volvió a cuestionar el de mechas rosas con una sonrisa traviesa.

—¡Deja de burlarte de mí! —chilló avergonzando el que portaba las zapatillas de Barbie—. Ya sé que son horribles y no me quedan bien.

—No he dicho que sean horribles y que no te queden bien —dijo serio Jimin, obteniendo la atención del castaño—. Pero no sabía que te gustaban ese tipo de cosas.

—¿Hay algo de malo? —cuestionó con ceño fruncido y la voz apagada, apretando los dientes—. ¿Ahora voy a dejar de gustarte porque tengo gustos extraños...?

Jimin frunció el ceño enfadado.

—¿Por qué eres tan agresivo? ¡Ya te he dicho que vistas de la forma que vistas me va a dar igual y me vas a seguir gustando! —exclamó Jimin perdiendo la paciencia.

Aunque luego de caer en cuenta en sus palabras, el color rojo inundó toda su cara y los extremos de sus orejas.

Yoongi se quedó atónito al oír la segunda confesión de su hyung, no sabiendo qué decir o cómo actuar. Después recordó por qué había traído a Jimin ahí.

—Eso fue incómodo, lo siento, lo dije sin pensar —comentó Jimin, desviando la mirada, aún sonrosado—. Olvídalo, ¿de qué querías hablar?

Yoongi se mordió el labio nervioso, ahora jugueteando con sus dedos y moviendo inquietamente sus pies bajo la atenta mirada de el más bajo.

—Sé que no es el momento ideal para decir esto... —empezó a hablar Yoongi en voz baja—, y que seguramente me odies.

Jimin rodó los ojos.

Como si eso fuese posible.

—Pero yo tengo la necesidad de decirte que... —El más alto cerró los ojos apretando la tela de su camisa—. ¡Estoy saliendo con Taeyeon! Desde hace unas semanas...

El aula se volvió a quedar en silencio, Jimin con una expresión sorprendida por la confesión del menor y Yoongi sin atreverse a mirarlo a la cara.

El mayor cerró los ojos y suspiró con una sonrisa afligida.

—¡Enhorabuena, Yoon! Estoy feliz de que estés con la persona que quieres —le dijo con la voz aterciopelada y en un tono bajo—. Después de todo... es por eso que empezamos a hablar, ¿no?

—Jimin hyung...

—Tú querías que te ayudase a conquistar a Taeyeon y yo acepté... no puedo quejarme de lo que pasa. —Jimin bajó la cabeza, reprimiendo las ganas de llorar.

Yoongi se quedó inmóvil, pensando en cómo consolar a su hyung que parecía que lo estaba pasando realmente mal.

—Y-yo... realmente lo siento, hyung, en serio que lo sien- —Las palabras del menor fueron cortadas por un "shhh" del contrario.

—Yoon, te quiero —confesó Jimin por segunda vez en ese momento.

Yoongi volvió a tener la misma reacción ahora mucho más nervioso.

—Te quiero —repitió sonriendo—. Pero sé que tú no eres mío. No tienes que disculparte por algo como esto, no es tu culpa.

Yoongi asintió embobado y Jimin le dedicó otra sonrisa de ternura.

—Por cierto, me encantan tus zapatillas, al menos sabes combinarlas con tu mochila —cambió de tema radicalmente, señalando la mochila también rosa del menor—. Estás aprendiendo algo, supongo.

—Hablando de eso... —siguió el rumbo de la conversación Yoongi—. No sé cómo vestirme para hoy, no quiero que se rían de mí en clase.

Jimin bufó, golpeándose la frente con la palma.

—No sé, tu casa está lejos... —cerró los ojos para reflexionar—. Bueno, no hay de otra...

Yoongi lo miró con duda.

Jimin se sentó en la silla y se empezó a quitar los zapatos y su sudadera, haciendo al castaño oscuro sonrojarse.

—¡H-hyung! ¿Q-qué haces? —cuestionó, tapándose los ojos.

—¿Cómo que qué hago? —Jimin frunció el ceño con duda, pasándole sus deportivas Adidas recién sacadas—. Tienes suerte de que, aunque sea más bajo que tú, tengo los pies grandes.

Yoongi tomó los zapatos, sorprendido.

—Antes de ponértelos, tengo talco para los pies en mi mochila de educación física.

El contrario asintió, pillando la idea de su hyung.

—¿No te molesta hacer esto? —cuestionó Yoongi y Jimin soltó una risa.

—Tienes suerte, soy muy cuidadoso con estas cosas... pero supongo que lo necesitas —le dijo encogiéndose de hombros—. Y me da igual si se trata de ti —comentó esto último para sí mismo.

Yoongi miró con una sonrisa melancólica los zapatos de Jimin.

—Toma mi sudadera y dame tu chaqueta.

El de mechas rosas le tiro su sudadera amarilla en la cara que, por suerte, a él le quedaba grande y a Yoongi justo, y éste lo cogió segundos después. Posteriormente, Yoongi le entregó su chaqueta verde con estampado de lunares rojos.

Jimin lo miró con desagrado, porque, aunque era de Yoongi, no podemos olvidar el detalle de que, siendo él modista, veía esto como un delito hacia la moda.

Jimin iba caminando por los pasillos cautelosamente de no ser pillado por algún profesor.

Llevaba las zapatillas de Barbie de Yoongi junto a esa cosa que no sabría si considerarla una chaqueta.

Si alguien me viese así...

Adiós a mi futuro como diseñador.

Algunos alumnos lo miraron con burla a él y a su singular conjunto de ropa, haciendo a Jimin perder la paciencia y fruncir el ceño.

—¡¿Qué miran, imbéciles?! —exclamó, asustando a los chicos que anteriormente se reían de él.

—¡Lo siento! —gritaron, acelerando el paso para evitar la pelea con El Gran Jimin.

Jimin, con una sonrisa socarrona, miraba a los chicos marcharse al ser intimidado por él. Luego, volvió a poner rumbo hacia su aula del club.

Al abrir la puerta, se encontró a Taehyung tumbado en el suelo con una cámara delante de su cara y enfocando a la chica que llevaba una falda negra y una camisa roja vino con botones negros que tenía delante, sentada y posando.

—Hola Taehyung, hola Namjoon. —El primero soltó un sonido en forma de saludo y el castaño (porque tenía una peluca castaña) le sonrió, agitando la mano suavemente a Jimin.

Antes, cuando Taehyung entró a la preparatoria con él y empezó a desarrollar sus gustos extraños, a Jimin le pareció cosa del otro mundo y súper extraño, pero, ahora, es tan normal como respirar.

El rubio se levantó del suelo con la cámara colgando de su cuello y una foto entre sus dedos. Y al ver a Jimin con este atuendo y esos zapatos, explotó a carcajadas.

—¿De qué circo saliste, payaso? —se burló Taehyung, tratando de recuperarse del ataque de risa que le estaba dando.

—¿Te crees muy gracioso, pedazo de aborto? —le respondió agresivamente Jimin, tratando de defenderse, haciendo que Taehyung se riera más fuerte.

Jimin se encontraba sentado en la silla con su máquina de coser roja, terminado los detalles del vestuario para los integrantes de la banda de Namjoon ya que se aproximaba el festival y tenía que darse prisa.

—¡Hyung, coge!

La voz aguda de Jungkook interrumpió su cómodo silencio en soledad, ya que Taehyung se había ido a acompañar a Namjoon en su exposición.

Cuando se dio la vuelta para ver qué demonios quería Jungkook, recibió un impacto en toda la cara por un objeto no identificado.

—Jungkook... ¡Te voy a matar! —gritó Jimin con la voz amortiguada debido a que se estaba sobando la nariz por el dolor.

—¡Lo siento mucho! Pero en mi defensa diré que tienes unos reflejos bastante malos —comentó con una sonrisa el pelirrosa, acercándose a revisar la nariz del mayor.

—Jungkook, una palabra más y-

Jimin formo una "o" con los labios al ver el paquete de galletas de chocolate que anteriormente había golpeado su cara y que ahora estaba en su regazo.

—También te he traído leche de fresa. —Jungkook le entregó el brick del batido con una sonrisa dulce.

—Gracias... —dijo el castaño tímidamente con una sonrisa, abriendo la caja de galletas—. ¿A qué se debe esto?

—Sólo hago una situación para decirte que tu nuevo look te hace verte más hermoso de lo que ya eres —dijo rápida y contundentemente.

Jimin, quien comía de manera tranquila sus galletas, empezó a toser descontroladamente por el comentario del menor.

—Jungkook...

—¿Sí, hyung?

La sonrisa dulce del pelirrosa se cambió por una expresión seria mientras toma sutilmente la mano de Jimin, quien aún estaba desprevenido por el comentario anterior, y entrelazaba sus dedos con un poco de recelo.

—Sé que te gusta Yoongi —comentó de la nada el menor de los dos.

—¿C-cómo? —cuestionó con una sonrisa forzada y confusa, tratando de retirar sus dedos de la mano del contrario.

—Pero sólo te pido que me des una oportunidad, me da igual que te guste alguien más, podemos intentarlo... —La determinada mirada de Jungkook hizo a Jimin fruncir el ceño pensativo.

—N-no, no lo sé... —murmuró bajando la cabeza.

—Jimin-

La puerta fue abierta después de dos toques rápidos a la puerta. Eran Yoongi y otro chico que no reconocía.

Los dos chicos, quienes habían entrado unos segundos antes al aula, miraron con una expresión y sonrisa nerviosa la situación, y la mirada irritada de Jungkook que estaba dedicando a los chicos que habían interrumpido a él y a Jimin.

—¡L-Lo siento Jungkook hyung! ¡Pero el entrenador te llama! —dijo rápidamente el chico que era compañero de Jungkook en el club de baloncesto y, cuando dijo esto, salió corriendo.

—¡Yoon! —exclamó Jimin, retirando su mano rápidamente de la mano de Jungkook y levantándose para ir con el más alto—. ¿Vienes a devolverme mis cosas?

Jungkook los miró con una ceja enarcada al darse cuenta de que los zapatos de Jimin eran los conocidos zapatos de Barbie de Yoongi, al igual que esa inolvidable chaqueta verde.

—Dejaremos esa conversación para más tarde, Jimin —dijo lentamente el pelirrosa sin añadir el "hyung" que hizo avergonzar al nombrado—. Adiós, Yoongi.

—¡Adiós, Jungkookie! —exclamó con una sonrisa el castaño oscuro.

Después de que dejase la habitación, Yoongi puso una expresión seria mirando a Jimin, quien frunció el ceño.

—¿Qué miras? —preguntó bruscamente al ponerse un poco nervioso.

—Nada. —Sonrió de nuevo—. Vengo a devolverte tu sudadera y tus zapatillas.

Jimin asintió sonriendo y se sentó en la silla más próxima para quitarse sus rosados zapatos.

—Siento haberte tratado así antes —habló el menor.

Jimin relajó su expresión, llevando su atención a Yoongi, que iba a seguir hablando.

—No estoy acostumbrado a que me digan que les da igual como me vista y que me quieran de cualquier forma, ¿sabes? —comentó con una sonrisita, haciendo a Jimin sonrojar, mirándolo con fastidio—. Gracias, hyung.

Jimin no dijo nada aun pensando en las palabras de Jungkook y poniéndose su sudadera que tenía el leve olor del perfume de Yoongi.

—Por cierto, ¿qué te dijo Jungkook? Parecía enfadado.

El sonrojo se expandió por las orejas de Jimin ante esa pregunta, cosa que no pasó desapercibida para el contrario—. Mmm, nada importante.

—Oh.

Se volvieron a quedar en un incómodo silencio y Yoongi llevó la vista hacia la mano de Jimin, dándose cuenta de que sus preciadas llaves estaban entre unos de sus dedos.

—Jimin hyung, mi anillo —comentó Yoongi, señalando su dedo y haciendo que el de mechas rosas llevase la vista a su dedo y poniendo una mueca de sorpresa.

—¡Joder, es cierto! Lo siento, Yoon, se me olvidó devolvértela, ya sabes...

Jimin se la iba a quitar, pero Yoongi lo detuvo, retirando la mano que quería quitar el anillo que se encontraba en el otro dedo.

—No te preocupes, tú me has ayudado antes. Quiero que te la quedes.

El más bajo asintió pensativo, mirando sus dedos.

—Pero... ¿por qué te lo has puesto en el dedo anular? —cuestionó avergonzado Yoongi y Jimin frunció el ceño confuso por la pregunta.

—No lo sé, era en el único dedo donde me quedaba bien —explicó, restándole importancia.

—Ya veo.

Y otra vez volvieron a quedarse en silencio.

—¡YA HE LLEGADO! —gritó Taehyung, abriendo la puerta de un golpe, junto a Namjoon vestido como normalmente lo hacía.

—Hola Yoongi y Jimin hyung —volvió a saludar gentilmente el peligris.

—¡Hola Namjoonie! —exclamó con ternura Yoongi.

Jimin sólo le hizo un gesto con la cabeza en modo de saludo.

—Bueno, debo irme ya —comentó apresurado Yoongi y miró a su hyung—. Gracias por lo de hoy, Minie hyung.

El nombrado se encogió de hombros con una sonrisa para despedirse y, después de que el más alto se despidiese de todos, se marchó.

Cuando el cuerpo de Yoongi desapareció de la vista de Jimin, éste pudo al fin relajarse y suspirar.

—¿Te encuentras bien? —cuestionó Taehyung.

—No, tengo ganas de llorar —contestó con tono aburrido, mirando al suelo.

—¿Por qué haces como si nada hubiese ocurrido y sigues a su lado? —le preguntó con el ceño fruncido el rubio.

—Porque Yoon me necesita y él no tiene la culpa de que yo me haya... yo me haya enamorado de él, supongo. —Jimin cubrió su cara con las manos y volvió a suspirar entrecortadamente.

Taehyung sabía que no podría hacer cambiar de opinión a su amigo, así que lo único que hizo fue acercarse a él y rodearlo con los brazos para formar un abrazo que rara vez sucedía ya que ambos eran reacios al contacto físico.

Nota:

Pregunta del capítulo: ¿Cómo superan un amor no correspondido?

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