1: Camisa de lunares y pantalones a rayas
—Oye, Yoongi... eres mi amigo y realmente te aprecio mucho.
Yoongi se encontraba terminando sus tareas en la hora del descanso y se detuvo en seco para mirar a su amigo pelinegro y hacerle entender que le estaba oyendo atentamente.
—Pero creo que hoy te has pasado. ¿Quién lleva una camisa roja de lunares con un pantalón a rayas? —preguntó Jungkook, señalando al otro.
—¿Qué hay de malo con mi vestuario? A mí me parece bonito —dijo Yoongi con un pequeño puchero.
Jungkook se limitó a quedarse en silencio, analizando las palabras de su amigo.
Ya sabía que Yoongi era bastante torpe, distraído y con un pésimo sentido de la moda y como éste era un país donde se centraban mucho en la apariencia de las personas, aunque el castaño fuese bastante extrovertido, él tenía dificultades al relacionarse con otras personas.
Sus malas combinaciones de ropa, su pelo despeinado y alborotado y esas gafas que exigían una renovación desde hace años, tampoco le ayudaban mucho.
—Si te sigues vistiendo así nunca le gustaras a Taeyeon.
Yoongi se sonrojó mientras bajaba la cabeza de nuevo hacia su cuaderno y su amigo Jungkook sonrió enternecido.
—¡¿Te gusta Taeyeon?! —Su amiga Lisa apareció de repente, asustado a los dos chicos—. ¡¿Por qué no me lo dijiste?!
—¿Por qué no le pides a alguien que te enseñe a vestirte? —cuestionó Jungkook, cortando a Lisa.
—¿Por qué no lo haces tú? —preguntó Yoongi a Jungkook.
—Lo haría, pero sólo me visto de chándal y me da mucha pereza, mejor pídele a alguien que sepa de esas cosas. —Señaló a Lisa.
—Lo haría, Yoon, pero lo que tú necesitas es que te enseñen desde cero, y yo no tengo tanta paciencia. —Sonrió Lisa—. Pero ¿por qué no vas al taller de diseño y le pides ayuda a alguna? —Levantó las cejas de forma sugerente.
—¿Hay ese taller? —preguntó el castaño.
—¿Hay ese taller por dos? —preguntó también Jungkook.
Lisa suspiró casi bufando, ¿cómo sus amigos se habían olvidado del club al que pertenecía?
—Sí, idiotas, así que me llevo a Yoongi después de clases.
Jungkook le guiñó el ojo con una sonrisa soltado un suave "okay".
Las clases pasaron rápidas para un ansioso Yoongi. Algunas veces miraba de reojo a Taeyeon, muy distinta a él. Era popular, bonita, amigable, vestía tan bien que a Yoongi le daban ganas de vestirse de chica. Y aunque por muy pequeña que sea su esperanza, tenía la ilusión de poder gustarle un poco a su crush.
El timbre sonó y Taeyeon se despidió amablemente de Yoongi, como de costumbre, dejando al castaño nervioso y Lisa se acercó propinándole un buen golpe en la espalda y recibiendo la mirada de Yoongi.
—¿Listo? Te voy a mandar con el mejor de todos —dijo la rubia con una sonrisa traviesa.
Yoongi miraba curioso el taller de diseño, había telas, maniquíes y bocetos esparcidos por toda la clase.
—¡¿Dónde está Jimin?! —preguntó gritando por milésima vez Lisa.
—¡CALLATE, JODER! —exclamó una hastiada voz al fondo de la clase. Lisa y Yoongi posaron la vista en el chico sentado en su silla con una expresión que detonaba su mal humor—. ¡¿Qué quieres?! ¡Estoy ocupado!
Lisa chasqueó la lengua sugerente y empujó a Yoongi delante de Jimin. El menor remojó los labios mientras apretaba las correas de su mochila, y Jimin mientras tanto veía detenidamente el vestuario del otro.
—H-hola Hyung, soy Min Yoongi de la clase de segundo.
—¿Y?
Lisa golpeó la palma de su mano contra la frente, debía haberle advertido a su amigo de cómo era la personalidad de Jimin.
—Venía a pedirte ayuda.
—¿Con qué? —cuestionó irritado Jimin.
—Para cambiar mi look.
Jimin le empezó a dar un tic en el ojo—. Oye, chico, ¡¿te crees que soy una tienda de ropa para que me pidas eso?! Mírate, ¡tu ropa es un completo desastre, tienes semanas sin afeitarte, esas gafas te quedan horribles y tu pelo pide a gritos un lavado! No, no, es sumamente imposi-
Yoongi puso una generosa cantidad de billetes delante de la cara de su gruñón hyung y éste calló abruptamente cogiendo el dinero y contándolo.
—Bueno, lo intentaré —dijo después de haber contado la suma de dinero, acompañado de un carraspeo y voz poco convencida.
Yoongi asintió con la cabeza con una sonrisa y el mayor suspiró. Después de analizar brevemente al castaño, señaló un cuarto en la otra esquina del salón.
—Ahí tienes un baño. Tienes champú en un botecito pequeño y unas afeitadoras en bolsa en los cajones, lo usamos para los modelos, pero ya qué. ¡Date prisa!
Yoongi se sobresaltó por el grito de Jimin y asintió rápidamente antes de salir corriendo hacia el baño y encerrarse.
Jimin miró mal a Lisa que le dedicaba una sonrisa de burla, esos dos se llevaban realmente mal.
—¿Por qué has tenido que recurrir a mí para eso, idiota? Te recuerdo que no somos amigos.
—Cállate, abuelo.
Jimin le sacó el dedo del medio y Lisa soltó una carcajada ruidosa antes de salir a paso rápido fuera del club de diseño.
El pelinegro suspiró por milésima vez y se sentó de nuevo en su silla y cogió el lápiz para volver a centrarse en sus diseños.
Cuando ya tenía en mente su idea y tenía planeado comenzar, una voz grave y a la vez chillona lo interrumpió.
—¡Ya estoy!
Jimin se giró cansado, ahora apreciando el notable cambio del chico.
—Bueno, te ves un poquitito mejor, supongo. Aunque ya no hay nada que mejorar.
Yoongi se desanimó y él se encogió de brazos, mirando como las gafas rayadas le impedían ver los ojos de Yoongi y parte de su flequillo le tapaba los ojos pareciendo un emo.
—¿Has probado a...?
Jimin subió la cabeza para mirar a los tapados ojos del menor —que era más alto que él— y llevó las manos a cada extremo de las varillas de las gafas para retirarlas lentamente, dejando ver claramente la cara de Yoongi, que tenía una mirada tímida y angustiada esperando la reacción de Jimin.
—¿Jimin hyung?
Jimin reaccionó dándose cuenta de que tenía aún las gafas en las manos y las tiró asustado al suelo.
—¡Mis gafas! —exclamó Yoongi al ver como sus gafas se habían partido de una vez por todas.
—Déjalo, estaban destrozadas de todas formas.
—Pero no veo nada, hyung.
—Cómprate unas lentillas.
—¿Por qué?
—Hmm... Te ves mucho mejor sin gafas —dijo finalmente Jimin, colocando sus cosas del escritorio.
—¿En serio?
Yoongi sonrió emocionado aún sin poder ver a Jungkook nítidamente y se acercó a él. Sin las gafas no pudo ver bien a que distancia estaba y terminó chocando con Jimin, aumentando su mal humor.
—¡Idiota, mira por dónde vas! —exclamó enfadado el pelinegro.
—¡Pero no veo nada, hyung!
Jimin suspiró por incontable vez y cogió el antebrazo de Yoongi y lo guio hasta fuera de la clase.
—Te voy a llevar con Lisa, ¿tienes más amigos?
—Sí, a Jungkook —respondió sonriente y poco inseguro por no saber dónde iba—. Señor estilista... ¿entonces me ayudarás?
Jimin frenó haciendo que Yoongi chocase con la pared y soltase un quejido.
—Mira por dónde vas, tonto.
—... Sí, hyung —contestó resignado Yoongi.
—Verás, Yoongi, eres... guapo, ¿vale? Pero yo no quiero tener la responsabilidad de vestirte.
—Por favor, Jimin hyung...
—No, Yoongi, deja de insistir.
El menor le estaba haciendo ojitos a la pared, pero Jimin ignoró eso.
—Te devolveré el dinero así que deja de molestarme —sentenció el pelinegro.
Yoongi tocó la cara de Jimin para palparlo y fue bajando hacia sus hombros y caderas. Jimin se sonrojó, empujándolo, haciendo que vuelva a chocar contra la pared.
—¡¿Qué crees que haces, idiota?! —gritó el mayor al castaño.
—Lo siento, hyung, no quise incomodarte, sólo trataba de situarte.
Yoongi se sobó la cabeza, y una vez recuperado, volvió a acercarse lentamente a la figura borrosa del mayor para palpar sus brazos y Jimin sólo lo miró con el ceño fruncido.
Yoongi cogió sus manos entre las suyas y las levantó.
—¡Por favor, Jimin! ¡Hay una chica que me gusta mucho y tú eres la única salvación que tengo! ¡Por favor, por favor, por favor, por favor, por-
—¡Está bien, cállate! —exclamó Jimin quitando su mano de las manos del contrario y llevándosela a la boca del otro—. Lo haré, ¿de acuerdo?
Yoon asintió con la cabeza y sonrió contra la palma de Jimin.
—Mañana te quiero aquí a primera hora de la mañana en el taller de diseño.
Yoongi volvió a asentir frenéticamente. Jimin volvió a coger el antebrazo del castaño para guiarlo.
—¿Y sabes dónde está ese tal Jungkook?
—Debe estar jugando en la pista —respondió Yoongi.
Jimin sacó un suspiro ruidoso y se encaminó con Yoongi hacia la pista del instituto.
Y allí se encontraba su amigo jugando al baloncesto. Al percatarse de que su amigo había entrado, paró de jugar y se fue corriendo hacia él.
Jungkook se paró delante de aquel dúo y miró como el más bajito tenía agarrado a Yoongi por su antebrazo.
—... ¿Sois pareja o algo así? —preguntó dudoso y Jimin soltó rápidamente a Yoongi como si tuviera pulgas.
—¡Hyung! He convencido a Jimin hyung de que sea mi estilista —explicó brevemente el castaño, feliz.
—Eso es genial... Por cierto, Jimin, ¿no? ¿No eres bastante bajito para ser un chic-?
Las palabras fueron sustituidas por un jadeo de dolor al impactar el pie de Jimin contra la entrepierna de Jungkook.
—¡Los dos sois un par de idiotas! —gritó enfadado el más mayor—. ¡Encárgate tú de él! —dijo refiriéndose a Yoongi y salió andando del gimnasio enfurruñado.
—Wow, que preciosidad —comentó Jungkook, sonriendo dolorosamente aún.
Yoongi sólo entrecerró los ojos, Jungkook pensó que le estaba mirando mal, pero era solamente que trataba de ver bien.
—Wooo, Yoon, ¡te ves genial! Pero tu vestuario arruina tu cara —comentó despreocupado mientras se reincorporaba.
—Gracias, Jungkook. —Ignoró el comentario final de su amigo—. ¿Me acompañas a comprarme lentillas? No veo nada.
—Claro, bro.
Nota:
Alternaciones de edades, espero no se confundan.
Nota reciente: No saben lo difícil que fue actualizar este capítulo, se iba mi internet a cada rato y no cargaba la imagen.
Pregunta del capítulo (sección que abrí hace poco para que interactúen en la historia): ¿Ustedes han cambiado algo por la persona que les gustaba?
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