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Capítulo doce: "Arreglemos esto"

Ahora, luego de haber recordado toda la confusión, todo el conflicto que le causó Akaza, en lugar de también recordar las horas que estuvo esperando a que el sol se ocultara, para poder ver al demonio causante de su estado, ¿Por qué no simplemente saltar a la acción? Hm, sonaba bien.

Así que, acomodándose en su futón por quién sabe cuántas veces ya, suelta un suspiro y ante la idea murmura tranquilamente:

—Había sido un día bastante largo, esa vez en verdad estaba ansioso —antes de adelantar en su mente las imágenes donde se observaban las acciones que había realizando antes de reencontrarse con Akaza.

No importaba tanto como para recordarlo, por lo que en unos cuantos segundos ya había regresado mentalmente a la noche en la que se prometió recordarse con quién había estado hablando desde hace ya varias lunas.

No hay mucho que describir, en ese momento ambos se encontraban sentados en alguna parte de un bosque donde tenían la suerte de que la pálida luna iluminaba más que de costumbre, ambos sobre la fría hierva, hablando tan a gusto como ya era costumbre. O eso era por parte de Akaza, ya que Kyōjurō se había prometido fingir la tranquilidad que le mostraba.

"—Está muy tranquilo ¿No crees?" —fue una de las preguntas de parte del demonio, para empezar una conversación que tenía altas posibilidades de ser disfrutable para ambos.

"—Tienes razón, ¿De qué quieres hablar?" —fue la respuesta del cazador de demonios, quien con una sonrisa tan falsa como las que no usaba desde hace años, se concentraba en cada gesto y palabra de su contrario.

"—Hm, cuéntame ¿Has hecho algo interesante? ¿Algún demonio fuerte?".

"—Bueno, sinceramente no tengo mucho que decir, pero si te podría contar que no he tenido problemas con el trabajo" —respondió pensando en los demonios que enfrentó recientemente, aunque dejando ese tema ya en segundo plano, listo para guiar la conversación por otro lado— "Mejor dime qué has hecho tú. ¿Has dibujado algo más? ¿Viste algo interesante?" —preguntó para darle algo de que hablar. Sabe que a Akaza le encanta hacerlo.

Ahora lo ve sonreír con entusiasmo. No estaba equivocado.

"—Bueno, ya que lo mencionas..." —pronuncia con alegría. Qué envidia. Quisiera estar así de despreocupado también, pero es una verdadera lástima que no se pueda— "Me encontré unos gatos la otra noche, pasan bastante por donde estoy y trato de dibujarlos. Te lo mostraré la próxima vez".

Otro tema que para muchos podría ser irrelevante, pero que para ellos resultaba ser agradable de oír y contar.

"—Estaré esperando ansioso. ¿Y pasó algo más que me quieras contar?" —preguntó apoyando su rostro en una de sus manos, para mostrar que lo escucharía.— "Quiero escucharte".

Y ahora hasta se lo hace saber en voz alta.

"—Hm, bueno, hay más cosas que quiero decirte" —reveló. Bien, será una noche donde hay casi nulas posibilidades de que el silencio los envuelva.

"—Dímelas todas entonces" —pidió con toda la tranquilidad que nada más aparentaba tener.

Daba algo de pena que no le pudiera dar toda la atención que realmente se merecía.

Mientras que Akaza hablaba tan enérgicamente como en cualquier ocasión, Kyōjurō en lugar de centrarse en sus palabras, se concentraba más en su aspecto físico.

Lo mira detenidamente de pies a cabeza y no puede evitar fijarse en las marcas que cubrían casi la totalidad de su cuerpo, las que claramente no eran propias de una persona normal y que realmente dudaba que cualquier persona quisiera hacerse. En las uñas que tenían un color muy diferente a las de cualquier humano que haya conocido, incluso más curiosas que las de su compañero Tengen. Sabe que eso no es pintura, pero claramente sabe que no se trata de algo natural tampoco.

Otra característica que llama la atención del humano, es el cabello de Akaza, hebras rosadas que le recuerdan al cabello de Mitsuri, con la diferencia de que el color del contrario era hasta más intenso. Es bonito y no puede evitar preguntarse si siempre lo habrá tenido así o si llegó a ser de color negro, como el de la apariencia que Akaza utiliza para disfrazarse de humano; apariencia que siempre usa con él cuando recorren por un lugar con mucha gente. Sabe que recalcar el color de su cabello, cuando el suyo tampoco es normal, podría ser estúpido y totalmente innecesario, pero ahora simplemente lo estaba analizando.

Y siguiendo con ese análisis, no pudo evitar mirar el rostro de Akaza, observando como sus dientes se escabullen de sus labios, para ser vistos por sus ojos. Sabe que los dientes pueden ser diferentes dependiendo de la persona, pero no puede evitar fijarse en lo prominente que resulta el tamaño de estos. No ha visto caninos como esos en humanos, pero si ha visto colmillos como esos en varios demonios. Ya ni siquiera debería llamar "caninos" a esos dientes, debería llamarles "colmillos". Esa palabra debería quedarle mejor un demonio, ¿No?

Ya no tiene ni tiempo de pensar en eso. De un momento a otro, sus ojos se encuentran con los de Akaza y por primera vez en mucho tiempo, observa detenidamente el detalle que literalmente está grabado en ellos. Su rango entre las lunas demoníacas, siendo este el número "tres", mostrando que efectivamente era de los más peligrosos, uno de los que perfectamente podrían quitarte la vida sin mucho esfuerzo. Ahora no puede evitar preguntarse cómo diablos había olvidado algo tan notorio como eso, aunque realmente olvidó más.

¿Cómo olvidó no solamente sus ojos, sino todo lo demás?

Sabe que fue idiota y esto nada más se lo estaba recordando más de lo que ya había hecho hace tan sólo unas horas.

¿Qué más tiene que ver ahora? ¿Que Akaza iba bajando las energías en su voz poco a poco, para incluso dejar de gesticular mientras hablaba? Bien, eso no se lo esperaba, porque cuando Akaza estaba emocionado con un tema, solía acompañar sus palabras con algún movimiento de sus manos.

Intenta regresar su atención al demonio y mientras intenta seguir el hilo de la conversación, se encuentra con la pequeña sorpresa de que el contrario había hecho una pequeña pausa. ¿Se había dado cuenta de que no le estaba prestando atención o...?

Ni siquiera pudo buscar una respuesta. No cuando ve que luego de esa pausa, Akaza dio una pequeña mirada al suelo y lentamente se comenzó a formar el gesto que lo hizo describirlo como humano. La sonrisa que tantos problemas le había causado.

No le da buena espina, pero no tiene tiempo de cuestionar qué va a pasar, ya que primero escuchó al demonio decir:

"—¿Sabes? Hay algo en lo que he estado pensando y realmente tengo que hablarlo contigo, Kyōjurō".

Y por primera vez en esa noche, dejando su falsa sonrisa de lado, el rubio preguntó con clara intriga:

"—¿Y eso qué sería?"

A lo que obtuvo como respuesta:

"—Hemos pasado mucho tiempo juntos. Disfruto mucho cuando puedo venir y hablar contigo" —comentó manteniendo su expresión apacible. Con palabras tan dulces, Kyōjurō solamente podía sentir que una parte de él comenzaba a gritar "peligro"— "Realmente me hace feliz y supongo que tú también sientes eso, ¿No?" —comentó mirando sus ojos.

Esto es un problema, porque está diciendo la verdad. Solamente puede asentir, no puede interrumpirlo. Realmente siente que no puede. Simplemente puede seguir escuchando.

No puede evitar fijarse en la suavidad de su tono, la tranquilidad de su voz y mirada. Y ni hablar de las palabras que le hace unos segundos le llegó de dedicar, pues ese demonio le acaba de mostrar que valoraba su compañía, que la disfrutaba y esperaba que él compartiera su sentir. Ese demonio mostraba que incluso estaba agradeciendo esos momentos, ya que alguien como él claramente no podría tenerlos con cualquier persona. Akaza está feliz con lo que hacen y lo hace notar, tal y como lo haría...

No. No quiere usar esa palabra otra vez.
Debe seguir oyendo.

"—Me alegra mucho poder conocerte y ver que podemos estar más tranquilos que en el inicio, aunque también he estado pensando en que por mucho que me guste esto... tengo que hacer más" —comentó mirando unos segundos el suelo, antes de volver a buscar su mirada—. "Quiero obtener tu absoluta confianza, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea".

Bien, hasta aquí.
Por favor, que no diga más. Ya sabe por dónde puede ir el asunto, así que por el amor de toda entidad conocida como Dios, por favor que no hable. Que ya no use esas palabras.

"—Y haré lo que quieras para demostrarlo".

Basta. Basta, basta, basta. Que no sonría, que no lo mire con esos ojos tan pacíficos, que deje de hablar de esa manera.

"—«Basta» —pensó apenas escuchó ese diálogo. Una pena que no pudiera decirlo en voz alta.

"—Así que, Kyōjurō. Quiero que me digas esto... ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Qué puedo hacer que nadie hará por ti?" —preguntó incluso colocando una mano en el corazón para mostrarle que nada más y nada menos, tenía la noble intención de cumplir lo que sea que pudiera pedirle.

"—Yo..." —murmuró sin saber que decir. No tiene idea de qué responderle, no cuando esto estaba totalmente fuera de sus planes.

"—Toma tú tiempo y dímelo. Sabes que puedo esperarte el tiempo que sea" —pidió mostrándole hasta su paciencia, para que él pudiera pedir algo. Lo mira con tanta tranquilidad, que realmente parece que podría esperarlo durante toda la noche de ser necesario.

"—«Ya para»" —vuelve a pedir mentalmente. Que deje de mirarlo con esos ojos. No puede concentrarse, quiere ganar tiempo para darle una respuesta y apenas tiene una idea de qué podría pedir. Le seguirá el juego, mientras recuerda su plan original— "¿Seguro que harás cualquier cosa?" —una pequeña prueba. Ahora que lo piensa, no estaría mal poner esa duda para comprobar.

"—Por su puesto. Te lo estoy ofreciendo porque sé que puedo" —respondió determinado, sin abandonar esa faceta pacífica— "Así que, te volveré a preguntar ¿Qué puedo hacer por ti?".

Si vuelve a decir eso, Kyōjurō definitivamente sentirá puro odio por esas palabras.
Pero ya que Akaza acaba de repetirle y asegurarle que hará "cualquier cosa", verá si es cierto.

"—Entonces... primero tendrías que abandonar a Muzan" —su primera condición y prueba, la más evidente, pues Akaza ya no podría servirle a ese hombre—, "ya no podrás devorar humanos" —otro aspecto que olvidó por simplemente sumergirse en la ignorancia ¿Quién le garantiza que Akaza no había matado a alguien antes de juntarse con él?— "y tendrías que dar información sobre el resto de las lunas superiores" —su última condición y la que tendría más beneficios. Con suerte esa la cumpliría primero—. "No quiero dudar de ti, pero... ¿Puedes hacer eso?" —preguntó manteniendo el contacto visual. Por un momento Akaza había dejado su sonrisa de lado, por un segundo el hashira pensó que quizás lo hizo en señal de que él nada más había sido pura labia, pero... se equivocó terriblemente.

Ese demonio a los pocos segundos recobró su tranquilidad, y tanto su sonrisa como sus ojos, parecían brillar incluso más que antes. Está claro que eso no tranquiliza a Kyōjurō, ¿Cuántas veces más tendrá que pedir, rogar o hasta suplicar, por que Akaza retire esa expresión de su rostro?

"—Dos de tres ya están hechas, Kyōjurō" —reveló inmediatamente. Alto, ¿Qué? ¿En serio? Ahora no le quedaban ni palabras, aunque ese no es el caso del demonio— "Me faltaría decirte lo que sé de ellos y estaríamos listos" —comentó apoyando su rostro en sus manos, observando la sorpresa que Kyōjurō comenzaba a dejar ver— "Desde que me confesé, cumplí tus dos condiciones. Sabía que debía poner de mi parte" —se explicó para calmar el impacto del cazador.

Le cuesta creerlo ¿En serio Akaza había cumplido las pautas incluso antes de que se las dieran? Increíble, simplemente es increíble; pero ahora que lo piensa, no debería sorprenderlo. Conoce bien a ese demonio. O eso quiere pensar.

El contrario vuelve a sentarse derecho, sigue apacible, aunque por un momento ve que sus párpados se cierran un poco. Es una mirada un tanto distinta, pero sigue siendo de "esa manera" que el único humano presente no quiere nombrar.

Ya se había dicho que no quería llamarlo de esa manera, pero sus gestos, sus palabras. Al oírlo decir palabras donde releva que desde el inicio había hecho algo para obtener su confianza, solamente puede pensar en cambios que un demonio no puede tener. Y no solamente eso, al escuchar declaraciones como esas, tampoco puede evitar desear esto:

«Basta»
Quiere que pare. Que se detenga.
«Cállate»
No quiere oírlo hablar.
«No hables de esa manera»
¿Qué manera? La siguiente.
«No hables como si fueras humano»

Él no es humano, es un hecho, pero a pesar de eso, sus siguientes acciones le hacen pensar lo contrario.

"—Pero, ¿Sabes? Esa no es una cosa que me estás pidiendo para ti" —comentó con suavidad, como si en el fondo hubiera esperando más.

"—¿A que te refieres?" —preguntó sin entenderle. ¿De verdad eso no contaba como un deseo propio?

"—A eso. Me estás pidiendo que haga algo por los cazadores de demonios, no por ti" —aclaró con simpleza, mostrando la pequeña línea que había entre las cosas que quería para su deber y sus deseos.— "Kyōjurō, dime algo que quieras que haga por ti. Solamente por ti" —pidió siendo más especifico que antes. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, ya lo había dicho, incluso había tenido el atrevimiento de decirle:— "Sé egoísta. Dime qué quieres".

Oh, ¿Qué quería? Ignorando la penúltima petición de Akaza, solamente quería acabar con todo eso. Darle algún final y dejar de lado el nuevo conflicto que le estaba generando con esa imagen suya.

Ahora que lo piensa, Akaza está demasiado cerca, con la guardia baja y él con su espada a centímetros de sus manos. Perfectamente podría ponerle un final a todo esto, en tan sólo segundos.

Ya puede imaginarlo y sin mucho problema. La imagen de él tomando coraje, agarrando al demonio por su chaleco para tirarlo al suelo, mientras que este por la confianza que le tomó no puede ni reaccionar. Mentalmente ya puede hacerse una idea de cómo colocarse encima de él antes de sujetar su katana, ya puede imaginar como rápidamente desenvaina el filo de su espada y como lo dirige hasta el cuello de quien hace tiempo fue su adversario para... Un momento.

¿Por qué... no puede imaginar el final?

Su cuerpo se congela, al segundo de darse él mismo una respuesta. Mientras que imagina estar sobre el demonio para inmovilizarlo, no solamente se ve a sí mismo realizando esa acción, sino que también puede ver la expresión de Akaza; una cara estupefacta, confundida y hasta... asustada. Tener una imagen tan vivida de las posibles expresiones faciales de ese demonio, no hace más que generales escalofríos, incluso sintió cómo la piel de su espalda parecía erizarse. Imaginar que mira los ojos del contrario mientras está a punto de ponerle fin a su existencia, es algo que le da una pésima sensación en su cuerpo, una peor de lo que pensó, porque ya no puede imaginar cómo podría cortar su cabeza.

Ahora solamente puede pensar en la imagen de Akaza confundido y hasta asustado por sus acciones no realizadas acciones. Esos ojos, ese rostro; ¿Dónde lo había visto antes? No debería preguntarse, sabe que esa expresión la ha visto incontables veces desde los quince años, lo ha visto en diferentes ojos, pero todos aquellos que vio durante más de cinco años, tenían algo en común. No importaba si los había visto en hombres o mujeres, sino algo más relevante... no quiere mencionarlo, no quiere reconocerlo, se niega a ello; pero es todo en lo que puede pensar ahora.

Eran humanos. Si lo atacaba sin aviso, estaba total y absolutamente seguro de que ese demonio lo miraría con ojos humanos. Tal y cómo lo hace ahora, con esa sonrisa y mirada calmada, que permanece ignorante de todos sus pensamientos. Los que simplemente se esfumaron al momento en el que llegó la palabra "humano" a su mente, ya no puede imaginar cómo lo matará. Todo porque se prometió nunca hacerle daño a un ser humano, y al momento de observar esos ojos, por muy bien que conozca la especie de Akaza; no puede decir que esa expresión no es humana.

Ha guardado silencio por mucho tiempo y eso simplemente le juega en contra. Observa cómo la calma del contrario se perturba, como todavía manteniendo el gesto más amable y puro que pudo mostrar su ser, se veía afectado por la aparente preocupación. Estaba preocupado, y un demonio no haría eso.

"—¿Kyōjurō...?" —preguntó con una voz que por primera vez en mucho tiempo sonaba intranquila. La forma en la que inclinaba su cabeza, esa pregunta aparentemente inconclusa y esos ojos que aparentan esperar una respuesta. Quiere preguntarle si está bien, él lo sabe porque esas mismas expresiones ha hecho por años. Un demonio jamás haría eso.

Él a lo mucho coloca una mano en su mentón, cubriendo su boca para no dejar escapar algún suspiro por la frustración que le provoca este nuevo conflicto.

"—Por favor dame un segundo..." —llegó a pedir, para hacerle entender que todavía no tenía una respuesta para él. Ahora no sólo tiene que tratar de darse cuenta que no es humano, sino que tiene que pensar en un deseo más "egoísta", para decírselo a Akaza... ahora que lo piensa, eso hasta suena más complicado.

Aunque sus cortas palabras parecían haberle sido de utilidad a Akaza, quien a los pocos segundos parecía más aliviado. Qué bien por él, pues hasta pudo mantener por más tiempo la curva en sus labios.

"—Toma todo el tiempo que quieras" —respondió nuevamente mostrando su paciencia— "Recuerda que puedes pedirme lo que sea, lo cumpliré. Eres muy importante para mí, Kyōjurō" —le recordó sin saber que nada más estaba causando más problemas en el interior de su mente. Ahora está pensando en las palabras llenas de aprecio. Ese demonio le tenía estima, y no como oponente, sino como persona... un demonio no diría cosas como esas.

Un demonio tampoco lo diría tan alegremente, no le recordaría que le importaba. Menos con una voz que nada más expresaba abiertamente su verdad, el brillo en esos ojos ambarianos también decía lo mismo. Sus palabras son genuinas, sus pensamientos sobre él son honestos. Su afecto era real... el amor que Akaza en más de una ocasión había dicho tenerle, también era real.

Su corazón se detiene por un segundo o así lo siente él cuando percibe una presión en su pecho, una que nada más ocurrió cuando recordó los sentimientos que ese hombre había expresado casi a los cuatro vientos. Un demonio no haría eso, no sentiría eso. Un demonio no sabría lo que es el amor, no podría sentir amor, y sin embargo Akaza lo hace. Akaza siente cosas como esas, él siente más cosas como esas. No solamente siente ese ya dicho amor, también siente frío, dolor, preocupación, alegría, enojo, nerviosismo, vergüenza. Un demonio no podría sentir esas cosas y tampoco hubiera dejado que observara esas facetas, pero logró mirarlas todas. Y no solamente siente, sino que se expresa a la perfección; con sus ojos, sus manos, su voz, sus palabras.

Akaza siente y se expresa como un ser humano, él comparte características que también son suyas, al ser humano y poder reconocerlas. Lo ve como un humano en ese aspecto... y al verlo cómo humano, reconoce todo lo que ha mostrado. El brillo en sus ojos, el tono de su voz y los sentimientos que guarda en un corazón que claramente existe. Lo reconoce. Cosas como esas, son propias de un ser humano. Sonrisas como esas, que nada más lo llenan de tranquilidad; miradas llenas de brillo que expresan en silencio lo que hay en el interior. Cosas tan simples y bellas como esas, que nada más quiere proteger.

Akaza le ha mostrado cosas que desde joven a tenido en claro que tiene, que quiere, proteger.
"Proteger", no debería pensar en eso, pero ahora que lo ve, esa es la única cosa en la que quiere pensar. Todo por ese hermoso gesto que le muestra en este momento, todo por esa preciosa sonrisa que hasta lo hizo pensar "¿Por qué la quiero proteger, cuando se supone que tenía que destrozarte?". No puede evitar pensar en eso, y ya no sabe si pensar en ello, pero no puede evitarlo.

Menos con estas palabras.

"—Me salvaste de una existencia vacía. Cumplir tus deseos es lo mínimo que puedo hacer" —comentó de la nada, dándole más información. Ya han sido muchos líos para una sola noche, pero ¿Realmente había salvado a ese demonio sin siquiera quererlo? ¿De verdad había dado algo con qué llenar su existencia, para que este incluso le pida ser egoísta con sus deseos, para que él vaya a cumplirlos? Ese hombre, ya ni siquiera demonio, estaba lleno de sorpresas.

Y por culpa de esas sorpresas, ya no sabe qué sería lo correcto en este punto. ¿Sería correcto asesinarlo luego de todo lo que han pasado juntos? ¿Luego de todo lo que Akaza le ha expresado? ¿O sería correcto salvarlo, protegiendo la sonrisa del demonio que ahora quiere llamar humano? El simple hecho de preguntarse algo como eso sin duda sería imperdonable, por haberse confundido con sus sentimientos y su deber.

Pero ya no sabe si le interesa. Por primera vez, no está tomando su deber en cuenta, porque no quiere meterlo en este asunto. Por unos minutos desea no ser un cazador de demonios, y simplemente quiere saber la razón de porqué quiere proteger tanto a Akaza, y se repite, porqué como hombre quiere proteger al otro.

Por primera vez en sus veinte años de existencia, quiere ser egoísta. Le pediría mil disculpas a su madre por querer eso, pero así es su situación. Desea una respuesta a eso, como individuo quiere saber, porqué desea cuidar la sonrisa de quién tiene enfrente.

Así que, mientras suelta un pesado suspiro, dejando ir gran parte de la presión que lo aflige, se recarga hacia el frente para sentir como el aire abandona sus pulmones, para después en esa misma posición cabizbaja, acercarse al demonio. Casi terminando con la ya débil barrera llamada distancia, para terminar con la cabeza apoyada sobre su hombro; obteniendo un contacto un poco más íntimo con el contrarío, algo que por muy curioso que parezca, no se da muy seguido. Por un momento sintió que el cuerpo de Akaza llegó a tensarse.

"—Quítame el conflicto que tengo por tu culpa" —dijo sin moverse del hombro contrario.

"—¿A qué te refieres?" —interrogó el demonio sin entenderle.

"—A eso, me refiero a eso" —respondió acercándose más. Acomodándose tan cerca que se aseguraría de que el de ojos ambarianos no podría moverse con facilidad, incluso guiando una de sus manos para tomar su delgada prenda, aferrándose a esta en señal de que no lo dejaría ir— "Quiero protegerte, incluso si me cuesta el cuello. No me interesa, simplemente quiero hacerlo, pero no sé porqué" —respondió ahora aferrándose con su otra mano, tomando fuertemente la tela del chaleco— "Y puede que suene estúpido, pero esto es lo que quiero pedirte. Quiero que tú me respondas, porque ya ni siquiera puedo imaginar que cortaré tu cabeza".

Esa fue su mayor revelación, y sin duda la que debió ser más impactante para el demonio, ya que no sólo se enteró que quería protegerlo, sino que le acaba de decir que ya no puede ni imaginarse a él, dándole la muerte. Ah, y como extra, estába tratando de hacerle caso a su pequeña petición, ¿Estar pidiendo que le ayudara a obtener una respuesta a su conflicto... era lo suficientemente egoísta para él? No lo sabe, pero es lo único que quiere en ese momento. Lo único que quiere para sí mismo. Para nadie más.

Por primera vez en minutos, levanta la cabeza y busca los ojos ajenos. Estos lo miran claramente impactados, los parpados de Akaza se encuentran abiertos de tal manera, que definitivamente es imposible que llegue a estar equivocado. Aunque esa expresión... por un momento sintió que no debió de pedir eso, quizás... quizás fue demasiado. Sujeta con incluso más firmeza que antes la tela en sus manos, está nervioso y el estar mirando directamente los ojos de Akaza, luego haber abandonado su sonrisa, su única máscara; hace que la sensación se intensifique. Por un momento cree sentir cómo su corazón está a punto de aumentar el ritmo de sus latidos.

¿Qué pasará ahora?, ¿Qué pensará Akaza al ver que está pidiéndole una respuesta a una duda que probablemente ni acababa de entender?, ¿Qué podría pensar al verlo de una forma tan diferente a la usual?... ¿Qué pensará luego de ver que se estaba mostrando... tan vulnerable, frágil o hasta débil?, ¿Cuál es la palabra correcta para esta situación? Ha sido directo y dejó ir todo lo que lo atormentaba, todo el pesar que lo había mantenido mal por horas. ¿Qué palabra lo describe ahora? No lo sabe, ni siquiera sabe si obtendrá una respuesta a eso.

Pero sí a otra cosa.

"—Bueno... admito que esto me tomó por sorpresa y no estoy seguro de qué podría responderte" —admitió tratando de parecer más tranquilo que antes. Definitivamente no esperaba eso, y al escuchar sus palabras, el rubio no pudo evitar pensar que no debió de contarle aquello, no debió pedir ayuda; quizás... fue muy egoísta. O eso llegó a pensar antes de escuchar lo siguiente:— "Lo único que te podría decir es esto, ya que yo me he sentido de esa misma manera... aunque puede que esto suene trillado para ti" —explicó antes desviar sus ojos por un segundo, quizás buscando cómo organizar sus palabras.

"—Dímelo. Simplemente quiero saber" —volvió a pedir con una pequeña esperanza en su voz, necesita saber porqué ha tenido esos pensamientos, esos sentimientos. Quiere saber qué son y el único capaz de responder a eso, es simplemente el causante de estos. O eso siente él, pues no ha pensando en nadie más y tampoco quiere una respuesta de alguien que no sea Akaza.

Lo ve respirar con tranquilidad, soltar un leve suspiro en lo que parece ser un intento para tranquilizarse y dejar de lado un posible nerviosismo naciente.

"—Bien, la única respuesta que te podría es... es que eso que sientes..." —trató de hablar mientras dirigía una mano hacia su rostro, cubriendo sus labios. No sabe si es para evitar dejar ir sus palabras o si está tomando el valor para decirlas, pero el humano realmente quiere que le responda— "Es amor, Kyōjurō. Lo único que puedo decirte, es eso, que es amor".

De acuerdo, ahora entiende porqué a Akaza le costaba decir esas palabras. Él también está sorprendido por oír eso, pues no está seguro de nada más aparte de las cosas que ya le había dicho con anterioridad. Definitivamente le costaría procesar eso, más cuando ya ha pasado tanto tiempo sin escuchar esa palabra de los labios del contrario.

"—¿Amor...?" —repitió siendo el único que trataba de mantener el contacto visual. El demonio fue el primero en ceder. Parecía estar tan nervioso como él.

"—Es lo único que te puedo decir... yo también sentí algo similar, luego de quedar maravillado por ti" —respondió con lo que quizás era un poco de información innecesaria, pero dejando eso de lado... ¿Akaza se sintió así? ¿Justo así, como él?— "Es la única palabra que me llega a la mente, no tengo más..." —admitió con pesar, quizás por la posible vergüenza que estaba sintiendo al ver que no pudo darle una mejor respuesta a su pregunta. Lo vio inclinar la cabeza hacia un lado y a juzgar por la forma en la que frunce su ceño y logra observar cómo se mueve levemente su hombro izquierdo, aparentemente para apretar sus manos, parece que es verdad.

Esto es complicado, más cuando esa es su única respuesta, porque ¿Realmente le está pasando eso? ¿En verdad le ha tomado tanto afecto cómo para llamarlo "amor"?, además... ¿Así se sentía "ese amor"? Ni siquiera lo sabe, porque nunca ha "amado" de esa manera.

"—Tranquilo, está bien..." —respondió apoyando nuevamente su cabeza en el hombro del contrario— "Sólo necesito pensar un poco, eso es todo..."

Sí, pensar. Necesitaba pensar, porque en sus veinte años de existencia, nunca había "amado" o eso piensa mientras recuerda a su familia y amigos. Él ama a su padre y hermano, ese es un cariño inmenso, incuestionable y claramente innegable; también quiere mucho a sus amigos, los aprecia tanto que sin duda podría hacer cualquier cosa por ellos, pero ese aprecio es diferente al amor ¿No?, ah y por supuesto que el amor que le tiene a su familia también es muy diferente a ese afecto.

"Perfecto" puede pensar con obvio sarcasmo. Él mismo se había acorralado otra vez y de la peor manera al ver que, en efecto, el "amor" del que hablaba Akaza era totalmente diferente al amor que le puede tener a su familia y amistades. No sabe qué pensar de sí mismo al creer que podría compararlos tan fácilmente y luego obtener una respuesta a su nueva duda, pues desde lejos se notaba que las cosas eran totalmente distintas.

Ni siquiera tiene una etiqueta para su "relación" actual. Hace varias lunas atrás era su enemigo, luego fue algo que podría llamar "fastidio" y luego fue alguien con quien disfrutó pasar el rato, aunque allí es donde ya no pudo darle un nombre a la forma en la que convivían, pues solamente estaría describiendo cómo era aquella relación carente de nombre. "Fastidioso", "agradable"; son características, no nombres para lo que ellos eran, no es lo mismo que llamarlo "enemigo", y ya no lo puede llamar así, pues desde que la convivencia se volvió "agradable", Akaza ya no era su "enemigo".

Suelta un suspiro. Nuevamente estaría complicándose la existencia sin ayuda de nadie, pero para él es inevitable por razones sencillas y que viene repitiendo desde hace meses. Nunca estuvo enamorado.

"—Esto es... tan molesto..." —suspiró sin soltar a Akaza. No estaba de ánimos para hacerlo.

"—¿Acaso tú nunca sentiste... algo como esto?" —preguntó curioso el demonio, sin hacer algún movimiento para alejarse del cazador.

"—Nunca" —pronunció inmediatamente. ¿Para qué mentir aquí? No tendría sentido alguno hacerlo, menos cuando estaban en confianza. Sí, aquí es donde aprecia enormemente confiar en Akaza— "¿Tú sí?" —interrogó ahora él, claramente intrigado. Pues de alguna forma, por una razón fue que Akaza, siendo un demonio, identificó primero el sentimiento; por algo Akaza se había declarado, por algo intentó acercarse a él, por algo fue que llegaron a todo esto.

Por algo fue que Kyōjurō llegó a tener sus dudas.

"—No tengo idea..." —fue su respuesta inicial. Bien, eso no ayudaba en nada—, "pero se siente como algo bastante familiar" —continuó, eliminando la insatisfacción que nació por el inicio de sus palabras. Esto ayudaba más.

"—Familiar..." —repitió pensando en lo claramente raro del asunto. Akaza no solamente lo amaba, sino que aparentemente había amado con anterioridad; lo que explicaba a la perfección el cómo reconoció algo que para él resultó tan complejo. No puede ignorar lo irónico que todavía resulta ser eso.

"—Sí, aunque no tengo idea de en qué momento lo pude sentir... o con quién" —comentó lo último por lo bajo antes de recobrar su volumen habitual—, "pero bueno, hay muchas cosas que no recuerdo de todos modos".

"—¿Mala memoria?" —se atrevió a preguntar, aunque una parte de él ya sentía que se estaba equivocando.

"—No lo sé, pero lo dudo" —respondió no tan convencido de esa idea—. "Si me hubiera pasado como demonio, definitivamente lo recordaría. Te lo aseguró" —comentó con más tranquilidad.

Un segundo. "Si le hubiera pasado como demonio".

"—Entonces esto debiste de sentirlo desde antes ¿No?" —supuso al encontrar algo tan curioso en sus palabras. ¿Por qué solamente recordaría eso si le hubiera pasado como demonio? Suena como una pregunta sin duda estúpida, pero mostrará su duda de todos modos.

"—Eso supongo, por eso te digo que si me hubiera pasado como demonio, definitivamente lo recordaría" —repitió calmado. Otra vez esas palabras, mostrándose muy específico aunque no lo aparente.

"—Akaza, lamento si te incómoda que pregunte, pero... ¿Recuerdas algo de tu pasado?" —se atrevió a interrogar por más idiota que parezca soltar esa pregunta.

"—Nada. Bueno, casi nada" —comentó llegando a corregirse. Eso también explicaba muchas cosas—. "Ya te había dicho lo único que recordaba".

Cierto, lo acababa de hacer. Incluso recordándole algo que otra vez resultaba ser absurdamente obvio, Akaza había sido humano. Y por lo que puede ver, el sentimiento que tantas veces habían mencionado era la prueba de que al menos una parte de él pudo haberse mantenido de esa manera. Quizás desde hace rato debió haber llegado a la conclusión de que había cosas que todavía podía llamar humanas.

"—Cierto... " —respondió ya con las palabras de akaza presentes en su cabeza otra vez— "Creo que ese asunto no deja de sorprenderme".

"—No eres el único. También me sorprendí al inicio" —admitió. Entonces incluso él se debió de haber confundido un poco al inicio ¿No?— "Estas cosas son complicadas. En caso de haber sentido esto cuando era humano, me sorprende que esto fuera lo primero en llegarme a la memoria".

Era la más pura verdad ¿Acaso tan fuerte era el sentimiento para llegar primero que algún otro recuerdo? Podría entenderlo o mejor dicho "tratar de entenderlo", porque ahora que lo piensa, no parece demasiado raro tener una sensación ya experimentada y luego recordar un momento en específico relacionado a ella. Como ejemplo, la pequeña y afortunadamente leve inquietud que recorrió el cuerpo de Kyōjurō cuando Akaza lo cargó en brazos la noche que ayudó a acomodar su rodilla, para luego recordar la noche más amarga de su vida. Tema que podría volver a tocar después. No es momento de pensar en eso, hace poco y nada ya había dicho que quería tratar de entender a Akaza. No puede ni quiere distraerse, por lo que claramente seguirá tratando de comprenderlo.

Y para comprender, para entender, debe preguntar.

"—Hey..." —lo llamó.

"—¿Sí?" —fue la respuesta recibida.

"—Ahora que mencionas eso, quiero saber..." —dejó a medias sus palabras mientras que por primera vez en minutos abandonaba el hombro de Akaza, para poder sentarse derecho y mostrar lo importante que resultaba para él ese tema— "¿Qué sentiste al descubrir que estabas... enamorado?" —preguntó sin ocultar su intriga.

Estaba algo ansioso por saber cómo estuvo Akaza al descubrir o quizás mejor dicho, "recordar" el sentimiento del amor. No sabe qué palabras usar, no puede ni buscarlas por la falta de tiempo, pues a los pocos segundos de su pregunta, vio al demonio colocar una mano bajo su mentón. Parece buscar las palabras adecuadas para una respuesta y a juzgar por los segundos transcurridos, no parece que vaya a decirle que no responderá.

"—Bien, primero, sentí que solamente quería verte. Quiera tener más de un combate contigo" —dio lo que parecía ser la primera parte de su respuesta.— "Y si no mal recuerdo, te lo dejé claro cuando nos conocimos ¿No?".

"—Sí, lo hiciste" —una verdad innegable.

"—Todo partió con eso. Simplemente quería eso y no pude dejar de pensar en la próxima vez que nos veríamos, si no que eso sucediera. La simple idea hacía que me recorriera una sensación muy peculiar, era fría, pero no desagradable; me di cuenta de que estaba emocionado, y apenas lograba calmarme" —comentó con el inicio, claramente desde su punto de vista. Eso explicaba porqué llegaba con tantos ánimos al principio—. "Luego comencé a recordar esa noche. La forma en la que peleamos, lo relativamente poco que hablamos, la determinación que mostrabas para cortarme la cabeza y lo mucho que me gustó ver eso" —continuó mientras que con lentitud se comenzaba a formar una curva en sus labios. Desde que lo conoció, Akaza no se había molestado en ocultar lo mucho que le atrajo Kyōjurō, aunque al inicio claramente fuera de una manera totalmente diferente a la romántica—, "el tono de tu voz, esa expresión de seriedad que por un momento creí que siempre tenías en el rostro. Me gustó todo eso y realmente quería seguir peleando, no quería perderlo, y menos cuando recuerdo que te vi sonreír por un segundo... aunque claramente fuera para cortarme la cabeza" —comentó soltando una risilla— "De hecho... esa sonrisa me gustó más. Me encantó, de hecho. Y cuando vi que me gustó, fue en ese mismo momento que había elegido detener la pelea, ya que la quería ver otra vez. Es un motivo muy... cómo decirlo ¿'Simple'? " —dijo colocando una mano en su mentón.

Sí, era simple. ¿Realmente fue una sonrisa lo que hizo que quisiera verlo nuevamente? Le cuesta creerlo, pero ahora que lo recuerda, no puede decir nada, pues él por una misma sonrisa había pensado en proteger a aquel demonio. No, no es tan difícil de creer, ahora que se da cuenta.

"—Por cosas simples uno puede hacer muchas cosas" —respondió como una forma de decirle que estaban en las mismas—, "¿Qué más llegaste a sentir, Akaza?".

"—Primero, en nuestro encuentro, pensé 'Si quiero ver esa sonrisa de nuevo y hasta pelear otra vez, él tiene que estar vivo', y cuando me alejé, solamente pensé en cuándo podría verla otra vez porque realmente había amado verla. Aunque más que eso, me había encantado conocerte, en realidad" —comentó—. "De hecho, luego de pasar el tiempo y me llegara esa sensación de la que te hablé de antes, me di cuenta de que sonreía mucho solamente por pensar en ello, en la idea de verte. Aunque hubo noches en las que no solamente pensaba en lo que me gustó de esa noche, sino que recordé... cómo te había lastimado" —hizo una pequeña pausa, hasta la curva de sus labios había comenzado a desaparecer— "y eso hizo que me invadiera otra cosa. ¿Recuerdas que te mencioné algo similar al frío? Eso también era frío, pero no me gustaba para nada, era todo lo contrario a lo de antes. Muy desagradable, y no se detuvo allí. Sentí algo extraño en mi estómago, en mi espalda y creo que hasta llegué a temblar, y sin llegar a recuperarme del todo, pensé '¿Cómo estará él ahora?', '¿Estará bien?', y al recordar que no podría obtener una respuesta rápida, bueno, que nadie me respondería... sentí otra cosa".

"—¿Qué cosa?" —preguntó al ver cómo dejaba una pausa en un momento como ese.

"—Algo muy raro en el pecho. La desagradable sensación de antes se había hecho peor... y al sentir ese escalofrío en mi espalda, un pesar en mi estomago y creo que hasta una extraña sensación en la nuca, me di cuenta de que estaba preocupado. Cosa que resultó curiosa, porque no sé cuánto tiempo ha pasado desde que sentí algo como eso, pero aún así supe cómo describirlo".

"—Hay muchas cosas que se quedan en la mente de uno" —comentó Kyōjurō al pensar en eso.

"—Pude notarlo, y esa sensación se quedó clavada por mucho tiempo, tanto que solamente podía pensar en que realmente quería, necesitaba, que estuvieras bien" —con esas palabras, Akaza parece hasta más tranquilo que antes. Aunque no es el mismo caso para Kyōjurō.

"—Bueno, querías pelear otra vez ¿No?" —supuso. Adelantándose a la respuesta de Akaza, aún sin pensar en realmente quería decir eso.

"—Me encantó pelear contigo, pero pensé que me encantaría más verte bien. Imaginar eso era lo que me calmaba" —respondió. De acuerdo, eso... no sabe si se lo esperaba o no.

"—Realmente le tomaste cariño a esa noche" —comentó.

"—No solo cariño. Un tiempo después no pude decir que me 'gustó' esa noche, y decir que me 'encantó', le quedaba corto".

"—¿Y qué otra palabra usarías entonces".

"—Que la amé. Así, de la nada casi, llegó esa palabra y sentí que quedó perfecta" —respondió ya con la misma expresión con la que se había encariñado tanto.— "Y luego pensé en que esa palabra también quedaba a la perfección para lo que quería. Amaba más la idea de que estuvieras bien, a otra cosa" —fue la mejor respuesta que pudo haberle dado. O eso cree Kyōjurō. Lo ve soltar un suspiro, parece que dejó ir una gran parte del aire en sus pulmones— "Esto es complicado de decir ¿Sabes?".

"—Puedo entenderlo perfectamente. Yo tampoco encontraría palabras".

"—Y es molesto no encontrarlas. Siento que te estoy diciendo algo, pero a la vez no te digo nada. Me pediste que te dijera lo que sentí y no sé si lo estoy haciendo bien, porque no sé si me estás entendiendo".

Si debe ser sincero, apenas tiene una idea muy vaga de cómo unir las cosas y cómo entender el corazón de Akaza.

"—Creo que tengo una idea" —respondió al ver como Akaza trataba de recuperar el aire—, "pero no estoy seguro".

"—Ya ni siquiera sé si yo me estoy entendiendo" —respondió el demonio con una risa, aparentemente nervioso por no saber expresarse—. "Lo único que entendí era que quería verte, necesitaba verte bien y quien sabe, también hablar contigo".

"—¿Hablar?" —preguntó al ver que mostraba ese pequeño deseo.

"—Sí, aparte de pelear y verte, también quería conocerte. Saber qué cosas te gustarían... porque los disgustos ya me los habías dejado muy claros" —una pequeña carcajada. Claramente recordaba eso con humor—. "Supongo que eso fue por curiosidad, pero la idea me agradó. No pude evitar sentir algo agradable con la idea de saber algo más sobre ti" —comentó— "Y curiosamente, sentí algo en el pecho otra vez, pero esto era mejor; como dije antes, fue algo agradable. Tanto que no pude evitar pensar 'Entonces definitivamente tengo que hablar con él', e imaginar que llegaba a conocerte más a fondo, también me hacía sentir bien".

"—¿Nuevamente dirías que...?" —intentó preguntar, de no ser porque al ver la mirada del contrario, supo que él terminaría esa frase.

"—¿Que 'amaba esa idea'? Por supuesto que sí" —respondió con simpleza. Siempre tan honesto.

"—Te dejaste llevar por tu gusto ¿No?" —preguntó al ver lo fácil que había elegido hacerle caso a esas sensaciones ya mencionadas.

"—Desde el primer momento".

"—¿Y qué hay de 'ya sabes quién'? ¿No pensaste en él?" —preguntó al recordar que Akaza también se jugaba el cuello. Kibutsuji Muzan era peligroso hasta para él.

"—Creo que a 'él', lo mandé al diablo al conocerte" —respondió sin complicación alguna... Espera ¿En serio? ¿Eligió mandar tal peligro a la basura... por él? Ya ni siquiera sabe si debe de estar sorprendido.

"—Eres increíble, ¿Sabías eso?" —preguntó estupefacto, tratando de convencerse totalmente de la veracidad de las palabras recién escuchadas.

"—Bueno, depende ¿En qué sentido lo dices? Así veo si me alegro" —dijo despreocupado.

"—En el sentido donde realmente no puedo creer que hicieras algo así. In-creíble, no me lo creo. Me cuesta creerlo, pero no porque dude de ti" —respondió con una mano en el rostro. Quizás un apoyo para no perder la cabeza, aunque no fuera en el sentido literal, ya podía imaginar como su cráneo se escapaba por el simple hecho de no poder procesar lo dicho por el demonio.

"—Pues ya tendrás que creerlo" —respondió dándole una palmadita en el hombro. Quizás una señal para devolverlo a su conversación y no se perdiera en sus pensamientos.

"—No dejas de sorprenderme" —admitió recobrando la compostura. Se había encorvado por la acción anterior.

"—Y eso lo hago con gusto" —fueron las palabras que probablemente ya estaba viendo venir.

"—Pero en serio, ¿Tan fácil elegiste eso? ¿Lo dejaste... así nada más?" —no pudo evitar preguntar, pues tomando en cuenta que "ese hombre" era absolutamente peligroso, la idea de traicionarlo no podría surgir sin antes ver todos los riesgos, incluso si los aceptaba, debió pensar antes de eso.

"—Aparte de su maldición, no hay nada que me ate a él. Ni respeto ni temor o algo similar a la lealtad, de hecho, no tengo ni la más mínima idea de porqué le he hecho caso todos estos años" —mencionó un tanto pensativo.

"—Yo menos voy a saber..." —comentó con lo obvio, pues no tiene idea de cómo es la situación de Akaza.

"—Pero bueno, lo que sí sé, es que estoy mejor contigo" —respondió con algo que ya había dicho más de una vez. Parece que le gusta recalcarlo o hasta lo hace sin querer.

"—Lo noté. Dijiste amabas esto ¿No?" —preguntó recordando sus palabras— "¿Qué más sentiste, Akaza? O ¿Qué otras cosas pensaste en ese tiempo?" —trató de retomar el tema.

"—Hmm. Sentí que quería hablar contigo, ya lo dije; sentí que quería hasta hablar tranquilamente contingo, sin necesidad de pelear, eso por alguna razón hasta llegó a estar en segundo plano. La tranquilidad no va conmigo, pero extrañamente me gustaba más esa idea" —comentó tratando de buscar qué otras cosas le podría decir— "Lamento mencionarlo tantas veces, pero recordar esa emoción, esa calidez que nació luego de imaginar que en algún momento podríamos estar sentados, así como ahora, hablando; me gustaba. La sensación era mayor y elegí seguirla. Mi respiración se calmaba, y creo que hasta mi pecho se sentía extrañamente agradable, 'cálido' por así decirlo" —repitió colocando la mano derecha en su pecho por un segundo.

"—Supongo que seguías al corazón" —comentó el rubio al pensar en la "calidez" en el pecho de Akaza. Es lo único que se le ocurre, pues ese órgano siempre está ligado a la parte emocional y si ese demonio sentía una emoción de tranquilidad por esa calidez, definitivamente era el corazón quien lo mandaba a seguir así.

"—Eso podría ser" —respondió cerrando los ojos por un momento.

"—¿Y qué sientes ahora que 'sigues al corazón', Akaza?" —preguntó intrigado. ¿Su corazón le estará pidiendo hacer algo más? ¿Qué sería eso en caso de que así fuera? Si le ayuda a entender el amor, desea saberlo.

"—Siento que quiero mantener la calma que tenemos ahora. Me siento bien aquí, amo esto tanto como te amo a ti y no quiero que nada lo arruine. Quiero que estés bien para que lo nuestro también esté bien" —explicó tan claro como podía— "Y creo que tú también quieres lo mismo ¿No?" —preguntó, recordándole a Kyōjurō unas palabras que había dicho al inicio de esas noche, donde mencionó que "Quiere protegerlo". Quizás no sólo quiere proteger a Akaza porque este le recuerda a un humano, sino porque también se siente tranquilo junto a él y tampoco quiere perder lo que tienen cuando se reúnen. Esto está lejos de sus deberes, probablemente está siendo egoísta ahora que se da cuenta de que comparte un motivo para mantener lo que ambos tienen ahora, y nuevamente llega ese conflicto. En si seguir el deber que le dieron en sus primeros años de existencia o si debería pensar en algo que quiere mantener para él.

Esto es difícil, molesto y por alguna razón también quiere decir "doloroso".

"—No lo sé..." —respondió con suavidad.— "No sé si 'amo' esto, tal y como tú lo haces. No sé qué siento por ti y apenas tengo claro que quiero protegerte... tengo que serte sincero, Akaza. No sé qué hacer" —respondió apretando una de sus manos—. "Y por muy extraño que suene pedirte esto otra vez... realmente quiero que lo hagas. Quiero que me ayudes" —pidió tratando de no bajar la mirada una vez que buscó sus ojos. Akaza no estaba sonriendo.

"—Puedes contar conmigo para lo que sea" —le recordó.

"—Me lo estás dejando claro".

"—Lo haré tantas veces como deba, Kyōjurō" —aseguró el demonio con una mano en el corazón. ¿Estaría diciéndole algo ahora también? No lo sabe.

No puede evitar suspirar, tratando de dejar ir lo que lo atormenta y tomar suficientes fuerzas para seguir hasta encontrar una respuesta a lo que debería hacer.

"—¿Qué quieres contarme?" —preguntó ahora él.

"—Que estoy confundido. No tengo las cosas tan claras como tú" —respondió sincero, sin temor alguno a recordarle su inexperiencia con los sentimientos.

"—¿Y qué tienes hasta ahora? Debe haber algo de lo que estés seguro, por muy pequeño que sea" —dijo el demonio. Quizás una forma de recordarle una cosa que él ya había dicho o tal vez una manera de hacerle buscar dentro de él una nueva respuesta.

¿De qué está seguro? Apenas tiene ideas y no sabe si estas sirvan, pero como ejemplo está seguro de que disfruta pasar el tiempo con él, le gusta hablar de temas irrelevantes con Akaza, le encanta cuando luego de una noche atareada pueden bromear y reír; adora ver los dibujos que él le muestra, se divierte cuando ambos pueden entrenar juntos, agradece cuando lo ayuda a caminar cuando él ya no está seguro de poder hacerlo solo; lo hace sentir tranquilo cuando en las noches frías Akaza está abrigado con la prenda que él le regaló. Está seguro de que se siente bien estar con él incluso ahora, está seguro de que se siente tranquilo. Está seguro... está seguro de que disfruta todo eso. Está seguro de que quiere seguir así.

Y también está total, absoluta y definitivamente seguro, de que realmente odia, en verdad odia y lo entristece, la idea de perder lo que tienen ahora.

¿Eso sirve como respuesta? Lo va a averiguar ahora.

"—Lo único que puedo decirte, es que me gusta..." —hizo una pequeña pausa antes de tomar aire y decir lo que considera su mejor respuesta— "Me gusta todo lo que hacemos, Akaza".

El nombrado lo mira atentamente, quizás sin palabras o está buscando una respuesta para lo que Kyōjurō acababa de contarle. Pero no dijo nada porque Rengoku todavía no terminaba de hablar.

"—Pero cuando pienso en eso, me doy cuenta de que no debería ser así y que olvidé lo que soy" —respondió tragando saliva mientras evitaba mirar a Akaza—. "Soy un cazador de demonios y estoy contigo, disfrutando lo que hacemos y ni siquiera había pensado en eso hasta el día de hoy. De hecho, no pensé en muchas cosas" —reveló mientras intentaba mantenerse tranquilo—, "entre ellas qué siento por ti, ya que me gusta cuando nos vemos. No tengo idea de si así es el amor, no sé cómo referirme a ti y no sé de qué forma te quiero, y cuando me lo pregunto, la confusión se hace peor, porque nunca he estado enamorado y cuando comenzamos a hablar sobre el amor, sobre lo que tú sentiste, ahora no puedo evitar pensar en si estoy enamorado y no me di ni cuenta" —continuó mientras juntaba sus manos, entrelazando sus dedos para tratar de pensar— "y cuando llega esa posibilidad, si yo realmente estuviera enamorado, ahora no puedo evitar pensar '¿Qué debería hacer?' '¿Qué sería lo correcto?'" —dijo con pesar en su voz. Esas preguntas, ni siquiera sabe si son para Akaza o si son para él. No sabe nada de eso.

El demonio se le acerca, coloca una mano en su hombro y busca la mirada de Kyōjurō. Con calma, dice lo siguiente:

"—Puedes hacer lo que quieras dependiendo de cómo te sientes" —una frase muy simple ¿No? Eso podría decir, pero no quiere interrumpirlo—, "yo lo hice y no pensando en lo que sería 'correcto' para el lado en el que estaba. Hice lo que quise porque una parte de mí me guió a hacerlo. Puedes hacer lo mismo, Kyōjurō, escúchate y haz lo que tú quieras hacer. Como te dije antes 'sé egoísta'. Yo estaré de acuerdo con la decisión que tomes, sea cual sea" —fueron el resto de sus palabras. Cierto, él hizo lo que quiso, pensando solamente en él. Él le hizo caso a lo que su corazón pidió. Fue "egoísta".

El rubio llevó una mano a su pecho, igual que Akaza hace unos momentos atrás. Su respiración intenta ser calmada, sus latidos están estables y él tratando de escuchar más allá de las palpitaciones. Es complicado, pues es la primera vez que se toma tiempo para algo que él realmente quiere, es la primera vez en años que trata de escuchar a su corazón para tomar una decisión.

Imagina un escenario en el que termine con todo lo que tiene ahora, uno donde no vuelve a hablar con Akaza de forma tan amigable. Uno donde ya no ríe con él, uno donde vuelven a ser enemigos y la próxima vez que intercambian ataques está la pura intención de que uno de ellos termine muerto. Un escenario donde no vuelve a ver la sonrisa que lo llevó a toda su confusión. Es un escenario donde esta se borra por completo, siendo él el causante de esto o que Akaza sea quien borre la suya. En su pecho hay pesar, en su espalda hay un desagradable frío y hasta su cabeza se siente extraña. No le gusta. No quiere ver eso.

Deja la imagen de lado y no demora nada en imaginar otra. Un escenario en el que sigue hablando con Akaza, uno donde sonríe a su lado, uno donde incluso están sentados en su habitación pasando el rato viendo los dibujos que el demonio realiza en su tiempo libre, hasta puede ver un haori de color negro en el suelo de la habitación y no están preocupados por recogerlo. Incluso imagina como salen a hablar a cualquier lado para disfrutar la noche. Ni siquiera se ve como un cazador de demonios y a Akaza tampoco lo ve como demonio, solamente son ellos dos. Ríen, bromean, disfrutan y nadie los interrumpe. Nadie. Es cálido, su corazón está en calma, cierra los ojos un momento y no le cuesta sentir la paz inundar su ser. Le gusta, incluso si no está pensando en sus deberes, le gusta la sonrisa que tiene en ese escenario. Está más que claro que disfruta eso. Quiere disfrutar eso...

Y nada ni nadie debería intervenir en su deseo. Ni siquiera el pequeño malestar que le llegó al pensar en la palabra "deber". No quiere descuidar sus obligaciones, pero tampoco piensa renunciar a su alegría. No va a renunciar a ella.

Quita la mano de su pecho. Ya escuchó suficiente y ya tomó una decisión.

"—Akaza" —lo llamó ya listo. Incluso más seguro que antes.

"—Dime" —pidió escuchándolo atentamente.

"—Ya lo pensé y esto es a lo que llegué" —tomó algo de aire antes de seguir— "No voy a descuidar mis debes como pilar, pero tampoco pienso renunciar a esto. Elijo ambos, estar contigo y hacer lo que siempre he hecho, con tu ayuda" —respondió ya con las cosas claras— "Estaremos juntos, si ayudas a los cazadores de demonios te verán como aliado y no tendremos que preocuparnos por si alguien descubre esto" —dijo ya con una idea en mente.

Ahora faltaba que Akaza procesara lo que acababa de contar, porque no negará que hasta él se sorprendería un poco luego de escuchar que eligió a sus deberes y a su corazón a partes iguales.

"—Kyōjurō..." —lo llamó luego de entender sus palabras— "Hasta yo creo que te estás arriesgando demasiado" —admitió el todavía sorprendido demonio.

Aunque Kyōjurō apenas tomó sus palabras en cuenta.

"—Elegir uno, es descuidar el otro y yo no quiero eso. Me dijiste que fuera 'egoísta' y siento que eso es lo que estoy haciendo. Los elijo a ambos, ya dije que no quiero separarme de ti" —le recordó determinado a seguir con lo que había dicho.— "Y ya tengo una idea que podría servirnos".

"—¿Y cuál es esa, Kyōjurō?" —preguntó con intriga notoria, más que listo para escuchar sea cuál sea su plan.

"—Dame la información de una de las lunas superiores, si la entrego y vencemos al demonio, puedo revelar que tú me la diste y te estaríamos debiendo una victoria. Como eres la tercera luna superior, si nos ayudas hasta eliminando demonios, serás indispensable. No te podrían dejar ir" —respondió con el único plan que pudo crear en tan poco tiempo.

"—Entonces, según tú les conviene tenerme allí, y si toman eso en cuenta, de mala gana me aceptan, una vez que esté con ellos ¿Qué más pasará, Kyōjurō?"

"—Es más que probable que te dejen conmigo y con la condición de que si lastimas a alguien, o mejor dicho lo matas, sea yo quien corte tu cabeza y luego me suicide para compensar lo que hiciste" —respondió pensando en que esas eran las condiciones para el caso de Nezuko. Con suerte serán las mismas.

"—Te ves muy tranquilo ¿No te parece, Kyōjurō?" —comentó con una mirada que reflejaba a la perfección su preocupación. Y ni hablar del tono en su voz.

"—Arriesgo todos los días desde los quince años, la diferencia es que ahora lo haré también por ti" —respondió calmado, con una sonrisa que a juzgar por la expresión de Akaza, no resultaba tranquilizadora en absoluto.

"—Y si por accidente lastimo o incluso mato a alguien, nada más por error, ¿Cortarías mi cabeza, para luego cortar la tuya? ¿Lo harías?" —preguntó dejando ver su angustia, la inevitable sensación de que hasta por un error podrían morir ambos.

"—No lo haría" —respondió con una sonrisa sacando una expresión de absoluta confusión del demonio, es divertido verla, pero tampoco quiere hacer que entienda mal las cosas— "porque sé que no lo harás. Me voy a asegurar de eso. No cometerás ningún error como ese".

Era extraño ver que Akaza reaccionara tan inseguro, pero realmente puede entenderlo, así que hará todo lo posible para dejarle en claro que todo, pero todo estará bien.

"—¿Y si uno de tus compañeros quiere aprovechar que no puedo herir humanos, para matarme y miente diciendo que fue para proteger a alguien? No pienso dejarme golpear, te quiero avisar eso" —con ese comentario, no pudo evitar tener ganas de decirle que nadie haría eso ya que los conoce, pero es Akaza quien no los conoce, así que nuevamente tratará hacerlo entrar en confianza.

"—Ellos nunca lo harían, nunca pasará algo como eso. Te lo aseguro".

"—Sabes que quiero creerte, Kyōjurō".

"—Y puedes creerme, Akaza" —respondió buscando la cercanía, tomando con suavidad las manos del demonio junto a él— "puedes confiar en mí".

"—Sabes que lo hago" —le recordó aceptando el contacto.

"—Entonces confía en mí, porque esto ya te lo había dicho en más de una ocasión esta noche" —respondió dejando ir un poco del aire de sus pulmones antes de hacer lo siguiente, acortar casi totalmente la distancia entre el cuerpo de Akaza y el suyo para envolverlo en un abrazo. Un agarre lo suficientemente firme como para hacerlo sentir seguro— "No dejaré que te hagan nada, te protegeré".

Es la primera vez que se siente tan tranquilo al decírselo en voz alta. Por primera vez en mucho tiempo incluso siente que vuele a ser él, al momento de decirlo tan claramente.

Siente como el demonio suspira, no le está viendo el rostro, así que no sabe si está incómodo, nervioso o incluso un tanto molesto por escucharlo hablar tan a la ligera.

"—Kyōjurō..." —lo llamó con calma, llenando su cuerpo de tranquilidad al momento de sentir sus brazos dirigirse lentamente hacia a su espalda para después aferrarse a su cuerpo— "No hables como si yo no te fuera a cubrir la espalda" —comentó igual de aferrado que Kyōjurō. Claro, él también quiere mantener a salvo lo que ellos tienen.

"—Confío en que lo vas a hacer, Akaza" —respondió sin soltarse. Quiere, realmente quiere quedarse así un poco más.

"—Ambos lo vamos a hacer" —dijo mientras reposaba su cabeza en el hombro de Kyōjurō. Él también está cómodo, quizás también quiera quedarse así un rato más ¿No? Si es así, perfectamente pueden quedarse de esa manera. Nada se los impide.

Y nada lo hizo. Se aferran al otro, sienten la respiración del cuerpo contrario, y al menos por parte de Kyōjurō, quiere cerrar los ojos por un momento para relajarse.

"—Cuidemos esto que tenemos" —susurró mientras se aferraba un poco más al demonio.

"—Dime qué haremos para protegerlo y cuenta conmigo" —respondió Akaza. Se notaba que estaban en la misma página.

"—Dame la información de la luna que tengamos más cerca para matar y pondremos el plan en marcha" —dijo sin soltarse.

"—Te daré todos los detalles que necesites" —respondió aún aferrado al humano.

"—De acuerdo" —mencionó antes de soltar un suspiro—, "pero primero... quedémonos así un poco más. Es la primera vez y quiero aprovechar".

"—Justo eso te iba a decir" —respondió con una pequeña risilla. Parece que cada vez se entienden más de lo que esperaban.

Pasaron unos cuantos minutos antes de que ellos terminaran ese abrazo, y aparte de obtener la información de la luna demoniaca que con suerte eliminarían pronto, Kyōjurō también descubrió otra cosa, aunque una muy irrelevante si se comparaba con la información que le acababa de dar el demonio. Kyōjurō acababa de descubrir que el cuerpo de Akaza era tibio y que tenía un aroma agradable, casi rozando lo dulce, según el cazador.
No es importante, pero de todos modos eligió no pasarlo por alto.

Luego de eso, esa noche finalizó, para luego dar paso a otro día, y en este caso, otro recuerdo en la memoria del rubio que todavía se encontraba sonriente en su futón.

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Y he aquí uno de los capítulos más largos de la historia, pero qué sin duda amo. Ahora, como es costumbre les preguntaré qué les ha parecido esta parte, y los veré en la próxima.

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