Mes uno
Había transcurrido un mes desde del accidente de Barry, para desgracia de todos, no había noticias alentadoras respecto a la condición del forense.
Oliver, mantenía la esperanza en lo más alto, especialmente porque su hermana menor le estaba dando esa fuerza que necesitaba para mantenerse de pie ante una de las tantas adversidades que se le habían presentado en la vida.
El Queen mayor no había tenido una vida particularmente sencilla, ante los ojos de todos, claramente, un millonario como él no tendría mayores dificultades en su vida, pero la realidad es que a su edad había pasado tanto, que situaciones que para otros eran dolorosas, para él ya solo eran un suceso más, y siendo sincero consigo mismo, desde la muerte de sus más cercanos, un dolor tan profundo como el que tenía por la situación con Barry, no lo había experimentado.
Ahora, sentado a un lado de la camilla de Barry, mientras una lágrima silenciosa y traicionera resbalaba por su mejilla, se preguntaba qué mal tan grande había hecho para seguir enfrentando cosas tan dolorosas.
Oliver miraba al rostro de Allen directamente, el otro en total tranquilidad, respirando por medio de la máquina, acompañado de un silencio que traía consigo todo, menos paz. Tras unos minutos en los que logró tranquilizar sus pensamientos destructivos y poner en orden sus sentimientos, tomó la mano de Barry entre la suya, enlazando sus dedos con delicadeza.
Soltó un fuerte suspiro antes de hablar —Ha pasado un mes desde que estás aquí... Parece que fuese más— La voz del hombre tambaleó ligeramente y se tragó un nudo en la garganta —Realmente, sin ti, todo parece ir más lento de lo normal, todo parece más aburrido, más abrumador, más cansado... no tienes idea de lo mucho que necesito escuchar tu risa, tu voz hermosa y tu voz al cantar, tus chistes que no dan risa... simplemente necesito escucharte hablar y saber que estás bien— Murmuró con pesar, bajando la cabeza y sosteniendo la mano del otro con un poco más de fuerza.
Oliver sentía una opresión en su pecho, él sabía lo que era, tristeza pura y dolorosa, había vivido con ella por años y ahora estaba de nuevo acechándolo.
Una vez más se quedó viendo el rostro pasivo del menor, tomándose un momento, recordando algunos de los tantos momentos brillantes que había vivido con Barry desde que se conocieron hace ya un tiempo.
—Recordé cuando nos conocimos...— Sonrío con un poco de alegría por el dulce recuerdo.
Ese día en particular Oliver iba de civil, con la intención de no llamar la atención de quienes no quería en su búsqueda de algunas pistas importantes para su caso en curso. Estaba justamente en la sala de espera de una empresa de la ciudad, donde esperaba su turno para la cita formal, que organizó con uno de los ejecutivos, claramente con doble intención para obtener la información que requerirá.
Los minutos pasaban y comenzaba a perder un poco la paciencia por la espera; veía su reloj repetidas veces checando la hora y comprobando cuanto llevaba esperando. Veía los alrededores con cierto desinterés, por un lado gente entraba y salía, de otro, el recepcionista peleaba con un jóven en la barra, otros perdidos en sus celulares o computadoras, nada interesante.
Volvió a revisar la hora en su reloj en la muñeca, cuando unos murmullos enojados se escucharon a lado de él.
—No tiene cita con el señor, debió de revisar... ¿quién se cree? cómo se atreve a negarle a la policía algo, simplemente... lo verá, lo encerraré por negarle el acceso a un policía, luego rogara para que lo saque... es un gran plan— Murmuró con el enojo cargado en su voz.
Oliver soltó un risa desde su lugar, el hombrecillo a su lado parecía un pequeño chihuahua enojado, cosa que le causó gracia —Te saldrán arrugas jóven por el enojo— Decidió intervenir en un tono bromista —Aparte... un chihuahua se ve más intimidante, no creo que el tipo realmente se enoje.
El hombre en el otro asiento, volteo a ver a Queen de cara. Alzó una de sus cejas, con la indignación plantada en su rostro —¿Cómo que chihuahua? ¿No oyó que soy policía?— Se cruzó de brazos —¡Es más! ¿Por qué se está burlando de mí con tanta confianza?— Reclamó el hombre con cierto enojo en su voz. Desde la perspectiva de Oliver el hombre se veía bastante tierno en su nube de reclamo y admitir ese tipo de cosas no era precisamente común en el hombre mayor, pero el joven frente a él irradiaba algo especial y que definitivamente llamó su atención.
El rubio le dedico una sonrisa con ternura antes de hablar —Solo estoy siendo sincero y sorprendentemente muy transparente sobre lo que pasa en mi mente con un desconocido— Admitió Queen y se rasco la nuca con cierta incomodidad —Discúlpame si te incomode, no sé qué pasó conmigo, perdón.
El más joven soltó un suspiro e hizo un puchero —No sé preocupe, estoy acostumbrado a parecer tierno y estoy un poco estresado hoy... cosas de trabajo, ya sabe— Se sinceró el menor y soltó una sonrisa que capturó por completo a Oliver.
—Entiendo, perdona mi imprudencia— Volvió a disculparse un tanto avergonzado, el otro negó con una sonrisa, restándole importancia a la situación.
—Por cierto, soy Barry Allen— Dijo con un tono bastante alegre mientras extendía su brazo para saludar al otro.
Oliver no perdió la oportunidad de volver a sonreír con ternura por los pequeños gestos del otro —Oliver Queen, un gusto.
Por los siguientes quince minutos los hombres se enfrascaron en una conversación bastante amena, como si se conocieran de años atrás, simplemente las palabras fluían como agua en el río, con una naturalidad impresionante. Su pequeña burbuja se vio interrumpida cuando por fin Oliver fue llamado a su cita con el ejecutivo de la empresa, ambos hombres se despidieron con pesar, Barry se quedó en su lugar y Oliver camino hacia una dirección totalmente diferente.
Barry vio al hombre alejarse de apoco, cuando una pensamiento cruzó en su mente... no podía dejarlo ir tan fácilmente. Se levantó de un salto de su lugar, no le importó estar parado en un lujosa empresa y gritó para detener al hombre —¡Oliver, espera!— Soltó a todo pulmón. Queen detuvo sus pasos al escuchar su nombre y se volteo confundido hacia donde escuchó aquella voz.
Barry corrió con todas sus fuerzas hacia Oliver y con la respiración como con el corazón acelerado, habló —¿Puedo tener tu número?— Preguntó en un murmuro con cierta pena y le extendió su celular.
Oliver sin dudarlo tomó el celular en sus manos y agendó su número —Llámame— Le dijo una última vez antes de voltearse y seguir con su camino.
Barry se mordió el labio con fuerza, aguantando sus ganas de brincar como niño pequeño y Oliver por su lado sentía que su corazón latía con vida después de tantos años. Más tarde ese mismo día un mensaje llegó al celular de Queen, que lo hizo sonreír de oreja a oreja.
"Salgamos por un café en estos días :)"
—El día que salimos por ese café, fue uno de los mejores días de mi vida, me hiciste tan feliz— Dijo por lo bajo mientras seguía acariciando la mano si vida de Barry —Solo ha sido un mes y te extraño como si te hubieses ido años...
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