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2- Final.

Días después.

Narra Mew: Por fin me pude establecer como corresponde en la casa y en el trabajo. Oficialmente, ya trabajo en la clínica “Oros del sur” Como dijo el señor Kanawut todos son muy agradables. Con Gulf nos hicimos más cercanos, después de trabajar lo voy a visitar o lo traigo a la casa cuando tengo que trabajar en algunos informes. Sus padres se ven más tranquilos y relajados que antes. Más porque Gulf ya no pasa en su habitación y hasta come más, es como que la vida volvió a él. Y espero ser el responsable de ese cambio. Porque yo soy el más feliz al tenerlo a mi lado.

—¿Qué escribes? —pregunta Gulf.

—Un pequeño informe sobre una paciente con un cáncer avanzado que solicita la Eutanasia —respondo dejando de lado mi Notebook.

—¿Tan mal está que desea esa inyección? —pregunta Gulf jugando con sus dedos.

—Sí, es que jamás se trató y ya no hay nada que hacer, ya no las inyecciones y medicina no la alivian, además que el asistente social que hablo con ella dice que la situación de ella es dura en la casa, prácticamente vive en abandono, su peso debería de ser de 74 kilos por su estatura y pesa 45 kilos, ya que no tiene una buena alimentación —respondo acercarme a Gulf y tomar sus manos—. Están frías tus manos.

—¡Uff! Las tuyas aún más, seguro donde estabas escribiendo —responde Gulf apretando levemente las mano de Mew—. Es un caso bastante penoso la verdad, creo que se le va a aprobar la inyección, qué pena es su vida.

—Sí, mucha pena —dice Mew apretando levemente la nariz de Gulf—. Ya es hora de almorzar, tu mamá dijo que teníamos que estar allí de forma puntual o nos jalaría las orejas.

—Mi madre nos ve como niños —responde Gulf sonriendo—. Es verdad, ¿qué edad tienes?

—130 años —respondo y tapo mi boca olvidando mi verdadera naturaleza.

—¿Ah? ¿130 años? ¡Ja! Ya estarías muerto —responde Gulf poniéndose de pies—. Qué bromista.

—Sí, estaría muerto, solo bromeó, tengo 30 años —respondo ayudando a Gulf a ponerse de pies—. ¿Tú qué edad tienes?

—125 años —responde Gulf con burla.

—¡Ja! Qué chistoso —digo mirando maravillado su rostro tan angelical—. Menos 100 tienes 25 años.

—Exacto —responde Gulf estirándose un poco—. Vamos a la casa o realmente vamos a necesitar los 100 años más para morir si llegamos tarde a comer.

—Sí, tienes razón, vamos.
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5 meses después.

—Hijo, ¿qué haces? —pregunta Weir mirando a su hijo que estaba en la cocina—. ¿Te ayudo en algo?

—No, solo voy a tomar agua —responde Gulf bebiendo agua—. ¿Cómo le fue en la reunión?

—Muy bien hijo, vamos al living y conversamos —dice Weir guiando a su hijo.

Al llegar al living mi padre me ayuda a sentarme, me acomodo y tomo atención a lo que él me iba a decir.

—Me fue bastante bien hijo, si tengo un nuevo socio para un gran proyecto y no adivinas quien va a ser —dice Weir.

—¿Quién papá? —pregunto ansioso.

—Mew, Mew estaba bien calladito, aparte de ser Doctor tiene una gran empresa de Ingeniería en construcción —dice Weir—. No fue él quizás por su trabajo, pero envío a su abogado. Es un proyecto millonario que nos hará elevarnos más, bueno a ambas partes. Ellos tienen proyectos y nosotros los materiales de construcción.

—... Oh, pensé que éramos más cercanos con Mew, no sabía esa parte de su vida —respondo con tristeza.

—Hijo, quizás no lo dijo porque aún le ha costado adaptarse a todo o tal vez no consideró importante decirlo —dice Weir—. Seguro luego te lo dirá.

—Sí, seguro que si —respondo bajando la cabeza.

—¡Buenas tardes mis amores! —dice feliz Anchilee—. Llegué.

—Ni se notó amor —dice Weir sonriente—. Siempre alegras la casa con tu presencia.

—Lo sé, soy la alegría de la casa, aunque ahora mucho más, me despidieron —dice Anchilee para abrazar a su hijo—. ¿Cómo estás, hijo?

—¿¡Cómo que te despidieron?! —grita levemente Gulf.

—Broma, yo renuncié, hijo ya no estoy para ser modelo, estoy vieja y arrugaba jajaja —se ríe Anchilee—. Hablé con tu padre y abriré mi propia agencia de modelaje, además hijo es una gran ventaja, ya no deberé cuidar mi figura, moriré comiendo muchos chocolates y comida chatarra.

—Siquiera me lo dijiste —digo con tristeza.

—Hijo, te lo hubiera dicho, pero usted ya no pasa mucho aquí, pasa con Mew —dice Anchilee—. Este tema salió de imprevisto hace unas horas en todo caso, no te ofendas. Por eso ahora ya lo sabes.

—Todos me ocultan cosas —digo para ponerme de pies—. Estaré en mi habitación.

—¿Y eso? ¿A qué se refiere? —pregunta Anchilee.

—Es que Mew será un nuevo socio en mi empresa, aparte de Doctor es un gran Ceo y ahora lo que dijiste seguro nuestro hijo se vio aislado —responde Weir.

—Oh, que bien guardado lo tenía Mew, pero sabes que no le ocultamos nada a nuestro hijo, todo fue de imprevisto —dice Anchilee con tristeza.

—Lo sé, déjalo solo un rato, nuestro hijo es inteligente y luego entiende todo —responde Weir—. Deberíamos ir a descansar un rato, también llegué de la reunión y estoy cansado.

—Y yo, es mejor subir a descansar, un buen baño y a la cama —responde Anchilee.
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Hora de la cena.

—¿Y Gulf no bajará? —pregunta Mew mirando hacia la entrada de comedor.

—Está encerrado en la habitación, no te quiere ver ni a ti ni a mí seguramente —dice Anchilee.

—¿Y eso por qué? ¿Olvide algo? ¿Hice algo malo? —pregunta Mew poniéndose de pies.

—No creo —responde Weir—. Es que en la tarde le hable que eras el nuevo inversionista en la empresa y se decepcionó que no se lo dijeras y con Anchilee ella decidió dejar el modelaje y abrir su propia agencia y Gulf se sintió excluido de esa información. Por ende se siente mal por eso.

—Ya entiendo, la verdad jamás hablo de mis negocios porque es estresante y me hice doctor para escapar de tantas responsabilidades —responde Mew—. Todo fue sorpresivo lo sé, pero hasta para mí que mi vicepresidente vio está oportunidad y yo acepte al saber que era con usted señor Kanawut.

—¿Qué más ocultas? —pregunta Gulf entrando.

—... Gulf —llama Mew yendo a ayudar a Gulf para sentarse—. Solo oculto mis inversiones y nada más. Tengo empresas por varios países, he sabido hacer negocios, pero cada empresa tiene su vicepresidente y ellos me envían los balances y documentos si tengo que firmar.

—Bien guardado tenía todo eso —dice Weir.

—Es que es estresante, lo mío es un paciente, un quirófano, eso me gusta a mí —responde Mew—. Lo siento Gulf, pero no considere importante decirte algo así. Tú sabes que siempre hablamos de todo un poco, pero disfruto más hablar de temas médicos que empresas.

—Lo sé, tampoco estás obligado a decirme todo sobre ti, solo tenemos una amistad —respondo acomodando mi cabello.

—No te sientas ofendido, hay otras cosas que te puedo contar a su debido tiempo —responde Mew volviendo a su lugar—. Ya te dije que tengo otras empresas alrededor del mundo y tienen sus vicepresidentes, hay momentos que tal vez tendré que viajar y no me veré en días.

—¿Y la clínica? ¿Cómo lo harás? —pregunto buscando el vaso de agua que mi madre me ayuda a encontrar.

—Por eso trabajo tanto, luego me deberán días administrativos que podré usas para los viajes —responde Mew.

—Entiendo, estarás más ocupado, seguro luego ya no estarás a mi lado —respondo dejando el vaso sobre la mesa.

Narra Gulf: Es increíble el vacío que empecé a sentir en segundos. ¿Qué está pasando conmigo? Jamás me he cerrado a mi sexualidad para definirla. Creo que no me había dado cuenta de que me gusta Mew y me gusta demasiado, entiendo ahora que esté sentimiento que siento es Amor y a la vez tristeza, un hombre tan exitoso como él jamás podría mirarme de una forma diferente, soy un maldito ciego.

—Jamás te he visto de esa forma, jamás me ha importado que seas ciego —dice Mew.

—¿Ah? ¿Qué dices? —pregunto algo dudoso al sentir que Mew leyó mis pensamientos.

—Qué raro, mi hijo no ha dicho nada —dice Weir.

—La cara de Gulf me dice muchas cosas y estoy seguro de que una de las cosas que piensa es que jamás lo podría mirar diferente por estar ciego —responde Mew mirando fijamente a Gulf.

—Ja, ¿ahora lees mentes? —dice Anchilee—. El ambiente está pasando a otro punto.

—Es lo que realmente pensé —digo suspirando—. Padres, saben que no me he cerrado jamás a mi orientación sexual. Creo que tanto tiempo con Mew me ha ido confundiendo y me gusta, me gusta mucho. Lo siento Mew, está en tus manos ahora la decisión si no me quieres ver más por esta loca confesión.

—No es una loca confesión Gulf, ya que aunque tus padres se enojen o crean que estoy loco o hasta que me corran te diré que me gustas mucho, me gustas desde aquel accidente, si bien he viajado mucho y trabajo con mucha gente y diariamente conozco más tú siempre estás en mis pensamientos —responde Mew—. Todos estos años solo he pensado en ti e incluso el día que tus padres me invitaron a venir vi tu foto y no podía creer que la vida te puso a mi lado. Mi intención después de establecerme era buscarte.

—Yo… Realmente no puedo creer lo que escucho —responde Gulf sonrojado.

—Créelo y quiero que sepas que tu discapacidad no me es un impedimento en la vida, te cuidaría como mi mayor tesoro —dice Mew—. Señor Weir y señora Anchilee, sé que es una falta de respeto todo lo que escucharon. Pero soy una persona correcta y no me gusta hacer las cosas a escondidas. Si Gulf tiene sentimientos por mí y yo por él creo que todo está muy claro.

—Claro que está todo muy claro —dice Weir—. En todo caso no somos tontos, vimos desde un principio que algo se traía con nuestro hijo. Y claramente en Gulf vimos lo mismo.

—Sí, es verdad —dice Anchilee—. No nos molesta la relación que puedan llegar a tener, pero debe estar realmente seguro de la decisión que va a tomar. Amamos a nuestro hijo y usted ve como está por culpa de un imbécil drogadicto.

—Como este no me es impedimento para estar a su lado —responde Mew—. Además, esto será momentáneo, Gulf volverá a ver, se los aseguro. He estudiado sus antecedentes y tiene un mal diagnóstico. El sí puede ver bajo una especial cirugía.

—¿¡De verdad?! —grita levemente Gulf—. ¿No estás jugando?

—Cielo, te lo juro —responde Mew tomando sus manos—. No desprecio la medicina de aquí, pero he viajado por muchos países y aquí no tienen la medicina avanzada de otros lugares. Yo aprendí mucho con el pasar de los años y te aseguro que lo tuyo si tiene una cura.

—¡Grandioso! —grita Anchilee—. ¿Cuáles son los pasos a seguir?

—Sí, pagaremos lo que sea con tal que nuestro hijo recupere su vida —dice Weir.

—No es necesario pagar nada, el saber que Gulf me quiere con eso estoy más que pagado —dice Mew suspirando—. Yo tengo la cura.

—Sé más claro, ¿de qué estás hablando? —pregunta Gulf—. ¿Cómo que tienes la cura?

—Gulf, Señora Anchilee, Señor Weir —suspira Mew y se pone de pies—. Muchas veces en la vida uno no decide que ser o donde nacer y muchas otras veces uno no cree en los seres mitológicos.

—Estoy confundida —dice Anchilee.

—Ya aclararé su confusión, a lo largo de los años entre los humanos han vivido hombres lobos, personas que son capaces de cambiar su forma humana a animales se les llama los trans-especie e incluso vampiros.

—¿De qué estás hablando? —interroga Gulf poniéndose de pies.

—Siéntate —dice Mew ayudándolo a sentarse nuevamente—. Gulf, cuando te dije que tenía 130 años no era una broma. Yo sí tengo 130 años.

—¿¡De que estás hablando?! ¿¡Qué eres realmente?! —interroga Weir.

—¿¡Qué estás diciendo?! —pregunta Anchilee.

—Mew, me estás asustando —dice Gulf.

—Lo sé Gulf, siento tu miedo, tus preguntas que te estás haciendo en estos momentos —responde Mew—. Yo soy un vampiro, nacido hace 130 años en esta misma localidad, en este lugar existía solo campos.

—¡Aléjate de mi hijo! —dice Weir.

—¡No le hagas daño a mi hijo! —grita Anchilee.

—Jamás le haría daño a Gulf, es la persona a quien amo, no crean que por ser vampiro no tengo sentimientos —dice Mew mostrando sus ojos rojos y mostrar sus colmillos—. Esto soy, un vampiro, pero un vampiro bueno, jamás lo dañaría a él y a nadie, llevo meses con ustedes y jamás se me pasó por la mente algo tan bajo de atacar humanos.

—Yo… Yo quiero estar con mis padres —pide Gulf asustado.

—Lo estarás cariño, después de esto no podemos estar juntos, solo te quiero devolver mi agradecimiento por salvarme hace años, te devolveré la vista y solo quiero que vuelvan a brillar como Doctor —dice Mew—. Te amo Gulf, te amo demasiado, el que llegarás a mi vida fue lo más hermoso que me pudo pasar. Cuídense mucho y sigan amándose, gracias señora Anchilee por ser como una madre para mí y a usted señor Weir por ser como un padre, no se preocupe que el contrato seguirá latente, solo que no sabrá de qué soy el inversionista. Muchas cosas van a cambiar y una de esa es que me van a olvidar.

—¿¡Qué vas a hacer?! —interroga Gulf poniéndose de pies y tratar de tocar a Mew—. No hagas nada tonto, debemos hablar.

—Ya hablé cariño, volverás a tu vida, volverás a ver qué es lo mejor —dice Mew tomando el rostro de Gulf y besarlo—. Te amo mi vida.

Narra Mew: Mire a los padres de Gulf y con mi mirada los hice caer en un sueño profundo. Ambos caen al piso y luego miro a Gulf y corro levemente su pelo para sacar mis colmillos y clavarlos.

—¡Aah! —grita levemente Gulf—. M-Mew...

Gulf cae desmayado y lo levanto para dejarlo al lado de sus padres.

—Gracias por tanto amor y cariño, es mejor que no recuerden nada, ni que me conocen. Pero ni creas cariño que te dejaré ir de mi vida, en unos meses más volveré a intentarlo.

Me puse a pensar muchas maneras de que sea un accidente que Gulf recobre la vista. Lo tomé y lo lleve a las escaleras y lo puse en posición que crea que se cayó. Luego a sus padres frente a ellas. Les di un pequeño abrazo a cada uno y salí. Con un chasquido de mis dedos todo quedó perfecto. Ambos padres despertaron y vieron como supuestamente Gulf cayó de las escaleras.

—¡Hijo! —grita Anchilee—. ¡Weir! ¡Ayúdalo!

—¡Gulf! ¡Hijo! —grita Weir—. ¡Despierta! ¡Hijo! ¡A urgencias!

—Papi… Mamá… —dice Gulf despertando—. Me duele la cabeza.

—¡Te caíste! —dice Anchilee—. ¿¡Te duele algo?! ¿¡Te puedes mover?!

—¿Qué? Pero… —dice Gulf abriendo levemente sus ojos—. Yo… Yo... Yo puedo ver.

—¿¡Qué?! —grita Anchilee tomando el rostro de su hijo—. ¿¡Puedes ver?!

—¡Sí! —grita Gulf poniéndose de pies—. ¡Llevas un vestido rojo! ¡Papá! ¡Puedo verlos!

—¡Dios bendito! —grita Weir llorando—. ¡Este accidente te ayudo!

—¡Gracias Dios mío! —grita Anchilee—. Mi hijo vuelve a ver.

—Sí, vuelvo a ver —dice Gulf sollozando.

Narra Gulf: Es una enorme felicidad la que estoy sintiendo en estos momentos, aunque siento que algo no está bien, siento un pequeño vacío en mi pecho. Pero agradezco a Dios que puedo volver a ver.

—Debemos ir a la clínica para que te examinen —dice Anchilee.

—Sí, deben examinarte hijo —dice Weir—. Un examen completo para ver qué la caída no haya tenido otra complicación.

—Sí, vamos —dice Gulf tocando su cuello—. Creo que me duele el cuello, lo mejor sería un examen Completo.

Mis padres estaban felices y yo también, si bien estoy feliz por volver a ver realmente siento que algo me falta, siento realmente un vacío aquí en mi pecho. Ahora me queda volver a empezar nuevamente en mi vida.  Gracias Dios por esta nueva oportunidad de vida.

  

Fin

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