Lautaro.

Fui a ver trampas de osos.

El campo es amarillo. Se siente más suave de lo que es. Los cuervos falsos vinieron conmigo.

Lautaro, yo no soy bueno, y sabiéndolo, no será difícil imaginarte la escena.

Yo observando al hombre que los rompió. Los cuervos falsos rodeándolo. El perro ladrando con desesperación. Los disparos al aire de su escopeta. Los gritos desde lo profundo de sus entrañas.

Entrañas, las cuales, ya no le pertenecían. En ese momento eran mías. 

Cesaron los gritos, pero el picoteo no.

Su cuerpo muerto siguió sufriendo.

Quería que probara un pedazo del infierno.

Como aquel que están probando Nina y tú.

No tengas miedo. Si de verdad fuéramos los malos aquí, mis cuervos y yo ya hubiéramos hecho algo.

-Atentamente, Lautaro falso.