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Capítulo 8

El día ocho fue bastante conmovedor.

No habíamos dormido ni un poco y pasamos la noche en el salón mientras llorábamos abrazadas a Ally, quien no había tosido más de tres veces en todo ese tiempo.

Y sí, puede que tres no sea un número muy alarmante, pero sí lo era la cantidad de sangre que empapaba su palma.

Lo cruel de esta forma de morir era que no existía un tiempo específico para que tu sangre terminara ahogándote. Podían ser horas, días o semanas. Nadie lo sabía con exactitud.

Y cuanto más tiempo pasaba peor resultaba todo.

Puede que suene muy cruel, pero durante la madrugada había pedido al cielo para que Ally muriera rápido.

No quería verla sufrir.

- No lloren -Suplicó por lo que debió de ser la vigésima séptima vez desde que esa pequeña gota de sangre se había visto en su palma-. No vale la pena.

Pero lo valía más que nada en el mundo.

- Esto no es justo -Escuché susurrar a Lauren. El beanie que le "regalé" el día del contagio estaba manchado con algunas salpicaduras de sangre, pues mi novia no se había apartado de nuestra amiga desde lo sucedido en la sala de visitas. Y no le importaba, ni a mí.

- Todo pasa por alguna razón, Lauren -No podía creer como podía ser tan comprensiva aun sabiendo que iba a morir ahogada en cualquier momento-... No te tortures. Esto iba a pasar de todas formas.

- No debió ser así -Se quejó.

Ally de inmediato la abrazó fuertemente, y mi corazón se estrujó al escucharla sollozar contra su pecho, así que acaricié su espalda con delicadeza, intentando darle de esta forma un consuelo que yo también necesitaba.

- Vamos a extrañarte mucho, enana -Murmuró Dinah.

Sé que todas pensábamos lo mismo.

- No te pongas así, Dinah -Intentó calmarla mientras le acariciaba las mejillas, mi novia aun abrazada a su cintura-. Encontraré una forma de venir hasta acá y darte pesadillas, así que no te descuides.

Dinah rio un poco, pero creo que lo hizo solo para intentar no hacer sentir tan mal a nuestra pequeña amiga.

- Ahora vamos a desayunar -Nos alentó Ally mientras se levantaba. Lauren fue con ella, y creo que lo hizo porque estaba intentando aprovechar el poco tiempo que le quedaba con nuestra pequeña amiga-. Muero de hambre -Pero no era el hambre lo que realmente estaba acabando con su vida.

El desayuno fue incómodamente silencioso. Ally intentó hacer bromas, pero no nos reímos, así que se detuvo.

- Lo siento -Murmuró en cuanto su plato estuvo vacío.

Tenía la mirada baja y las manos cruzadas. Tosió una vez, pero no se molestó en cubrirse la boca, así que el suelo se manchó con unas cuantas motas de sangre que me hicieron sentir enferma.

- Lamento no haber sobrevivido -Se disculpó en voz baja-. Lamento que no puedan disfrutar de sus últimos días solo porque no soy tan fuerte como ustedes...

De inmediato fui hasta ella y le cubrí la boca.

- No vuelvas a decir eso -Recuerdo haberle ordenado. Me dolían los ojos, pues había llorado durante toda la noche, pero me esforcé por mirarla fijamente. Siempre creí que las miradas eran más poderosas que las palabras en lo que de transmitir mensajes se trataba-. Eres la única que encontró fuerzas para sonreír el primer día, y aun ahora lo haces. Siempre intentas animarnos y no has dejado que este estúpido virus afecte tu vida... Eres quien le da fuerzas a todas las demás, Allyson, así que no vuelvas a creer que eres débil, porque te daré este discurso de nuevo ¿Vale?

Ella no dijo nada. Solamente asintió y me abrazó de tal forma que jamás supe si estaba buscando animarse o animarme.

- Ahora -Dijo mientras nos separábamos-... estoy muriendo, así que quiero algo así como una despedida. Que sea buena, por favor.

Y reí de verdad.

Lo primero que hicimos fue algo así como una obra de teatro. Lauren era Tyler porque, sinceramente, se comportaba como un pequeño bebe cuando se lo proponía. Dinah era Troy por su increíble altura, y Normani era Ally, pues no quedaba otro papel disponible. Yo era la narradora, y también hacía la voz de Mani.

-... Entonces -Continué con diversión-, Allyson entró a la habitación de Troy, donde lo encontró con un provocativo traje de... ¿De qué estás vestida, Dinah?

- Christian Grey -Dijo con simpleza mientras intentaba imitar los gestos y poses de nuestro amigo más alto y sujetaba un par de calcetines atados entre manos. Supongo que era algún tipo de látigo improvisado.

- Bien -Acepté con un encogimiento de hombros. Jamás había entendido la gran atracción que mis amigas sentían por ese hombre. Siempre creí que Lauren era mil veces mejor-... Allyson miró a Troy seductoramente y dijo: "Tómame, Troy. Soy tuya" -Intenté contener mis carcajadas en ese momento, pues los gestos de Mani, quien se había puesto de rodillas para asemejarse más a la pequeña Ally, eran increíblemente graciosos-. Troy la miró de una forma que le hizo erizar hasta el último vello de su cuerpo, y, antes de que pudiera notarlo, Ally estaba atrapada entre la pared y los brazos de Troy.

- ¿En serio tengo que hacerlo? -Se quejó Dinah.

- Por supuesto -Le contesté rodando los ojos. Era obvio ¿O no?

- Pero...

- ¡Hazlo!

Dinah solo pudo suspirar antes de estrellar a Normani contra la pared, quien liberó un pequeño quejido de dolor.

- Y Troy dijo... -Seguí. Ally parecía muy entretenida, pues no dejaba de mirar aquello.

- Te haré mía esta noche, nena -Murmuró Dinah, y casi temí que terminara creyéndose su personaje y se follara a Mani en medio del salón.

- ¡Dinah! -Se quejó Ally entre risas, pero decidimos ignorarla.

- Luego, Troy se aferró a la cintura de Ally y la besó apasionadamente

- ¡No voy a besarla! -Se negó mi amiga con evidente incomodidad.

-... Con lengua -Agregué.

Ahora Normani también se notaba incomoda.

- Mila, no voy a...

- Y follaron toda la noche.

- ¡Camz! -Se quejó Lauren- ¡Un niño de dos años no puede ver esto! -Ella también se había metido en su papel.

- Tú estás durmiendo en tu habitación -Le recordé con cierta molestia mientras señalaba el rincón que se suponía era su cama.

- Pero quiero dormir con mi mami y mi papi -Se quejó mientras hacía un puchero.

- Lauren -Gruñí.

- No voy a besar a Mani -Decidió Dinah. Creo que Normani estaba de acuerdo, pues asintió con su cabeza mientras se cruzaba de brazos.

-Y yo voy a dormir con mis padres-Agregó Lauren mientras se acercaba a Dinah y Normani para finalmente abrazarlas.

Se veía increíblemente tierna, pero su actitud me enojó. No lo sé. Creo que fue todo culpa del estúpido visitante.

- ¡¿Pueden seguir el guion?! -Pregunté con alteración.

- ¡Estamos improvisando! -Contestó Dinah de la misma forma.

- Chicas... -Esa era Ally.

- ¡Callate! -Exclamamos Lauren, Dinah y yo al mismo tiempo. Normani solo gruñó y se cruzó de brazos.

- ¡Hey! -Llamó Ally de nuevo mientras se levantaba y caminaba hacia nosotras- Creo que deberíamos hacer algo más... No quiero que peleen por mi culpa.

De inmediato me sentí como la peor persona del planeta.

Se suponía que estábamos haciendo eso para que los últimos momentos de Ally fueran felices, pero solo terminamos discutiendo por tonterías.

- Lo siento -Me disculpé con total sinceridad-... ¿Quieres jugar a las charadas?

Ella aceptó con una enorme sonrisa.

- Pero -Agregó nuestra pequeña amiga antes de que Normani fuera a buscar la caja del juego- deberías ir al baño antes de que empecemos, Lauren. Tienes un pequeño problema.

En realidad, era enorme.

- ¡Me cago en todo lo cagable! -Exclamó mi novia con frustración antes de entrar a la habitación que compartíamos.

El juego de charadas comenzó quince minutos después, pero fue un completo desastre.

Yo solía decir la palabra antes de que la adivinaran, Lauren daba pistas confusas, Dinah gritaba demasiado, Ally no actuaba bien y Normani no podía jugar como se debía debido a su mutismo.

Almorzamos, intentamos con unos cuantos juegos más y cenamos. También lloramos varias veces, pues hacerlo es parte de la vida.

Finalmente, decidimos que lo mejor era hablar y recordar los buenos tiempos. Era lo único que realmente podíamos hacer en momentos como aquellos.

Recordamos el momento en el que la conocimos en aquella iglesia a la que dimos a parar cuando Normani cumplió diecisiete y nos emborrachamos. Recordamos la rapidez con la que nos hicimos amigas, y también lo muy felices que nos había hecho. Recordamos peleas, pues la amistad también está hecha de eso. Recordamos alegrías y tristezas. Recordamos acuerdos y diferencias. Recordamos realidades y sueños. Confesamos algunos secretos guardados. Nos reímos de ridiculeces.

Y casi llegué a creer que Ally tenía una oportunidad.

- ¿Recuerdas el día en el que conociste a Troy? -Preguntó Dinah con cierta diversión- Casi tuve que abofetearte para que me prestaras atención.

Hablaba de aquel día en el parque, por supuesto.

- ¿Qué pensaste al verlo? -Quise saber. Siempre me intrigó saber cómo empezaban las historias de amor.

- Creí que... era muy alto -Bromeó con una tímida sonrisa. Su mirada estaba llena de brillo, tal y como cuando Lauren y yo hablábamos de la otra-. También creí que tenía bonitos ojos.

- ¿Y cuándo supiste que te habías enamorado de él? -Esa fue Lauren.

Ally simplemente la miró, como buscando en sus ojos la respuesta.

- ¿Cuándo supiste que estabas enamorada de Camila?

La miré con las mejillas sonrojadas y el corazón latiendo fuertemente contra mi pecho. Quería saberlo. Realmente quería.

- No lo recuerdo -Confesó tristemente. Yo me sentía igual, y, tal vez, algo decepcionada-... Es extraño, pero siento que la he amado toda mi vida.

- ¿Incluso antes de conocerla?

- Incluso antes de conocerla -No dudó en responder.

Y fue justo ese momento en el que comprendí que lo interesante de las historias de amor no era el inicio ni el final, sino la increíble variedad de eventos en medio de ellos.

Seguimos hablando durante casi tres horas, Ally tosiendo unas doce. Cuando el sueño comenzó a atacarnos decidimos que era tiempo de dormir.

- Prometo no morir mientras ustedes duermen -Juró Ally con una enorme sonrisa-, pero, por favor, déjenme sola un momento. Realmente lo necesito.

No pudimos hacer nada más que aceptar. Ella estaba muriendo, y queríamos que fuera feliz... Y si su felicidad en esos momentos dependía de la soledad, entonces íbamos a dársela.

- Mila -Me llamó Dinah mientras me dirigía a la habitación sujetando fuertemente la mano de Lauren-... ¿Crees que puedas dormir conmigo hoy? -Me preguntó, y en sus ojos vi temor- Te necesito.

No pude negarme, pues era mi mejor amiga y me necesitaba.

Sentí lástima al verla tan débil, debo admitirlo. Lauren y yo nos consolábamos mutuamente, Ally recibía visitas de Troy y Normani encontraba su consuelo en el constante silencio, pero ella estaba sola.

- No mueras esta noche -Suplicó Lauren en cuando comencé a alejarme. Podía notar la fuerza y los temblores en el agarre de su mano, así que yo también sentí miedo.

No quería que se marchara sin estar yo a su lado.

- No lo hagas tú tampoco.

Pero no nos prometimos nada.

La habitación de mi amiga era idéntica a la que Lauren y yo compartíamos, pero el ambiente era solitario. No supe como sucedió, pero al entrar allí sentí una oleada de depresión invadiendo mi cuerpo.

Me pregunté con tristeza que se sentía estar muriendo y que tus amigas estén muy ocupadas en sus cosas como para prestarte atención. Pensé en lo triste que sería que la única persona con la que siempre pudieras hablar no dejara salir de sus labios ni la mitad de una pequeña palabra, y lo que se sentiría no recibir cartas o visitas.

La abracé muy fuerte esa vez, pidiendo perdón en medio del silencio.

Había estado tan ocupada pensando en Lauren, la muerte y molestándome con el hecho de ser mujer, que me había olvidado de mi mejor amiga.

- Eres la mejor amiga en todo el mundo, Camila -Ella me dijo.

Pensé que era una gran mentira.

Me había olvidado de ella los últimos días. Le dejé sola cuando me necesitaba. Ignoré su sufrimiento.

No creí que la mejor amiga de todo el mundo hiciera eso.

- Doy asco como amiga -Le contesté.

- No lo haces.

- Pero... Te he dejado sola.

- Claro que no. Siempre has estado para mí -Me contradijo con una dulce sonrisa mientras se separaba de aquel abrazo. Noté que estaba llorando, así que intenté limpiar sus lágrimas-... El primer día en el kínder entramos juntas ¿Lo recuerdas? También nos pasábamos las respuestas del examen de matemáticas, e incluso te ayudé a conseguir una cita con aquel chico que te gustaba.

- Ni me lo recuerdes. Cuando me besó quise vomitar.

- No puedes culparme. En esos tiempos Jauregay aún no había aparecido.

- No la llames así -La defendí con una pequeña sonrisa. Lauren odiaba ese apodo.

Dinah solo rio.

- También me ayudabas estudiar para las clases de literatura -Siguió recordándome-. Me organizaste una fiesta sorpresa, le gritaste a uno de mis antiguos novios por ser un idiota, me escribiste un lindo poema solo porque quisiste, me hiciste reír, me abrazaste cuando quería llorar... Y confiaste tanto en mí que fui la primera en saber tu relación con Lauren.

Todavía recordaba ese día.

Yo había estado tan aterrada en contárselo a alguien que solo pude pensar en Dinah, la única que se quedaba cuando los demás se marchaban.

Mis piernas se movían inquietamente bajo la mesa cuando se lo dije, y había un montón de lágrimas descendiendo por mis mejillas. Pensé que dejaría de hablarme, pero ella solo se acercó hasta donde yo estaba y me abrazó tan fuerte que pensé que sus pechos me ahogarían. Luego me dijo que no era algo de lo que tuviera que avergonzarme y vimos una película de terror que no me dejó dormir por días.

- En ese momento supe cuán importante era yo para ti, y también cuanto lo eras tú para mí -Ella suspiró-... Eres la mejor amiga en todo el mundo, Mila.

- Pero... Te he dejado sola -Insistí.

- Olvida eso -Me dijo-... Lo que importa es que ahora estás conmigo.

Hablamos hasta quedarnos dormidas.

Ella me contó las inquietudes que tenía sobre la vida de sus hermanos restantes, el cómo serían y como le habría gustado verlos crecer. Me dijo cuanto extrañaba a los familiares que había perdido y todo lo que daría por volver a tenerlos a su lado. También me preguntó si sus hermanos se sentirían de igual forma cuando ella se fuera, y no le respondí con más que la verdad.

Yo ya sabía lo que se sentía perder a una hermana.

Me contó lo muy doloroso que era para ella no haber tenido un esposo ni hijos; no haber podido vivir todo lo que había soñado tiempo atrás.

Yo hablé también. Le conté mis miedos sobre la muerte, la necesidad que tenía de que hubiera algo más allá. Le confesé lo mucho que me habría gustado casarme y tener hijos con Lauren, y también le dije que ella habría sido la madrina.

Lloramos y reímos juntas, tal y como lo hacíamos desde pequeñas. También nos abrazamos cuando escuchamos a Ally toser cinco veces seguidas en la habitación de al lado, y compartimos nuestros mutuos temores de perderla.

Incluso rezamos juntas, esperando algún milagro.

Estábamos desesperadas, debo admitirlo.

Y, en medio de la noche, justo antes de que mis ojos se cerraran, ella dijo que me quería.

... Puede que Dinah Jane Hansen pensara que tenía la mejor amiga del mundo, pero sé muy bien que estaba equivocada.

Era yo quien la tenía.

Historia escrita por: @LoreFtAlly

Recuerden que pueden dar su opinión de la historia en twitter usando #VirusLetalCamren.

Gracias por leer.

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