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Capítulo 6

Al despertar a la mañana del día seis Lauren aun abrazaba mi vientre adolorido.

Me moví entre sus brazos y me acerqué a su cuerpo, deseando tener un poco más de contacto, y la sentí envolverme con más fuerza mientras escondía su cara en mi cuello.

Buen día —Me saludó antes de depositar un tierno beso en mi mandíbula. Acarició mi adolorido estomago bajo la camiseta, y me permití dejar escapar dos suspiros.

El primero era por la caricia, y el segundo por ella.

¿Cuánto tiempo crees que tarde Ally en venir a despertarnos? —Preguntó Lauren a mi oído con su rasposa voz mañanera que, gracias a mis alocadas hormonas, me hizo morderme el labio levemente.

El suficiente como para que tú y yo tomemos un baño —Le contesté antes de comenzar a sentarme en la cama, sus brazos aun envueltos en mi cintura y su cabeza descansando sobre mis piernas una vez que logré la posición que deseaba.

¿Quieres que te acompañe? —Me preguntó.

Por supuesto que lo quería, pero...

Me encantaría, amor —Susurré mientras acariciaba su cabello tiernamente—... Pero no creo que pudieda soportarlo.

Ella simplemente asintió entre mis piernas, supongo que feliz por tener unos cuantos minutos más de sueño.

Y aunque debí irme de inmediato, me tomé unos minutos para observar a la mujer que respiraba pacíficamente sobre mis piernas.

Tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta y el cabello revuelto, pero puedo jurar que se veía más hermosa que nunca.

Tracé con mi dedo los contornos de su rostro, y Lauren sonrió levemente. Y yo también lo hice, pues estaba completamente enamorada de ella.

No recuerdo cuanto tiempo pasó, pero finalmente decidí levantarme para ir al baño.

Al hacerlo descubrí entre las blancas sábanas los restos de un enorme accidente.

¡Mierda! —Exclamé mientras golpeaba la cama y me daba cuenta de la humedad para nada natural en mi pijama.

Lauren se sobresaltó al escucharme y saltó de la cama para abrazarme fuertemente.

¿Sucedió algo? —Preguntó con un enorme bostezo.

Me pareció increíblemente tierno saber que, aun agotada, ella siempre intentaría protegerme.

Tuve un accidente —Murmuré cruzándome de brazos.

Estaba un poco más que enojada con la vida en esos momentos.

Estaba muriendo, mis hormonas estaban descontroladas, me salía sangre de la vagina y tenía accidentes nocturnos.

Ve a bañarte —Dijo suavemente a mi oído mientras acariciaba mis brazos. Ella conocía los momentos en los cuales yo estaba estresada, así que supongo que me lo sugirió por esta misma razón—. Yo limpiaré y...

No tienes que hacerlo, amor. Estás cansada, así que puedes ir a dormir a la habitación vacía y...

Puedo dormir más tarde —Me interrumpió con una sonrisa perezosa—. Ahora ve... Sé cómo se siente eso de tener una mancha de sangre en el pijama. No es para nada agradable.

Tenía razón.

Sonreí y besé sus labios sin preocuparme por el aliento mañanero.

Estaba muriendo de todas formas, y cuando lo haces las demás cosas que suelen ser clasificadas como terribles pasan a ser un paraíso.

Me dirigí al baño luego de tomar las cosas que necesitaría, y antes de entrar recibí una traviesa palmada en el trasero.

No cerré la puerta, pues no tenía ningún sentido.

Ella ya había visto todo lo que tenía para ofrecerle.

Lauren no entró a la ducha conmigo. Supongo que sabía que hablaba en serio cuando le dije que prefería tomar una ducha solitaria.

Al salir ella ya había cambiado las sábanas y estaba sentada, mirando fijamente la puerta del baño.

Deduje que había estado espiándome.

Mi turno —Susurró en cuanto llegué a su lado. Se veía mucho más despierta que antes, y había una mirada juguetona en el verde de sus ojos.

Supe que eso se iba a poner bueno.

Luego de que ella entrara al baño estuvo haciendo cosas que no vale la pena contar, y mientras eso pasaba me sentí increíblemente ansiosa.

Quería saber que iba a hacer.

Finalmente ella se colocó en un punto donde podía apreciar su cuerpo completamente, me guiñó un ojo y dijo maliciosamente:

Disfruta.

"Voy a hacerlo, Jauregui" Recuerdo haber pensado "Realmente voy a disfrutar esto"

Ella se dio media vuelta, dándome la espalda de esta forma, y comenzó a desvestirse tan lentamente que tuve             que sujetarme a las sábanas para no ir corriendo hasta ella y hacerle el amor contra las frías baldosas del piso.

Ahora que lo pienso, creo que no habría sido mala idea...

Ella levantó el dobladillo de su ancha y vieja camiseta y comenzó a quitársela, dejando a la vista su pálida y perfecta espada. También podía ver el broche de su sujetador rojo y la pequeña marca que había dejado en su cuello un par de noches atrás.

La boca se me hacía agua.

También se quitó los pantalones, y me sentí gratamente complacida al ver que se estaba despojando de sus bragas al mismo tiempo.

Mordí mi labio al contemplar su trasero y crucé las piernas. También pensé en lo bien que me habría venido tener una cámara fotográfica en ese momento.

Lentamente Lauren llevó sus manos al broche del sujetador y se lo quitó, pero no lo lanzó al suelo. Ella solo se agachó provocativamente, dándome una increíble vista a las que me hormonas locas no tardaron en reaccionar. Recogió sus bragas y se dio vuelta bruscamente, dejándome apreciar todo el esplendor de su cuerpo.

Sus pechos firmes y de buen tamaño estaban haciendo estragos en mí zona más íntima, cada centímetro de su pálida piel me incitaba a besarla y sus piernas me guiaban al propio paraíso.

Ella era tan increíblemente sexy que puedo jurar que dolía.

Lauren se acercó con un andar lento y sensual que estaba matándome, y no puedo asegurar si de forma literal.

Se inclinó al estar lo suficientemente cerca, dándome una increíble vista de sus pechos, y tomó mi mano, la cual había comenzado a temblar. Dejó sus bragas y su brasier allí, y con voz ronca y provocativa me dijo al oído:

Considera esto un regalo.

Recuerdo haber pensado que era el mejor regalo del mundo.

Ella se alejó unos segundos más tarde, no sin antes dirigirme un guiño y torturarme con la visión de sus pezones frente a mi cara.

Le di una nalgada en cuanto se dio la vuelta, y también me permití apretar un poco. Ella solo soltó una risita, giró un poco la cabeza y me dijo que me amaba.

No se lo dije, pero yo también la amaba.

Verla bañarse fue torturante, sobretodo porque dejó las puertas de la ducha abierta y prácticamente comenzó a toquetearse frente a mí.

Y habría corrido a hacerle el amor allí mismo de no ser por mi incomodo visitante, el cual sabía también visitaría a Lauren en unos días.

Decidí torturarla de la misma forma en que ella lo estaba haciendo conmigo en cuanto se diera la oportunidad.

Luego de colocarse una camisa increíblemente ancha Lauren caminó hasta la cama, me empujó sutilmente, haciéndome reír al caer, y se colocó sobre mí.

Y ella me besó, y yo la besé.

Juro que fue increíble.

Estuvimos allí durante unos veinte minutos, e incluso ignoramos el llamado de Ally para ir a desayunar. Ese beso era increíble, y lo habría dado todo para que fuera eterno.

Tan eterno como nuestra vida mortal nos lo permitiera.

Pero lo bueno siempre debe terminar, y nuestro beso fue interrumpido por unas muy enojadas Dinah y Ally entrando a la habitación.

¡Te lo dije, enana! —Exclamó Dinah de brazos cruzados— ¡Están muy ocupadas devorándose entre sí como para preocuparse por nosotras!

Ally suspiró y colocó ambas manos en sus caderas. Yo escondí mi rostro en el cuello de Lauren y me reí levemente.

Era muy gracioso ver la diferencia de altura, sus caras de enojo y la forma en la que esas ropas les quedaban como si hubieran sido hechas para elefantes.

¿Cómo se atreven a hacerme esto? —Preguntó Ally mientras fingía sollozar—. Me esfuerzo para que comamos juntas todos los días y ustedes solo... me ignoran mientras se besan como si pudieran comer los restos de comida que tienen entre los dientes.

A pesar de que aquello había sido asqueroso, Lauren comenzó a reír como loca ante el reclamo de nuestra pequeña amiga. Yo hice lo mismo.

Lamentamos ser tan estúpidamente egoístas, enana —Se disculpó Lauren entre risas—... ¿Vamos?

Jamás había visto a Ally dar tantos saltos de felicidad.

Una vez que llegamos al salón noté que había cinco tazones de una sustancia bastante extraña en el suelo, pero solo estábamos allí cuatro personas.

¿Dónde está Mani? —Recuerdo haber preguntado.

Está viva, no se alarmen —Nos tranquilizó Dinah—... Ella y yo nos mantuvimos despiertas hasta tarde hablando de Beyoncé e insultando a Thomas. Creo que le vendría bien descansar.

Creo que tanto las tres abrimos los ojos a más no poder en cuanto la escuchamos decir aquello y la miramos como si hubiera cometido algún crimen.

¿Dijiste "hablando"? —Preguntó a Ally. Una sonrisa comenzaba a formarse en sus labios, y supongo que en los míos y los de Lauren también— ¿Normani estaba hablando?

Dinah de inmediato comenzó a reír.

No —Dijo mientras se cubría la boca, intentando de esta forma detener sus carcajadas—... Ella solo estaba riéndose de mis chistes, pero fue divertido... Ella es buena escuchando.

Una oleada de decepción nos envolvió a las tres y nuestras sonrisas se borraron de nuestros rostros.

Ella lo notó, y sus carcajadas también se detuvieron.

Lamento haberles hecho creer otra cosa —Se disculpó con voz leve.

No tienes la culpa, Dinah... Nosotras solo...

Pero no terminé mi oración, así como un viejo escritor que a Lauren y a mí nos gustaba.

Iré a llevarle comida a Mani —Dijo nuestra amiga algo deprimida. Supongo que le dolía saber que Normani estaba mal y no podía hacer mucho por ayudarla—. No quiero que se le enfríe.

Y sin más tomó dos tazones y caminó con ellos hasta la habitación de Normani con la mirada baja.

Ella volverá a hablar —Nos animó Ally, pero en sus ojos vi que no creía estás palabras—. Ella volverá a ser como antes.

Pero no creí que hubiera tiempo para volver a ser como antes.

Ally, Lauren y yo estuvimos hablando en el salón durante unas cuatro horas. También jugamos al bingo y a las charadas. Intentamos jugar "Verdad o Reto", pero en una de esas reté a Lauren a que nos besáramos y supongo que nuestra pequeña amiga comenzó a sentirse incomoda cuando mi novia empezó a tocarme los pechos sobre la camiseta, así que lo suspendimos.

Intentamos llamar a Dinah y Normani, pero ellas estaban riendo  mientras Dinah hablaba sobre los pechos de Beyoncé, así que desistimos.

Normani necesitaba divertirse. Dinah necesitaba a alguien que la entendiera.

Fue entonces cuando llegó la hora del almuerzo, y Ally, Lauren y yo fuimos a recibir los platos que los hombres de blanco nos daban a través de las ranuras.

¿Por qué tenemos que comer ahora? —Preguntó de repente mi novia— ¿Por qué no podemos esperar un poco o no comer? ¿Por qué no podemos contenernos hasta el momento en el que realmente tengamos hambre?

Suspiré, dejé mi plato en el suelo y me abracé a su cintura.

Ella solía ponerse filosófica de vez en cuando, y yo amaba esos momentos, así que apreciaba cada una de sus palabras como si fueran palabras dichas por los ángeles.

¿Por qué tenemos que dormir específicamente en la noche y no cuando tenemos sueño? ¿Por qué tenemos que dormir en camas y no en el suelo? ¿Por qué debemos andar vestidos si nacimos desnudos? ¿Por qué no vivimos de verdad?

Suspiré contra su hombro y lo besé dulcemente, pensando en cada una de sus palabras.

Supe que tenía la razón en cada una de las cosas que había dicho.

Creo que Ally estaba de acuerdo conmigo, pero no estoy realmente segura. Ella estaba comiendo el almuerzo como si fuera la última comida de su vida.

Podemos dormir todo el día si quieres —Le dije suavemente mientras acariciaba sus brazos—, y podemos quedarnos despiertas toda la noche... Y podemos no almorzar. Estoy segura de que la comida no va a perderse, pues Ally tiene un enorme apetito.

Ella simplemente me miró y sonrió tan tiernamente que no pude resistir mis deseos de besarla.

Y fue cuando decidí que ya no me importarían los accidentes, ni el dolor en mi vientre, y tampoco mi visitante.

Estábamos muriendo, y no creí que el poco tiempo que nos quedaba debía de ser arruinado por la sangre que salía de mi vagina.

La seguí besando, y no me importó que Ally estuviera allí. Podía irse si quería.

Llevé mi mano a su trasero y lo sujeté con fuerzas, como si de él dependiera mi vida.

Tal vez lo hacía.

Ella introdujo su lengua en mi boca y yo suspiré contra sus labios mientras sentía como exploraba cada rincón ya conocido, enviando corrientes eléctricas a cada una de mis terminaciones nerviosas.

¡Esto es pornografía! —Escuchamos gritar a alguien, y definitivamente no era Ally.

Era Dinah, quien había salido de la habitación junto a Normani con los dos platos del desayuno entre sus manos. A su lado nuestra otra amiga se rio de nosotras y nos guiñó el ojo, como indicándonos que podíamos seguir si así lo deseábamos.

Yo solo sujeté la mano de Lauren y las miré con una sonrisa.

Lauren decidió que va a hacer lo que quiera, donde quiera y cuando quiera —Les explicó Ally dando una enorme mordida a un trozo de carne.

Creo que eso es rebeldía —Dijo Dinah con una sonrisa—... Sinceramente, creía que habías pasado esa etapa, Jauregui.

 

Mi novia solo rio y negó con la cabeza levemtente.

La mayoría del tiempo te miro los pechos mientras hablas —Confesó Lauren sin venir al tema.

La habría golpeado de no saber que yo hacía exactamente lo mismo.

¿Perdón? —Preguntó Dinah un tanto confundida. A su lado Normani se carcajeaba, y temí porque comenzara a ahogarse.

Dirá lo que quiera cuando quiera —Le recordó Ally—... Ahora es "rebelde".

Y todas reímos porque aquello era verdaderamente gracioso.

Nos sentamos en el frío suelo y comenzamos a hablar sobre cosas estúpidas.

Recordamos nuestros momentos en la escuela, el día en el que el Virus Letal interrumpió nuestros estudios universitarios, la primera vez en la que tuvimos que trabajar para el gobierno limpiando las casas abandonadas. Recordamos como Ally había gritado como loca al ver una araña, y también el momento en el que Normani había insultado un guardia de seguridad por ensuciar su camiseta favorita.

Y las cosas iban tan bien que incluso llegué a tener la esperanza de que íbamos a vivir.

Pero Ally tosió, y creo que el mundo verdaderamente se detuvo durante algunos instantes.

Antes de que el Virus Letal apareciera la acción de toser era algo completamente normal.

En ese instante era solo una alerta de la muerte que estaba por venir.

Nuestra pequeña amiga miró su mano, y sabía que estaba buscando algún rastro de sangre.

Todas la mirábamos expectantes, con el corazón latiendo rápidamente a causa del miedo.

No estaba preparada para perderla.

Ninguna de las cuatro aún estaba lista para perder a nuestro pequeño rayo de sol.

Estuvimos así durante mucho tiempo. Ally observaba su mano y nosotras a ella.

Y sentí mucho miedo.

¿Ally? —Preguntó Lauren. Pude notar su voz rota y me abracé a su costado, pues yo también lo necesitaba... Necesitaba saber que tenía a alguien que me levantara si caía, o, si no era posible, que cayera conmigo.

Ella solo giró la mano para que pudiéramos verla.

Y no vimos nada más que la piel de su palma.

El suspiro de alivio que las tres dejamos escapar fue casi melodioso.

No vuelvas a asustarme de esta forma, enana —Dijo Dinah luego de unos segundos mientras se lanzaba a sus brazos.

Lauren, Normani y yo la imitamos.

Las cinco lloramos en medio de ese abrazo, y no nos importó el hombre de blanco que entró a la habitación para limpiar ni la forma en la que se llevó nuestros almuerzos a medio comer.

Y llegué a la conclusión de que, pasara el tiempo que pasara, jamás estaría lista para perderlas.

Historia escrita por: @LoreFtAlly

Recuerden que pueden dar su opinión de la historia en twitter usando #VirusLetalCamren.

Gracias por leer.

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