Capítulo 4
Comenzaba la tarde del día cuatro cuando escuché una fuerte discusión a las afueras de la habitación que Lauren y yo compartíamos. Ella había ido a buscar nuestro almuerzo mientras yo intentaba descansar, pues al parecer estar muriendo y tener sexo con tu novia terriblemente ardiente al mismo tiempo es más que agotador.
Me levanté rápidamente y cubrí mi cuerpo con las sábanas.
No me importaba que Dinah, Normani y Ally supieran que había tenido sexo con Lauren. Nos habían escuchado después de todo.
— ¡¿Qué sucede acá?! —Pregunté alarmada a Dinah, Normani y Ally, quienes estaban sentadas en el suelo jugando a las damas chinas. Lauren reía a un lado, y tenía mi plato de comida entre manos.
De inmediato voltearon a verme, y las cuatro abrieron tanto los ojos que pensé que se les saldrían.
Lauren corrió rápido hasta donde yo estaba y se colocó frente a mí. Ella no quería que me vieran ni a mí ni a mi estúpida sábana con olor a sexo.
— ¡¿Es en serio, Lauren?! ¡Ya todos la vimos! —Exclamó Dinah con los brazos cruzados. Estaba alzando una ceja y se veía algo molesta—. Eres una estúpida novia celosa y posesiva.
— Lo sé. Lamento si te molesta.
— A mí no me molesta —La tranquilicé mientras acariciaba sus brazos. No sabía que había pasado, pero no quería verlas pelear. Estábamos muriendo, y que muriéramos siendo infelices no era uno de mis deseos.
— ¡A ti solo te importa que te de sexo todas las noches, Camila! —Exclamó Dinah con furia.
Mala idea.
— Vuelve a hablarle así y te partiré la cara —Amenazó Lauren apuntándola con su dedo. Sé que Dinah no lo dijo con mala intención, pero supongo que mi novia estaba alterada en ese momento.
— ¡Basta! —Esa fue Ally. No habría esperado menos de ella.
— ¡Ella fue quien inició todo esto! —Chilló.
— Es una estupidez pelear por algo así, Dinah.
— ¡Tú también estabas enojada!
— Lo estoy, pero no por eso voy a golpearla hasta la muerte... Y tú también deberías calmarte un poco, Lauren.
— ¡Yo me calmo cuando...! —Empezó a gritar Lauren.
Digamos que tenía problemas de ira.
— Hazle caso a Ally, amor —Susurre mientras apoyaba mi mentón en su hombro. Quería abrazarla, pero mis brazos estaban demasiado ocupados manteniendo las sábanas en su lugar, y haber permitido que ésta se cayera solo la habría alterado más.
— Está bien —Suspiró mi novia.
Bien. Otra guerra había sido evitada.
— Ahora van a contarme qué sucedió —Dije mientras me sentaba en el sofá y reacomodaba la sábana. Lauren se aseguró de que se mantuviera en su lugar.
La entiendo. No me habría gustado que nadie, ni siquiera mis amigas, vieran su cuerpo.
Ella era solo mía.
— Ally, Mani y yo estábamos jugando a las damas chinas —Comenzó a explicar con furia mi mejor amiga— cuando tu novia vino a buscar tu comida... Supongo que estaba muy necesitada de otra ronda contigo en esa puta cama, porque no vio donde pisaba y nos tiró el juego... ¡Y yo iba ganando!
— ¡Por Dios, Dinah! ¡Estaba ganando yo! —Se quejó Ally con evidente molestia.
Quise abofetearme al instante. No podía creer que pelearan por algo tan estúpido.
— ¡Ni siquiera nos pidió perdón! —Se quejó mi mejor amiga.
— ¡Es solo un juego, Dinah! —Intentó justificarse mi novia.
— ¡Justicia! —Exclamó Ally.
Creo que si Normani se hubiera levantado del suelo y hablado habría estallado la tercera guerra mundial en esa pequeña área de aislamiento.
— Lauren, mi amor, discúlpate... —Le pedí suavemente.
Puede que me aprovechara del poder que tenía sobre ella en ese momento, pero el hambre me estaba matando y necesitaba que aquel conflicto se solucionara rápido.
— Pero Camz...
— Discúlpate y promete que la próxima vez serás más cuidadosa.
— Pero...
— ¡Tengo hambre, Jauregui!
Ella simplemente se cruzó de brazos y resopló antes de mirar a Dinah, Ally y Normani, ésta última sentada en el suelo con un semblante amenazador.
— Lo siento. La próxima vez voy a fijarme bien en su estúpido juego.
— ¡Mila! —Chilló Dinah.
Las quería, pero debo admitir que me daban dolor de cabeza algunas veces.
— Ya tuviste lo que querías, Dinah. Ahora déjala en paz. Tengo hambre.
— No me vengas con eso —Murmuró Ally—. ¿Cuántas veces te comiste a Lauren en la madrugada?
Todas miramos a Ally con los ojos completamente abiertos.
Lauren se sonrojó, y creo que yo también. Normani comenzó a reír.
— ¿Qué? —Preguntó Ally seriamente ante nuestra graciosa reacción— No es como si no supiéramos que tienen sexo cada vez que pueden.
— ¡Por la Santísima Trinidad, Ally! —Esa fue Dinah, siempre exagerando— Tú eres un ángel. No puedes hablar de estas cosas. Está prohibido.
— No soy ningún ángel, Dinah Jane —Murmuró mientras elevaba una de sus cejas—. ¿De dónde crees que salió, Ty? ¿Crees que es producto del Espíritu Santo?
Creo que el estar muriendo, el poco espacio y la reciente pelea la estaban volviendo un poco loca.
— Puedo darte detalles de cómo Troy y yo creamos a Tyler si es lo que necesitas...
— ¡No! —Se negó de inmediato Dinah. Se veía completamente aterrorizada.
Yo también lo estaba, así que rápidamente me dirigí a nuestra habitación.
Lauren me siguió, pero no sé si lo hizo porque tampoco quería escuchar las experiencias sexuales de Ally o porque lo que más amaba en el mundo era estar a mi lado.
— Aun no puedo creer que pelearan por algo tan estúpido —Me reía mientras volvía a recostarme en la cama y reacomodaba la sábana sobre mi cuerpo.
—Sé que fue algo estúpido, pero Dinah empezó todo esto. Yo solo estaba intentando defenderme—Intentó justificarse—... ¡Me llamó pasiva! ¡Pasiva!
Reí ligeramente porque me parecía increíblemente gracioso que mi mejor amiga hiciera enojar a mi novia con algo tan pequeño.
— Aun tengo tu almuerzo acá —Dijo Lauren después de unos minutos mientras se sentaba a mi lado en la cama. Yo coloqué mi cabeza sobre sus piernas y le permití acariciar mi cabello con su mano libre.
Se sentía increíblemente bien.
— Aliméntame —Supliqué sentándome en la cama, junto frente a ella, y haciendo el mejor de mis pucheros. Llevé la sábana conmigo. No quería distraerla.
Ella terminó cediendo.
Luego de alimentarme y regalarme unos cuantos increíbles besos, Lauren se quedó dormida.
Supongo que la noche anterior le estaba pasando factura después de todo.
Yo decidí ir a bañarme, y mientras el agua golpeaba la sensible piel de mi espalda me permití suspirar mientras recordaba el comienzo de mi historia con Lauren.
El principio del fin.
Tenía catorce cuando papá me cambió de colegio por asuntos de trabajo.
No me desagradaba la idea, pues en ese estudiaba Dinah, mi mejor amiga. Allí conocí a Normani, quien se llevaba increíblemente bien con Dinah a causa de su amor incondicional a Beyoncé, y también a Ally, quien trabajaba en la biblioteca escolar.
Fue allí donde vi a Lauren por primera vez, y jamás imaginé que se convertiría en el primer y último amor de mi vida.
Yo estaba en la biblioteca buscando un libro de historia cuando la vi a mi lado.
No sé si buscaba el mismo libro que yo o si solo pasaba por allí, pero en cuanto me vio simplemente se presentó diciendo su nombre y se fue con pasos rápidos pero firmes.
Luego volví a encontrármela en el mismo sitio una y otra vez hasta que descubrí que asistíamos a la misma clase de historia. Yo no me había dado cuenta porque siempre me sentaba adelante y ella atrás, pero un día el profesor la obligó a hacer un trabajo conmigo y comenzamos a hablar.
Supongo que lo que más me encantó de ella fue su increíble inteligencia.
Fuimos amigas hasta el día de nuestra graduación, donde me pidió ser su novia leyendo uno de los pasajes de mi libro favorito. Estábamos en mi casa, por cierto. Yo no había querido ir al baile porque odiaba esas cosas, y ella, al no verme allí, simplemente decidió buscarme.
Y aunque odiaba los bailes, cuando ella reprodujo nuestra canción favorita en el reproductor acepté su mano e iniciamos una danza lenta y algo torpe.
No se quejó cuando la pisé con mis zapatillas deportivas ni cuando le pedí que se quitara sus zapatos altos porque sentía que estaba bailando con Dinah.
Ese día nos besamos por primera vez, y juro que fue increíble.
... Volví a la realidad cuando sentí unos tiernos brazos envolver mi cintura y un suave beso en mi hombro húmedo.
Al parecer alguien había despertado.
— ¿Quieres bailar? —Pregunté de repente mientras me daba la vuelta, encontrándome con su majestuosa desnudez.
Ella era más que perfecta.
Ella era mía.
— ¿Bailar? —Estaba claramente confundida, y también distraída.
Puede que mis pechos no fuera como los de Dinah, pero ella era fácil de complacer en esa parte.
— ¿Por qué no? —Intenté persuadirla mientras rodeaba su cuello con mis brazos y me acercaba más a su cuerpo.
Comencé a cantar a su oído nuestra canción favorita, la canción que habíamos bailado aquella noche en la que yo me quedé en casa y ella se fue del baile de graduación solo para pedirme ser su novia con un pasaje de mi libro favorito.
No recordaba bien la letra, pero si el ritmo, así que cuando olvidaba algunas palabras simplemente tarareaba.
De repente comenzamos a balancearnos lentamente aún bajo el agua de la ducha y apoyé mi cabeza en su hombro, suspirando.
Ella no se quejó cuando la pisé con mis pies descalzos, y tampoco cuando le pedí que saliéramos porque terminaríamos resfriándonos.
Bailamos desnudas una vez afuera, y tarareamos la misma canción una y otra vez.
Fue un momento íntimo, dulce, hermoso...
No intentamos otras cosas ni nos besamos como si el mundo dependiera de ello.
Era un baile sin segundas intenciones.
El último baile del amor.
Amaba a Lauren Jauregui, la chica que conocí en una biblioteca, esa que podría haber hablado de puertas con los ojos iluminados, esa que se marchó de su baile de graduación solo para estar conmigo, esa con quien tarareé mi última canción.
— Te amo —Susurró contra la piel de mi frente antes de depositar un tierno beso allí.
— Te amo.
Y aunque no era un gran discurso como esos que aparecían en todos los libros románticos que leía, lloré.
Lloré porque esas dos simples palabras encerraban el más sincero sentimiento de todos. Lloré porque yo también lo sentía.
Lloré porque lo decía de verdad.
Ella también lloró, y supongo que por las mismas razones que yo.
Y nos abrazamos aun desnudas, y creo que lo más hermoso de todo esto es que ninguna intentó nada más.
No éramos solo sexo. No queríamos solo besos y unos cuantos orgasmos.
En realidad, si me hubieran dicho que en ese mes que iba a estar en el área de aislamiento no podíamos hacer el amor no me habría importado.
Me habría conformado con algo tan simple como un abrazo, un corto beso, el contacto de nuestras manos o una tierna mirada. Me habría conformado con poco, y para mi habría sido mucho.
Cuando terminamos de bailar nos vestimos lentamente. Yo solo me coloque las bragas y una camisa enorme. Lauren usó un short, una camiseta y el beanie que le "regalé" el día en el que nos infectamos.
En realidad, durante nuestro tiempo en el área de aislamiento, Lauren nunca se quitó ese beanie más que para bañarse y para hacer el amor conmigo.
— ¿Quieres salir un rato? —Pregunté a mi novia. Era la hora de cenar de todos modos, y pensé que pasar un tiempo con Dinah, Ally y Normani nos haría bien.
— Dinah aún está enojada conmigo, Camz —Algo me dice que quería quedarse allí.
Creo que mi siguiente comentario fue bastante cruel, pero ella rió de todos modos.
— Vamos, amor. Si Dinah no te mata lo hará el virus, así que no deberías preocuparte demasiado.
Y salimos de allí tomadas de las manos.
Los hombres de blanco ya estaban pasando nuestros platos a través de la ranura llamada "Comida" y Dinah los estaba recibiendo. Sé que eran ellos porque podía ver sus manos enguantadas sosteniendo los platos. Lauren fue de inmediato y la ayudo con los últimos dos.
Suspiré al ver que el conflicto de horas atrás parecía haber sido olvidado, y de inmediato preparé mi garganta para llamar a las demás.
— ¡Monja no tan monja! ¡Mani! ¡Hora de comer! —Grité. Creo que lo hice muy alto, pues Dinah y Lauren casi dejaron caer los platos de comida al suelo.
Pero, aunque las llamé a las dos, solo Ally apareció.
— ¿Qué comeremos hoy?
Pero ninguna respondió.
Estábamos esperando algo, o alguien.
Creo que Ally también se dio cuenta, porque de inmediato se volteó a mirar a la puerta de la habitación de Normani.
Pero ella no salió de allí.
La primera en reaccionar fue Dinah, quien golpeó la blanca puerta de la habitación varias veces.
— Mani —La llamó—. Mani... ¿Estás allí? Por favor sal... Nos estás asustando, Mani.
Pero ella no respondió, y tampoco abrió la puerta.
— Tal vez... esté en el baño —Intentó tranquilizarnos Ally, pero ella se veía igual de nerviosa que nosotras. Se acercó a la puerta, y pude notar el ligero temblor en sus manos.
— No escucho la ducha, Ally —Se desesperó Dinah— ¡No escucho la puta ducha!
Y Lauren y yo estábamos igual de alteradas.
De inmediato corrimos a la puerta, pero solo Lauren tuvo el valor de abrirla.
Las cuatro teníamos miedo. Podía sentirlo.
El Virus Letal no tenía una fecha específica para matar. Podía tardarse un mes o solo un par de días.
Dinah sabía esto. Uno de sus hermanos había muerto veinticuatro horas después de enfermarse.
Nos tomó bastante tiempo decidirnos a entrar a aquella habitación.
No queríamos verla muerta. No queríamos perderla aun.
Lo primero que vimos fue su cama vacía y la puerta del baño abierta... Y luego mis ojos chocaron con su cuerpo acurrucado en un rincón, y escuché sus sollozos.
Creo que las cuatro dejamos escapar un suspiro en ese momento, o, al menos, Lauren y yo lo hicimos.
De inmediato corrimos a abrazarla, disfrutando de sentir su respiración.
Y las cinco lloramos, y pensé que si estábamos así solo por una falsa alarma, cuando ella se marchara acabaríamos devastadas.
— ¡Eres una idiota! —Reclamó Dinah mientras la golpeaba— Nos diste un susto de muerte, perra.
Puede que Dinah fuera algo extraña en sus demostraciones de afecto, pero puedo asegurar que la traducción de su frase era algo como: "Te quiero. No vuelvas a hacernos esto".
Ella no nos pidió perdón verbalmente, pero se secó las lágrimas, se levantó y nos abrazó a cada una con toda la fuerza que tenía. Y fue suficiente para todas.
— ¿Por qué lloras, Mani? —Preguntó Ally tomando una de sus manos tiernamente mientras la miraba fijamente a los ojos.
Lauren la estaba abrazando fuertemente mientras besaba su cabeza y cerraba los ojos. Supongo que, a pesar de ser realista, no estaba preparada para ver a nuestras amigas morir.
— Mani, por favor... Podemos ayudar —Supliqué.
Ella solo intentó sonreír y negó con su cabeza, como restándole importancia.
— Normani, por favor —Suplicó Dinah. Ella estaba increíblemente dolida. Supongo que era porque estaba perdiendo a una de sus mejores amigas, esa con la que lloró durante largas noches cuando supo de la muerte de su cantante favorita, esa con la que hacía locuras y reía a más no poder.
Todas nos estábamos perdiendo.
Supongo que ver a Dinah, amante de las bromas, tan triste la conmovió, pues se llevó un dedo a la cabeza y suspiró.
— ¿Estabas pensando? —Intentó adivinar Dinah.
Normani asintió.
Jamás supe en lo que estaba pensando, pero supongo que debía de ser algo realmente triste.
— Traeremos tu comida hasta acá, Mani —Le dijo Ally con una dulce sonrisa—. Vamos a cenar juntas.
Ante estas palabras mi novia se alejó. Tenía los ojos rojos y las mejillas repletas de lágrimas, pero aun así yo sentí que estaba intentando contener algo.
— Yo... ya no tengo hambre —Dijo Lauren—. Voy a dormir.
— ¿Te acompaño? —Pregunté suavemente mientras sostenía su mano.
— No. Yo... —Suspiró— necesito estar sola.
Y se retiró no sin antes abrazar a Dinah, Normani y Ally fuertemente. Creo que les susurró que las quería, pero no puedo asegurarlo.
Luego se fue dando cortos pasos, y yo la miré hasta que desapareció tras la puerta.
No la seguí, pues sabía que mi presencia no la ayudaría.
Cenamos en silencio, y Dinah hizo reír a Mani con bromas de Beyoncé tanto como pudo. También comenzó a cantar sus canciones y a bailar como ella, y como se le parecía también intentó hacer una imitación.
Ally se sumó a eso de las imitaciones y comenzó a cantar como Shakira, así que Mani y yo terminamos escuchando una mezcla de "Single Ladies" y "Loba". Y como yo no podía faltar comencé a cantar "Wrecking Ball" de Miley Cyrus, pero mi imitación era pésima, así que Dinah me abofeteó para que me callara.
El resultado de nuestra locura fue la hermosa risa de Normani llenando la habitación y la de nosotras tres imitándola.
Y como la locura hizo que nuestra noche pasara volando, no me di cuenta de la hora que era hasta que el reloj de pared que había en el salón dio las doce.
De inmediato mi mente reaccionó y recordó lo sucedido, así que me fui y no me molesté en despedirme. Me había acordado de Lauren, del estado en el que había estado al irse y de lo mucho que parecía haberla hecho sufrir la idea de perder a nuestra amiga.
Cuando entré las luces estaban encendidas, pero Lauren estaba recostada en la cama, aparentemente durmiendo.
Supe que estaba fingiendo, por supuesto, pues podía ver su respiración irregular y las lágrimas aun descendiendo por sus mejillas.
Me recosté a su lado sin decirle nada y abracé su cintura mientras entrelazaba nuestros dedos. Ella las sujetó con fuerza, como si de esta forma pudiera evitar que me fuera.
Y nos quedamos dormidas mientras ella lloraba y yo sentía que cada una de sus lágrimas me quemaba el corazón.
Historia escrita por: @LoreFtAlly
Recuerden que pueden dar su opinión de la historia en twitter usando #VirusLetalCamren.
Gracias por leer.
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