Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15

Durante el día quince no pasaron demasiadas cosas verdaderamente importantes.

Sí, aquel fue un día más de vida para nosotras y vivir un día más siempre es importante, pero creo que solo hay un par de cosas significativas para contar además de eso.

Recuerdo que lo primero que sentí al mi mente comenzar a despejarse fue algún tipo de presión que se hacía cada vez más grande en mi estómago.

Me encantaba como se sentía aquello, y como estaba en ese momento entre fantasía y realidad que se tiene luego de una larga noche, pensé que solo estaba soñando.

Deseé no despertar.

Pero la sensación de algo húmedo recorriendo mi parte más sensible lentamente me hizo abrir los ojos y dejar escapar un pequeño quejido.

Lo primero que noté fue que Lauren no estaba a mi lado, y lo segundo fue la forma en la cual las sábanas que habían abrigado mi cuerpo durante la noche se alzaban debajo de mí.

— ¿Lauren? —Recuerdo haber preguntado con voz temblorosa mientras lanzaba las sábanas a un lado.

Hacia demasiado calor como para seguir con ellas encima.

— ¿Qué... que haces? —Balbuceé en cuando la vi, tal y como esperaba, con la cabeza entre mis piernas.

Lauren se alejó un poco de mi mordiendo su labio sensualmente, lo cual fue suficiente como para que el calor en todo mi cuerpo aumentara.

— Te doy un regalo de bodas —Me contestó con un guiño antes de volver a hacer su trabajo.

Y ya no se escucharon más palabras en nuestra habitación, sino gemidos.

Creo que lo que más amaba de este tipo de momentos junto a ella no era solo el placer que me brindaba, sino el escuchar cada poco tiempo cuando me amaba... Y no solo escucharlo, sino sentirlo.

Y sí que lo sentía...

Lo siguiente que voy a contar es que luego de vestirnos decidimos salir a desayunar, pues nuestros estómagos rugían.

... Y claro, la actividad física del día anterior y de esa mañana tenían mucho que ver con eso.

Lo primero que encontramos al salir fue a Dinah y Normani haciéndose cosquillas en el suelo. Estaban riendo como locas mientras Dinah soltaba varios improperios, y no pude evitar sonreír al verlas.

Se veían tan felices y llenas de vida.

No parecían estar muriendo.

— ¡Basta, Mani! —Gritaba Dinah mientras las manos de nuestra amiga seguían haciéndola reír— ¡Basta!

Pero Normani no se detuvo, así que con cuidado Lauren y yo nos sentamos en un sofá para verlas divertirse.

Fue entonces cuando Normani notó nuestra presencia y se alejó de Dinah con una sonrisa.

Corrió a abrazarnos y nos besó las mejillas, como agradeciendo que siguiéramos vivas.

Dinah hizo lo mismo unos minutos después.

— Pensamos que estaban demasiado ocupadas teniendo sexo como para salir a desayunar —Nos comentó Dinah divertidamente antes de sentarse al lado de Mani y justo frente a nosotras.

Como siempre, el sofá donde Ally había muerto seguía vacío.

— ¿Qué estaban haciendo hace quince minutos? —Preguntó Dinah al elevar una de sus cejas— Esos no sonaban como gemidos. En realidad, era como escuchar a un par de leones rugiendo...

— Dinah... —Murmuré entre dientes mientras bajaba la cabeza con cierta vergüenza.

— ¡Nada de Dinah! ¡Asustaron a Mani! ¡Mírenla! ¡La han dejado muda!

Normani de inmediato golpeó el hombro de nuestra amiga, pero luego empezó a reír ante la broma. Nosotras le seguimos, pero algo nos detuvo.

Dinah tosió una vez, y fue como si una cuchilla rasgara nuestras risas.

Mi mejor amiga miró su mano un par de veces y luego suspiró. A su lado Normani la miraba con dolor, y sé que mi esposa y yo teníamos una expresión parecida en el rostro.

— Nada por ahora —Nos tranquilizó antes de enseñarnos la palma de su mano completamente limpia—... Les he dado un buen susto ¿No lo creen? —Rió.

Pero a ninguna de nosotras nos pareció gracioso.

— ¡Vamos! ¡Ríanse un poco! —Nos animó Dinah.

Pero, de nuevo, continuaba el silencio.

— No podemos seguir torturándonos con esto, chicas —Susurró luego de uno segundos, y ya no había diversión en su voz, sino seriedad—... Vamos a morir, eso está claro, pero no podemos seguir arruinando nuestros buenos momentos por algo tan simple como una pequeña tos.

— Pero Dinah... —La interrumpió mi esposa.

Esposa.

¡Qué bien siente esa palabra!

— Laurenzo, será mejor que te calles. No quiero que sigan pasando malos ratos solo por este virus... ¿Pueden olvidarse de la enfermedad por este día y ser felices? ¡Vamos, chicas! ¡Es su luna de miel!

Entendía lo que decía y lo que quería para nosotras, así que no me quejé y acepté. Lauren hizo lo mismo, pero solo porque yo se lo pedí.

Continuamos hablando después de esto. No recuerdo exactamente de qué, pero lo hicimos.

— ¿Puedes dejar de mirar los pechos de Lauren, Mila? Siento que estoy hablando con la pared —Preguntó Dinah luego de unos momentos. Estaba agitando su mano frente a mi rostro, pero yo no le prestaba atención a esto.

Lo intenté. Juro que lo intenté... pero mi mirada siempre volvía a ellos.

Es que se marcaban tan bien bajo la tela de su camiseta y eran tan grandes, tan redondos, tan...

Eran de Lauren. Ustedes lo entienden.

— Mila, en serio estoy comenzando a asustarme —Siguió Dinah—. Siento que vas a saltar sobre ella en cualquier momento y comenzarás a comértela.

No sonaba como una mala idea.

Luego de esto escuché la risa de Lauren, y yo solo pude morder mi labio, pues estaba pensando en los otros sonidos que yo era capaz de hacer salir de su boca

— ¿Te gusta lo que ves, amor? —Me cuestionó al mover su cabello a un lado, dejándome ver más.

No me gustaba aquello.

... Me encantaba.

De repente hacía mucho calor, y tenía tanta hambre que dudé que el plato que nos darían en el almuerzo pudiera llenarme.

Yo solo la quería a ella.

— ¿Saben qué? Creo que será mejor que Mani y yo nos marchemos. No tenemos ganas de ver porno.

Y pocos minutos después ambas fueron hasta sus respectivas habitaciones y se encerraron en ellas.

Lo primero que hice cuando se fueron fue besar a Lauren.

Después le quité la camiseta para poder tocar libremente aquello que llamaba mi atención.

Luego la llevé hasta nuestra habitación con bastante desesperación.

Finalmente hicimos el amor.

No creo que haya mucho más para contar sobre este día.

Almorzamos, hablamos, cenamos, nos reímos, fuimos a dormir...

Bien. Vale. Puede que haya algo más.

A mitad de la noche escuché el ruido de una puerta cerrándose bruscamente, así que me asusté y salí a revisar el lugar colocándome solamente una ancha camisa.

Mentiría si dijera que no me asusté al ver, en medio de la oscuridad, la silueta de un hombre de blanco que aseaba el lugar.

El me miró, o eso creo, pues la oscuridad y su máscara no me permitían apreciarlo con claridad.

— Lo siento. Yo... —Murmuré con el corazón acelerado— ¿De dónde ha venido ese ruido?

El hombre de blanco no hizo nada más que señalarme la puerta de la habitación vacía, así que supuse que había entrado a limpiar y se le había pasado la mano al cerrar.

No había razones para creer algo distinto.

Asentí lentamente, y supongo que él esperaba que me marchara, pero no lo hice.

— ¿Necesita ayuda?

Él se negó, pero no sé si es porque realmente no necesitaba de mi ayuda o porque era parte del protocolo.

— Bien. Supongo que me quedaré acá. De todos modos ya no tengo sueño...

Me senté en el sofá con las piernas cruzadas mientras el hombre hacia su trabajo. No había demasiado por hacer, en realidad. Solo debía trapear y desinfectar, pero algo en sus movimientos me hizo saber que una pequeña parte de él estaba rota.

... Casi tan rota como yo.

— Usted perdió a alguien —Murmuré.

El hombre se quedó petrificado, y su cabeza se volteó en mi dirección.

Había dado en el clavo. No sé cómo, pero lo hice.

No me habló durante el resto de la noche, pero escuché un par de sollozos que, supe, eran suyos.

— Lo siento —Dije una vez que el hombre se marchaba.

Creía que haber algo como eso había sido un gran error.

— Yo también —Me dijo.

Su voz era robótica, y la máscara no le permitía articular bien las palabras, pero sé que decir aquello en verdad le dolía.

Nunca supe la historia de ese hombre, ni a quien había perdido, ni quien era. Lo único que sé es que, por un momento, fue más que un trbajador del lugar para mí.

Fue una persona que, al igual que yo, había perdido a alguien a quien amaba.

Aquella fue la primera y última vez que hablé con un hombre de blanco.

Sí. Sé que este capítulo es corto. En realidad, éste y el siguiente serán prácticamente iguales, pero... ¿Acaso no existen días en los que no pasa demasiado? ¿Acaso no existen días que olvidan por completo? ¿Acaso no existen días de los cuales solo recuerdan la mitad e incluso menos?

Por cierto, puede que este capítulo, a pesar de ser increíblemente corto, sea uno de los más importantes.

Solo digo.

-Lore-

PD: Se acerca una muerte. Respiren hondo...

PD2: ¿Ya he dicho que los amo? Porque realmente lo hago...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro